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Entre un Gobierno testarudo y un Consejo de la Judicatura gremialista
La falta de cooperación entre las instituciones del Estado y la facilidad con la que cada una de estas fabrica excusas y evade responsabilidades obstaculizan el combate a la delincuencia. Hay un cruce generalizado de acusaciones: la Policía —bajo el mando del Ejecutivo— culpa a los jueces; los jueces culpan a la Fiscalía; la Fiscalía culpa al Consejo de la Judicatura; y, para cerrar el círculo, el Consejo de la Judicatura culpa al Ministerio de Economía. Todos tienen algo de razón, pero ante una crisis generalizada y sistémica, lo correcto sería buscar soluciones consensuadas que involucren a todas las partes. Hay pocos temas en los que convergemos todos los ecuatorianos; la seguridad es uno de ellos, quizá incluso el mayor. Cualquier iniciativa honesta que busque devolver la paz al país contará con amplio apoyo popular. Debemos rechazar las excusas políticas que dificultan la lucha contra el crimen; más aún, aquellas que rayan en la terquedad ideológica, como la excesiva fijación con la austeridad que profesa el Ejecutivo— o el excesivo celo gremial a costa del resto de la población —como el que exhibe la mayoría imperante en el Consejo de la Judicatura—.
En esta crisis de seguridad y a las puertas del proceso de evaluación, selección y nombramiento de fiscales, una pugna entre el Consejo de la Judicatura y el Gobierno es absolutamente innecesaria. En su lugar, es momento de ceder un poco y construir acuerdos. Quizá asuman la responsabilidad de liderar con el ejemplo.
Hay muchas personas en el mundo que tienen una sonrisa en el rostro, pero una lágrima por dentro que, de alguna manera, trata de ocultar sus verdaderos sentimientos, aunque sus palabras y acciones revelan las intenciones que tienen.
“Así como el rostro se refleja en el agua, el corazón refleja a la persona tal como es” el sistema del hampa quienes dominan el país en estos momentos, mientras tenemos una Asamblea inútil, detestable y un Ejecutivo sumiso y silenciado. cuentes con corbata y grillete en la administración pública y prófugos dictando órdenes a sus lacayos desde otro país.
Es posible que hayas sido testigo de muchas injusticias o eventos tristes y dolorosos que te enojaron o molestaron. Es posible que no puedas evitar estas emociones, pero debes decidir si permanecerán contigo.
El pensamiento positivo no significa que ignores las situaciones menos agradables de tu vida. Simplemente significa que procesas las cosas desagradables de una buena manera. Creer que sucederá lo mejor, no lo peor.
Dicen que la mejor forma de enseñar a otros es predicar con el ejemplo, pero la pregunta es: ¿Por qué siempre esperamos que las cosas nos lleguen como por arte de magia desde el exterior y no lo trabajamos nosotros desde adentro?
Imagina que un día vas caminando con una taza de café en la mano, alguien te empuja y hace que se te derrame encima. En un principio todos pensamos en que el café se derramó porque alguien te empujó, tal vez no es la respuesta correcta.
Se te regó el café porque eso es lo que tenía la taza. Si hubiera tenido té o agua, eso se habría derramado; lo que sea que esté en el recipiente. Algo similar pasa en momentos de nuestra vida.
Lo que sea que tengas dentro de ti, es lo que vas a derramar cuando se te presenten problemas. Cuando una situación te ‘empuje’ y te sacuda por dentro, lo que hay en ti se derramará y llegará a salpicar a otros.
Trabajemos por llenar nuestra ‘taza’ de cosas positivas para que, cuando lleguen problemas, lo que derrames no lastime a otros.
Un corazón que no siente nada, es un corazón estropeado. La ausencia de estos sentimientos provocará que siempre encuentres todo malo, que no tengas nada que dar y nada que ofrecer a los demás.
En estos dias tenemos más noticias de quienes operan para el crimen organizado, quienes hasta han diversificado y multiplicado sus operaciones: asesinatos, femicidios, robos, extorsión, secuestros, terrorismo, etc. Es
Pero no solo están jodidos esos “poderes de Estado”, por otro lado tenemos a los cuerpos de seguridad y el sistema de justicia que juegan para los dos bandos; por eso hay aprehendidos que se “fugan”, juicios que se aplazan o resuelven en función de los “acuerdos”, encarcelamientos con penas convenientes de acuerdo al pillo, incluso delin-
Tenemos una función electoral corrompida que atraviesa por la crisis más profunda de la historia, debido a las dudas y presunta ilegitimidad sobre los resultados del último proceso electoral y la falta de sanciones frente a las descaradas violaciones a la ley por parte de partidos políticos que dominan estas instituciones.
Y qué decir de la función de control social y participación ciudadana, otro montón de peleles que entregan las instituciones más sensibles a conveniencia del poder que opere según el momento de la historia.
Pero esto ustedes ya lo saben, ya lo sienten en carne propia, todo esto es violencia en contra de los ciudadanos que esperamos poder prosperar en nuestro país, así que les dejo mis reflexiones para que ustedes hagan las suyas, para hacer memoria y no cometer los mismos errores que ya nos cuenta la historia, pero sobre todo para preparar- nos a tomar decisiones. Este país ya no necesita la disputa reduccionista de derechas e izquierdas rancias, necesita un gobierno que nos cobije a todos , es menester dar paso a un gran cambio de figuras políticas, a la construcción de un proyecto que permita solucionar los problemas estructurales del país, porque lastimosamente quienes ahora nos gobiernan están preocupados en mantener su poder, contar votos, mientras nosotros contamos estas historias de violencia a diario.