
1 minute read
Artistasinvitadas
Ngela Reyes
Colombia
Advertisement
“Menú del día” consta de tres pinturas autobiográficas que buscan recrear una lectura sobre la tensión que exite sobre el consumo del arte y la mujer como objeto-alimento de una sociedad.
El pensarse y verse a si misma, reconocerse como parte de unos preceptos históricos, indagar sobre las propias heridas, el dolor y la ausencia permiten que por medio de estas imágenes desarrolle una trasnformación en torno a la auto-censura.
Sule Su Rez Leguizamon Colombia
Penélope no cree en el amor, teje en el colapso Me siento y tejo, entre retazos y partículas diminutas de plástico. Mientras espero que el futuro no llegue demasiado pronto. El tejido es una herramienta que históricamente y en diferentes culturas ha sido un artefacto y una herramienta para la memoria.Y desde este quehacer se han construido diversos arquetipos femeninos, por ejemplo Penélope que teje y desteje un tapiz esperando a su esposo y engañando a sus pretendientes. Encarnando una espera y devoción femenina bastante estereotipada. Lejos de las tragedias griegas y en búsqueda de la construcción de una memoria de la ciudad, me encuentro con los desechos textiles que salen de Bogotá. Ellos retratos del consumo y la producción que no cesan en una metrópolis latinoamericana como esta, donde grandes marcas deciden tercerizar su producción textil con estrategias como los “satélites”.
Wendy Castro Deza Per

Mi obra elude a la carga erótica asignada al desnudo femenino por siglos de arte hetero-patriarcal, y siluetea su cuerpo sobre un fondo de flores decorativas de color terroso. Dos mundos paralelos se unen dentro de pequeñas hojas que se van repitiendo obstinadamente en las paredes laterales. Por un lado, el mundo relativo al imaginario cursi impuesto en el país de la infancia rosa-niña y celeste-niño, donde la flor sería la encarnación de la inocencia hecha niña y del amor más ñoño. Y otro mundo más crudo, de una morbilidad asumida a temprana edad, con la silueta negra de la artista cual figura ausenta, vaciada luego raspada de blanco y rellenada de pictogramas ingenuos indicando los traumas de su niñez –un índex de denuncia, el puño levantado, la mascota que le prohibían sus padres.
