
3 minute read
Desenredar la madeja del Caso Gabela
La presentación del ‘tercer informe’ del perito argentino Roberto Meza sobre el asesinato del general Jorge Gabela puso fin a una década de especulaciones. Por fin, el fantasma del documento supuestamente desvanecido en el pasado dejará de rondar el caso.
Algunos detractores minimizan el informe señalando que no aporta nada nuevo, pero su importancia se deriva de lo que no dice; al determinar una línea de investigación, permite cerrar otros frentes. Aunque con riesgo político y un elevado costo, constituye un valioso esfuerzo estatal en busca de la verdad.
Ahora es el turno de la Justicia. El informe no tiene carácter vinculante, y ni al investigador argentino ni al resto de comisionados les corresponde determinar la ino- cencia o culpabilidad de persona alguna; serán los fiscales y los jueces quienes lo hagan. No obstante, el documento aporta pistas valiosas. Finalmente, se podrá investigar la declaración de uno de los sentenciados, que, pese a que no lo dijo durante el juicio, le habría revelado al perito Meza la identidad del autor material, asegurando que fue contratado por un general de la FAE. Al mismo tiempo, las dos personas señaladas en el informe como mentalizadores (autores intelectuales) tendrán derecho a defenderse ante la acusación, producto de una cadena de deducciones que requiere un minucioso escrutinio.
Puede ser el primer paso para comenzar a deshacer todo el embrollo causado por el cálculo político y la falta de transparencia en la Justicia.
El riesgo país
No acostumbro a escribir sobre economía porque no es mi campo de desempeño, pero sí quiero compartir con ustedes, mis lectores, las inquietudes que entraña la situación actual y, sobre todo, las perspectivas desalentadoras en el futuro inmediato.
Me refiero a la calificación de riesgo que las economías de América Latina tienen y que se reflejan en publicaciones internacionales. En ella se indica que las economías de nuestro continente que tienen más alto riesgo y unas perspectivas nada alentadoras son Argentina, Bolivia y Ecuador.
En el caso ecuatoriano la preocupación viene dada por el adelanto de las elecciones y las posibilidades de que el cambio de gobierno enrumbe al país por un aumento en el gasto con pocas probabilidades de mejorar la recaudación pública, empeorado aún por la consulta sobre el Yasuní que impediría la explotación de las reservas petroleras.
Hay quienes hablan también sobre un peligro de desdolarización, lo que mandaría al país a un despeñadero de incalculables consecuencias, con un impacto en la calidad de vida de la gente, sobre todo los de menos recursos económicos, una contracción del empleo, un alejarse de inversiones y una serie de factores encadenados que presentan como muy alarmante el futuro del país.
Los procesos electorales tienen una enorme carga de esperanzas de cambio, de venta de ilusiones en las que desafortunadamente somos muy dados a caer los ecuatorianos, por ello es tan importante elegir a conciencia, no dejarnos guiar por ofertas que sabemos que no van a cumplirse, ni tampoco por la inmediación de una aparente bonanza que será a costa de hipotecar el futuro. Los ecuatorianos tenemos ya dolorosas experiencias al respecto, por lo que nos toca meditar con honestidad sobre el futuro del país que queremos y en el que deseamos continuar viviendo.
tamiento, antecedentes y modo de actuar en la vida, para tener un concepto de alguien, sin que creamos que conocemos a una persona solo por sus facciones, su físico, su manera de actuar en el tiempo, que podamos verlas y conocer sus antecedentes particulares.
La evolución nos ha diseñado para específicamente mostrar nuestras emociones en el rostro, de manera que los demás puedan verlas; sin embargo, las expresiones faciales solo es una de las señales más potentes que nos ofrece el entorno, para poder decidir si debemos irnos o quedarnos en el lugar donde nos encontremos. Algunas veces hacemos juicios muy rápidos sobre si alguien es capaz, eficiente, colaborador o un delincuente disfrazado de pastor, consejero, político o charlatán. Los juicios de personalidad son procesados en la mente con mucha celeridad y cada quien responde de manera diferente.
Resulta curioso y bastante perturbador cómo en nuestro país, en época de elecciones, la gente se hace juicios rápidos sobre muchos candidatos con pasados escabrosos y sin conocimiento ni preparación alguna; pero que, por llegar a ocupar cargos dirigenciales de elección popular o de confianza en la administración pública, aprenden a obedecer y guardar los secretos. El juicio que las personas tengan sobre la personalidad de los candidatos no solo debe ser por su físico, discursos, ataque al opositor, el que más grita, ofende o baila con la gente; sino, debe centrarse al conjunto de carac- terísticas que definen la personalidad del candidato/a, es decir pensamientos, actitudes, hábitos y conductas que cada persona tiene de manera particular.
A la hora de determinar por quién votar hay hechos que deben influir en los resultados: las gestas más importantes de la vida real. El irnos o quedarnos en el continuo presente permiten reacciones mentales que operan en planos distintos, y en materia de elecciones: sobrevivimos o caemos en el pasado.