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Chorro de Quevedo

El Chorro de Quevedo es uno de los iconos más importantes de la historia de Bogotá. Es el lugar de encuentro entre el pasado prehispánico y el mito fundacional de la ciudad.

El Chorro, como se le llama normalmente, es uno de los espacios públicos de mayor interés cultural y turístico de la Candelaria. Su historia más reciente transformó radicalmente su espacio, su aspecto y su ambiente, hasta llevarlo a ser un lugar de identidad bogotana y de paso obligado para cualquiera que visite el Centro Histórico de Bogotá.

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No hace muchos años, en lo más alto de la arcada del Chorro de Quevedo se colgó una vez una ingeniosa pancarta que decía: ¡el Chorro no es para el chorro! Esta lacónica frase muy bien expuso las disputas que se gestaron entre el uso y el abuso del espacio público de la plazuela, que de alguna manera alcanzó un uso diverso en sus actividades diarias con los Cafés y espontáneas de clown, de acróbatas y volatineros, de cuenteros, de músicos aficionados y de grupos de amigos que solo intentan pasar un buen rato en uno de los lugares más interesantes y atractivos de la ciudad. En sus Cafés y en el espacio público del Chorro de Quevedo se puede disfrutar de la historia y la cultura de Bogotá, en perfecta convivencia y armonía mientras se disfruta de un chorro, de una totuma de chicha, de una taza de café o de una copa de vino, ya sea en una mesa frente a cualquier Café o en una grada en cualquier parte de la plaza.

Hoy en el Callejón del Embudo se encuentran cerca de veinte tiendas, seis de estas son Café-bares que atraen principalmente a la población juvenil y universitaria que transita la zona. La chicha y la cerveza son los principales atractivos para una rumba nocturna de viernes o sábado.

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