
4 minute read
Encuestas ‘increíbles’
Aonce días de las elecciones presidenciales anticipadas, llama la atención la absoluta incertidumbre que reflejan las distintas encuestas y sondeos de opinión que circulan en el país.
El fenómeno, que se replica en los procesos electorales recientes de este y otros países, responde a una serie de factores que van más allá de la tendencia política que una u otra empresa prefiera favorecer, más allá incluso de la intención de “engaño” que pueda haber y para lo que también se podrían utilizar los datos que arrojan dichos estudios.
Los votantes, entonces, buscan con insistencia entender las tendencias que arrojen un halo de luz sobre este proceso improvisado y atípico, que podría marcar el futuro político del país, en la siguiente década. Confundidos, miran entonces a los medios o “expertos” interpretadores del agregado de datos que, de igual forma, no aclaran mucho. augurar nuestro futuro sin llegar a ser impertinentes. Pensar PRIMERO en que el Presidente que va a ser elegido por corto tiempo seguirá bajo el imperio de los indignos de las Cortes Constitucionales, que ojalá se unifiquen en una sola, al que los de la mayoría le sometan a sus criterios y no digan que no es cierto que una imperante necesidad no es de urgencia económica. SEGUNDO no votar por la candidatura de una señora que dice que Shushufindi es provincia y no justificarla por ningún motivo porque integra el grupo de seguidores del que ahora les obliga a que los calificativos que la mayoría de ecuatorianos les puso, consideren como un elogio y que les sirva para disimular la ignorancia de su cerebro lavado, no votar por ellos porque sería votar afirmativamente para que si se produce el regreso del prófugo, la corrupción seguiría pudriendo toda la estructura del país, no votar por esas candidaturas que seguramente querrán ocultar su narco financiamiento para justificar la campaña millonaria, con el oro de los celulares, con el uso de la reserva monetaria, con el uso de argumentos, frases y expresiones que los asesores siempre les han enseñado y que los ciudadanos no entienden, en fin, no votar por los candidatos correístas para ninguna lista en ninguna parte del País, porque al hacerlo le diremos al futuro que éstas elecciones si han sido un impulso para que la democracia reviva.
Lo cierto es que las encuestadoras y sondeos de opinión adolecen de una disrupción similar a la de otras industrias, incluso los medios de comunicación tradicionales. La tecnología destruyó los viejos mecanismos de medición y, más aún, cambió para siempre el comportamiento de sus sujetos de estudio, los consumidores-votantes.
La abundancia de información, la dispersión del electorado y la falta de métodos idóneos para la medición confiable nos coloca en una curiosa situación en la que, como hace más de cuarenta años, el votante deberá tomar decisiones sin contar con data que informe lo que hoy se conoce como el voto útil.
En caso de que todo siga su curso y el Consejo Nacional Electoral desempeñe su tarea democrática el domingo 20 de agosto, el país tendrá resultados que traerán más de una sorpresa.
Que son mentirosas. Que manipulan. Que no sirven para nada. Es lo que dicen quienes denuestan de esta técnica de levantar información, mientras que otro sector busca publicar datos y paga para que medios y periodistas digan que tal o cual candidatura está subiendo. En ambos casos, no saben realmente para qué sirven las encuestas.
Si usted conoce un político que se va contra esta técnica, pues está frente a una persona que habita en el siglo XVIII y que está completamente convencido de que su círculo cercano es toda la opinión pública que necesita para influir en la sociedad.
¿Pero qué son y para qué sirven las encuestas? Insisto, es una técnica de recolección de datos, en la cual las cantidades son importantes para la toma de decisiones. Así de simple, pero hacerlas es algo complejo, pues tienen que ser completamente representativas de lo que somos como población.
El político debe administrar bien esa información, pues si no conoce quién es la población que lo conoce, que lo ignora, que lo odia, que lo ama, no podrá hacer nada en campaña electoral, y un Gobierno que no las aplica constantemente, no sabe qué pasa en sus calles ni lo que dice la gente.
Las encuestas sirven para que el grupo que está trabajando con el candidato pueda reforzar mensajes, para que cambie de tácticas o de estrategias, para que sepa por dónde no debe ir y por dónde sí. Así que cuando escuche que las encuestas son mentirosas, tiene que saber quién las hizo: ¿la propia empresa del candidato que obliga a empleados de otras empresas a publicar sus producciones en medios sociales? ¿Los datos obtenidos de manera rapidísima en Facebook o en WhatsApp a los amigos o vecinos?
La encuesta que vale es la que no autopublicita al candidato, y la hacen consultores y empresas serias, a las que se les critica que nunca le aciertan y son las perdedoras eternas de las elecciones. Pero sin ellas, no hay campaña, no hay estrategia, no hay contenidos.
Para eso sirven y son las encuestas.
TERCERO Estos últimos días informarse debidamente que ciertas encuestas no persiguen otra cosa que influir negativamente en el votante, pensar que si hay las encuestadoras que en el País si tienen su nombre inscrito en el registro de la honestidad, que si no informan todavía sus resultados, esperar quizá hasta tres días antes. CUARTO.
Pensar en éstos últimos días que nuestro voto debe darse al candidato que ha arriesgado su vida en su desempeño profesional y le ha dicho al Ecuador que si hay personas como él, que pueden exhibir los documentos guardados en sus archivos que ganando la Presidencia le servirán para luchar frente a la inseguridad, con los narcos enquistados en la Policía y Ejército, para recobrar la Institucionalidad, para terminar con ese nauseabundo Control de Participación Ciudadana. Votar por Villavicencio será exhibir nuestro espíritu para que nuestro Ecuador siga en el mundo que hasta hace veinte años tuvimos.