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Repensando la relación entre cultura y escuela

Es difícil sostener la noción convencional de “una cultura escolar”. La homogeneidad supuesta en el modelo de la escuela como agencia que transmite una cultura oficial uniforme desaparece frente a la heterogeneidad de prácticas y significados que se encuentran en las escuelas reales. Al observar lo que sucede en las clases, se percata uno de formas culturales desfasadas y abigarradas, que reflejan diversos momentos de la historia de múltiples actores. Las escuelas reales son heterogéneas, y la vida en el interior de cada escuela es heterogénea. La cultura de las escuelas muestra tanto continuidades como discontinuidades con las culturas (dominantes o dominadas) circundantes. El currículum real incorpora solo algunas de las expresiones y prácticas correspondientes a los conocimientos y valores que se proponen ·como el patrimonio social de cada nación. Los maestros son los sujetos centrales en la construcción cotidiana de la cultura escolar. Lejos de ser representantes fieles de la voluntad estatal que transmiten “la cultura de la sociedad”, ellos ponen en práctica diversos saberes adquiridos en sus trayectorias personales13. Los maestros otorgan a su trabajo escolar en cada localidad y con cada grupo diferentes sentidos específicos. Los estudiantes identifican como “escuela” el conjunto de prácticas 10 representadas por sus maestros.

El ordenamiento social de cada escuela abre o cierra posibilidades de aprender y de producir cultura. Estas condiciones pueden ser más determinantes del destino escolar de los estudiantes que la socialización primaria. Influyen en la experiencia escolar factores como las condiciones materiales de las escuelas, los recursos escolares y personales, los tiempos disponibles para la enseñanza y el estudio y los ambientes académicos. Los estudiantes a veces deben aprender en condiciones poco conducentes a la permanencia en la escuela, lugar que además compite con otros escenarios de vida y de aprendizaje.

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La escuela deja de ser neutral, se convierte en un espacio político. Al reconocer esa dimensión política, adquiere sentido la carea de exigir y de construir alternativas educativas.

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