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Voluntad de la Justicia puesta a prueba
La Justicia ecuatoriana comenzó hace poco a poner un alto, finalmente, al abuso de las garantías constitucionales. Hace dos meses, la Corte Constitucional dio importantes pasos para regular el habeas corpus, y, en días pasados, determinó que los jueces que decidan sobre acciones de protección y otras garantías sí podrán ser procesados, cuando violen normas procesales expresas, por prevaricato. Esto alimenta la esperanza de solucionar esa situación anómala que ha sido una las principales fuentes de desprestigio de la Justicia ante los ojos de la ciudadanía. En un momento en que la lucha contra la inseguridad y la corrupción es prioritaria, los ecuatorianos no tienen por qué tolerar que los principios constitucionales se manipulen para legalizar la impunidad.
La laxitud, la descentralización y la subjetividad que contempla el sistema de garantías no beneficia a quienes tienen la razón y la ley de su lado, sino a los que tienen la fuerza política y un músculo financiero inescrupuloso. Enderezarlo implica enfrentar una red de oscuros cálculos e intereses que opera desde hace lustros. Toda reforma enfrentará una resistencia empecinada y requiere gran convicción. Lo que está sucediendo con el juez que restituyó los derechos políticos al ex vicepresidente Jorge Glas es el primer escenario de esta disputa.
El descarado intento de colocar a un sentenciado en la papeleta de votación sirvió para poner a prueba la firmeza del nuevo sistema que se quiere construir. Ahora le corresponde a la Justicia demostrar la firmeza de sus cimientos.
FRANKLIN BARRIGA LÓPEZ
f-barri@uio.satnet.net
La provincia verde
De esta manera se conoce a una de las circunscripciones geográficas más pintorescas de nuestro país, de playas espectaculares que atraen a visitantes nacionales y extranjeros.
La belleza paisajística contrasta con la marginalidad en que se debate. Teodoro Wolf, en 1879, luego de su viaje científico por nuestros territorios, en ‘La geografía y la geología de la provincia de Esmeraldas con una carta geográfica sobre la misma’, aseveró: “Es una verdadera joya de la República del Ecuador, es una hermosa esmeralda, pero no labrada, no tallada por la ingeniosa mano del hombre, sino tal como la formó la naturaleza misma; es una piedra preciosa en su estado natural, cuya belleza encanta al naturalista, pero el arte humano le ha de dar su brillo y valor superior”.
No se ha cumplido lo presagiado por el célebre científico alemán, ya que las condiciones económicas y sociales en que se debate esa provincia son sumamente preocupantes : alto nivel de pobreza y problemas conexos, desempleo, galopante inseguridad corporizada en centenares de muertos a manos de sicarios, generada por grupos transnacionales y criollos del crimen organizado, corrupción que ha impedido el auge de la obra pública, entre otros factores adversos.
A lo que hay que añadir los fenómenos naturales que le han golpeado duramente , como los terremotos, de los cuales y últimos aún no ha podido recuperarse. En estas circunstancias, se produjo una lluvia continua de doce horas de duración que hizo desbordarse a seis ríos que inundaron zonas urbanas y rurales de cuatro cantones, afectando a viviendas, cultivos, camaroneras, comercio, turismo e infraestructura vial. Miles de personas se cuentan entre las damnificadas, en medio de escenas que ahondan la desesperanza.
Frente a lo acontecido, Esmeraldas requiere un plan de desarrollo integral y no solo medidas parches.
rán los mismos causantes del desbarajuste institucional; al correísmo o populismo solo le interesa el poder y obtener la impunidad de sus ‘capos’, además de que está ideologizado por el denominado socialismo del siglo XXI; el sector indígena está dividido y sin norte; no hay partido, movimiento político u organización social que ofrezca un horizonte serio para organizar el país, combatir la inseguridad y obtener réditos económicos; el Consejo de Participación Ciudadana y el de la Judicatura solo tienen fines políticos ilegítimos: manejar todas las institucio- nes del control; la justicia está politizada, incluso ahora la constitucional en la cual se tenían grandes esperanzas. En consecuencia, el Ecuador seguirá subdesarrollado y pobre, igual que los otros países latinoamericanos, algunos con gobiernos antidemocráticos y totalitarios como Venezuela, Nicaragua, Cuba; y otros solo de apariencia democrática como México, Argentina, Brasil.
Las causas son históricas por sus propias raíces. El problema indígena nace de que no tienen una identidad claramente latinoamericana, pues no se ha
“españolizado en el terreno político”, como han afirmado serios analistas y por su parte nuestras élites políticas, intelectuales no han estudiado a fondo el asunto, que para ellos el Estado no sea una cosa ajena. La raza determina la posición que se ocupa, hasta hoy. Existe una indefensión entre los americanos, que aprovechan los populistas y los radicales de izquierda, lo que ha conducido al fracaso económico de las sociedades y de las personas.
Los progresos que ha alcanzado el Ecuador en muchos aspectos son innegables pero la fractura e inestabilidad institucional que padece es igual a la de todo el continente. Las injustas jerarquías surgidas de la conquista y de la colonización siguen vigentes y lo grave es que se prolongan.
¿Estamos condenados al subdesarrollo y a la tiranía? No. El fin del atraso será si tenemos una Constitución de Derecho, un Código de la Democracia que fortalezca a y regule a los partidos políticos, una educación ética y moderna y, sobre todo, un pueblo consciente que convierta en realidad el dicho: “La voz del pueblo es la voz de Dios”.