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Prevenir el fantasma del fraude
Los actores políticos deberían trabajar en la prevención de un potencial fraude electoral con el mismo ahinco con el que suelen denunciarlo -antes y después del sufragio-. Con pocas excepciones, los partidos y movimientos trabajan poco en el control electoral, hablan de ‘fraude’ con excesiva facilidad y apenas se hacen esfuerzos para esclarecer las acusaciones.
Desde el retorno a la democracia, el país acumula un lamentable prontuario de episodios que siembran sospechas nocivas y minan la confianza en la Democracia; las denuncias de Frank Vargas Pazzos en 1988, de Álvaro Noboa en 1998, de Rafael Correa en la primera vuelta de 2006, de Guillermo Lasso en 2017 y de Yaku Pérez en 2021, por mencionar algunas.
La participación ciudadana y las nuevas tecnologías, sumadas a la amplia experiencia del electorado gracias a elecciones tan frecuentes, hacen que el fraude en las urnas resulte virtualmente imposible. Ante ello, las redes y los sistemas informáticos se han vuelto el nuevo escenario de sospechas y acusaciones; pero, por su complejidad, este ámbito escapa del control ciudadano.
Desde ya, el Consejo Nacional Electoral busca curarse en salud, educando a la población sobre su sistema informático. Sin embargo, es indispensable que los partidos y movimientos cuenten con expertos propios y capacitados para ejercer el minucioso control informático que la ley permite. Solo así se podrá enterrar, de una buena vez, cualquier incómoda sospecha.
Si desde diferentes ámbitos continuamente se miente y engaña, la sociedad puede entrar en una crisis de impredecibles consecuencias. En el loco afán de tratar conseguir dinero, se ha trastocado las estructuras y valores, y se ha invadido peligrosa y lamentablemente a una juventud que tiene toda la vida por delante. Hasta la cultura se ha mercantilizado y la verdad se encuentra a merced de la compra de conciencias, siendo una virtud afectada y atacada por gente inescrupulosa. Foucault utilizaba el término “parresia” que lo distinguía como el coraje de decir la verdad. Otra cosa es la “isegoria” como derecho ciudadano a expresarse libre y voluntariamente y otra la “parresia” que expresa solo la verdad
El historiador griego Polibio sostenía que para que exista y se fortalezca la democracia, los actores políticos deben hablar de “parresia” y cuando los políticos utilizan los fake news, para conseguir algún favor, esa es precisamente otra forma de acabar con la democracia que es la que los llevó a posiciones de privilegio.
Sócrates estaba convencido de que la “parresia” era peligrosa, pero aconsejaba y sugería asumir los riesgos en beneficio del bien común.
“La verdad” está en crisis, hoy tenemos un manojo de aprendices de políticos, de líderes falsos que “mienten por cada diente” y la desinformación está afectando al “régimen de la verdad” . En democracias frágiles como las de muchos países Latinoamericanos, permanentemente se busca consolidar Estados totalitarios construidos y sustentados por líderes mentirosos.
La “crisis de la verdad” es una de las peores dificultades de la sociedad, porque en muchos estamentos la mercancía sustituye a la verdad, igual que cuando el psicópata Adolf Hitler difundía su política racista en nombre de la verdad, otros son proclives al abuso en nombre de la democracia y la verdad, indudablemente que los psicópatas son todos iguales sigue explotando; pregunta cuya respuesta, para un grupo de ecuatorianos denominados yasunidos, se advierte sin un razonamiento coherente, al manifestar que se debe dejar de seguir explotando, y una gran mayoría que opinan en favor de la continuidad de la explotación.
Se dice por un lado, que están extinguiéndose algunas comunidades indígenas debido a la explotación petrolera ; que ni siquiera tienen agua potable, carreteras y mínimas obras de mitigación.
Recordemos que la solicitud para la no extracción petrolífera se presentó hace 10 años a la Corte Constitucional, tiempo en el cual se ha venido explotando el crudo , a la par que sus comunidades han venido conviviendo, y lo que es más, laborando en la actividad petrolífera Considero que dejar de seguir explotando nuestro petróleo, traerá consecuencias que ya podemos predecir… demandas millonarias de varias empresas petroleras internacionales en contra de
Ecuador por incumplimientos de entrega del crudo que haya sido vendido con anticipación, cuyo dinero ya no lo tenemos; con qué recursos se pagarán a los trabajadores que se tendrán que despedir, los mismos que quedarán en la desocupación; el desarme de la infraestructura y taponamiento de pozos cuesta cerca de mil millones de dólares; dejaríamos de percibir mil doscientos millones por año; se pondría en riesgo la dolarización que tanto benefició al país. Parte del presupuesto nacional viene de la explotación del ITT, con lo que se paga a Fuerzas armadas, Policía Nacional, maestros educadores… entonces los paros y las huelgas son fáciles de avizorar.
Las cosas no se hacen por sentimientos, sino por razones que se fundan en necesidades reales ; el momento en que dejemos de cosechar lo que tenemos bajo tierra y que es bastante significativo, vendrán causas colaterales, como la subida de impuestos, reducción de la obra pública, en fin…
SANTO DOMINGO LUNES 10/JULIO/2023 I