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Políticos indignados
En un inmenso desacierto, el presidente Guillermo Lasso reaccionó a la aprobación de su juicio político por parte de la Corte Constitucional poniendo su vanidad por delante. El país se hunde en una anquilosante incertidumbre política —cuyas repercusiones económicas se sienten cada vez más en la calidad de vida de la ciudadanía—, mientras el crimen organizado exhibe ya un nivel de osadía y crueldad que los ecuatorianos jamás creímos que sería posible aquí. Pero, para el primer mandatario, lo prioritario no es hacer bien su trabajo ni el bienestar de sus compatriotas —la mayoría de los cuales lo eligieron para velar por ello— , sino la defensa de su “honra”, su “prestigio”, su “buen nombre” y demás lujos en los que pueden ocuparse aquellas personas a las que la fortuna ha sonreído. tucional de cuatro años del presidente Lasso, y otros por defenestrarlo.
Cualquier ciudadano con una pizca de sentido común entiende que la política no es un oficio apropiado para esos a los que les preocupa mucho el qué dirán o son demasiado susceptibles a las ofensas. En un país en el que ningún político —ni los honestos, bienintencionados y trabajadores— se salva de tener que cargar el fardo del crónico desprestigio de la política y lo público, la ‘piel de elefante’ es un requisito esencial.
A los sedientos de gloria y renombre no les queda sino tener presente que la ciudadanía, así como es despiadada e injusta en sus juicios tempranos, suele ser ecuánime y cabal en sus veredictos definitivos, esos que vienen con el paso del tiempo Si un político ha sido correcto, la historia así lo reconocerá.
Existen personas que construyen su felicidad en forma artificial para persuadir de ella, mentirse a sí mismo o “hacer culto al ego”, que es la otra parte del show.
Una de las formas de cómo han accionado estos “políticos con malos modales”, es llevando una vida de excesos y jactancias expuestas sin el menor escrúpulo, así van por la vida presumiendo cumpliendo el adagio popular del: “dime de lo que presumes y te diré que careces”. Por eso la honradez es la virtud de la que más presumen.
En política observamos actores, que directa o indirectamente, se vuelven seres improductivos y vanidosos; incapaces y codiciosos; impresionadores y deshonestos, que van tomando decisiones que pueden afectar a millones de personas. Estos políticos cada vez y con más fuerza, adquieren malos hábitos, suelen enriquecerse rápidamente porque el negocio es bueno y “este bichito” pica a las futuras generaciones en una suerte de transmisión hereditaria vergonzosa de una clase política completamente desprestigiada.
La negligencia en sus acciones y la superficialidad en sus actuaciones, los han alejado de la realidad. La impaciencia para no escuchar a los más necesitados, los ha convertido en verdaderos espanta pájaros, que están ahí, haciendo muy poco, pero están ahí.
Los arribistas egocéntricos están recorriendo caminos tortuosos que los lleva a pensar que viven en palacios (de paredes falsas). Esta gente, cargados de fetichismo y sin razones, viven realidades diferentes al común de las personas. Son “pájaros de alto vuelo”, que suelen presentarse de muchas formas, “modositos” y vestidos con trajes costosos o disfrazados de honestos, usando colonias con olor a corrupción, mediocridad y decadencia moral, en una sociedad que va perdiendo los valores y las buenas costumbres, porque el afán de conseguir dinero fácil fácilmente les corrompe.
Venimos de una pandemia que diezmó la población , pero continuamos con una más fuerte que es la de la corrupción , la misma que desestabiliza al país, donde aparecen nuevas pugnas con hambre de poder y no importa la paz social tan anhelada para que los habitantes puedan desarrollar sus actividades de forma normal.
Varios juristas y el pueblo llano se preguntan qué pasará con el juicio político: Mi maestro, Ramiro García Falconí, da a conocer tres posibilidades a saber: “1. Lasso va a juicio político y no se logran los 92 votos necesarios para su destitución (Lasso se queda 2 años más) 2. Lasso va a juicio político y se logran los 92 votos necesarios para su destitución (Borrero se queda los 2 años que restan) 3. Lasso dicta la muerte cruzada y manda a todos los Asambleístas a la casa (Lasso se queda +/- 1 año gobernando sin legislativo, hasta que se hagan nuevas elecciones)”. Son tan ciertas estas posibilidades, que, de suceder la primera, nuestra pobre Asamblea quedará como un ejemplo de simples alza manos, chantajistas, pide puestos y otros réditos; ojalá estos últimos no se asemejen a los expresados por el alcalde de Pindal.
Ahora bien, cierto es que tanto el juicio político como la muerte cruzada son herramientas constitucionales, pero hay que tomar en cuenta que a la postre cualquiera que sea su resultante, causará serios estragos desestabilizadores que irán en contra de todos los ecuatorianos que quieren laborar bajo condiciones de paz, armonía y seguridad.
La verdad es que la democracia tambalea, y la seguridad que es política de Estado, ha desaparecido completamente; pues el Presidente no ha podido controlar, y más bien con el permiso de tenencia y porte de armas ha dejado la seguridad en manos de la ciudadanía para que “se defienda como pueda”.