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Explorando la literatura salvadoreña

La literatura salvadoreña está rodeada por un buen número de escritores que sobresalieron y se volvieron famosos local e internacionalmente gracias a sus obras literarias. El Salvador ha sido la cuna de varias generaciones de estos. Pero, ¿Qué es un escritor? Se denomina escritor, en sentido amplio, a quien escribe o es autor de cualquier obra escrita o impresa. Por otra parte, en sentido estricto, el término designa a los profesionales del arte literario.
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La fama de estos, junto al reconocimiento de El Salvador como uno de los países con mayor número de escritores latinos sobresalientes, sigue presente con el pasar de los años.
us palabras plasmadas en libros y escritos siguen dejando huella en sus lectores, aun en la actualidad, a pesar de que muchos de estos ya no están vivos. Otro factor que ciertamente contribuye a la popularidad de la literatura salvadoreña, es que, dentro de la planeación didáctica de las instituciones educativas del país, se incluye un número considerable de piezas literarias de escritores salvadoreños.

Los escritores salvadoreños se encargaron de formar sus carreras literarias en diferentes géneros, por lo que existe una gran riqueza literaria en El Salvador, pasando por la poesía, las novelas, los cuentos, las obras teatrales y un largo etcétera.

Es por esto que daremos un repaso a algunos de los libros que han sido parte de la Historia de El Salvador en cuanto a literatura se refiere:
Puro guanaco de Salvador Juárez, 1977
Este libro es un cuestionamiento directo a través de la ironía y el sarcasmo hacia el chovinismo del poder y hacia ese cansado ultrapatriotismo del guanaco.
Aquí, Chamba Juárez deja caer golpes certeros, primero contra el orgullo del salvadoreño y los supuestos logros que lo hacen sentir grande. Golpea también la tradición literaria tanto en el discurso como en la forma, a través del uso del lenguaje popular y jugando con la utilización de dichos, idiotismos y giros del lenguaje, este como ningún otro de sus libros sigue respirando con vigencia.
Las historias prohibidas del pulgarcito de Roque Dalton, 1979
Este es el libro de Roque Dalton que más diversión ha presentado, por ser el libro desmitificador, desacralizador y capaz de visibilizar la historia no oficial de El Salvador. Por el lado técnico, el poemario se vuelve un recorrido lúdico donde todo convergen la poesía, la anti poesía, las bombas y los chistes , todo a su vez envuelto en ese halo sardónico que permite reírnos de nosotros mismos y repensar pasajes históricos que en algún momento se buscó que diéramos por sentado como reales y absolutos.

Mediodía de frontera, de Claudia Hernández, 2002
"Mediodía de frontera" es uno de esos libros que no deja indiferentes a sus lectores y, tarde o temprano, logra maravillar con cada cuento. Claudia Hernández, con su narrativa neofantástica, presenta una colección de situaciones desconcertantes que se convierten en poderosas alegorías sobre la soledad, el duelo, la identidad y la violencia. Con una naturalidad peligrosa, la autora sumerge al lector en cada historia, haciéndolo sentir parte de ellas y creando una experiencia única, incluso en los momentos más inusuales.


Teoría para lograr la inmortalidad y otras teorías de Ricardo Castrorrivas, 1972
En este título, Ricardo nos guía a través de cuentos que abarcan desde lo realista hasta lo neofantástico, y culminan en textos cercanos a la prosa poética. Con inteligencia, elegancia y una resolución magistral en pocas palabras, estos cuentos son de los primeros que recomiendo al invitar a entusiastas de la lectura a explorar la literatura salvadoreña. Ricardo se une a destacados autores como Mercedes Durand, Menen Desleal, José María Méndez, Claudia Hernández, Ricardo Lindo y Orellana Suárez, entre otros, a quienes siempre recomiendo cuando quiero transmitir mi emoción por los narradores de esta tierra inspiradora.

El Dinero Maldito de Alberto Masferrer, 1959
Es un ensayo en el que autor analiza la tragedia que viven las personas que son víctimas de los vicios como el alcoholismo y las apuestas, así como de los que recurren a la violencia para resolver sus diferencias con otros, cegados por el odio y la venganza usan armas para asesinar al enemigo.
Injurias de Ricardo Lindo, 2004
Este fue el primer libro en abordar abiertamente la temática homosexual en un país conservador e hipócrita como El Salvador. A través de poemas que emplean un lenguaje directo con metáforas claras y ocasiones de humor, el autor logra transmitir una ternura desbordante. Este libro permite visualizar obras posteriores y trabajos previos de otros autores que tratan la misma temática con inteligencia, como Mauricio Orellana Suárez y su narrativa en "La teta mala", Alberto López Serrano y su poesía en "Cantos para mis muchachos", Carlos Alberto Soriano y su obra "Ángeles caídos", y la poesía de Silvia Ethel Matus y Kenny Rodríguez.


Estados sobrenaturales de Alfonso Kijadurías, 1971
Este libro es complejo, apasionante y ambicioso, y es imprescindible para aquellos interesados en la literatura salvadoreña. Alfonso Kijadurías, considerado el poeta vivo más importante de El Salvador en la actualidad, publicó en 1971 una obra influyente. Con un lenguaje fluido, imágenes ingeniosas y una amplia gama de temas, como la identidad, el tiempo, la locura, la soledad, la creatividad, la historia, el delirio y la idea de Dios, el libro se graba en la memoria de quienes lo leen. Utilizando el surrealismo y un tono didáctico, abre las puertas a viajes emocionantes.

Helechos de Rolando Costa, 1972
Si ya hablar de la poesía de Kijadurías resultaba indispensable, no redactar unas líneas acerca de Helechos, de Rolando Costa, sería algo que muchos no me perdonarían, Helechos no solo es en la actualidad un libro que con facilidad podemos catalogar como “de culto”, sino también fue un impacto inmediato en muchos autores que ya escribían durante la época.
Luz negra, 1962 de Álvaro Menen Desleal

Tomando un autor que se encuentra ya muy presente en el imaginario colectivo, pero no hay manera en que se pueda hablar de dramaturgia en El Salvador sin hablar de Luz negra. Menen Desleal, quien aparte de excelente narrador también fue un poeta brillante y con un humor excepcional, supo derramar dentro de esta obra de teatro un equilibrio temático ideal entre cuestionamientos de carácter filosófico.
Jícaras Tristes de Alfredo Espino, 2009
La única obra poética de Alfredo Espino esconde en su interior la pasión y la tristeza por la vida de un hombre que supo mirar el alma de los salvadoreños a través de las señales que regala la naturaleza a los libres y limpios del alma. “Jícaras Tristes” aparenta una lectura fácil; sin embargo, reúne la profundidad y la diversidad temática que atrae a todo tipo de lector. Espino se consagró para siempre en la literatura salvadoreña.

Andanzas y Malandanzas de Alberto Rivas Bonilla, 1955
Trata de las aventuras o las desventuras de un pobre perro de finca nombrado Nerón, arrimado a un pobre amo campesino de nombre Toribio. Es una historia con un héroe poco probable, un perro que siempre había seguido a un niño, luego de mucho se vuelven grandes amigos estos dos y terminará siendo el héroe el perro, quien salvará de un gran peligro a su familia. Un canon en la literatura salvadoreña por las diversas problemáticas sociales que refleja y la reflexión personal que brinda.

Tierra de infancia de Claudia Lars, 1955
En la obra Tierra de Infancia se puede observar como la poetisa se da cuenta del significado de las dicotomías (división en dos partes) estrago-sufrimiento, realización-plenitud para la creación artística de esta. Si bien en la obra Claudia nos demuestra cómo trabaja con sus hechos y con sus significados personajes, porque le dice mucho al corazón del lector Y es en ésta donde se puede observar la realidad de la escritora sobre su infancia, la belleza de esta y las emociones que en ella vivió.