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Crecer primero para tributar después
El sistema tributario ecuatoriano, tradicionalmente, tiene un solo propósito: extraer cuantos recursos sea posible para alimentar a un Estado eternamente hambriento. Bajo esa óptica, la autoridad exprime a empresas y personas de forma constante, pero siempre con cuidado de no destruirlas definitivamente, para no secar la fuente. Es una situación más propia de la agricultura o de la ‘vaca lechera’: saber extraer cuanto sea posible, pero sin agotar.
El entorno legal ecuatoriano está diseñado para aquellos negocios ya consolidados, suficientemente competitivos, rentables y capaces de sobrevivir a semejante carga impositiva; para empresas nacientes, resulta fatal.
Además de las dificultades intrínsecas que se derivan de un mercado pequeño y del riesgo de aventurarse con un nuevo producto o servicio, los emprendedores deben, con el régimen tributario actual, afrontar un costo de operación prohibitivo.
Por ello, la Cámara de Comercio de Quito acaba de incluir, entre sus propuestas concretas para la reforma tributaria, exonerar del impuesto a la renta a las nuevas micro y pequeñas empresas durante los primeros 5 años de actividad. Sugiere también incentivos a la reinversión y a la generación de nuevo empleo. Esto permitiría a las nuevas iniciativas fortalecerse y lograr escala, para luego, ya establecidas, generar trabajo, rentabilidad e ingresos fiscales. Se trata de reformas necesarias y oportunas que requieren pensar al régimen tributario como un sistema de estímulos para enrumbar la economía, no como una herramienta de extracción de recursos.
Si te preguntan si eres egoísta, seguramente respondes que no. Pero si te preguntan si conoces a alguien egoísta, es posible que se te ocurran miles de nombres. Tanto los hombres como las mujeres son egoístas por naturaleza. Así lo dijo el filósofo británico Thomas Hobbes. Cuando somos niños se nos enseña a compartir porque naturalmente queremos todo para nosotros. ¿A qué niño no le cuesta dejarle a otra persona su juguete favorito?
Ser llamado ‘egoísta’ es una de las peores etiquetas que se nos pueden poner. Solemos asociarlo con ser mezquino o mala persona.
Sin embargo, es difícil encontrar a alguien que no lo sea. De hecho, cada vez que señalamos el egoísmo de alguien, es porque sus acciones no nos hicieron ningún bien o directamente nos perjudicaron. Por eso llamamos de esa forma a todos aquellos que se preocupan más por sus propias necesidades que por nosotros.
Etimológicamente, la palabra ‘egoísmo’ proviene del latin ‘ego’ que significa ‘yo’. En realidad, el egoísmo no es ni bueno ni malo, es necesario
Para sobrevivir física y emocionalmente necesitamos pensar en nosotros mismos. Aunque nos cueste admitirlo, todo lo que hacemos en la vida es para nosotros
Debemos cambiar nuestra visión del egoísmo, entender que necesitamos ser más conscientes de nosotros mismos. Y atendernos bien, escucharnos, comprendernos y ver que el mundo empieza en nosotros.
Aquello que tú no te des, no te lo va a dar nadie, y aunque te lo den otros, si tú no te lo has dado antes, o no te va a llegar o no lo vas a poder sentir en su plenitud.
Sí, practiquemos el egoísmo. Pongámonos nosotros en primer lugar. Hagamos lo posible por estar bien.
Si tienes consciencia de lo que eres, de lo que te gusta y, aprendes a comunicárselo a los demás, serás una persona más dichosa. Ponerse en primer lugar no es una cualidad negativa, es tu obligación para cuidar de ti mismo y obtener lo que necesitas.
La planificación urbana desempeña un papel crucial en el desarrollo sostenible de las ciudades intermedias; estas ciudades que se encuentran entre las grandes metrópolis y las zonas rurales , a menudo enfrentan una serie de desafíos únicos que requieren una atención cuidadosa en la formulación de políticas urbanas. La cooperación internacional desempeña un papel fundamental en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible ya que los problemas trascienden las fronteras nacionales y locales.
La sociología urbana ha revelado que la planificación efectiva de la ciudad tiene un impacto directo en la calidad de vida de sus habitantes, pue- de abordar desafíos como la segregación socioespacial, la pobreza, la falta de vivienda, la movilidad y la degradación ambiental.
Los objetivos de desarrollo sostenible ofrecen un marco valioso para guiar la planificación urbana y abordar los desafíos socioeconómicos y ambientales existentes
Sin embargo, las ciudades intermedias a menudo carecen de recursos y capacidades para implementar políticas y proyectos de desarrollo sostenible y planificación. Aquí es donde la cooperación internacional desempeña un papel vital. La colaboración entre gobiernos, organizaciones internacionales y actores locales puede proporcionar financiamiento, asistencia técnica y conocimientos especializados para fortalecer las capacidades locales en la planificación urbana.
Además, la cooperación internacional permite el intercambio de prácticas entre ciudades, promoviendo la transferencia de conocimien- tos y experiencias exitosas. Estas sinergias entre ciudades intermedias pueden estimular la innovación y acelerar el progreso.
La pregunta en cuestión es ¿cuándo nos sentamos a trabajar juntos en ese modelo de ciudad? Nos urge construir ciudades intermedias más resilientes, inclusivas y sostenibles. Nos sigue faltando esa voluntad política local , para garantizar un futuro próspero y sostenible para las ciudades intermedias y sus habitantes.