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Revista "Salve Regina"

AÑO 8 No. 55 EDICIÓN FEBRERO 2019 www.lavozdemaria.ec

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“Sin Cruz, no somos discípulos del Señor”

Tiempo de reconocernos pecadores

Por Cristóbal Flores B.

Desde el 6 de marzo

La Cuaresma

La Cuaresma es el período litúrgico que nos prepara para la celebración de las fiestas de la Pascua. Aquí la importancia de vivir este tiempo con toda nuestra MENTE, CORAZÓN, FUERZAS Y ALMA.

Es un tiempo de oración, caridad (limosna) y ayuno (penitencia). Tiempo para despertar del letargo en el que el “mundo” nos ha sumergido.

Este despertar exige un esfuerzo espiritual, para permanecer constantemente bajo la mirada de Dios, tal como debería encontrarnos

el Señor en la fiesta de pascua. Esta fuerza espiritual en muchos de nosotros está debilitada por las actividades de este mundo.

El Señor, para devolver la pureza a nuestras almas ha previsto el remedio del “entrenamiento” durante cuarenta días, en los cuales las faltas cometidas en otro tiempo pueden ser rescatadas al precio de “buenas obras” y hechas desaparecer por los “santos ayunos”. “Purificaos de toda suciedad tanto de la carne como del Espíritu”. 2 Cor. 7, 1.

Cambiar toda nuestra vida. Hacer un viraje. Dejar que nuestra voluntad sea sumisa a Dios, convencernos de nuestros pecados, de la oscuridad de nuestros corazones y que solos no podemos, actuar abriendo el corazón a la Gracia y presencia de Dios.

La Iglesia Católica es la única que celebra este tiempo largo de pruebas y purificación. ¿Por qué celebramos este tiempo? Porque estamos conscientes de nuestra condición pecadora. Nuestra Iglesia nos enseña hacer humildes:

1 Juan 1, 8: Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a

Dios mentiroso y su palabra no está en nosotros. Rm. 3, 23: Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. Salmo 50, 5: He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.

Hay muchos que dicen: yo estoy salvo, estoy en la luz, yo estoy listo para que el Señor me lleve con Él. Nuestra Iglesia nos ayuda a ser realistas, nos ayuda a ser humildes reconociéndonos pecadores. Para vivir esta Cuaresma 2019, te presento dos posiciones: 1. No reconocer el pecado o 2. Aceptar el pecado y arrepentirse En la Palabra la encontramos claramente en Prov. 28, 13: “Ocultar sus faltas no conduce a nada, el que las reconoce y renuncia a ellas se hace perdonar”.

Es una bendición para usted y yo saber que la Cuaresma nos llama a reconocer nuestros pecados. No ver al otro, sino a uno mismo, no ver la paja del ojo ajeno, sino la viga que hay en el nuestro. Mateo 7, 1-6; Lucas 6, 37-42.

Cuaresma es tiempo para centrarnos en nuestras propias culpas. ¿Cómo lo podemos hacer? La Palabra nos ayuda con esto. Leamos Jonás 3, 4-10: “Jonás entró en la ciudad e hizo un día de camino pregonando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida». Los ninivitas creyeron en la advertencia de Dios y ordenaron un ayuno, y se vistieron de saco desde el mayor al menor. La noticia llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó sobre cenizas. Luego hizo publicar esta orden en Nínive: «Hombres y bestias no comerán ni beberán nada. Que se vistan de saco y clamen a Dios insistentemente. Que cada uno se corrija de su mala conducta y de sus malas obras. ¿Quién sabe si

Dios se arrepentirá y cesará su enojo, de manera que no nos haga morir?». Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían arrepentido de su mala conducta, se arrepintió Él también y no los castigó como los había amenazado”.

Miremos las actitudes que debemos tomar en este tiempo de Cuaresma:

1. SE SENTÓ EN CENIZAS: Este tiempo cuaresmal nos invita a pensar en el final. Pensar en la muerte y no pecarás (Eclesiástico 7, 38), es entonces donde el orgullo desaparecerá. Pensar en el final, ¿cómo deseo morir? En amistad o en enemistad con Dios. Reconocer que “todo” lo de este mundo se hará cenizas.

2. AYUNO: El ayuno en nuestro tiempo no lo entendemos completamente, le damos un significado muy corto, se piensa que es “dejar” algo por Dios, el ayuno es una disciplina que nos ayuda a reconocer a Dios, te explico, ayunar es quedarse con ese vacío de lo que nos satisface (lo que se deja en el ayuno, por ejemplo la comida, una actividad, etc.) y decir: Dios solo tú me llenas. Solo tu Dios debes hacerme falta, nada, ni nadie más. Que todo lo de este mundo no está sobre ti, te reconozco con este ayuno como mi Dios.

3. CLAMAR A DIOS CON FUERZA: Rezar es orar palabras aprendidas. (Mateo 25,43-44), orar es clamar con nuestras propias palabras, abrir el corazón. Presentar a Dios todo lo que somos, sin miedo y sin máscaras.

4. ACTUAR: QUE CADA UNO SE CONVIERTA DE SU CON- DUCTA. Cambiar toda nuestra vida. Hacer un viraje. Dejar que nuestra voluntad sea sumisa a Dios, convencernos de nuestros pecados, de la oscuridad de nuestros corazones y que solos no podemos, actuar abriendo el corazón a la Gracia y presencia de Dios. El Espíritu-Paráclito, enviado por Cristo resucitado, es quien vino “a convencer al mundo en lo referente al pecado” (Jn 16,8). (C.I.C. # 388).

Como al principio lo escribí, este tiempo hay que vivir con toda nuestra MENTE, CORAZÓN, FUERZAS Y ALMA. ¡Esfuérzate y verás que bueno es el Señor!

El vía crucis.

Es una devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión.

Carguemos nuestra cruz, bajo la luz de la redención

En el nombre del Padre y del Hijo, y del

Espíritu Santo. Amén. Oración inicial Nosotros, cristianos, somos conscientes de que el via crucis del Hijo de Dios no fue simplemente el camino hacia el lugar del suplicio. Creemos que cada paso del Condenado, cada gesto o palabra suya, así como lo que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron parte en este drama, nos hablan continuamente. En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la verdad sobre Dios y sobre el hombre.

Hoy queremos reflexionar con particular intensidad sobre el contenido de aquellos acontecimientos, para que nos hablen con renovado vigor a la mente y al corazón, y sean así origen de la gracia de una auténtica participación. Participar significa tener parte. Y ¿qué quiere decir tener parte en la Cruz de Cristo? Quiere decir experimentar en el Espíritu Santo el amor que esconde tras de sí la cruz de Cristo. Quiere decir reconocer, a la luz de este amor, la propia cruz. Quiere decir cargarla sobre la propia espalda y, movidos cada vez más por este amor, caminar... Caminar a través de la vida, imitando a Aquel que “soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios” (Hb 12,2). Oración final Oremos: Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. [Juan Pablo II].

I Estación

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Reo es de muerte”, dijeron de Jesús los miembros del Sanedrín, y, como no podían ejecutar a nadie, lo llevaron de la casa de Caifás al Pretorio. Pilato no encontraba razones para condenar a Jesús, e incluso trató de liberarlo, pero, ante la presión amenazante del pueblo instigado por sus jefes: “¡Crucifícalo, crucifícalo!”, pronunció la sentencia que le reclamaban y se los entregó, después de azotarlo, para que fuera crucificado.

San Juan el evangelista nos dice que, pocas horas después, junto a la cruz de Jesús estaba María su madre, quien estuvo muy cerca de su Hijo en todo el Via crucis.

Jesús soportó padecimientos hasta su muerte: abandono de los suyos, negación de Pedro, flagelación, corona de espinas, vejaciones y desprecios sin medida. Y todo por amor a nosotros, por nuestra conversión y salvación.

Jesús, pequé: Ten misericordia de mí. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

II Estación

JESÚS CARGA CON LA CRUZ V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
 R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Condenado a muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del Procurador, que lo llevaron al pretorio e hicieron mofa de Él. Llegada la hora, le quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron la cruz en que había de morir y salieron camino del Calvario para allí crucificarlo.

El peso de la cruz es excesivo para las mermadas fuerzas de Jesús, convertido en espectáculo de la chusma y de sus enemigos. No obstante, se abraza a su patíbulo deseoso de cumplir hasta el final la voluntad del Padre: que cargando sobre sí el pecado, las debilidades y flaquezas de todos, los redima. Nosotros, a la vez que contemplamos a Cristo cargado con la cruz, oigamos su voz que nos dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

Jesús, pequé: Ten misericordia de mí. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

14 15

Fue la Orden francisana la que, fiel al espíritu de su fundador, propagó esta devoción, tarea en la que destacó especialmente San Leonardo de Puerto Mauricio. El Via crucis consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor.

Puedes leer la Revista completa en: www.lavozdemaria.ec

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