CARTA

En 1936, Cole Porter compuso una canción cuyo título resultó profético: I’ve Got You Under My Skin. En su caso, esa adicción era literal, ya que además de su afición a la belleza (masculina), un accidente de polo le dejó las piernas hechas pinole y, desde ese momento, comenzó un calvario para él y su mujer, Linda, a lomos de la morfina. En el mío, además de mi afición a la belleza —masculina y femenina, artística y geográfica—, desde el momento en que puse un pie en este país comenzó otra adicción: México. Casi once años después de llegar aquí, puedo decir que se incrementa con el tiempo. Cada vez más, siento México no como mi país o mi casa, sino como esa segunda piel que uno elige y que, a veces, prefiere a de la suya. Cuando se presentó la posibilidad de fotografiar a Stephanie y Michelle Salas para la portada de esta edición, dedicada a México, no me pude resistir ya que ambas son el mejor reflejo de lo que es este país: un volcán en constante erupción creativa. Y aquí está el resultado de esa explosión.

Javier Quesada

EDITOR-IN-CHIEF