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Wayúu

Ubicación geográfica

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Los Wayúu se encuentran ubicados en la península de La Guajira al norte de Colombia y al noroeste de Venezuela en el estado de Zulia, sobre el mar Caribe. Ocho resguardos más ubicados en el sur y la Media Guajira y la reserva de Carraipía. Este pueblo indígena se encuentra ubicado en los municipios de Barrancas, Distracción, Fonseca, Maicao, Uribía, Manaure y Riohacha; así mismo, hacen presencia en el estado venezolano de Zulia. En total son 144.003 personas repartidas en 18.211 familias. Los Wayúu representan el 20.5% de la población indígena nacional (DNP-Incora, 1997), el 48 % de la población de La Guajira y el 8% de la población del estado de Zulia. En consecuencia es la etnia indígena más numerosa de la península de la Guajira y del país seguida por los Nasa, Zenú y Embera.

Lenguaje

Los Wayúu son en su mayoría bilingües, aunque una fracción de ellos en la Media y Alta Guajira es monolingüe. Su idioma autóctono, de la familia lingüística Arawak, cuenta con dos formas dialectales que no impiden la comunicación entre quienes las hablan: el wayuunaiki “arribero” (o de la Alta Guajira), y el “abajero” (o de la Baja Guajira).

Historia

Sobre la historia del pueblo Wayúu las fuentes información- de las que se dispone anteriores a la Colonia, son poco más que las crónicas españolas, las cuales relatan que tenían una estructura organizativa basada en clanes, con altos grados de movilidad poblacional, y con una práctica extendida de caza y pesca. Todas estas características que se mantienen en diferentes grados en la actualidad. Cuando se dio el contacto con la cultura española, el pueblo Wayuú adoptó el pastoreo y aumentó el tiempo de estadía en sus lugares de residencia. Paulatinamente el comercio se convirtió en un factor importante para la obtención de bienes y adicionalmente se convirtió en un mecanismo de relación con las culturas inmigrantes. Las luchas por el control territorial fueron un factor característico del contacto con los europeos y generó rupturas sociales al interior del pueblo. Posterior al establecimiento de la república, misiones católicas hicieron presencia en el territorio, sin embargo, la cultura Wayuú se mantuvo fuerte a través de los años. Su historia reciente está caracterizada por la explotación petrolera, la apertura de la mina de carbón en el Cerrejón y el puerto marítimo de la alta Guajira, que se dio en la década de los 80. La explotación de recursos naturales ha significado problemáticas para el pueblo Wayuú, a causa de la dependencia laboral que generan. La lucha por el control territorial entre actores armados al margen de la ley ha sido también una constante de su historia reciente.

Cultura

Dentro de su cosmovisión, los Wayúu se- ñalan que los primeros Wayúu y sus clanes surgieron todos de Wotkasainru, una tierra en la Alta Guajira. Fue Maleiwa, figura cen- tral de su universo mítico, quien los fabricó y quien hizo también los hierros para marcar cada clan y distinguirlos: uno para los Ulia- na, otro para los Jayaliyu, los Uraliyú, los Ipuana, los Jusayú, los Epieyú, los Sapua- na, Jinnú, entre otros. Además de Maleiwa, Dios creador de los Wayúu y fundador de la sociedad, los esposos Pulowi y Juvá se re- lacionan con la generación de la vida. Pu- lowi, la mujer, se relaciona con la sequía y los vientos.

Mitos

De acuerdo con la tradición Wayuu, Irunuu, un joven cazador encontró a una niña huér- fana, abandonada a su destino. El cazador la llevó a su casa, entregándola a sus her- manas, para cuidar de ella y enseñarle las tradiciones femeninas. Las tres hermanas del joven rechazaron a la chica desde el pri- mer momento, por lo que cuando Irunuu sa- lió, la niña fue insultada y maltratada.

En una de las noches de soledad, la niña se transformó en una hermosa doncella que sacó de su boca los hilos con los que ella tejía chinchorros y Wayucos. Las hermanas, al descubrir los tejidos, dejaron a su herma- no saber que el trabajo había sido hecho por ellas. Sin embargo, este descubrió las cualidades de la niña transformada en una doncella, por lo que castigó a las hermanas, convirtiéndolas en murciélagos.

Irunuu, al intentar abrazar a la mujer, esta se convirtió en una araña y desapareció en- tre las ramas de un árbol. El cazador, nos- tálgico y afectado emocionalmente, tomó los tejidos y los mantuvo para que las nuevas generaciones Wayuu aprendieran el arte de tejer. De esta forma, la expresión única de su tejido comenzó a extenderse por toda la península.

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