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Arturo Ramos Ortiz

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Se dijo y no se hizo caso: 1 de cada 4 estaba infectado y el resto estaba indefenso al COVID

v Desde que se comenzaron a conocer los resultados de la Encuesta que se enfocó en el COVID, quedó claro que la propagación era brutal y que era el momento de ser generoso y evitar que el fi n del año 2020 y el inicio del 2021 no produjera una catástrofe en el terreno de la salud pública

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[ Arturo Ramos Ortiz ]

La explicación de la crisis sanitaria que se vive en este momento tenía datos duros desde diciembre, hace un mes, cuando se comenzaron a conocer los preliminares de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2019 (Ensanut) que se enfocó a la pandemia. El punto de partida de lo que se vive hoy en los hospitales, especialmente en el centro del país, es que uno de cada cuatro mexicanos estaba infectado y que esa cuarta parte, en su inmensa mayoría, no se sentía enfermo y, si no acataba el confi namiento, podía propagar el virus retomando sus actividades normales o, peor aún, entregándose a fi estas de fi n de año.

De hecho, muchos de ellos se enterarán de que tuvieron COVID a partir de la encuesta. Una página dispuesta por las autoridades sanitarias, permitirá a los encuestados saber si son parte de ese 15 por ciento de mexicanos que padecieron o participaron en la propagación de la enfermedad.

Lo que es un hecho es que propagación del COVID en México es brutal, uno de cada cuatro mexicanos había estado expuestos al virus (se les detectaron en la sangre anticuerpos contra el coronavirus), al momento de levantar la encuesta, un instrumento técnico que es una “fotografía” estadística, pues permite calcular la situación de todo el país a partir de una muestra de mexicanos cuidadosamente diseñada. A éstos no sólo se les entrevistó, como pasa en otros ejercicios estadísticos, sino que se obtuvo muestras de sangre que fueron cuidadosamente preservadas y llevadas a análisis de laboratorio.

La propagación del COVID tuvo así un primer cálculo, que ha resultado especialmente alto y que, por desgracia, no significa que esa cuarta parte de niños, adultos y ancianos a los que se les detectó anticuerpos, no puedan ser recontagiada en esta nueva oleada de COVID. Otro dato muy relevante es que el 70 por ciento de los detectados con anticuerpos, nunca desarrollaron síntomas. Un porcentaje altísimo considerando que estas personas asintomáticas son las que están en mayor posibilidad de propagar el COVID al creerse sanos.

Un 20 por ciento tuvo síntomas y el restante 10 desarrollo síntomas atenuados. “Muchos de los que estamos aquí podríamos ser asintomáticos y estar trasmitiendo la enfermedad sin darnos cuenta”, se señaló durante la conferencia de prensa en la que se presentaron los datos Ensanut.

LA PRESENTACIÓN DE LA ENSA-

NUT. El 15 de diciembre, Juan Rivera Dommarco, director general Del Instituto Nacional De Salud Pública (INSP) señaló, a presentar estos resultados preliminares, que se trata de “un porcentaje altísimo” de personas que ya han estado expuestas y reiteró, como vienen haciendo las autoridades del sector salud, que no podemos descuidarnos en esta etapa previa a la vacunación masiva.

Aclaró que estos resultados eran apenas una versión pequeña de la Ensanut, trabajada de emergencia y que acabó el trabajo de campo hace apenas 4 semanas. “Uno de los objetivos principales, v Los casos de COVID y de hospitalizaciones son preocupantes, por lo que se debe ser consciente de que México es un país aún susceptible a los estragos del nuevo coronavirus, señala Juan Rivera Dommarco, director general del INSP

que no el único, era estimar la proporción de la población que tiene anticuerpos contra el SARS-Co2 en México, en otras palabras, personas que estuvieron en contacto con el coronavirus y que generaron una respuesta de anticuerpos, lo que quiere decir que hubo infección, sintomática o asintomática”, explicó Rivera como introducción al momento de exponer los primeros resultados en rueda de prensa hace un mes.

Las personas encuestadas fueron visitadas y se les tomó una muestra de sangre del brazo. Esto incluyó también a niños. La sangre fue procesada para lograr una muestra que pudiera ser conservada correctamente hasta su llegada al laboratorio de análisis, lo que en sí mismo también constituyó un verdadero reto técnico.

La detección de anticuerpos fue mediante el método ELISA, una proteína del coronavirus fue detectada con rapidez, pero una segunda aun está siendo procesada.

“¿Qué porcentaje de personas han estado expuestas al virus? La respuesta es 24.8 por ciento”, señaló el especialista en la parte nodal de la conferencia.

Comparando los resultados con lo detectado en otros lugares del mundo, Rivera señaló que la prevalencia en las primeras etapas de la pandemia se ubican justamente entre 20 y 25 por ciento, “qué implica, que el 75 por ciento de los mexicanos no tenemos inmunidad contra el COVID, es un porcentaje altísimo, por lo que no debemos bajar la guardia; la gran mayoría estamos vulnerable a la infección, y hay posibilidades de reinfección. La ciencia aún no nos puede responder cuánto duran las defensas contra el COVID y hay casos de personas que tuvieron la enfermedad y vuelven a infectarse”.

Rivera comentó que los casos de COVID y de hospitalizaciones son preocupantes, por lo que se debe ser consciente de que México es un país aún susceptible a los estragos del nuevo coronavirus. “Una recomendación muy importante es que aún sintiéndote bien, podrías estar contagiando a tus seres queridos o a gente que no conoces”, sentenció el director general del Instituto Nacional de Salud Pública, “quiero pedirles a todos que seamos generosos, ayudemos a salvar vidas; ninguna fi esta vale una vida; si no es necesario, no salgas de casa”. La advertencia y la solicitud de generosidad fueron clarísimas, pero sólo se encontraron oídos sordos. Gatell se fue a Huatulco y las posadas se multiplicaron en diciembre. La peor crisis sanitaria está en curso, a un mes de conocer aquellos datos que dejaban clarísima la peligrosidad del escenario.

Jalisco endurece medidas de restricción, ante aumento de casos de COVID-19

v Las medidas serán del 16 al 31 de enero, señaló el gobernador Enrique Alfaro, quien informó que se restringen las actividades sociales, familiares y religiosas, aunque no se cierran actividades económicas de industria, comercios y servicios

[Crónica Jalisco ]

El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, informó este viernes, en conjunto con la mesa de salud del estado, las nuevas medidas para defender a la entidad contra el coronavirus, medidas que inician este 16 de enero y terminarán el domingo 31 de enero, en las que destacan que no existen las condiciones para el regreso a clases presencial, además de implantar la atención a distancia de actividades no esenciales de ofi cinas de servicio público, ofi cinas corporativas y servicios profesionales, así como la suspensión de actividades lúdicas y recreativas.

Tras aclarar que la ocupación hospitalaria en Jalisco no está desbordada al tener un 58.1% de ocupación y de hacer un llamado a los ciudadanos a la responsabilidad individual, Alfaro Ramírez informó que estas medidas restringen la actividad social y familiar, religiosa (los centros de culto estarán abiertos, pero sin celebraciones) e informó que con estas medidas no se cierran actividades económicas de industria, comercios y servicios.

Durante su mensaje anunció que durante estos días no podrán operar, además, bares, antros, salones de eventos sociales (abiertos o cerrados), parques, zoológico, acuario Michin, gimnasios, clubes deportivos, actividades culturales y de entretenimiento, vía recreativa, cines, teatros y museos, actividades lúdicas y casinos.

Alfaro Ramírez refi rió que habrá restricciones parciales en tiendas de autoservicio, departamentales y comercio con la entrada de una persona, sin adultos mayores y niños. En plazas comerciales no habrá habilitación de áreas comunes y el estacionamiento queda restringido al 25%; restaurantes trabajarán con un aforo al 50% y hasta la 22:00 horas. Tianguis y corredores comerciales se limitan con acceso restringido a una persona y no se permitirá el acceso a niños y adultos mayores.

Las playas de Jalisco estarán abiertas de 05:00 a 15:00 horas y se cierran en su totalidad plazas, espacios públicos municipales, y se restringe el acceso en todas las Áreas Naturales Protegidas del Estado, incluyendo el Área Metropolitana de Guadalajara Bosque La Primavera, Barranca de los ríos Santiago y Verde (Barranca de Huentitán), Cerro Viejo-Chupinaya-Los Sabinos; en el Interior del Estado el Parque Nacional Nevado de Colima, Sierra de Quila y continuará cerrado

HISTORIAS SANGRIENTAS S

Como tantos otros extranjeros, aquel inglés se enamoró de la luz que envuelve a las tierras mexicanas. La pintó repetidas veces, y llevó sus obras a exhibición en su patria. Pero algo de su corazón se había quedado en nuestro país, y volvió varias veces, la última, llevando consigo a la mujer que amaba. Tendrían un hijo, nacería mexicano. Tal vez, pretendía hacer huesos viejos aquí, echar raíces. Los sueños que hubiese tenido el artista Daniel Thomas Egerton para su vida futura reventaron en un torbellino de violencia y sangre que, además, ocasionó un incidente diplomático y llevó al gobierno mexicano a resolver el predicamento de honor en el que había quedado a causa de manos criminales, designando lo que hoy conocemos como fi scal especial.

Por dieciocho reales asesinaron al pintor Egerton

L

[ Bertha Hernández ]

os perros llegaron solos a aquella casita de Tacubaya hacia las ocho de la noche. Don “Florencio” y “la señora Inés”, dueños de aquel hogar, estaban quién sabe dónde. La sirvienta de la casa vio a los animales: al principio, no se preocupó. Probablemente los señores andaban en alguna visita, y enviaron a los canes a casa, para que no resultasen inoportunos. Pero las horas pasaron, y la pareja no llegó. Sin tener idea de dónde buscarlos, aquella mujer resolvió esperarlos en vela. Llegó el nuevo día sin que los amos regresaran. Entonces, la buena mujer decidió salir a pedir ayuda a alguno de los vecinos, y poder iniciar la búsqueda. Lo que encontró era un horror tan grande, que toda la ciudad de México se enteró, y, por añadidura, le produjo un quebradero de cabeza diplomático al presidente de la República, don Antonio López de Santa Anna. EN BUSCA DE INÉS Y FLORENCIO. La pareja, según se supo después, solía dar un paseo al atardecer, antes de la cena. Caminaban por los alrededores de Tacubaya: Inés se encontraba en las últimas semanas de embarazo, y rara vez salía sola. La gente del pueblo de Tacubaya los conocía como “los ingleses”, y la casa que alquilaban era conocida como “la fi nca de los abades”. Él, “Florencio”, iba, cada tanto a la ciudad de México, se aprovisionaba y regresaba a su hogar, donde aprovechaba la soledad y la tranquilidad para dedicarse a su ofi cio: era pintor.

Era el 27 de abril de 1842. “Florencio” había ido a la capital. Allí, hizo compras y comió con su hermano y con un amigo. Cuando regresó a Tacubaya, llevaba consigo 20 pesos, de los cuales cambió uno para comprar puros. Dejó las compras y el dinero, y salió con “Inés” a dar la caminata vespertina.

Se dirigieron hacia un paraje conocido como La Pila Vieja, en el camino al cercano pueblo de Nonoalco. En ese trecho, la pareja fue vista por trabajadores que salían de Tacubaya: “Inés” y “Florencio” estaban sentados, aparentemente descansando, hecho muy entendible, porque ella daría a luz en pocos días, y le costaba trabajo moverse. Según se estimó después, eran las siete y media de la noche. Nadie los volvió a ver con vida, y los perros llegaron solos a la casa hacia las ocho de la noche.

Al amanecer del 28 de abril, la sirvienta llamó al otro criado de la casa: los amos no habían llegado en toda la noche. Salieron a preguntar por ellos en las casas de vecinos y conocidos del pueblo. Nadie pudo darles razón. Entonces, emprendieron caminata por las orillas del pueblo, por las rutas que la pareja solía tomar en sus paseos.

A pocos metros de La Pila Vieja, encontraron a “Florencio” muerto, tirado en el suelo. La pobre mujer, aterrada, corrió dando voces, avisando a los vecinos. Uno de ellos se unió a la búsqueda, y unos 300 metros delante del sitio donde quedó el cuerpo de “Florencio”, estaba el de “Inés”, cerca de la entrada de un potrero, disimulado por unos magueyes y debajo de unos pirules. El estado de la joven inglesa era lastimoso. Entre la pena y el horror, los criados fueron por el juez de paz de Tacubaya, para que se levantaran los cadáveres.

El funcionario procedió a tomar nota y a iniciar la investigación: en vida, aquel hombre, de unos 40 años, se llamó Daniel Thomas Egerton, y su “Inés” respondía por Agnes Edwards. Era un crimen extraño y torcido, con cabos sueltos y puntos oscuros. Solo había que echar una mirada a aquellos cuerpos para que nacieran múltiples dudas, porque el pintor Egerton estaba vestido, conservaba muchos de sus objetos personales, como un cortaplumas, un anillo, papeles, hasta un octavo de real, permanecían en sus bolsillos. Cambio, Agnes, la pobre, estaba desnuda: solamente le habían dejado las medias y un guante. Junto a ella, su sombrerito de paja estaba hecho pedazos y una piedra ensangrentada había quedado también en el suelo. Todavía llevaba puestos sus aretes, un anillo, una pequeña cruz de oro colgada del cuello.

Recogieron los cadáveres y los llevaron a Tacubaya, mientras se avisaba al cónsul inglés, quien pidió la intervención del gobernador del Distrito Federal, quien llegó acompañado de tres médicos que examinaron los cadáveres: Egerton había muerto a consecuencia de nueve heridas, cuatro en el rostro y cinco en el tórax. Dos eran mortales de necesidad. Agnes solamente tenia una herida en el costado, pero tenía una mordida, los brazos llenos de golpes y raspones; la habían golpeado en el rostro y, con la piedra encontrada, en el cráneo, que estaba infl amado y con partes de cuero cabelludo desprendido. Los médicos coincidieron: a la mujer la habían violado brutalmente y la habían estrangulado. El arma que la hirió y que mató a Egerton era angosta, de hoja triangular y por lo menos de unos 30 centímetros de longitud.

De la ciudad llegó el juez cuarto de lo penal, don José Gabriel Gómez de la Peña, quien inició investigaciones de inmediato. El juez de paz de Tacubaya fue enviándole a algunos sospechosos o gente de aspecto inquietante, habitante de los alrededores. Solamente mantuvo en resguardo a un hombre llamado Pon-

ciano Tapia, ladrón condenado a 10 años de prisión y que, en alguno de los alborotos recientes había logrado fugarse de la temible cárcel de la Acordada.

En aquellas indagaciones se fue todo el mes de mayo. Pero la violencia del doble homicidio, el terrible ataque a una mujer próxima a parir y el hecho de que fueran ciudadanos ingleses, generó un escándalo en la capital, y un reclamo airado del cónsul inglés, quien exigió al presidente Santa Anna se aclarara el crimen.

El mundillo diplomático de la época se conmovió; la prensa no soltaba el tema, pues aparte de ser un crimen extraño, muy violento y retorcido, Daniel Thomas Egerton era conocido en el ambiente artístico, pues era un acreditado paisajista, que, en su tierra, ya había expuesto sus obras, entre las que fi guraban algunas piezas que retrataban las tierras mexicanas. Además, pertenecía a la Sociedad de Artistas Británicos. Sin embargo, en nuestro país, aquel hombre prefería llevar una existencia más bien alejada del bullicio del escenario público de la primera mitad del siglo XIX.

Poco a poco afl oró más información sobre los Egerton: era la segunda vez que el pintor se establecía en México. También se supo que había abandonado a su familia en Inglaterra, y que había regresado a México trayendo consigo a Agnes, su amante, hija de otro pintor británico. Eso, juzgaron algunos chismosos, explicaba la vida retirada que llevaba la pareja, y justifi caba que Agnes prácticamente no saliera de la casa de Tacubaya.

Pero las miradas agudas habían tomado nota de aquella pareja que prefería pasar desapercibida. Meses antes del crimen, a mediados de 1841, Frances Erskine, la esposa escocesa del embajador español Ángel Calderón de la Barca, no dejó de advertir, fugazmente, a la “misteriosa pareja inglesa”, que por algún tiempo vivió en un hotel de la calle de Vergara (hoy Bolívar), y le llamó la atención su aislamiento, y el hecho de que no buscaran amistad ni conversación con otros huéspedes. Otro elemento

Los caminos por los que caminaba, paseando, el pintor Daniel Thomas Egerton, y su pareja, Agnes Edwards, eran, en la primera mitad del siglo XIX, tierra de bandidos, de ladrones. A la pareja de ingleses los mataron un grupo de raterillos de poca monta, pero también pudieron ser víctimas de salteadores como los que representa este cuadro.

Una denuncia anónima completó el cuadro: avisaron a Puchet que, en los magueyes donde hallaron muerta a Agnes, estaba grabada la fecha del asesinato, y un nombre: Ponciano Tapia, el ladrón aquel preso en la Acordada.

llamativo era el contraste entre la joven mujer, que frisaría los veinte años, y él, que, seguramente le doblaba la edad.

Por eso, muy probablemente, habían elegido Tacubaya para vivir. No estaban completamente aislados: en Tacubaya estaban las casas de descanso de algunas de las mayores fortunas del país, y era sabido que también le daba por residir allí al presidente Antonio López de Santa Anna, y en el verano llegaba el arzobispo Manuel Posada a su palacio de vacaciones. En los días en que Egerton se estableció en Tacubaya, uno de sus vecinos cercanos era Ewen Clark MacKintosh, el cónsul inglés.

TRAS LOS ASESINOS. Las presiones del diplomático dieron resultado. Se volvió un tema de honor localizar a los homicidas. El primer día de junio de 1842, Santa Anna emitió un decreto, donde hablaba de la urgencia de resolver el crimen, y dar “puntual observancia a las leyes protectoras de seguridad de todos los habitantes del país”. Y, puesto que el proceso parecía no avanzar, el presidente, que no deseaba más retrasos, designaba “un juez que se encargue exclusivamente de proseguirlo hasta su conclusión y pronunciar en ella la sentencia que corresponda en justicia”. Es decir, creaba lo que hoy llamaríamos una fi scalía especial. El agraciado con el encargo fue el abogado José María Puchet, juez primero de lo civil de la ciudad de México, jurista muy acreditado.

A Puchet no le hizo gracia la misión, e hizo cuanto pudo para zafarse del asunto. Pero Santa Anna se puso fi rme, y al abogado no le quedó otra que obedecer. Hay que decir que se tardó dos años, pero logró dar con los asesinos, que, ni eran extranjeros, como alguien sugirió, y cuyo botín había sido más bien escaso, porque Egerton dejó 16 de sus veinte pesos en la mesa de su casa, y al hacer la indagación, solamente se echaron en falta tres pesos, que, por cierto, no acabaron en manos de los criminales.

Más absurdo resultó, cuando se tuvo la información completa del caso, el móvil de los asesinatos, pues todo el benefi cio obtenido por aquellos malhechores provino de la venta de las prendas de vestir que le arrebataron a la desdichada Agnes Edwards.

Puchet cumplió con su cometido en términos concretos: hizo muchas investigaciones, viajó a Tacubaya setenta y tres veces para preguntar y repreguntar. Envió gente a indagar en los lavaderos públicos, en los mercados de ropa usada, en los depósitos de trapos que luego se procesaban para hacer papel. ¿Qué buscaba el fi scal? Las ropas de Agnes. Tenía en su poder un pequeño fragmento del vestido de la infortunada muchacha, e intentaba rastrear el paradero de las ropas, seguro de que los homicidas se desharían de ellas de una u otra forma.

Indagando en los poblados cercanos a la capital, recibió la noticia de una mujer que había estado en posesión de ropas manchadas de sangre. Al dar con ella, que dijo llamarse Juana Isidra Gamboa, la madeja empezó a desenredarse: ella habló de otra conocida suya, Petra Portugal y su pareja, Julián González, que habían llegado a su casa, por el Salto del Agua, con otros tres hombres. Llevaban en las manos ropas femeninas llenas de sangre.

Los hombres ordenaron a las mujeres que lavaran aquellas prendas y las modificaran para poder venderlas. Del tápalo -especie de chal- hicieron dos pañuelos, del vestido hicieron enaguas, y así transformaron su mercancía, que fueron a vender. Por el sombrero de Egerton, ganaron cuatro reales. En total, el botín sumó 18 reales. Cada asesino y cada cómplice ganaron, cada uno, la gran suma de tres reales.

Una denuncia anónima completó el cuadro: avisaron a Puchet que, en los magueyes donde hallaron muerta a Agnes, estaba grabada la fecha del asesinato, y un nombre: Ponciano Tapia, el ladrón aquel preso en la Acordada.

Puchet consiguió las confesiones y encarceló a los criminales: uno se fugó y fue recapturado; los otros fueron ejecutados en el mismo sitio donde dieron muerte a Egerton y a Agnes Edwards. Las mujeres fueron condenadas a prisión. Y aunque Puchet informó a Santa Anna que se trataba de los asesinos materiales, no de los autores intelectuales, ahí se terminó la indagatoria. El fi scal siguió pensando que tanta violencia para obtener tristes 18 reales era extraño, demasiado gratuito.

Egerton y su Agnes fueron sepultados en el panteón inglés del rumbo de la Tlaxpana. Muchos rumores corrieron; se acusó al pintor de espía, se dijo que el crimen había sido ordenado por su hermano.

Egerton se volvió un fantasma: volvió a tener presencia en el país donde murió a mediados del siglo XX, cuando se organizó en México una exposición con sus pinturas mexicanas, donde faltaba el paisaje más grande que pintó, que se encuentra en la embajada británica, pero que, por su gran tamaño no fue posible mover. En los años 80 del siglo pasado, el político Mario Moya Palencia escribió una novela acerca del crimen, y se afi rmó, en esos días, que el expediente criminal había sido robado de los archivos judiciales. No sabemos cómo eran ni Egerton ni su Agnes, su historia oscila entre el mundo del arte y el oscuro recuento de los casos de sangre y horror.

Estados Unidos reclama a México por políticas que bloquean proyectos privados de energía

E Los secretarios Mike Pompeo, de Estado; Dan Brouillette, de Energía; y Wilbur Ross, de Comercio, enviaron una carta a Marcelo Ebrard, de Relaciones Exteriores; Rocío Nahle, de Energía, y Tatiana Clouthier, de Economía

[ Agencias en Washington ]

Tres secretarios del gobierno de Estados Unidos expresaron su reclamo al gobierno de México por las políticas que bloquean los proyectos privados en energía y aseguraron que estas medidas han dañado el clima de inversiones en el país y contraviene los acuerdos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

El reclamo fue presentado a través de una carta fi rmada por el secretario de Estado de EU, Mike Pompeo; el de Energía, Dan Brouillette, y el de Comercio, Wilbur Ross, y dirigida a sus contrapartes, los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; de Energía, Rocío Nahle, y de Economía, Tatiana Clouthier.

La misiva fechada el 11 de enero de 2021, indica que los funcionarios de ambos países ya han hablado sobre las acciones regulatorias del gobierno mexicano que han creado una “incertidumbre signifi cativa” en el sector energético y han dañado el clima general de inversión de México.

Asimismo, los secretarios estadounidenses se refi rieron a informes de julio y septiembre en los que los órganos reguladores de México afi rman que recibieron instrucciones de bloquear los permisos para proyectos energéticos del sector privado y favorecer a las em presas estatales, Pemex y CFE.

“Si es cierto, esto sería muy preocupante y generaría preocupaciones con respecto a los compromisos de México bajo el T-MEC”, señalaron.

Al respecto, la secretaria de Energía de México, Rocío Nahle, rechazó este viernes que México viole los acuerdos del T-MEC debido a su política energética.

Asimismo, Nahle, aseguró que el balance energético de México es el “adecuado”. En un breve mensaje de Twitter, agregó que la relación con Estados Unidos dentro del T-MEC en materia de energía es de respeto a las normas constitucionales de cada país.

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