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Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma

Suerte de los ecuatorianos ¿Cómo terminar?
Franquito mi hijo es un niño muy curioso, sobre todo este tiempo de la historia y geografía del mundo. Estos días no ha dejado de preguntarse y preguntarme el por qué los países que cuentan con salida al mar, no les dan libre acceso a los países del centro del continente, él sufre por Bolivia. Yo me encuentro en aprietos ante estás preguntas, pero entiendo que el piensa que todos deben tener libertad de ir a la playa como ley, y me imagino que de niños pasa al igual que en los adultos, vemos el mar en su plena naturaleza y vivencia, lo contrario que pasa en la juventud, donde la playa es destino de fiesta y desconecte incluso de la misma naturaleza del mar.
A estas preguntas se suman otras como, por qué Paraguay y Uruguay se llaman así, y ante eso yo digo vamos a preguntar a Google; Sin embargo, me quedan muchas reflexiones, viene a mi mente la facilidad y suerte que tenemos específicamente los santodomingueños para llegar a las playas de nuestra tierra hermana de Manabí.
Hoy también recordaba la tristeza que nos embargó el terremoto de Pedernales, y admiro la resiliencia de su pueblo para levantarse sobre tantas lágrimas y perdidas , con gentileza sus pueblos siguen creciendo y cada habitante tiene una historia de su resurgir.
Lo cierto es que, Santo Domingo siente las playas de Pedernales y Cojim ies como propias, con el cariño y respeto merecido, nuestros hijos van creciendo con la hermandad sobre esas tierras, para prueba ahí está Franquito, deseando que todos tengan la suerte de los santodomingueños, la suerte de los ecuatorianos que tenemos la bendición de tener cercanía a las montañas, mar y selva.
Estamos en guerra
Mientras no aceptemos que en el mundo y en nuestra Patria se libran varios tipos de guerras, no vamos a cambiar nuestra actitud. El conflicto bélico entre
Pan y circo
El tumulto generalizado que se vivió en los festejos de carnaval en Salinas —cuyas escandalosas escenas han pululado por las redes sociales— conmocionó a amplios sectores de la ciudadanía. El grado de furor, los inusuales sitios que sirvieron de escenario y la inmensa cantidad de participantes despertaron, con vigor renovado, las usuales denuncias de retroceso cultural y decadencia de las costumbres. Pero no basta con escandalizarse; se necesitan alternativas.
Sin justificar los desmanes y sus consecuencias, toda sociedad requiere espacios, celebraciones e instituciones para entregarse, esporádicamente, al esparcimiento exaltado y dejar a un lado las inhibiciones. En el caso de Ecuador, una serie de factores —la pandemia, la mojigata inoperancia de autoridades locales, el fervor ideológico, la transformación socioeconómica del país— llevaron a la desaparición o a la profunda transformación de estos espacios tradicionales, sin que surgiera nada nuevo en su lugar. Eventos deportivos de participación masiva, expresiones de arte popular, fiestas patronales, conciertos barriales, incluso las corridas de toros y las peleas de gallos; todo ello era parte del desfogue que exige la naturaleza humana para sobrellevar la vida en sociedad.
Hay que resistirse a caer en el cómodo moralismo catastrófico. Siempre han existido episodios de extremo relajamiento de las costumbres —aunque sin la tecnología de comunicación para documentar y divulgar, que hacen que parezcan tan generalizados— y cada generación suele juzgar como decadentes a las que la suceden. Sin embargo, la sociedad necesita generar espacios controlados —dentro de lo posible— para atender esta importante faceta.
Apropósito del día del amor que fue el 14 de febrero y del día del abogado el 20 de febrero, quiero abordar un tema del que me han consultado mucho ¿ cómo terminar una relación que no funciona? Aunque suene contradictorio hablar de terminación cuando se hace referencia al día del amor, no lo es, el amor empieza por uno mismo. Y si una relación te lastima, no te hace feliz, te estanca, ya has intentado honesta y conscientemente todo para salvarla, pero aun así no es posible. Porque no hay amor, no hay nada más que hacer.
Bajo ninguna circunstancia, continúes con una relación por miedo a estar sola/o Nunca evites romper con alguien por temor a herir sus sentimientos. Puede parecer cruel, pero seguir con alguien a quien no amas es aún peor. No existe la mejor forma para poner fin a un noviazgo o matrimonio, pero, les comparto algunos consejos que pueden ayudar: Medita tu decisión, no esperes el momento perfecto (no hay), busca un ambiente propicio, evita los reproches y las excusas, menciona lo positivo del otro, se sincera/o y lo más importante hazlo en persona.

Sin importar tu edad o cuántas relaciones hayas tenido, superar una ruptura resulta muy difícil sobre todo si tienes hijos. Es normal que sientas preocupación, frustración, culpa, tristeza y dolor, lo primero que debes entender es que es parte del proceso, tienes que afrontarlo. Y tomar la decisión priorizando el bienestar de tus hijos (asegúrate de contar con el apoyo de un psicólogo o terapista que les guíe, son momentos difíciles para todos, en especial para ellos).
Si eres casada/o, previamente busca asesoría legal, en términos generales los requisitos para divorciarte son bastante sencillos. Lo complicado no es el trámite, sino, minimizar el caos inicial. Un sabio dijo: “Hay dolores que son necesarios para seguir viviendo”. Finalmente, y parafraseando a Warman, recuerda “ A veces la separación puede constituir la mayor prueba de amor…pero de amor propio”.
Rusia y Ucrania, tiene a toda Europa en ascuas, con limitaciones económicas y en zozobra. La otra parte del mundo, directa o indirectamente también están afectadas.
La guerra que se vive en Latinoamérica es disímil, sin bombardear ciudades ni puntos estratégicos. Acá el crimen organizado y el narcotráfico están en guerra entre ellos, pero también atacan las estructuras familiares y contaminan al segmento más vulnerable de la población.
Otra guerra es la que libra el pueblo en contra de políticos, que no se conforman con haber robado los recursos del Estado y utilizan cañones de desinformación y un ejército de trolls que cobran por fomentar el odio y la mentira, manchada de una obediencia ciega.
Otra es la guerra psicológica, que procura ganar las mentes y luego colonizar voluntades. Es una guerra totalitaria contra la psiquis del pueblo necesitado y mal atendido.
Cristina Martín Jiménez, en su obra “La Tercera Guerra Mundial ya está aquí” sostiene:
“Cuando el conquistador de territorios pasa a ser dominador ideológico de las almas, los convierte en esclavos culturales a quienes antes eran libres”. “El tirano prohíbe tus creencias y tus valores y te exige que le adores si quieres sobrevivir” … Parecerían que la autora vive en el Ecuador cuando asegura: “El nuevo conquistador es un déspota absolutista , usurpador de un poder que no le pertenece y como buen psi- cópata, le obsesiona imponerte sus sentimientos para que seas digno hijo suyo, un esclavo esculpido a su imagen y semejanza. Él, cómo padre supremo va a dictarte a quienes es correcto que ames, y a quienes debes odiar” …
Cualquier parecido no es coincidencia, es lo que hemos y estamos viviendo. Un ejército de políticos y trolls rindiendo culto a la personalidad, sin que les importe el bien común y pretendiendo sacrificar el futuro de la Patria.