1 minute read

Adiós, mi amante de luna

Elizabeth Alondra Hernández Vázquez Lic. en Comunicación

Lamúsica comenzó. Y yo solo me fui al rincón de la sala a llorar, recordar tu sonrisa cuadrada iluminando mi vida, escuchar tu grave voz. Tú, Damián, eras perfecto, tan perfecto que Dios te llevó al cielo para cuidarme. Mi dolor se intensifica cuando llega la parte de: “Te amaré hasta envejecer”.

Advertisement

Mi llanto se hace más y más fuerte, lloro tanto que siento que moriré, pero eso ahora ya no es algo fatal. El día de mi muerte será bendito porque volveré a los brazos de mi amado. No lo veré pálido y frío como en el ataúd.

Osito bebé, Joan te ama y ten por seguro que volverá a abrazarte y besarte.

-De tu amante nocturno Joan.

La música se detiene, no soporto más, tomo el arma que compré para protegerte y jalo el gatillo con seguridad, perfora mi pecho, me siento liviano, ya no siento dolor, ahora mismo te veo, qué hermoso traje blanco tienes, amor, como cuando nos casamos en secreto. Gracias por abrazarme, ya estoy mejor. “Te amo, Jonio”, me susurraste. “Por fin estoy a tu lado,