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César Bernardi
Como un armador de escenas cinematográficas, Bernardi ubica un tipo con una serpiente de coral en la mano delante de un buque de carga. Está bronceado verde pantano y eso me remite a esa idea tan sontagniana del cuerpo como metáfora.
En otro cuadro, vuelven a ocurrir cosas sobre el cuerpo de un chongo: slip de tela blanca (como las motas blancas de la piel), manos de langosta, capucha para neutralizar la identidad... lo que importa, es la imagen del cuerpo humano en terrenos evocadores de cierto relato del reviente.
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La obra de Bernardi es descaradamente realista, aunque su realismo esté atravesado por la ironía. Y su tema central, parecería ser el de una semiótica del cuerpo, del animal humano y su deseo físico, aquello que los romanos llamaban el fascinus, lo que atrapa la mirada. Durante siglos, el cuerpo se convirtió en la más temeraria y hostil extrañeza. El cuerpo –que era un puente entre la naturaleza y la historia, entre el animal y el lenguaje, entre el deseo sexual y la curiosidad científica- se convierte en un abismo, y él ahora lo salta contra cualquier prejuicio.
Los cuadros de Bernardi exponen el goce y el dolor físico sin anestésicos y como él mismo es capaz de moverse en dirección a su deseo, se sumerge en su propia exhibición de atrocidades descifrando el laberinto. Sus creaciones se mueven entre las ilustraciones homoeróticas de Laaksonen y el arte pop y contemporáneo, pasando por Hockney y Suárez. Siempre, con cierta supervivencia de los estereotipos, porque nos recuerda todo el tiempo que somos animales de deseo. Intuyo que Bernardi tiene una relación de profunda intimidad con sus seres deliciosos; que pone más que trazos y pintura en su acto creativo. Deseo esa honestidad en mis paredes, quiero ser la voyeaur de su reino animal•
Como um cineasta, Bernardi coloca em cena um homem com uma cobra coral na mão na frente de um navio de carga, ele é bronzeado tom de verde musgo e isso me traz de volta àquela ideia sontagniana do corpo como uma metáfora.
Em outra pintura, coisas voltam a acontecer no corpo de um homem: slip de tecido branco (como manchas brancas na pele), mãos de lagosta, um capuz para neutralizar a identidade… o que importa, novamente, é a imagem do corpo humano em bases evocativas de uma certa história de explosão.
A obra de César Bernardi é descaradamente realista, embora seu realismo seja atravessado pela ironia. O tema central parece ser a semiótica do corpo do animal humano e do seu desejo físico, o que os romanos chamam de fascinus, o que chama a atenção. Durante séculos, o corpo se tornou a estranheza mais temerária e hostil. O corpo –que era uma ponte entre a natureza e a história, entre o animal e a linguagem, entre o desejo sexual e a curiosidade científica- tornase um abismo, agora salta contra qualqer preconceito.
As pinturas de Bernardi expõem o prazer físico e a dor sem anestésicos e como ele mesmo é capaz de se mover na direção de seu desejo, mergulha em sua própria exibição de atrocidades, decifrando o labirinto. Suas criações transitam entre as ilustrações homoeróticas de Laaksonen e a arte contemporânea e pop, passando por Hockney e Suárez. Sempre, com uma certa sobrevivência de estereótipos, porque nos lembra o tempo todo que somos animais de desejo.
Sinto que Bernardi mantém uma relação de profunda intimidade com seus seres encantadores; que coloca mais do que traços e tinta em seu ato criativo Quero essa honestidade em minhas paredes, quero ser o voyeur do seu reino animal•
Pasajero(2020) Acrílico y collage sobre papel 32 x 32 cm

Navidad (2019) Acrílico sobre tela 32x42 cm

Con lo que nos queda(2020) Muñeco de cerámica y palo santo