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La privatización de empresas paraestatales ha agudizado la desigualdad: economista

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■ Necesaria, política fiscal que castigue más a los sectores de altos ingresos, afirma docente

que marcaba la ley porque eran consentidos de los gobiernos”, agregó.

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Refirió que la doctrina del neoliberalismo establece que el Estado no debe ser partícipe en la economía, mucho menos en el papel de empresario, de forma que empresas de todo tipo en México fueron privatizadas y con ello dilapidaron el patrimonio de la nación.

Guardado Pérez comentó que las únicas empresas que quedaron en poder del Estado es Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de la Electricidad, pero los gobiernos panistas se dieron a la tarea de desmantelarlas, propiciando con ello su inanición, mientras que el gobierno actual se ha propuesto rescatarlas.

“Los ocho magnates que manejan la economía en México surgieron a raíz de la privatización, pues se adueñaron de empresas que estaban en poder del Estado y que tenían alto valor competitivo, de gran poder de mercado y de condiciones ventajosas casi monopólicas”, expresó.

De esa manera, explicó que muy pocos se hicieron muy ricos y, por el contrario, el número de pobres creció, hasta que, en estos últimos años, se ha iniciado un proceso de redistribución de la riqueza que, aunque incipiente, esa tendencia se ha frenado.

Sin embargo, Guardado Pérez indicó que hay empresas que aún tienen la facultad de poner sus condiciones en su relación con el gobierno, en cuanto a los impuestos que pagan, el tratamiento de los juzgados, entre otros, como es el caso del Grupo México.

“En este caso tenemos un claro ejemplo de lo que fue la formación de los grupos económicos cuyas empresas pagaban los impuestos que ellos querían, no los

Por lo tanto, concluyó que la concentración de la riqueza, en los últimos 40 años, se acentuó y ello provocó el crecimiento en el número de pobres, mientras que “los ricos se hicieron mucho más ricos”.

Desde su perspectiva, esa tendencia se pretende contrarrestar en la actualidad, pero se necesita de una política más agresiva en la distribución de la riqueza y una política fiscal que castigue más a los sectores de altos ingresos para que estos se canalicen en servicios sociales.

R ica R do a Rteaga a naya o soy ni la primera ni la única ni seré la última”, fue la respuesta realizada por una diputada del Partido Acción Nacional en un reconocido noticiero matutino ante los cuestionamientos del periodista Andrés Vera, respecto de actos de nepotismo empleados como diputada local, donde presuntamente contrató a dos de sus familiares.

El reconocer el hecho y afirmar, además, que fueron contratados por tratarse de personas de su confianza, expone la forma en que nuestra clase política local percibe el ejercicio político y público, evidenciando, además, que el modelo neoliberal en el que el ejercicio de los encargos públicos no se busca para el beneficio colectivo, sino para el beneficio personal y de los cercanos, ¿por qué no contratar a un familiar, otorgarle obras o beneficiarlo directamente desde el encargo otorgado por voluntad popular? ¿Por qué si otros lo hacen uno debe mesurarse y evitar replicar dichas prácticas? ¿Por qué si otras familias involucran a todos sus familiares en lo político o al menos a beneficiarse directamente de ello, uno debe evitarlo? No seríamos ni los primeros ni los únicos ni los últimos, es la visión que hoy predomina entre la clase política zacatecana.

El Congreso del Estado, en lugar de ser una institución en la que se vea reflejada la esencia de la democracia representativa, es un aparato burocrático en el que cada legislatura se convierte en una agencia de colocación de allegados, familiares, amigos e incluso es utilizado para el pago de favores políticos; en ese mismo sentido, la facturación falsa, el desvío de recursos y la compra de utilería y contratación de servicios a familiares, parejas sentimentales, etc., expone cómo los diputados entienden que, el encargo que obtuvieron gracias a la imposición de los dirigentes partidistas, les brinda la oportunidad para cambiar su estatus social incrementando su patrimonio, sin importar que se logre a través de actos ilícitos e inmorales.

No son ni los primeros ni los únicos y no serán los últimos, es el pensamiento que sostiene la clase política zacatecana que llega a los encargos, más para beneficio propio, que para servir a los zacatecanos, y es así que el Estado ha llegado a niveles históricos de violencia, de deuda, de escasez de obra pública y de finanzas públicas ahogadas como consecuencia de la corrupción que ha sido la característica de los gobiernos municipales y estatales durante décadas; los gobiernos e instituciones públicas se han convertido en agencias de contratación de familiares, amigos y amantes, en las que no importa ni la capacidad ni el compromiso ni las virtudes de la honestidad y la moral.

El atraso en el que se encuentra Zacatecas, en todos los niveles, y primordialmente, en el económico, es consecuencia de una clase política que fue no sólo alcanzada, sino formada por un modelo neoliberal que predominó en el país desde los años 70, en el que los encargos son brindados por afinidades personales que terminan por descomponer las instituciones y nuestro sistema democrático y político.

Sigue siendo una mayoría que perciben de esta forma a la administración pública y los encargos de representación popular; evidentemente no son los primeros ni los únicos, pero los zacatecanos debemos pugnar para que sean los últimos que perciben lo público como una forma de beneficio propio en ocupar encargos de elección popular; denunciar todo acto de corrupción es un mecanismo para frenarla y para exigir a los partidos políticos y gobiernos, de todos los niveles y poderes del Estado, una nueva generación de políticos para ocupar los encargos.

El 2024 será la oportunidad para que todos los institutos políticos demuestren a los zacatecanos qué clase de proyecto político, económico y social les ofrecen, los perfiles que encabezarán las candidaturas evidenciarán las intenciones de quienes buscan mantener y obtener el poder político en el Estado.

No serán los primeros ni los únicos, pero debemos pugnar para que sí sean los últimos en utilizar los encargos públicos y de elección popular para enriquecerse, para beneficio de familiares, amigos y allegados, a través de actos ilegales, que la justicia se convierta en una bandera de los zacatecanos.

B enjamín m octezuma L ongo R ia ucha tinta ha corrido, y falta más, sobre el proceso de suceder a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Pocos entienden el proceso histórico que, desde el triunfo de la llamada Cuarta Transformación, estamos viviendo. Eso incluye a connotados miembros del propio gabinete presidencial que aspiran a ocupar el máximo cargo del Poder Ejecutivo.

La gobernadora de Campeche, Laida Sansores, en una visita del presidente, le dijo que “… sólo cada 100 años nace una persona como Tú…”. Eso es cierto. Personas con un gran carisma, políticamente habilidosas, intuitivas, portadoras de gran visión sobre el pasado, presente e incansablemente perseverantes en su lucha social, no fácilmente se les encuentra en el camino. Eso no significa que la historia esté hecha sólo sobre la base de grandes líderes sociales, ellos también son hechura de la historia que transforman y, en ese mismo proceso, se forman así mismos.

El propio AMLO externa entender el proceso de transformación, denominada 4T, del que es su dirigente incuestionable y al que, de muchas maneras, empujamos millones de mexicanos. Así lo demuestra la adopción como propia de la frase de Ricardo Flores Magón de que “sólo el pueblo puede salvar al pueblo”. Nada que ver con el adjetivo despectivo de Enrique Krauze de llamar al presidente “el mesías tropical”, burla que no tiene un ápice de reflexión y análisis pero que, además, fracasó como discurso político opositor.

En una enorme proporción, AMLO es el resultado de las condiciones sociales e históricas en que vive; no sólo porque fue formado en su contexto social y de su tiempo, sino también, como dirigente, no puede proponerse, y prosperar, objetivos que no sean anhelos y reivindicaciones actuales, sociales, insoslayables y sincronizados en su conciencia y en la sociedad.

Los apodos de “mesías”, de “el kks”, difamaciones, mentiras, y muchos otros recursos de mofa propagandística, no fructifican tanto, y poco a poco se desvanecen, porque no corresponden a la realidad. Son inventos mediocres y groseros de la derecha económica, ideológica, política y de la que se encarga del esparcimiento de ese tipo de mensajes. Son recursos de una estrategia infantil y banal que no propone opciones, no acepta la diversidad ideológico-política ni económico-social y que, en cambio, ofenden tanto a la inteligencia de la mayoría de los mexicanos, como la dignidad de los millones que, de muchas formas, estamos empujando a los grandes cambios sociales. ara el primer trimestre de este año 2023 se cuenta con diversas estimaciones sobre el monto de la deuda mundial, privada y pública. Son montos agregados del endeudamiento de hogares sumado al de corporaciones y no corporaciones, tanto financieras como no financieras. Asimismo, de gobiernos y empresas públicas, aunque de estas últimas parece ser más complicado tener información mundial.

La derecha tiene perdida la batalla desde el momento mismo en que es incapaz de crear, para México, una opción social diferente al neoliberalismo. Las demandas y reivindicaciones del pueblo mexicano no aparecen en sus prioridades. Por el contrario, la derecha se aferra a defender un pasado de privilegios para unos cuantos, la defensa de los intereses de sus “caudillos” y caciques políticos corruptos (que tampoco son mesías) como Fox, Calderón, García Luna, Ricardo Anaya, Cabeza de Vaca, Alito Moreno y un largo etcétera, como del reclamo de beneficios económicos, con cargo al erario, para corporaciones económicas nacionales y extranjeras. Esas son sus demandas y sus reclamos, sus prioridades. Escuchar a Iberdrola, a Roberto Madrazo de Latinus, a Claudio X. González, a Gustavo de Hoyos, al dueño de Reforma, etc., da una idea de sus pretensiones económicas y políticas en esta sociedad. Muy contrario a todo ello, ya como presidente de México, López Obrador pronunció un gran discurso en el Zócalo, en el que dejó constancia de la conciencia que ha tenido de su propia lucha, como lucha de la sociedad, en la que señaló que “… Yo ya no me pertenezco. Yo soy de Ustedes, soy del pueblo de México…”. Lejos está de sentirse “mesías”. Por el contrario, testimonió ser un político orgánico a un pueblo sediento de transformaciones, libertad y de justicia.

Aún más, el presidente ha reiterado que “no hay que tener mucho apego al poder y al dinero”, lo que ha sido una característica de los gobiernos corruptos que lo han antecedido y que, como gobernante “hay que mandar obedeciendo…”. Y, para hacerlo, hay que aprender a escuchar al pueblo. Hay que ir al pueblo. Hay que entender la demanda social y saber elevarla como iniciativa y quehacer del nuevo gobierno.

Cualquier analista o historiador serio se preguntaría qué tiene que ver esto con un mesías, si este último es un salvador divino y nuestro presidente es un dirigente social que encuentra la sustancia de su fortaleza política en el pueblo y no en la divinidad.

Tras todo eso, debemos preguntarnos no sólo quien podría ser un digno sucesor del actual presidente, sino quién sería capaz de encontrar la fortaleza que emana del pueblo y no de las oligarquías. Por ahí escuché a alguien que desea la reconciliación con estos últimos.

La información más oportuna se puede obtener de registros periódicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). Pues bien, con base en ellos –y diversos reportes oficiales– varios organismos públicos y privados –entre ellos el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés)– ofrecen significativos, interesantes y oportunos datos sobre el endeudamiento mundial (https://www. iif.com/Products/Global-Debt-Monitor).

¿De qué números de deuda hablamos? A decir del IIF, de 305,000 miles de millones de dólares de endeudamiento mundial, monto que de manera inmediata se vincula a un PIB (GDP, también por sus siglas en inglés), que, para el primer trimestre de este año, se estimó en cerca de 98,000 miles de n lo que a todas luces son actos anticipados de campaña, el partido (Movimiento Regeneración Nacional) MORENA, con su fenómeno del “corcholatismo político” arrancó antes que nadie el camino hacia la sucesión presidencial.

Este proceso sucesorio tiene como artífice fundamental, y factor de cohesión y adhesión, al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien como jefe máximo del Estado, y su partido hasta ahora, tejió finamente lo que más le preocupaba, LA UNIDAD.

Estamos viendo al modelo Presidencialista del tricolor y que ha sido nuestro modelo de hacer política, hoy quizá, más vigente que nunca.

Apenas un día después de la sepultura política que hizo Morena al PRI, al arrebatarle el Estado de México de la mano de la ex secretaria de Educación, Delfina Gómez, el presidente López Obrador se reunió con Claudia Sheinbaum (de quien muchos dicen es su favorita) para sucederlo; Marcelo Ebrard, hoy excanciller, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, para poner en claro las reglas del juego.

Y todos y todas entendieron quién manda, pues no por nada año y medio, del fin de su gestión, 6 de cada 10 mexicanos respaldan las acciones implementadas por el presidente, algo inédito en la historia del presidencialismo en México.

Tan claro quedó el mensaje, para quienes quieren el hueso mayor, que incluso el exgobernador Ricardo Monreal señaló públicamente ante los medios que “Con Morena hasta la muerte”, quedando así sepultados los millones de dólares.

Sí, el mundo debe hoy poco más de tres veces su producto. ¿Qué sucede en Estados Unidos?, pues que nuestros vecinos tienen una deuda global –pública y privada– del orden de 95,000 miles de millones de dólares. Es decir, concentran poco más de 31 por ciento del endeudamiento mundial. En cambio, con 26,500 miles de millones de dólares de GDP, representan cerca de 27 por ciento del producto mundial. Cuatro puntos porcentuales menos, que es muchísimo. En consecuencia, casi deben cuatro veces su producto anual.

Así, si el mundo y nuestros vecinos destinaran ese producto anual al pago de su deuda, requeriría poco más de tres y cuatro años, respectivamente, para ello. Un aspecto sustancial de esta deuda es sin duda su composición por deudor. Otro sería, también su composición por acreedor.

Veamos hoy el primer caso, el de deudores. El sector privado mundial es responsable de 72 por ciento del endeudamiento mundial, el sector público mundial de 28 por ciento restante.

Al interior del sector privado, los hogares del mundo son responsables de 19 por ciento de la deuda mundial, en consecuencia, las corporaciones privadas cargan con 53 por ciento, 30 por ciento las corporaciones no financieras y 23 por ciento las corporaciones financieras.

En el caso de Estados Unidos, el sector privado es responsable de 68 por ciento, el sector público –federal, estatal y local– es responsable de 32 por ciento del endeudamiento global, es decir, tiene deudas del orden de 30 mil 375 miles de millones de dólares. Los 63 mil 122 miles de millones restantes son responsabilidad del sector privado. De ese total, los casi 130 millones de hogares estadunidenses deben actualmente cerca de 19,159 miles de millones de dólares, correspondientes a por 20 ciento del total de la deuda vecina. Y los organismos privados no financieros y financieros tienen un endeudamiento del orden de 17 mil 569 mil millones de dólares, que representan 26 por ciento de la deuda total.

Conviene ver en perspectiva –pasado y futuro– lo que ha acontecido y puede acontecer con este tremendo endeudamiento. Sí, a largo plazo, e incluir en el análisis nuestra deuda, pública y privada.

Lo cierto es que, para el caso de nuestros vecinos, a partir de los años 70 se aceleró el ritmo del endeudamiento de la economía y al inicio de los años 80 aumentó su velocidad como pocas veces en la historia. Este desboque hizo que la relación de la deuda con el producto variara de poco menos de dos veces a poco más de cuatro veces, como de hecho se sostiene actualmente.

Pero ya profundizaremos en esto, sobre todo, en el análisis de acreedores, donde Japón y China son altamente relevantes para nuestros vecinos. De veras.

*antoniorn@economia.unam.mx por delante, la capacidad de negociar para seguir vigentes, aunque las causas ecologistas y del pueblo puedan llegar a ser lo de menos. amagos del zacatecano de dejar al partido y convertirse en el Caballo de Troya, capaz de derrotar a quien lo había excluido como ya lo habían hecho antes desde el PRI, y que le abrió el camino en la izquierda y al lado de López Obrador, ambos hoy reconciliados.

Marcelo Ebrard tomó ventaja y se adelantó a anunciar su renuncia al cargo de canciller, una semana antes del Consejo Nacional Morenista, que ratificó las medidas dictadas por el Presidente y las exigencias del ex Secretario de Relaciones Exteriores.

Las corcholatas presidenciales recorrerán el país durante casi dos meses, para que la encuesta de su partido defina al ganador o ganadora de la contienda morenista el 6 de septiembre.

Con la novedad de que cada aspirante podrá hacer encuestas espejo. Tienen prohibido hacer uso de recursos públicos para su proselitismo, eso, dicho sea de paso, es un mandato de ley que Morena recogió en sus nuevas reglas del juego. Y lo que sí es un mandato presidencial es el deber de las corcholatas de no “promocionarse en medios del conservadurismo” anti 4T, aunque prácticamente todas y todos le han dado entrevistas a Grupo Fórmula, Latinus y hasta la revista Proceso y muchos más hoy criticados duramente por el presidente, veremos si ese man- dato se cumple.

Lo que no se dijo en el Consejo Nacional de Morena es si las bardas que se pintaron por todo el País con la imagen de las corcholatas deberán ser borradas, pues éstas se crearon antes de las reglas pactadas e incluso hay sendas quejas por ellas de los partidos de oposición ante el INE.

Tampoco se aclaró quién promocionó las giras que las corcholatas hicieron mucho antes del Consejo Nacional de Morena para promocionarse. Y si este recurso lo proporcionó también la dirigencia del partido en el Gobierno.

Hoy en día, las renuncias de las y los aspirantes se cristalizaron al son de Marcelo Ebrard, pese a la negativa que tenía al respecto la jefa de gobierno de la Ciudad de México, a quien no le quedó más remedio que renunciar porque así lo pidió el presidente y su partido. El propio Ebrard avaló el proceso electivo de Morena, argumentando claridad y piso parejo, de lo contrario, señaló “no habría participado”.

Incluso, para garantizar ese piso parejo, Mario Delgado anunció que el partido financiará el proselitismo de las 4 corcholatas morenistas, incluidas la de Manuel Velasco, del partido Verde, quien se subió a la contienda presidencial con la especialidad de la casa

Y hasta Gerardo Fernández Noroña, quien se quejó que su partido no le daba ni para una camioneta (para hacer sus giras proselitistas) será beneficiado del presupuesto del pueblo, a través de Morena, para que, desde su autoengaño, vaya de pueblo en pueblo a decir que él, por ser el único de los contendientes con verdadero pasado de izquierda y no priista (eso sí es real), es el único que puede dar verdadera continuidad a la política social de quien suele llamar el compañero presidente.

Con estos movimientos, desde el partido Gobernante, la continuidad de la Cuatro T parece garantizada y más si enfrente hay una oposición desarticulada y sin propuesta, más allá que el discurso anti obradorista.

La jugada presidencial, con un INE más accesible al presidente, parece que finca el deseo de López Obrador de construir unas bases tan sólidas que impidan, por un buen rato, el regreso del conservadurismo neoliberal que hundió a México en la pobreza, la desigualdad, la violencia estructural y que potenció la concentración de la riqueza en muy pocas manos frente a la pobreza vergonzante en la mayoría del pueblo.

La suerte está echada. Solo termino con un deseo zapatista que por hoy sigue sin cristalizarse: “el mandar obedeciendo al pueblo”. Ojalá este sea un deseo genuino de quienes buscan gobernarnos, por el bien de todas y todos.

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