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Dior llega a Bombay Y las marcas de lujo intensifican sus desfiles

Texto: LAUREN INDVIK

Hay un dicho en los círculos de la moda que dice que “siempre es semana de la moda en alguna parte del mundo”, y cada vez es más cierto. A finales de marzo, Dior organizó un desfile en Bombay, bajo la gran Puerta de la India, para su colección pre-Fall 2023. Es el cuarto desfile de Dior en el año, al que seguirán un desfile Cruise femenino en Ciudad de México en mayo y uno masculino en París en junio.

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El pre-Fall, que llega a las tiendas a mitad del verano, llenando el vacío entre las colecciones de primavera y otoño, no suele mostrarse en una pasarela. Pero se está convirtiendo rápidamente en la justificación de las marcas de lujo para agregar más desfiles a un calendario ya de por sí repleto, en su lucha por captar la atención del público en línea y de los clientes en mercados clave tras los confinamientos. Dior aumentó su número de desfiles de siete a 10 desde que comenzó la pandemia; el próximo mes, Louis Vuitton tendrá un desfile pre-Fall en Seúl antes de dirigirse a Italia en mayo para su colección Cruise.

Con ellos viajan sus mejores clientes y un puñado de celebs internacionales a las que se unen estrellas y clientes locales. En el desfile de Dior participaron estrellas de Bollywood como Rekha, Anushka Sharma, Sonam Kapoor y Ananya Panday.

India no es un mercado importante para las marcas de lujo occidentales, aunque está creciendo rápidamente. Los analistas de Bain calculan que las ventas de artículos de lujo a ciudadanos indios van a aumentar más del triple en ocho años, hasta alcanzar entre 25 y 30 mil millones de euros, y lo califican de “nueva e importante bolsa de crecimiento para el lujo”.

Estos clientes de alto poder adquisitivo, conocidos en el sector como VICs, son cada vez más prioritarios para maisons como Dior, pues representan una parte cada vez mayor del gasto global en lujo. Según Bain, 2% de los clientes que más gastan en artículos de lujo representan el 40% de las ventas de las marcas de moda, frente al 35% en 2009, y la competencia por ser los preferidos es feroz.

La organización de los desfiles puede tener un costo para las marcas hasta de siete cifras, pero los ejecutivos dicen que la relación calidad-precio es buena, ya que generan imágenes visuales que se transmiten a través de los propios canales de la firma, así como de las plataformas en línea de las celebridades, los embajadores de la marca y la prensa que asisten. También dicen que obtienen una mejor cobertura mediática que durante las semanas de la moda típicas, ya que la prensa dedica varios días a su marca, en lugar de 20 minutos intercalados entre docenas de desfiles.

Un nuevo mercado. Se calcula que el lujo en India alcance ventas de 30 millones de euros en los próximos ocho años.

Los clientes están más que dispuestos a gastar. En los desfiles anuales de Alta Moda de Dolce&Gabbana en Italia he visto a invitados que compran joyas valoradas en más de un millón de euros para llevarlas puestas al día siguiente. Otros piden los diseños por medio de su celular mientras los ven circular por la pasarela. Si estos clientes gastan en dos o tres marcas de lujo, y la mayoría lo hace, para ellos también es siempre la semana de la moda en alguna parte del mundo.

Pamela Almanza

“Siento que al haber más plataformas y canales de consumo, hay más oportunidades de trabajo para los actores y se han abierto posibilidades para contar historias diferentes… Sin embargo, nos hemos olvidado del teatro, que desde siempre se ha atrevido a presentar historias arriesgadas y es la base de todo nuestro quehacer artístico.

A raíz de la pandemia, muchos comenzaron a ver la vida a través de las pantallas, y aún lo siguen haciendo, como si estuviéramos todavía encerrados; tan es así que se olvidaron de los escenarios y de la experiencia tan única que es asistir a una función en vivo, estar a unos pasos de los actores y descubrir juntos una trama. Eso debe cambiar, debemos volver al teatro.

Pero lo curioso es que este no es un tema nuevo. Por lo menos desde que yo formo parte del medio, siempre nos las hemos visto negras en los teatros, porque los recursos son muy limitados y peleados entre todos los teatreros, y porque la gente casi no va a las funciones… Claro que con el confinamiento, esto se agravó y varias producciones se vieron forzadas a desaparecer.

Para resolverlo se me ocurren varias ideas que están quizás en el plano de lo utópico, pero la principal sería que se debería fomentar el teatro desde la escuela. La educación es parte fundamental, así que enseñar teatro desde la primaria sería maravilloso… La desentralización del teatro también es necesaria, porque tenemos ejemplos como la Compañía Nacional, que tiene grandes montajes, pero muy pocas personas saben que existen.

No se nos educa para ir al teatro y, tal vez, si existiera una sinergia entre los productores y las escuelas, esto cambiaría… Mientras tanto, voto por más clases de teatro y menos asignaturas que a lo mejor no son tan útiles... El arte debería ser uno de los pilares de la educación, y así formar seres humanos sensibles y empáticos, pues de ahí surge todo... Y aunque el panorama no sea muy positivo, quiero pensar que el teatro siempre va a estar ahí, porque es una necesidad que está muy en lo profundo del ser humano”, nos dijo. c