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Ucrania, ante su peor catástrofe ambiental desde Chernóbil, tras voladura de presa

Fran Ruiz fransink76@gmail.com

Las autoridades ucranianas acusaron este martes a Rusia de estar detrás de la voladura de una importante presa a orillas del río Dniéper, el mayor río de Ucrania, en territorio anexionado ilegalmente por los rusos en el sur del país, y cuyas consecuencias serán catastróficas para el medio ambiente, además de la evacuación de dos mil habitantes de las orillas del río y de causar graves daños materiales e interrupción de la electricidad.

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Ante la que ya es vista como la mayor catástrofe medioambiental en Ucrania desde el desastre radiactivo de la central nuclear de Chernóbil (ocurrido en 1986), el presidente Volodímir Zelenski convocó de urgencia al Consejo de Seguridad de la ONU, luego de acusar a Rusia de “acto terrorista” y “crimen de guerra” por la voladura de la presa de Kajovka, que refrigera a la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y en control de los invasores rusos.

“La destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka confirma a todo el mundo que (los rusos) deben ser expulsados de todas las esquinas del territorio ucranio. No debe dejárseles un solo metro, porque usan cada metro para el terror”.

La presa, situada en la ciudad de Nueva Kajovka, en la región de Jersón y ocupada por las fuerzas rusas desde febrero de 2022, empezó a colapsar sobre las 02.00 hora local, cuando los rusos la volaron “desde dentro”, según Zelenski.

En total 80 localidades se encuentran en la zona de peligro a lo largo del río Dniéper, cuya orilla izquierda ocupan las tropas rusas y las fuerzas ucranianas la ribera derecha.

La Fiscalía General de Ucrania sostuvo que alrededor de 40,000 ciudadanos deben ser evacuados, unos 17,000 en la parte controlada por Ucrania y alrededor de 25,000 en la de Rusia.

“SABOTAJE DELIBERADO DE KIEV”

El Kremlin negó rotundamente estar detrás de la destrucción de la presa y aseguró que se trata de un “sabotaje deliberado” de Kiev. Según las autoridades rusas, 11 de las 28 esclusas de la central hidroeléc- trica fueron destruidas por “una serie de ataques numerosos” por parte de las fuerzas ucranianas con lanzaderas de misiles múltiples Alder.

Horas después, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, dijo que Kiev “voló” la presa para evitar acciones ofensivas de Rusia, que ha pedido la convocatoria de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, al igual que Ucrania.

La teoría de Ucrania por contra es que Rusia hizo volar la presa para, entre otras cosas, “crear obstáculos insuperables en el camino del avance de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, según el asesor de la Presidencia, Mijailo Podoliak.

Además de las consecuencias humanas del desastre, Ucrania está preocupada por las consecuencias ecológicas y agrícolas. El presidente Zelenski señaló que se trata de un “brutal ecocidio”.

Según la Presidencia ucraniana, al menos 150 toneladas de aceite de motor fueron vertidas en el río Dniéper y existe el riesgo de fugas de otras 300 toneladas.

“CONSECUENCIA DE LA INVASIÓN RUSA”

El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó de “catástrofe monumental, humanitaria, económica y ecológica” la ruptura de la presa ucraniana y aseguró que la organización “no tiene acceso a información independiente sobre las circunstancias” de la destrucción de la presa, y se abstuvo de señalar a ninguno de los países.

“Pero una cosa está clara —matizó—: esta es otra consecuencia devastadora de la invasión rusa de Ucrania”.

TENSIÓN EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD

En un tono parecido, los embajadores de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia en el Consejo de Seguridad de la ONU, evitaron este martes atribuir a Ucrania o Rusia la responsabilidad de la voladura de la presa de Kajovka, aunque insistieron en que sin la invasión lanzada por Moscú este desastre nunca se habría producido.

“La destrucción de la presa es otra víctima de la brutal invasión rusa de Ucrania. Quiero dejar totalmente claro que fue Rusia quien inició esta guerra, fue Rusia quien ocupó esta zona de Ucrania y fueron fuerzas rusas las que tomaron ilegalmente la presa el año pasado y han estado ocupándola desde entonces”, dijo el enviado estadounidense Robert Wood.

En declaraciones a los periodistas a su llegada a la reunión, tanto Wood como el representante británico James Kariuki reconocieron que sus países por ahora desconocen quién voló la presa y dijeron que sus servicios de inteligencia están tratando de obtener información.

“Compartiremos lo que podamos en cuanto podamos”, dijo Kariuki, que señaló que en el pasado Rusia ha llevado a cabo “operaciones de falsa bandera” y que no duda en que volverá a hacer acciones de este tipo.

Wood, por su parte, insistió en que Ucrania no tiene motivos para destruir una presa en su propio país, pero tampoco quiso culpar directamente a Rusia.

El embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, insistió ante el Consejo de Seguridad en que Ucrania fue quien voló la instalación y apuntó al hecho de que su país ya advirtió el año pasado a Naciones Unidas de que Kiev tenía planes de atacar Kajovka.

Nebenzia, además, se mostró a favor de que la ONU investigue el incidente y recordó que su país ya buscó sin resultado que la organización internacional iniciase pesquisas sobre otros como el sabotaje del gasoducto Nord Stream.

Pero ni Nebenzia, ni el embajador ucraniano ante la ONU, Sergii Kislitsia, que también intervino en la sesión tras todos los miembros del Consejo, pudieron aportar ninguna prueba que incriminase al rival por la voladura de la presa.

Riesgo Nuclear M Nimo

La preocupación por la ruptura de la presa —”irreparable”, según el director general de Ukrhidroenergo, Igor Sirota— también se trasladó a la cercana central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y bajo constante peligro por los ataques bélicos.

El agua del embalse de Kajovka es necesaria para que la planta, ocupada por las tropas rusas, reciba electricidad para los condensadores de turbina y los sistemas de seguridad.

Sin embargo, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, recalcó que por ahora no existe un “riesgo inmediato” a la seguridad de la central, pero que si el nivel de agua baja a 12.7 metros ya no hay bombeo posible.

El operador ruso de las plantas nucleares, Rosenergoatom, también se apresuró en recalcar que los riesgos para la central nuclear son “mínimos”.

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