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¿Qué nos queda?

La crisis que ocupa y entretiene a los políticos no es una amenaza existencial para el Ecuador, como nos quieren hacer creer.

Sí, es un hecho que un socio del líder de la mafia albanesa frecuentaba a un cuñado del Presidente de la República, tenía acceso a ministros y otros funcionarios, y fue investigado por la Policía por sus vínculos con el crimen y el narcotráfico. También es un hecho que el Gobierno de Guillermo Lasso está paralizado por una Asamblea opositora.

Sin embargo, es evidente que en Ecuador el crimen y el narco son parte de la vida diaria. Casi el 30% de la economía se financia, se paga y se consume con dinero proveniente de actividad ilegal; hay provincias enteras cuyos pobladores viven del crimen, directa o indirectamente, porque no existe otra actividad que pague tanto.

Aunque 2022 marcó un récord histórico en la cantidad de droga incautada en Ecuador —201 toneladas (EE. UU. capturó solo 40)—, nada detiene a esta megaindustria.

Queremos ayudar a construir un país que ve, reconoce y actúa conforme a su realidad.

Es falso que el Presidente de la República erradicará el narcotráfico. Nadie lo ha logrado.

Somos un país de casi 18 millones de personas sin más anhelo que volver a encontrar una forma pacífica de vivir, educar a sus hijos y labrar un futuro mejor, mientras se limita la influencia del crimen, la droga y la violencia. Esta tarea —en la que el Estado nos falla bajo el liderazgo de un Gobierno que no mide el alcance de las mafias—, le corresponde también a cada individuo, familia y comunidad. Esa es la real amenaza, pero también la gran oportunidad que nos queda.

EDUARDO precisos, puede decirse que allí ingresan todos los actos y los sentimientos que se desean mantener fuera del alcance del público. Un amigo íntimo es aquel con el que se mantiene una relación muy estrecha, de gran confianza; pero nada asegura y garantiza que ese amigo íntimo, tenga los mismos fines de su contraparte y que en él primen intereses personales. En un estamento de poder gubernativo, ya sea nacional o seccional, no puede existir sentido de confianza en la organización, si las personas viven preocupadas por cubrirse las espaldas, por tanto, no puede administrarse ni gobernarse un país, provincia o ciudad con amigos íntimos. Siempre se correrá el riesgo de que esos amigos, antes que generar un círculo de confianza, promuevan una burbuja entrecortada de aislamiento que se alimenta de ambiciones y que engrosa vanidades. En las últimas semanas, queda demostrado que en Ecuador no hay una fórmula mágica para ganar elecciones ni para gobernar, llegaron a las sillas de poder, en una gran mayoría los candidatos y candidatas con el menor carisma; y que se espera correspondan a una buena intencionalidad. Con el fin de en qué estos gobiernos seccionales recién elegidos, ya en el ejercicio de sus funciones, no se vean empañados por situaciones vergonzosas y contradictorias, como la crisis última del Ejecutivo, es recomendable sin otra opción, que sus círculos cercanos no estén conformados por familiares ni amigos íntimos, sino por un ase- soramiento honesto y profesional, que no solo defina la estrategia y mensaje, sino que también, considere el público al que se dirigen y la psicología colectiva de los ciudadanos; además, que asesore sobre cómo afrontar situaciones de crisis, y que por sobre todo, vigile que la implementación de las ofertas de campaña, esté libre de cualquier sospecha de corrupción, pues será la única defensa de ataques de adversarios y la prensa, es sabido que la culpa no está en el mensajero.

El valor de las creaciones culturales radica en la íntima, libre e inspirada percepción de sus creadores, sea escrita, pictórica, arquitectónica, técnica, etc., expresada de forma bella y estética. Su aporte a la historia de la civilización está en fijar mensajes motivadores que inciten la imaginación del observador y mantengan la memoria a través del tiempo.

En los difíciles momentos que atraviesa la humanidad en el siglo XXI, el hecho cultural es el sostén permanente de la crítica como de la esperanza, por ello cabe reconocimiento a quienes se esfuerzan por mantener estos valores y promoverlos.

En la capital desaparecieron numerosas galerías de arte donde se podía admirar y adquirir creaciones de artistas nacionales como extranjeros, sin embargo fue estimulante conocer el esfuerzo de la escultora y pintora Sara Palacios, quien en la calle Manuela Sáenz, de Nayón bajo, mantiene con entusiasmo su galería, lugar acogedor donde se presentan muestras continuas de artistas nacionales y extranjeros, además con Fernando Andrade tienen una programación de conferencias, sobre tópicos culturales que ofrecen especialistas, igualmente realizan sesiones de cine de calidad.

Las expresiones culturales requieren todo el apoyo del Ministerio del ramo, puesto que son actividades que actúan como bálsamo espiritual donde los desafíos motivacionales introducen nuevos conceptos, provocando a veces conflicto y otras veces paz, aportan al espíritu de jóvenes y mayores en tiempos difíciles, es probable que no sea cuestión de leyes sino de convicciones aportar recursos para difundir cultura. Es también el caso de otro gran maestro Nelson Román, que vive en permanente lucha intelectual para difundir el mensaje estético a cualquier costo, así llevó su taller y exposición al centro histórico de Quito en una vieja casa colonial ahora restaurada.

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