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Flopec y otros quebraderos de cabeza
El juicio político que enfrenta el presidente Guillermo Lasso está sirviendo para —independientemente de su desenlace— exponer el embrollo que constituye Flopec para el Estado ecuatoriano . Sobran los motivos que hacen de dicha empresa pública una permanente fuente de preocupación: finanzas poco transparentes que dificultan evaluaciones objetivas, leyes y reglamentos escabrosos que impiden una gestión eficiente, una serie de privilegios y un abundante flujo de capital que amplifican la tentación de la corrupción, y una complejidad —tanto de la empresa como del negocio en el que se desenvuelve— que rebasa largamente la capacidad de comprensión de la mayoría de los funcionarios públicos llamados a fiscalizarla.
Si de algo puede estar seguro el país es que, bajo las condiciones vigentes, dicha empresa seguirá siendo fuente de escándalos y cuestionamientos para los gobiernos venideros —como lo ha sido desde su creación—. Los monopolios estatales y las empresas públicas del país son producto de los desafíos y aspiraciones del siglo pasado. En nombre de las prioridades de aquel entonces —la soberanía, la seguridad nacional, el fortalecimiento del Estado y un concepto de desarrollo que enfatizaba un anhelo industrial— se crearon estructuras e instituciones que ahora resultan problemáticas o incluso obsoletas. Hoy, cuando principios como el bienestar ciudadano, la transparencia y la gestión eficiente pesan más que las consideraciones militaristas de hace cincuenta años, resulta cada vez más difícil defender la existencia de dichas instituciones. Se requiere, urgentemente, una revisión, reestructuración o liquidación acorde a los tiempos.
Parque Aromático de Bellavista
Nosé ustedes, mis queridos lectores, pero la verdad es que estoy hastiada de todas las malas noticias. Por ello, el día de hoy, quiero llegar con un comentario sobre un tema que me ha emocionado y motivado profundamente. Se trata de un esfuerzo comunitario de las personas que viven en el tradicional barrio de Bellavista en la ciudad de Quito. Con el trabajo y la colaboración de muchos, se ha rescatado un espacio comunal para transformarlo en un lugar maravilloso, poblado de plantas, de hermosos montículos, de césped, en el que pueden compartir los adultos, los niños, los cachorros de las familias y encontrar ese solaz que es tan difícil de alcanzar en nuestros tiempos.
Es un pequeño lugar del paraíso, en el que con mucho gusto se han conjugado los saberes de diversos moradores que tienen que ver con la selección y disposición de las plantas, los arbolitos que empiezan a insinuarse, los senderos cubiertos de material rojizo que contrastan con el verde del césped y de las plantas.
Se llama Parque Aromático y hace honor a su nombre, los diversos espacios o ‘islas’ están poblados de plantas de cedrón y de romero, de las largas hojas de las sábilas, de los higos, de las verbenas; todo ello dispuesto con gusto y esmero, lo que hace que sea un deleite el pasear por ese entorno tan especial que ha empezado a llamar la atención de las aves y los insectos que se benefician de este hábitat privilegiado en los tiempos actuales.
Este pasado domingo participamos de la ceremonia de inauguración del Parque Aromático Hubo de todo, desde demostraciones de adiestramiento de canes hasta melodías bellamente interpretadas por la Orquesta Joven del Ecuador.
Pero lo más destacable fue ver a los moradores disfrutando del espacio, estableciendo relaciones de buena vecindad, en muchos casos conociéndose por primera vez y encontrando en este jardín o parque peculiar una razón para socializar y para compartir.
Desde la invención de la computadora en la década de 1940, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados. La inteligencia artificial (IA) ha sido una de las innova- ciones más impactantes y su uso ha crecido exponencialmente en los últimos años. La IA está cada vez más presente en la sociedad, la cultura, el trabajo y la política.
Sin embargo, ¿estamos preparados para las consecuencias de su uso? A medida que aumenta la dependencia de la IA en nuestro mundo, también aumenta la necesidad de que los ciudadanos y los estados estén capacitados para comprender y manejar las complejidades de esta tecnología. La alfabetización digital se ha convertido en una necesidad urgente en la era de la IA.
En la política, la IA puede ser utilizada para manipular la opinión pública, creando una amenaza para la democracia. Su capacidad de procesar grandes cantidades de información y encontrar patrones puede tener un impacto negativo en la sociedad, especialmente si se utiliza para la manipulación y la desinformación.
Las redes sociales y los motores de búsqueda ya utilizan la IA para personalizar el contenido que vemos y las noticias que recibimos, lo que a su vez nos lleva a un mayor fragmentación y polarización. La desinformación y las noticias falsas se propagan más rápidamente que nunca gracias a la IA, lo que puede tener consecuencias graves en la política, la cultura y la sociedad. Además, puede exacerbar la brecha entre los ricos y los pobres, y aumentar la desigualdad en todo el mundo. La falta de alfabetización digital solo intensificará estos problemas.
Todo esto puede tener graves consecuencias para la democracia, ya que la opinión pública es esencial para la toma de decisiones políticas. La proliferación de la desinformación genera- da por la IA puede socavar la confianza en las instituciones democráticas.
Por lo tanto, es imperativo que los estados y los ciudadanos adopten estrategias de alfabetización digital de manera urgente. La educación debe centrarse en la comprensión de la tecnología y sus implicaciones, no solo en cómo usarla.
Los estados tienen la responsabilidad de garantizar que los ciudadanos estén preparados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que presenta la IA.