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A puertas del juicio, Asamblea sin legitimidad

Los asambleístas se aprestan a llevar a cabo el más drástico ejercicio de poder que les permite la Constitución: destituir al Presidente de la República. Los bajísimos índices de aprobación de la Asamblea hacen que este proceso resulte cuestionable, pero los legisladores se aferran al triste pretexto de que si ellos son impopulares, el primer mandatario también lo es. No es momento de que intenten fungir de salvadores del país.

En una democracia, la legitimidad del poder Legislativo no se deriva solo de las elecciones, sino en su facultad de representar a todos los ciudadanos, con intereses diversos y contrapuestos. Pese a que los asambleístas que mañana estarán en la sesión que se dispone a destituir al Presidente de la República, llegaron a sus cargos en un momento de gran vulnerabilidad —enfrentando los efectos de la pandemia y de una década de autoritarismo— no articularon las soluciones urgentes que el país requería: en materia laboral, de seguridad social, de lucha contra el crimen, de fomento económico, de educación, etc. Al contrario, fueron simples instrumentos al servicio de fuerzas más grandes que persiguen el poder total. Luego, la sucesión de escándalos corrupción, derroche, insultos, amistades inconfesables y ahora hasta presuntos crímenes sexuales— privó a la mayoría de asambleístas de la legitimidad que debería tener un cargo público; pagado, además, con nuestros impuestos. No importa cuántas elecciones o ‘muertes cruzadas’ se den, esta debacle continuará mientras las papeletas sigan llenas de improvisados sin preparación ni ética. Recae en los partidos la responsabilidad de postular cuadros de calidad, no sus divisiones menores ni personajes de relleno.

Lasso está caído

Inicia la cuenta regresiva para que la Asamblea Nacional decida la suerte del Presidente de la República Guillermo Lasso; es una semana decisiva, deberá comparecer ante los legisladores para presentar sus descargos, responder a las imputaciones formuladas y una vez concluido el debate, los asambleístas deberán convocarse para votar.

Más allá de los 92 votos que se requieren para la destitución del primer mandatario, la realidad muestra un altísimo nivel de desaprobación a su gestión , la cual llega al 84,72%; mientras que el 63% de la población apoya el juicio político; según una prestigiosa encuestadora, los ecuatorianos consideran que después de la inseguridad el segundo problema más grave es el propio Guillermo Lasso, en suma, es un presidente clínicamente muerto.

Lasso es un presidente huérfano de respaldo legislativo, con 88 votos se aprobó la continuación del juicio político, para salvarse recurre a las más burdas maniobras y compra de conciencias; mediante el ofrecimiento de cargos públicos, ministerios y direcciones provinciales ha logrado resquebrajar a ciertas bancadas, sin embargo, no cuenta con un bloque consolidado que le permita continuar sin problemas en el cargo.

Es un mandatario sin mando, en la última convocatoria a los integrantes del Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas se quedó sin quórum, varios generales no asistieron a su llamado, existen contradicciones en la cúpula militar, y muy pocas probabilidades de que su autoridad mejore.

En la marcha del primero de mayo, más de 100 mil personas movilizadas en cerca de 50 ciudades del país, se unificaron alrededor de un solo grito, que refleja el sentir de una inmensa mayoría: ¡Fuera Lasso Ya!

Es lamentable la paupérrima atención médica que prestan los centros y subcentros del Ministerio de Salud, al menos en el cantón El Carmen y en la provincia Santo Domingo de los Tsáchilas. Hemos realizado vi - sitas de pacientes que vienen del campo, algunos de emergencia; pero ahí no manejan la situación con técnicas de triage, para saber a qué atenerse y siguiendo un orden de llegada por prioridad de emergencia.

Además, el trato despótico y grosero, hace que aún los más humildes se rebelen ante tanta negligencia y prepotencia, no de los médicos, sino del personal operativo, a quienes se observan dando turnos a discreción, sin cumplir un orden de llegada o por el tipo de emergencia.

Pensamos que a esos lugares recónditos del país no llega la visita de las autoridades de Salud, sería imperioso que observen el desparpajo y el irrespeto como tratan al paciente que busca sus servicios por falta de recursos; causa tristeza el maltrato oprobioso que reciben.

El trato en el hospital del IESS es mucho mejor, quizás porque se dan cuenta que el nivel de usuarios es más preparado, ya sea por ser empleado o jubilado. No obstante, creemos que no debería existir diferen- cia al momento de servir bajo ese apostolado hipocrático. Son falencias que el Ministerio de Salud debería corregir con regularidad, para hacer más cálida la atención y permitir que cada paciente encuentre lo que vino a buscar, que es salud.

Dos horas y media resistió una señora de 74 años, hasta que le dio un vértigo y cayó de sus propios pies, en el centro de salud de El Carmen, no aguantó la espera, cuando se protestó, dijeron los auxiliares: “Deberá esperar un poco más porque aún estamos en el cambio de guardia y no creo que la vayan a atender ahora”. La indignación creció tanto que algunos usuarios respaldaron a la señora que tuvo que salir a buscar otra solución, porque su dolor ahí no fue atendido. cuestionando un supuesto mal uso de fondos públicos.

Igual en los centros de Santo Domingo, estos creen ser dueños, no hay poder alguno que los haga cambiar para manejar y dar una buena atención a los pacientes. Hasta que las autoridades se den cuenta del trato en los centros y subcentros de salud, que Dios nos ampare.

El pasado jueves 11 de mayo tuvieron una audiencia, demostrando que la contratación se hizo sin seguir un debido proceso, existiendo vulneración de derechos al acceder a servicios públicos. Se indicó que a la persona que se le adjudicó el contrato no es un ingeniero sino un técnico en refrigeración.

Están esperando la entrega de una póliza que ayudará a tener una respuesta, declarando la nulidad de lo actuado por la anterior administración.

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