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Al pie de los Nevados del Aconquija. Los pueblos indios de Solcos, Gastona y Aconquija (Siglos XVI, XVII y XVIII
Nélida Beatriz roBledo
studiamos un sector de la Provincia de Tucumán, en la vertiente oriental del Aconquija,1 comprendido entre los ríos Seco al norte, y Gastona al sur, el piedemonte al este y los Nevados2 al oeste. Su altura máxima, en los Nevados, llega a los 4300 msnm y desciende en un profundo declive hasta los 450 msnm en el piedemonte.
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1 La primera versión de este trabajo fue publicada en Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. 4 al 8 de octubre de 1999, Tomo 2, págs. 209 a 228. Córdoba, 2002 (trabajo con referato). 2 Nevados del Aconquija: formado individualmente por el Aconquija, el Cerro de las Animas, el Cerro Muñoz incluyendo el macizo de Ñuñorco Grande […] las laderas orientales de las Cumbres de Tafí y de San Javier. Hacia el sur incluye también la región montañosa que se extiende entre el río Cochuna y la frontera de la provincia […] las Cumbres de Santa Ana, la Silleta de Escaba, las Cumbres de Narváez, el Cerro Chico y las Cumbres de los Llanos. La frontera inferior de este ambiente, que constituye al mismo tiempo la frontera superior de la llanura tucumana, puede establecerse en 450-550 m. HUECK, Kurt (1953); Ambiente original, ambiente expoliado y ambiente cultivado en la Provincia de Tucumán, en el NW Argentino. Las Montañas tucumanas del S. W. (pág. 10) (traducción Inédita).
La zona tiene su espacio en el imaginario popular. Para algunos de los pueblos del este catamarqueño, los Nevados del Aconquija fueron los padres de las aguas (Bravo, 1993). La leyenda, que volvió a resurgir hace pocas décadas, hablaba, según la versión, de la existencia de una ciudad rodeada por una cadena de plata o de oro que se conservaría en el fondo de una laguna, protegida por una virgen o por un toro de cuernos dorados (Rosenberg, 1936; Bravo, 1993).
La percepción de los que en este siglo ascendieron la ladera oriental del Aconquija, está lejos de concebirla como un lugar ideal para los asentamientos y o desplazamientos humanos: temperaturas extremas en las altas cumbres, –10º en los equinoccios de marzo y –15º en los solsticios de invierno entre los 1400 y 3600 m y en el verano en la cima, hasta los 4000 m, mientras paralelamente a menores alturas se registran fuertes tormentas eléctricas, con intensas precipitaciones (O. Bravo 1993: 6,7). Sin embargo, la arqueología ha registrado la existencia de dos sitios Formativos: Antigal de Tesoro o Tesoro II y Las Yaretas (Stuc Ch2), a los 3200 y 3000 m y otros sitios sin datación: Los Nacimientos y Las Cascadas, entre los 2750 m y los 1600 m y Las Mesadas a los 1000 m (Scattolin y Korstanje 1994). Además el Tambo inca de Nevados del Aconquija,3 a los 4300 y pircas próximas a la cima del cerro Tipillas, de 5420 m, localizadas por andinistas.
El estudio del entorno aportó una rica información que nos permitió explicar la dinámica en la que estaba inserto este sector y arriesgar algunas hipótesis.
Los primeros asentamientos humanos registrados en el entorno, corresponden a los grupos agroalfareros que conformaron la llamada tradición Tafí (Fase I: siglo I a III y Fase II: siglos VII a X) que se desarrolló en el Valle homónimo y
3 El sitio Nevados del Aconquija se encuentra a los 27º10’ de latitud sur y 66º01’ de longitud oeste, a los 4.300 msnm, al sur de las nacientes del Río Las Pavas en un contrafuerte que baja abruptamente hasta el fondo de la Quebrada del río Jaya, mientras que en el costado norte lo hace más suavemente hasta la Quebrada del Río de Las Pavas. (Bravo, cit: 5,6).
se expandió por la Quebrada del Portugués, distante aproximadamente a 8 leguas del eje de los ríos Seco y Gastona. Se habría irradiado hacia el norte por el Valle de la Ciénega, por las proximidades de San Pedro de Colalao y por el Valle de Medinas. Sociedades agropastoriles ocuparon el Valle de Santa María probablemente antes del siglo X d.C. Treinta y cinco sitios y unidades con ocupaciones Formativas atestiguan esta presencia (Ver Tarragó y Scattolin, 1999).
La expansión ideológica de los grandes núcleos religiosos: Alamito, La Rinconada, y el santuario incaico de Las Cuevas, al este de los Nevados del Aconquija (en el Morro de las Ruinas o de Las Cuevas, a 4900 msnm) habría utilizado como vía el eje del río Gastona y sus tributarios, ríos Solco y El Conventillo y los afluentes de este, ríos Jaya y Las Pavas.
Durante el Formativo y el Período de Desarrollos Regionales, el área estaba integrada en el espacio socio-político y económico de Alamito, «expresión cúltica de Condorhuasi», que se extendió hasta Hualfín y Ambato y por el piedemonte tucumano hasta la llanura chaco-santiagueña, donde originó la Cultura Mercedes, «puente entre las entidades culturales de Ambato y la llanura.» La distribución de bienes, la complementariedad económica y las estrategias litúrgicas se expandieron a través del tráfico caravanero o por comunicación directa a través de la red fluvial que desemboca en el río Dulce (Tartussi y Núñez Regueiro 1993: 12, 30,38).
La presencia de sitios Aguada en las proximidades: Escaba, Yánimas, la Calera, y Huasa Pampa y El Rincón, con estructuras similares a Alamito (Núñez Regueiro, com. pers., 1999) y en las cercanías de Alberdi Condorhuasi, con «tallas de piedras del estilo conocido como suplicante, que marcan indudable conexión con los Sitios de Alamito.» (Tartussi y Núñez Regueiro 1993: 38) y los asentamientos santamarianos, completan el contexto.
Entre los 4200 y 4300 msnm se encuentra el sitio arqueológico incaico «conocido como «Pueblo Viejo del Aconquija», «La Ciudad Legendaria», «Ruina de los Nevados» «Pucará de Las Pavas», «Nevados del Aconquija» o su denominación más
extendida, «La Ciudacita»,4 considerado por Raffino y colaboradores (1978 y 1991), como « uno de los pocos sitios incaicos en el NOA que presenta la mayor cantidad de rasgos arquitectónicos de primer orden» y destacan que son «Inka puros y poseen manifiesta calidad arquitectónica».5 El mismo forma parte del sistema de asentamientos del Kollasuyu, la provincia más grande del Imperio Inka6. Martel et al. (2002) plantean la posibilidad de una ocupación previa, al localizar un sector con arquitectura y artefactos locales.
Hacia el oriente se encontraba la provincia de Tucma, que «pudo incluir también el Campo de Pucará y el Valle de Catamarca» (Lorandi et al. 1997: 213). La provincia incaica del Tucumán corresponde al sector serrano que los españoles denominaron los Andes o Antis del Tucumán, en especial su vertiente oriental y el piedemonte, incluyendo talvez el sector occidental de la llanura santiagueña (Lorandi 1992: 142-143) Esta había celebrado una alianza perpetua de paz con Viracocha, renovada bajo el gobierno de Túpac Yupanqui, por la que se comprometía «a no más guardar aquella frontera para que no entrase ninguna gente por allí a dar guerra a su señor» (Cieza de León, T II, cap. XCI). La Provincia de Tucma hacía también de nexo entre el Imperio y las tierras sud orientales, por las que éste pretendía expandirse. Mitmaqunas tucumanos
4 Víctor Hugo ataliVa, ÁlVaro Martel, caroliNa SoMoNte, Sara M. l. lópez caMpeNy: «Notas marginales desde el sitio incaico Nevados del Aconquija» (Tucumán, Argentina). Andes 21. Año 2010, págs. 161-186. Universidad Nacional de Salta. Argentina págs. 161-163. 5 ataliVa, et al. cit., págs. 168-169. 6 «Su conquista se inició alrededor de 1430 y llegó a abarcar desde el lago Titicaca […] hasta Mendoza y la mitad de Chile […] los establecimientos se conectan a través del Qhapaq Ñan, Camino Principal Andino [que] refleja la efectiva y globalizadora organización del estado imperial». KorStaNje, alejaNdra (Compiladora): La Ciudacita o el Pueblo Viejo del Aconquija en la memoria del IAM, en: patricia areNaS, carloS a. aScHero, coNtaNza taBoada: Rastros en el camino. Trayectos e identidades de una institución. Homenaje a los 80 años del IAM. UNT. Edunt Editorial, pág. 239 y 241.
y santiagueños prestaban servicio en establecimientos incaicos de Tarija, en el Shincal, en Potrero Chaquiago y en los Valles Calchaquíes (Lorandi, 1997).
Después de 1493, Huayna Cápac envió «hacia la parte del levante orejones avisados en hábito de mercaderes, para que mirasen las tierras que hubiese y que gentes mandaban» (Cieza de León, 1943). Pero la ambición imperial de expansión hacia el sudeste no pudo concretarse por la debilidad interna del Imperio.
Investigaciones arqueológicas iniciadas a fines de la década de 1940 aportaron diferentes miradas acerca del sitio arqueológico incaico de los Nevados del Aconquija:7 para Franz Mansfeld (1948), primer investigador que da a conocer el sitio, se trataría de un pueblo dedicado a la minería [en lo que coincidirían Scattolin y Korstanje, 1949], donde explotaban cuarzo aurífero, que luego trasladaban a Campo del Arenal, adonde lo elaboraban. Paulotti lo interpretaba como santuario de altura. Würchmidt (1952) le atribuía «funciones militares y religiosas, tal vez lugar de peregrinación y asiento de funcionarios importantes.» Alberto Rex González (1980) lo clasificaba como Tambo Principal o Mixto, relacionado también con la religión y el culto. Orlando Bravo (1949-91), desde la Física, abrió el campo de la Arqueoastronomía y luego de sucesivas investigaciones, consideró que se trataba de observatorios astronómicos solares. Además, localizó una piedra equinoccial. Para Hyslop y Schobinger el sitio habría estado destinado a actividades militares y juntamente con el Pucará de Andalgalá, habría tenido como fin la protección de la frontera oriental. Pero probablemente su función principal haya sido la de santuario. Para Scattolin y Korstanje (1994) sería un «establecimiento fronterizo [destinado a] evitar que poblaciones del oriente accedieran a la otra vertiente. Formaría parte del sistema de asentamiento regional que respondería a una estrategia de dominación estatal sobre el Collasuyu, y junto a Ingenio del Arenal y Punta
7 Seguimos a ataliVa, V. H. et al., cit. págs. 164 a 169 y a KorStaNje, A., págs. 241-242.
de Balasto constituiría un complejo vial minero.» Posición que reforzaría la hipótesis de Rodolfo Raffino et al. (1978), Luis González (2002) y González y Tarragó (2004) sostenían «que el interés del Tawantinsuyu sobre esta porción de los Andes Meridionales estuvo centrado en la explotación de los recursos mineros locales». Punta de Balasto era un «nudo caminero […] en el que confluían distintos ramales que conectaban hacia el occidente Ingamana o Punta de Balasto con Hualfín [y] otro ramal, en dirección sudeste con Nevados del Aconquija». Raffino y colaboradores (2001) lo consideraron un «espacio de control de tránsito de personas y del tráfico de bienes» que determinaron « la ocupación Inka en el sur del Valle de Santa María» González (1999), lo que nos permite comprender, como sostienen Ataliva et al. (2010, p. 168), la importancia de Punta de Balasto, «para entender la dinámica de la expansión y dominación incaica en este sector del NOA [..], en el Valle Calchaquí […], lugar de asiento de contingentes de mitmaqkuna originarios de la llanura tucumana santiagueña» como lo demuestran numerosos trabajos etnohistóricos de A.M. Lorandi y colaboradores (1984 a 1997). Verónica Williams (2002) sostenía que se trataba de un enclave administrativo de control de personas y tributos en las diferentes regiones [...] consideradas estratégicas para la comunicación y el transporte, la recolección del tributo y el control militar en el imperio.» Y al estudiar «El uso del espacio a nivel estatal en el sur del Tawantinsuyo» (2010: 77, 78), entiende «la espacialidad [..] como una dimensión clave en la estructuración de relaciones sociales durante el período comprendido entre el 1000 de C y 1536 (Período de Desarrollos Regionales e Inca). [y no solo] las transformaciones en el uso del espacio [..] sino también [..] el papel simbólico y coercitivo de la arquitectura en los establecimientos estatales como formas de control y dominio». Ataliva et al. (p. 167) destacan que «El sitio Nevados del Aconquija es visualizado no ya de manera aislada, sino formando parte del sistema de asentamiento regional, lo que nos lleva a indagar sobre las diferentes estrategias de dominación implementadas por el Estado en el Collasuyu.» Y posiblemente con «[..] el
desmoronamiento del Estado, aquellas poblaciones sometidas recuperaron su autonomía de manera rápida, no exenta de tensiones y conflictos principalmente con grupos «foráneos», [..y esa] acelerada desestructuración del Estado se haya traducido en un repentino abandono del asentamiento.8
loS pueBloS iNdígeNaS y Su eNtorNo
Previo a la llegada de los españoles, el área en estudio compartía dos territorios étnicos: hacia el occidente formaba parte del Imperio Inca y hacia el este, de la Provincia de Tucma, con diferentes grupos aliados al Imperio.
La percepción española de la ladera oriental del Aconquija como «tierra de arboledas e cerros, e sierras muy ásperas», con muchos ríos, y por las cuales se abrían paso «con azadones e hachas» 9 constituye una de las primeras descripciones de esta zona de yungas de elevada biodiversidad, donde la nubosidad cumple un rol importante en el régimen hidrológico, y donde los cambios de temperatura y la cantidad de lluvia, unidas a la altura, determinan una zonación actitudinal (Brown 1997).
Abundante pesca, miel, fibras, cañas macizas, constituían recursos comunes en la zona. El pecarí de collar (Dicotyles tajacu), la taruca (Hippocamelus antisensis), el guanaco (Lama guanicoe), el lobito de río (Lontralon gicaudis), el zorro colorado (Duciycion culpaeus), el ocelote (Leopardo pardalis), el puma (Puma concolor), pájaros, loros, halcones y el cóndor andino (Vultur gryphus)10 entre otros, brindaban su carne, su piel y sus plumas.
8 ataliVa et al. Cit., págs. 181-182. 9 eduardo BerBeriaN, (1987): Crónicas del Tucumán Siglo XVI; Capítulos de una información de los servicios prestados por Pedro González de Prado. Lima, 13 de noviembre de 1556, Argentina. Comechingonia, Revista de Antropología e Historia; pág. 27. 10 Plan Operativo 1998 del Parque Nacional Campo de los Alisos.
En la segunda mitad del siglo XVI, pueblos Diaguitas: Cascagastas y Anconquijas (que tenían otro asiento en la vertiente occidental de la sierra) vivían en una angosta franja entre árboles de mediano porte, helechos, bromelias y musgos, con una franja intermedia en el límite del bosque, hacia los 1700 a 2000 m, donde las neblinas eran constantes, hasta ascender a los bosques de alisos. Parte de este ambiente era compartido por los Solcos, a los cuales en 1584, en Santiago del Estero, el capitán Mexía de Miraval que se había enfrentado con ellos en varias oportunidades, diferenciaba claramente: «indios de nación diaguita e solcos de nación juríes». Cruz (1997) los clasifica como tonocotés, clasificación más precisa, utilizada con posterioridad (Lorandi, cit.).
En el piedemonte, en medio de una selva de árboles de más de 30m de altura, sometida a lluvias estivales y a un período seco de seis meses, el pueblo de Eldete. Más abajo, un doble asiento del pueblo de Gastona, los Gastonilla y Nicupile, Tonocotés. Y en el centro de la llanura, poblada de ceibos, nogales, tipa blanca, cedros, lapachos y bosques de cebil, donde las lluvias del sudeste alcanzan entre 800 y 2000 mm anuales, los pueblos de Sucuma-Belicha y Silípicas. Estos pueblos pedemontanos, demográficamente debilitados en forma temprana, estaban relacionados por lazos de parentesco, tales, por ejemplo, las relaciones entre Gastonillas y Belichas o entre Aconquijas y Tafíes, Amaichas e Indias de Londres, como lo demuestra el padrón de 1670-71.
Estratégicamente nos interesa el eje del Aconquija, como «columna vertebral para sostener las relaciones políticas» (Lorandi et al. 1997: 211). Un sistema reticular, compuesto de caminos no incaicos, comunicaba los pueblos indígenas locales con los de su entorno: en el norte los Tafíes, ubicado en las mismas vertientes orientales del Aconquija, y con otro asiento en «la falda de la sierra,» que para este período ubicamos en la ladera oriental del Taficillo (Robledo 1997). Los Anfamas, que ocupaban el valle homónimo, separado del Valle de Tafí por las Cumbres Calchaquíes y las de Mala Mala (Cruz 1997: 273-74).
En las vertientes occidentales del Aconquija habitaban varios grupos, entre los que se encontraban los Ingamanas, en Punta de Balasto. El borde del Campo del Arenal estaba ocupado por tucumanos-santiagueños y otros grupos, posiblemente Yocaviles, demográficamente numerosos: los Casminchangos, Ulpingaschas y Uchumil Masao, que hacia 1657 tenían sus propios caciques (Lorandi 1997, I). Relaciones de parentesco unían a algunos pueblos del sur del Valle Calchaquí con los de Andalgalá, en cuyos algarrobales se proveían los Ingamanas.
Lorandi señala la existencia de redes de parentesco que reforzaron las alianzas de las poblaciones que ocupaban un arco transversal en el centro-norte de Catamarca, durante las rebeliones calchaquíes, y Ana Schaposhnick. la presencia de pequeños grupos en el Valle de Catamarca, que carecían de unidad política, pertenecían a un solo linaje y contaban con un cacique propio. Estos pueblos tenían a veces un doble asiento sobre una u otra vertiente del Ambato, atravesadas por caminos no incaicos (G. Guzmán, 1988) en los que aún se conservan topónimos que los recuerdan.
Hacia el sur del Gastona, se comunicaban con los Marapas, Escabas y Yapachín, de la falda de la sierra y el piedemonte. Y hacia el este, con la sierra de Guayamba, a la que comúnmente llamaban Cordillera de Santiago, poblada por Collagastas, Cingasta, Simogasta, Albigasta,11 Aliquili, Sicha, Allega y Tavigastas. Todos estos pueblos fueron repartidos en forma muy temprana. Juan Núñez de Prado afirmaba que en 1550 ya había hecho treinta y seis repartimientos en el centro
11 Para Eusebia Martín (1964 y 1970) la terminación «gasta» sería propia del cacán meridional (diaguita). Ricardo Nardi, si bien no rechaza «la hipótesis de Eusebia Martín sobre la existencia de dos dialectos del cacán… no acepta el uso de las terminaciones «ao» y «gasta» como elementos determinantes para realizar tal subdivisión lingüística, y presenta casos de topónimos que contradicen esta tesis» (Margarita araNa y eStela Noli: Nuevos Aportes Documentales para el Estudio de la Lengua Cacana. Avance de Investigación. Tucumán, 1996, mimeo).
de la Provincia de Tucma. Además, fueron los más espoliados, por cuanto sufrieron las consecuencias de las desavenencias entre los gobernadores: «el dar y quitar indios y repartimientos encomendados».12
la puerta de eNtrada al tucuMÁN y laS priMeraS ciudadeS
En 1929 Roberto Levillier señalaba: «Una de nuestras certidumbres es que Rojas y sus hombres cruzaron los Andes y entraron al Tucumán, pero quedamos en conjeturas acerca de la ruta que siguieron y del punto por donde pasaron [..] para llegar ahí. Nada nos dicen los cronistas ni concretan los conquistadores».13
La ubicación de la «boca de entrada de los Andes del Tucumán» habría determinado la ubicación de las primeras efímeras ciudades: Barco I y Cañete.
Levillier sostenía la hipótesis que desde la Punta de Balasto, los hombres de Rojas «franquearían la sierra de Aconquija y alcanzarían Tucumán a la altura de Concepción» y luego
12 [De] 3000 tributarios [varones entre 18 y 50 años] que servían a San Miguel en […] 1580, se desciende a 2000 en 1596 [...]. Durante los primeros años de contactos entre indígenas y españoles, las epidemias se extendieron […] en 1562 una de viruela, en 1587 otra que Ramírez de Velasco la consideró como «un ramo de peste», y en 1590-91hubo una epidemia a la que siguió una carestía de alimentos. En 1606 [..] el Gobernador Ribera calculó 1100 tributarios [..] 67% menor [..] a las cifras de Sotelo de Narváez. [1583: «tres mil indios de servicio de los diaguitas tonocotés y lules»] «La saca» [utilización de indígenas en trajines hacia Potosí y Chile, [...] que no retornaban], fue otra de las causas de despoblación de la jurisdicción.» eStela Noli: La fundación de Ibatín: una ciudad de frontera. En: eStela Noli (compiladora): Revisitando Ibatín. Investigaciones históricas y arqueológicas. 1ªedición.Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Ciencias Naturales, 2016, págs. 15 y 19. 13 Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán, vol. I (1542-1563). Pág. 118.
habrían continuado por los ríos Gastona y Dulce, hasta la provincia de Concho».14 Basado en Cieza de León, Manuel Lizondo Borda señalaba como ruta probable seguida por Núñez de Prado con los compañeros de Rojas: Chicoana, Cafayate, Tolombón Tambos de la Ciénega a la altura del Bañado actual, al norte de los Quilmes y Tafí del Valle, siguiendo el itinerario de Matienzo, para salir a los llanos tucumanos por la quebrada del Portugués. La fundación de la Ciudad del Barco I se habría realizado al pie de esta quebrada, en el mismo sitio en que luego se fundara Ibatín.
Roberto Zavalía Matienzo, basado en los mismos testimonios que Lizondo, en Lozano y en especial en el Itinerario de Matienzo, al que interpretaba en forma diferente, sostenía que Rojas cruzó los Andes del Tucumán, por la quebrada por donde corre el río Pajanguillo, donde se inicia el camino incaico secundario que cruza las cumbres algo al norte de los Nevados del Aconquija, y el Portezuelo del Campo Colorado para terminar en las faldas orientales en las ruinas incaicas, entre los ríos Jaya y Las Pavas. Y fijaba el sitio de fundación del Barco I y de Cañete en Yucuco, al norte del Río Medina, aledaño a la zona estudiada.
Teresa Piossek Prebisch señalaba que Rojas tomó el ramal secundario del camino real y entró por la quebrada del río Amaicha y luego por la quebrada del río Infiernillo. «En el Abra del Infiernillo el camino empieza a descender hacia el sur siguiendo el curso del río de Tafí» hasta el Cerro Pelado. De allí habría tomado hacia la derecha, con los cerros de Ñuñorco Grande y Ñuñorco Chico al este, y la Sierra de Muñoz al oeste,» para llegar a la Quebrada del Portugués o del río Pueblo Viejo, de fácil tránsito, a pesar de la vegetación. Según la autora, este fue el camino tradicional entre los Valles Calchaquíes y la llanura tucumana «desde tiempos prehispánicos y durante la conquista y los comienzos de la época colonial
14 Idem, pág.120.
en que se lo identificaba como el camino de la Quebrada de los Andes del Tucumán».
En cuanto a Cañete, fundada por Juan Pérez de Zurita en el sitio de Gualán, se plantea el problema de la ubicación del sitio o Valle de Gualán. Lizondo Borda, basándose en la lingüística, a la que apela también Piossek, sostiene que la palabra Gualán, de origen tonocoté, significa grande, y que se debe este nombre al río Grande o Salí, con lo que el sitio de Cañete se desviaría hacia el este. Basada en Pedro Lozano, Piossek afirma que el sitio Gualán «estaba a cuatro leguas al Sur de Ibatín (18 a 20 km)», en un «valle o lugar bajo», de acuerdo a un auto del cabildo de la época previa al traslado de San Miguel a La Toma y sostiene que Cañete fue fundada en El Cercado (com. pers., 2017). En base a documentos publicados por Lizondo Borda, Zavalía Matienzo localiza al «Valle de Gualán» sobre el río Medinas. Si tenemos en cuenta las advertencias de Lorandi et al. (1997: 214) respecto a la utilización del término valle, en el sentido étnico-político que señala Susan Ramírez Horton, se trataría del sector ocupado por los Solcos y liderado por Gualán, con lo cual su dimensión es demográfica antes que geográfica (Ramírez Horton, 1981, cit por Schaposchnik 1997: 298). Pero en este caso, ambas dimensiones coinciden, ya que en forma temprana, el río Gastona (no el de Medinas, como señalaba Zavalía) era dominado río de los Solcos.
Pero hay otros elementos a tener en cuenta. En documentos de 1610 y 164615 figura el río Gualán. Pero mientras el primero trata de una estancia sobre el actual río Balderrama, tributario del Salí, al norte de Ibatín, el segundo, de tierras en el Río Hondo, al sudeste, donde el Salí recibe los últimos afluentes. Si nos limitáramos a seguir un criterio geográfico o territorial, unido al aporte lingüístico, el Valle de Gualán sería muy extenso.
15 arcHiVo HiStórico de tucuMÁN (en adelante AHT). 1610. Protocolo 1, fs. 486-88. Venta de Estancia. 1646. Protocolo 3, fs. 16-17. Merced de Tierras.
A partir de los primeros núcleos fundacionales, indios y tierras se repartieron entre los conquistadores. Fundada la Ciudad del Barco I, en 1550, se inició el poblamiento del faldeo oriental de las sierras de Guayamba hasta la cumbre, tierras entregadas en merced, y sus indios encomendados.
La fundación de San Pedro Mártir de Conando en Andalgalá, en 1556, y de Londres en el Valle de Quinmivil, dos años después, con la que se inició la conquista del oeste catamarqueño, y donde Pérez de Zurita repartió más de doce mil indios, fueron seguidas por las efímeras fundaciones de Córdoba de Calchaquí y de Cañete (1560), enclaves destinados a la defensa de las rutas que unían Tucumán y Santiago del Estero con Chile y el Alto Perú. Es posible que los ríos Seco y Gastona y sus tributarios hayan formado parte de esta red de comunicaciones en medio de la resistencia indígena que acabó con estas ciudades y que provocó el traslado de Londres al Valle de Conando.
En 1565 Diego de Villarroel fundó en Ibatín la ciudad de San Miguel de Tucumán, a la que Estela Noli califica de «ciudad de frontera»,16 «fundada por la necesidad de los españoles de lograr el control de la entrada al área montañosa que comunicaba el Tucumán con Chile y Perú y, especialmente, para contener posibles incursiones de los pueblos diaguitocalchaquíes y defender Santiago del Estero, única ciudad establecida en el Tucumán». La autora sostiene que esta fundación respondía también a «un plan mayor, que requería de otras fundaciones para impedir ataques chiriguanos sobre Potosí y posibilitar la salida de la producción minera por el Atlántico.» Y, entre estos múltiples factores, como forma de facilitar la «descarga de la tierra».17
16 eStela Noli: La Fundación de Ibatín: Una Ciudad de Frontera. En: eStela Noli (Compiladora): «Revisitando Ibatín. Investigaciones históricas y arqueológicas». Proyecto PIUNT 2014-2018. Instituto de Arqueología y Museo. Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Universidad Nacional de Tucumán. Pág. 17. 17 «[..] envío a otras regiones de los miembros de la hueste española que no encontraban satisfacción económica en el Perú.» Noli cit., pág. 17.
Con la fundación de Ibatín, se inició la «colonización tucumana del valle de Catamarca» (G. Guzmán), que tendió entre los españoles redes de parentesco de larga duración a ambos lados de la sierra.
eStrategiaS iNdígeNaS de SuperViVeNcia. laS tierraS coMuNaleS
El reducido espacio geográfico en que nos movemos, nos conduce a explicar en una amplia escala temporal las situaciones extremas vividas por los pueblos indígenas, sus esfuerzos para evitar su fragmentación, y el entretejido que construyeron con los españoles en sus intentos de reconstrucción étnica.
Mientras los Solcos resistieron tenazmente a los españoles desde la «cuesta agria» en la que vivían y luego se rebelaron contra ellos, al igual que lo hicieron más tarde los Aconquija, otros pueblos, como los Singuil, por conflictos con sus vecinos buscaron el apoyo de los españoles.
Liderados por el cacique Canamico, los Solcos habían resistido en Capaya18 el avance de Diego de Rojas. Y, a poco de fundarse Ibatín, en 1585, los Solcos participaron de la primera rebelión indígena que enfrentó la ciudad. La conjura partió de los Yanaconas. Confederados pueblos serranos y Yanaconas del llano, «eligieron […] por caudillo [a] un yanacona llamado Gualán» (Lozano 1874: IV, 336-337) y tomaron e incendiaron Ibatín. Es posible que la muerte de Gualán y la derrota de los sublevados hayan determinado el desmembramiento y reparto de los Solcos entre varios encomenderos, como los encontramos a fines del siglo XVI y en la primera mitad del XVII.
Probablemente una parcialidad de los Solcos haya formado parte de la encomienda originaria de Lules y Tafíes, otorgada
18 La ubicación de Capaya dio lugar a diferentes opiniones. Mientras leVillier la ubicaba en el Capayán actual, en la provincia de Catamarca, lizoNdo Borda (El Tucumán Indígena: (83-84) afirmaba que se trataba del pueblo indígena de Acapayanta o Acapyanta, al sur del río Medinas.
al capitán Núñez de Guevara, uno de los fundadores de la ciudad del Barco. En 1579 se encontraban reducidos por su yerno y sucesor en la encomienda, el capitán Melián de Leguisamo, y trabajaban en la chacra de algodón que tenía sembrada en tierras «suyas y [..] de los indios Solcos de su encomienda», tierras que Alfonso Carrizo ubica junto a los Guaycombo, y que consideramos son las que luego donara al convento de La Merced, y comenzarán a llamarse El Conventillo.
Al igual que Los Lules, con quienes trabajaban después en la carpintería de Los Manantiales, los Solcos eran «buenos carpinteros, y muchos de ellos maestros de carretas», de las que fabricaban una por semana (Robledo 1997). La reducción de los Solcos y demás pueblos de la encomienda, implicaba feroces castigos. El capitán Melián de Leguisamo y su hijo el alférez, los trataban con rigor. A mediados del siglo XVII se decía de ellos que «eran domésticos y serviles», «ladinos y resabidos». Hacia 1684, siguiendo el destino de la encomienda multiétnica a la cual pertenecían, estaban reducidos por Don Pedro de Avila y Zárate en Los Choromoros, lejos de sus tierras originales.
Sostenemos la hipótesis que los pueblos ubicados en el curso medio del río Gastona o estaban emparentados con los Solcos, o estaban controlados por ellos. En forma muy temprana el Gastona recibía el nombre de «río de los Solcos.» Y el espacio que habría estado bajo su influencia, coincidiría con el Valle de Gualán, al que nos referimos anteriormente. En las actuaciones por el amparo de sus tierras iniciado por los Conaista (1604), que habían sido encomendados en Francisco de Olloscos, junto con los Gastona, fueron calificados por un testigo Lule del pueblo de Camanxita, que convivía con los Solcos en Los Manantiales, como «pueblo de Solco Pen», pero es la única vez que encontramos esa denominación. Y a pesar que otros testimonios del mismo expediente dan lugar a confusiones respecto a la identidad del pueblo,19 queda pen-
19 Por ejemplo, se refieren a el como «Pueblo o Matele» o Pueblo de Matele (1605), nombre del cacique principal de 1573.
diente la pregunta si los Conaista eran una parcialidad de los Solcos, de los cuales eran vecinos, sobre el río Gastona, o si se encontraban bajo su control.
En 1597, en ocasión de la venta de tierras de Tavigasta la Vieja (en la falda de la Sierra d Guayamba) hecha por sus caciques Don Diego Ocheta y Don Pedro Suni Han, un estanciero vecino, el capitán Luis de Gallegos de Guzmán, manifestaba: «este testigo ha visto que los dichos indios Solcos, pueblo de Tavigasta...». O los colocaba en la misma bolsa, o bien establecía un orden jerárquico de denominación (Schaposhnick, cit), ya que no lo contradijeron ni el defensor de naturales ni los propios caciques. El hecho de la lejanía de Tavigasta la Vieja no es un argumento para dudar de su relación con los Solcos, por cuanto en esos pueblos un denominador común erala posesión de tierras en diferentes pisos ecológicos. Por otra parte, el nombre de los indios de Tavigasta de los que hace dejación en esta oportunidad Da. Isabel de Alcántara (sucesora del capitán Diego Rubira): Andrés Velicha, Francisco Velicán, nos remiten a los Belicha, pueblo ubicado sobre el Gastona, posiblemente emparentado con los Solcos.
La presencia de los Solcos que se mantuvo hasta comienzos del siglo XVIII, perdura aún en topónimos de la zona, entre ellos el de río de Solco, para un tributario del Gastona que atravesaba el antiguo asentamiento, el que, a su vez, hasta bien entrado el siglo XIX, se denominaba aún Potrero de los Solcos. Hacia 1745 del pueblo de los Solcos, como de la mayoría de los pueblos indígenas, ya se decía: «el pueblo que era de los Solcos.» Sin embargo, descendientes de Solcos originarios habitan y defienden hoy las tierras de sus ancestros.
Por conflictos interétnicos algunos pueblos buscaron el amparo de los españoles. El pueblo de Singuil sufría constantes ataques de los Aconquija, que depredaban sus ganados y sus sementeras, por lo que recurrió al apoyo español. Los Aconquija, que aliados con los Yocaviles y pueblos de Andalgalá, Londres y La Rioja, fueron vencidos en Singuil en 1632. Sufrieron muchas bajas, entre ellas la de su cacique, Don Pedro Chumay, cuya cabeza, junto a la de otros principales, fue
exhibida en la plaza pública, como escarmiento (A. Montes, pág. 115).
Diferentes motivaciones originaron la movilidad de los pueblos. Algunos fueron reducidos por sus encomenderos, como los Belicha, con su cacique Don Juan, a quienes Nuño Rodríguez Beltrán condujo al actual Pomancillo, donde juntamente con los Pomangasta cultivaban viñas y algodonales. Otros indígenas optaron por ampararse en pueblos de indios, como un indio y dos indias de Gastona que se refugiaron en el pueblo de los Solcos.20 Otros fueron desnaturalizados como los Aconquija, que después de Singuil fueron obligados a trasladarse a las cercanías de San Miguel, donde arrendaron unas tierras en las que disponían de agua y leña.
Los mismos Aconquija fueron objeto de transacción por Juan de Mena, el primer encomendero que registramos. Para casar a su hija Da. Isabel de Mena con Alonso Sánchez Garzón, vecino de Santiago del Estero, se obligó «de mancomún in solidum con mi hijo Juan de Mena, sucesor del dicho repartimiento y encomienda» 21 a hacer dejación de Don Francisco Chambi con veintiocho indios casados, con sus mujeres e hijos, naturales del pueblo de Aconquija de mi encomienda.» Los que equivalían a diez mil pesos corrientes de a ocho reales, monto de la dote. Después de su muerte su hijo demandó la devolución de los indios, denunciando que los había cedido bajo presión.
Entre los pueblos indígenas, era habitual la rotación de la tierra. En 1604, «porque se daba mal el maíz», los Gastona se trasladaron desde la Pampa del Chañar y Laguna de Caturus hasta el sitio que hoy lleva su nombre. A los treinta años de su desnaturalización, por agotamiento de las tierras y por los daños provocados por los vecinos en sus ganados y sementeras, los Aconquija lograron retornar a sus tierras originales de Jalla y Aconquija, en la vertiente oriental de la sierra homónima. En todos estos casos adoptaron la forma occidental de
20 1592. AHT. Sección Judicial Civil S.A. Protocolo 3, fs. 45-46. 21 1610. AHT. Prot. 1, S. A.: f. 492v.-493v.
legalización de la propiedad, y la rotación fue acompañada de pedidos de amparo ante la justicia, para obtener el reconocimiento de sus títulos sobre sus tierras originales. Los Gastona y Conaista habían logrado una Provisión Real en 1597 y luego un Auto de Amparo en 1605, sobre sus tierras de la Pampa del Chañar y la Laguna Caturus, entre el río Grande y el de Olimpmampa. Su cacique, Don Antonio Yacobe, basó su petición en el «título hereditario de mis antepasados para mi y para los indios del dicho pueblo.22
También los Belicha declaraban haber obtenido Provisión Real sobre sus tierras, «por las haber dexado su encomendero Nuño Rodríguez Beltrán por donación que de ellas hizo por deberles de su trabajo personal».23 Este testimonio dado por el indio Tomás, el más anciano del grupo, en ocasión el amojonamiento y reconocimiento de la estancia de San Pedro Mártir, practicado por los Jesuitas, fue reafirmado por el curaca Don Mateo, que «lo ha oido de los antiguos.»
Hacia 1660, las condiciones climáticas, que alternaban largos períodos de sequías y de inundaciones, ya se habían estabilizado; la larga resistencia Calchaquí había terminado. Los españoles participantes en la guerra pedían su parte del botín. Pero primero había que responder a quienes habían colaborado con dinero y efectivos. Los vencidos fueron divididos y extrañados a Buenos Aires, a Santiago del Estero, a otras regiones de Catamarca.
Se acentuó la ruralización y, por tanto, la mano de obra se hacía cada vez más necesaria. Los Aconquija advirtieron el peligro. En las proximidades de San Miguel eran vulnerables. Las tierras que habitaban se habían agotado, no eran suyas y eran apetecidas por los vecinos. Crecían las disputas entre los feudatarios por los pocos indios que quedaban por repartir.
Los más poderosos concentraban encomiendas multiétnicas, sorteando las trabas legales que no admitían más de treinta indios por encomendero. La vulnerabilidad de estos pueblos encontró otro flanco, la peste generalizada, que hizo
22 AHT. Sección Judicial Civil. S. A., caja 2, expte. 21.
estragos entre los Aconquija: mató a ocho indios y más de veinte muchachos y muchachas. En 1607, eran 200 los tributarios encomendados en Juan de Mena; en 1641, 48 los encomendados en Juan Bautista Romano, y en 1670, la encomienda de Don Pedro Bazán Ramírez de Velasco contaba con solo 22 tributarios.24 Los Aconquija percibían «al desparramo» como la causa de todos sus males. Parte del pueblo con sus caciques fueron persuadidos por su encomendero y se fueron a vivir a la estancia, «para que se nos cuide y cure», mientras el resto continuaba en Jalla. Refiriéndose a los indios dispersos, que habían concertado su trabajo, el cacique, Don Antonio Guayunsa, hablaba por boca del encomendero: «que se recojan todos los indios que andan sueltos o concertados.»
Pero las manipulaciones del encomendero no pararon allí. Es posible que durante su actuación en las campañas contra los Calchaquíes, haya transitado por el eje que estudiamos, camino secundario, de mayor seguridad, y esto le haya permitido un profundo conocimiento de estas tierras, porque no es casual que las eligiera, como tampoco es casual que solicitara a los Aconquija como encomienda para su hijo. De allí que primero convenciera a su cacique, Don Antonio Guayunsa, para que tramitara el amparo sobre sus tierras originales, para luego lograr, en 1678, el trueque de tierras propias en el río Guaycombo, por las de Jalla más «las de su pueblo y natural. [..] en el Valle de Aconquija y sus ejidos [..] donde asistieron sus antecesores y ellos antes que se fueron a [..] San Miguel».25
23 AHT.1706. Sección Judicial Civil. S. A., caja 5, expte. 26. 24 A.H.T. Sec. Judicial Civil S. A., c.96, exped. 20. Noli 1999, pág. 11
y goNzÁlez rodríguez, p.248. 25 Estas serían las tierras originales: Ubicadas a 10 leguas de San Miguel, «por la parte del oriente y camino que atraviesa al Valle de Andar Gala, de una aguada que hace un totoral que llaman Guas caanea, por la parte del sur y corriendo por esa parte del oriente como obra de media legua otro ojo de agua que nace allí y del arroyo llamado Ampitaco con otro que nace cercano de dicho arroyo y valle dentro, desembocan enfrente deste dicho pueblo viejo con otros que nacen de la parte del norte por
Ubicadas a 3 leguas de San Miguel, y a 1 cuadra del camino real, las nuevas tierras lindaban con las de los Solcos. Don Antonio Guayunsa justificó el trueque, que dejaba en manos de su encomendero el «Valle de los Algarrobales», donde se abastecían no sólo su gente, sino también los Ingamana, en la necesidad de establecer un pueblo en las cercanías de la ciudad, para acudir sin inconvenientes a las mitas.
Los Gastonilla, parcialidad de los Gastona, tuvieron una larga lucha por la defensa de sus tierras comunales. Dos veces habría viajado a Chuquisaca uno de sus caciques, Don Phelipe, hasta obtener la Real Provisión. A fines del siglo XVII el pueblo había quedado prácticamente reducido a la familia del cacique, por lo cual algunos vecinos intentaban avanzar sobre sus tierras: «Vino [..] el ministro [..] Antonio de Ávila [hermano del capitán Pedro de Ávila su encomendero], con dos carretas diciendo que venía a poblarse arriba de las casas de los indios, y ante la resistencia de Don Gaspar [..] al poco tiempo salió de las tierras [..] y nunca más volvió».26 En este caso la defensa de las tierras y de los individuos tuvo como protagonista a una mujer de avanzada edad, Da. Petronila Toque, quien pidió amparo de las tierras del Pueblo de Gastonilla cuyos derechos le correspondían como «hija legítima de D. Gaspar Toque uno de los caciques del Pueblo de Gastonilla y de Da, Francisca Ttasso Maldonado, hija legítima de los caciques principales del Pueblo de Velicha», y que contaba con la Provisión Real, frente a las pretensiones del capitán Diego Díaz de Alderete, encomendero de Santa Ana y alcalde ordinario, que pretendía derecho sobre ella y sus hijos Gaspar, Francisco, Miguel y Lorenzo de Moreira. En su defensa, es notable la manipulación que hace de su identidad, primero se apoya en su condición de hija de cacique y única heredera de las tierras, luego, como viuda de español, pide «ampararnos
dicha cordillera del oriente y todo por la parte del poniente vienen tres arroyos que nacen del cerro nevado y los demás arroyos que bajan de esas lomas, nace el arroyo de Pissauil y la quebrada que tiene su boca para la parte de Andalgalá» (AHT. Secc. Judic. Civil. S. A. caja 3, exp. 3).
en los fueros y privilegios de los españoles», y más tarde se refiere a si misma como «pobre india».
Los testigos dejaron constancia de cómo había conspirado contra este grupo de Gastonilla el desconocimiento de los códigos de la lecto-escritura. Pedro Moreira, marido de Da. Petrona. «que había ido a la escuela con los hijos de Da. María Truxillo», había muerto. Don Juan Toque, primo de Da. Petrona, antes de morir llevó los papeles a los padres de la Compañía de Jesús, de la Hacienda de San Ignacio, donde trabajaba, para que interpretaran los títulos. pero «allí, entre los frailes, se perdió el rastro de los documentos».
Las estrategias de adaptación, ejemplificadas de modo muy especial por los Gastonilla, tendieron a buscar un acercamiento con la sociedad española. Don Gaspar Toque contaba con una profesión, era maestro zapatero y se había casado con la hija de un cacique principal del Pueblo de Velicha. Era «estimado de todos los gobernadores» y «de los vecinos de esta ciudad»,27 como D. Nicolás Marcial de Olea y el capitán Diego Graneros de Alarcón. Su construcción de espacios imaginarios de poder, se reflejan en el hecho de haber casado a su hija con un español pobre y en la adopción de modales: españolizado en el trato, muy cortés, como afirmaba Garnica. Los Gastona se insertaron en la mentalidad occidental: «siempre tan ladinos que no quieren hablar la lengua general sino la española, ni andar descalzos, ni con monteras, sino con medias y zapatos, sombreros y capas como los españoles».28
Sin embargo, cualquiera fuera la estrategia, no lograron proteger la existencia étnica de sus pueblos ni de los individuos. Entre1596 y 1606, la población indígena había dismi-
26 AHT, 1713. Secc. Judic. Civil. S. A, c. 7, exped. 21. 27 AHT, 1713, Secc, Jud. Civ., cit. Testimonio de D. Nicolás Marcial de Olea. 28 eugeNio Verdugo garNica. 1692. «Descripción de 18 Curatos del Tucumán». En: a. larrouy (1927), Documentos del Archivo de Indias para la Historia del Tucumán. Toulouse, Francia, pág. 361.
nuido en un 67%,29 y hasta finales del siglo, entre el 50% y la extinción total.30
A comienzos del siglo XVIII Los Lules Isistinés, Toquistinés y Tonocotés, fueron arrancados del umbral sudoccidental del Chaco por los Jesuitas, en el intento de «sacarlos del «estado salvaje» para integrarlos en una «vida racional» en la Reducción de Miraflores. Los condujeron por diversos sitios hasta establecerlos en Jalla, y luego en Aconquija (Catamarca), para recalar por un tiempo en El Conventillo. A lo largo del establecimiento en la zona, muchos buscaron una salida individual y escaparon para retornar a su ámbito natural.
A fines del siglo XVIII, «el ser indios era una realidad evanescente» (Lorandi, 1988). Al decaer su capacidad de reproducción, en el proceso de adaptación al orden establecido, algunos «descendientes de los indios» de las últimas encomiendas, se ampararon en las tierras de sus antiguos amos y devinieron «criados de sus vástagos». En 1832 Don Manuel Medina, que había heredado de sus padres la estancia de Amberes y el Potrero de Solcos, dejó en su testamento para «once individuos que he criado en mi casa como descendientes de los indios /aligilán/ de mi encomienda, [..] a cada uno de ellos [..] 10 yeguas con su padrillo y 4 potros» 31 La pérdida de su identidad se refleja también en sus nombres y apellidos: Mansilla, Almonaci, Medina.32
29 a. goNzÁlez rodrigueS, 1984. «La Encomienda en Tucumán». Sevilla. Publicaciones de la Excelentísima Diputación Provincial, pág. 13. 30 eStela Noli, 1998. «Continuidad Cultural y Occidentalización: Los Indios Carpinteros de San Miguel de Tucumán (Siglo XVII)». Ponencia presentada al V Congreso Internacional de Etnohistoria. San Salvador de Jujuy, pág. 1. 31 AHT. Secc. Judicial Civil S.A., caja 96, exp. 20. 32 Tendencia que ya se advierte en la primera mitad del siglo XVII.
el aVaNce del FreNte paStoril y Maderero
Con la fundación de Ibatín se inició la distribución de tierras en este sector. La primera merced de la que tenemos conocimiento fue otorgada a Melián de Leguisamo en 1579 en el río Guaycombo (curso superior del Gastona). Leguisamo las donó al Convento de La Merced, el que posteriormente las vendió a Don Pedro Bazán Ramírez de Velasco. En el momento de la venta ya se llamaban «El Conventillo». A ellas unió las tierras ubicadas entre los potreros de Solcos y de Aconquija, adquiridas en 1626. A lo largo de los ríos Seco y Gastona fueron alineándose las chacras y estancias españolas, que fueron poblándose de vacas, caballos, bueyes, ovejas, cabras y cerdos. Junto a la ganadería, «la economía extractiva de la madera significó la instalación de numerosas carpinterías y la especialización laboral de importantes pueblos indígenas reconvertidos en «indios carpinteros», productores de objetos propios de la cultura occidental (e. Noli 1998: 4).
Hacia 1580, en el centro de la llanura, D. Francisco de Salcedo inició la organización de la estancia de San Pedro Mártir,33 con 600 cabezas de ganado. Treinta años después, contaba con 5.500 vacas, 3,500 ovejas y una curtiembre en la que trabajaban 10 esclavos de Guinea, que vivían allí con sus mujeres e hijos. Salcedo no admitió ni agregados ni inquilinos en sus tierras y se quejaba constantemente del robo de ganado.34
33 La Estancia de San Pedro Mártir reunió dos mercedes otorgadas por Don Gaspar de Medina a Luis de Medina y Juan Bautista Muñoz, las que fueron adquiridas por Salcedo en 1580, por $100 cada una. En 1589 sumó la Estancia Nepoquenil (Nicupilé) que le donara Don Gonzalo Duarte de Meneses. En 1612, la merced de tierras ubicadas en el centro de San Pedro Mártir, completó la superficie de la estancia. 34 A pesar del pedido de dos indios peruanos, Alonso Quispe Inga y Alonso Sichacañar, que vivían allí desde hacía tiempo y solicitaron quedar como inquilinos, los conminó a dejar libres las tierras en dos meses. Y a
A fines del siglo XVI, desde la vertiente oriental el frente pastoril y forestal había avanzado hasta aproximadamente los 500 msnm. Uno de los fundadores de San Miguel, D. Alonso Martín del Arroyo, había organizado una estancia ganadera sobre el río Seco, que hacia 1609 contaba con «700 vacas entre chicas y grandes y 200 ovejas.» A comienzos del siglo XVII, la chacra de Nuño Rodríguez Beltrán, próxima al Pueblo de Belicha, de su encomienda, contaba con 1500 vacas, 800 ovejas, 100 cabras, y entre 30 y 40 yeguas. Hacia 1630, el capitán Diego Graneros de Alarcón tenía una carpintería de carretas sobre el Río Seco, en La Ramada, en la que trabajaban los indios Silípicas de su encomienda. La explotación forestal se extendió, las carpinterías se multiplicaron, y no sólo proveían al mercado local de carretas, muebles, bateas, materiales para la construcción, sino también al mercado regional, Córdoba, Jujuy. A lo largo de un año, el total de las carpinterías del sur del distrito de San Miguel, talaba 450 árboles, aproximadamente 16 hectáreas (Noli, 1998: 5). Las maderas más usadas eran el cedro y el nogal, que se utilizaban como tabla; se hacían masas de lapacho y camas de algarrobo para las carretas. En la parte inferior del piedemonte se explotaba el viraró. Las redes fluviales se explotaban para el transporte de la madera en rollo, para lo cual se esperaba la época de mayor volumen hídrico. La documentación nos permitió comprobar la falta de continuidad en la explotación de estas estancias, por sucesión testamentaria, por la que suponemos mayor rentabilidad de otras posesiones alejadas de estos núcleos, por la participación de sus propietarios —generalmente capitanes— en las campañas contra los indígenas del Valle, o por simple descuido. Los cambios de propietarios de tierras y encomiendas provocaban inflexiones que debemos tener en cuenta, por la dispersión que se producía en la mano de obra y su incidencia en la productividad de las estancias. Lamentablemente no contamos con documentación que nos
una india que vivía con sus hijas las echó y quemó sus casas, acusándolas de vivir escandalosamente.
pueda permitir evaluar al menos por un lapso de tiempo, el movimiento económico generado. En 1692, al describir el estado del curato de Marapa a su cargo, (en el cual estaban comprendidos los pueblos que estudiamos), Eugenio Verdugo Garnica señalaba la existencia de «diez y seis estancias de españoles, los más muy pobres.»
La Estancia del Conventillo, organizada a fines del siglo XVII. Representa la afirmación del frente pastoril y de la explotación maderera en la zona. En 1695, Don Diego Bazán Ramírez de Velasco reunía las estancias de Aconquija y El Conventillo. En Aconquija concentraba la cría e invernada de yeguas, mientras que en El Conventillo las tareas se dividían entre la curtiembre y la carpintería, que extendía su actividad a la ciudad, y se especializaba en la fábrica de carretas y bateas. La producción de boyada, asociada a la fábrica de carretas, constituía el principal rubro ganadero, junto con la cría de yeguas y la producción e invernada de mulas. Los Aconquija35 y el «corto feudo de Gastona», que reunía 13 indios tributarios, constituían la fuerza de trabajo de la estancia, entre la que se encontraba mano de obra especializada: un maestrillo, un sastre, un carpintero, un boiero y un yeguarizo. La dote de Da, Petronila Esteves, que casó con Don Juan Antonio Bazán, en 1743, introdujo mano de obra esclava; 6 varones y 5 mujeres de 1 a 40 años, avaluados en $1150 y $1800 respectivamente.
Hacia 1796, el patrimonio de Don Juan Antonio Bazán se extendía sobre los antiguos asentamientos indígenas. Sumaba las tierras de Gastona, Gastonillas36 El Conventillo, Mopo y
35 Esta encomienda le había sido concedida a Don Pedro Bazán Ramírez de Velasco en la Nueva Reducción de San Cristóbal de los Pulares, por sus méritos y servicios en las Guerras Calchaquíes. Se anuló la encomienda de Amaicha que había solicitado, para concedérsele esta, por vacancia de Don Sebastián Oscaris de Veamont, quien la tenía en primera vida. 36 Estas tierras, ubicadas a 3 leguas de la ciudad, fueron de los indios Nacche mandón, encomendados primero a Juan Galván, y luego al capitán Gregorio Martínez Campusano, que las recibió en merced. Su viuda las
Jalla. De sur a norte, desde Los Molinos, más de 3 ½ leguas largas,37 y de oriente a poniente, más de 5 leguas, amén de las tierras de Solcos, y 1 ½ leguas de tierras en el Río Seco, aportados por la dote, la que había acrecentado el ganado en 150 cabezas, entre ellas, 50 ovejas.
La estancia de El Conventillo contaba con casa y capilla (hacia 1692, caída por un lado)38 ubicadas a seis cuadras del Pueblo de Aconquija; el aserradero, la ramada donde se estacionaba la madera, curtiduría, depósito de sebo, y corrales. En «las pampas de altura» preparaban las sementeras de trigo y de maíz destinadas a la subsistencia, tarea que debe haber estado a cargo de mujeres y ancianos, dado que el trabajo que significaba la carpintería y el lugar en que estaba ubicada, en pleno monte, hacía imposible la convivencia de ambas actividades.
La producción de este extenso complejo productivo estaba destinada al comercio local y regional. No contamos con datos que nos permitan evaluar el volumen de la producción ni el nivel de comercialización.
En 1742, antes de morir, sin sucesión legítima, Don Pedro Bazán de Figueroa legó la Estancia de Jalla, de 4 leguas cuadradas, «para los alimentos de los Padres de Los Lules [..] con todo su ganado».39 Allí se estableció la Reducción de In-
vendió a Don Pedro Bazán Ramírez de Velasco, en 1656 (2 leguas cuadradas por $90 ctes.). 37 Una legua larga equivalía a 6,368 m (sensu Lizondo Borda, cit. Pág. 75). 38 E. Verdugo Garnica: Testimonio de los Curatos de Indios del Tucumán. En Larrouy, cit. Pág. 360. 39 Archivo General de la Nación, 1-11-1743. Ms 62. Libro de Consultas de la Compañía de Jesús, 1731-1747, folios 121 y 122. Bazán había dejado del resto de sus bienes al Colegio, como heredero universal, pero como después de su muerte su madre pidió la anulación del testamento, se convino, dentro de la Compañía, «tomen el dicho Potrero con todo su ganado y este todo se parta por igual. De suerte que la mitad sea del Colegio, la otra se aplique a la manutención de los padres y [..] lo use la misión [..] con la obligación que recaiga en el Colegio cuando vuelva a Miraflores [..]».
dios Lules, Isistinés, Toquistinés y Tonocotés. El Padre Artigas organizó la reducción con «capilla, casa para los misioneros e indios, corrales [..] y copiosas sementeras de maíz y trigo para el abasto [..] «e intensificó la explotación de maderas».
El terreno se volvió cenagoso y comenzó a ceder, como consecuencia de las intensas lluvias, por lo que Artigas trasladó la reducción a 2 leguas, a orillas del río El Conventillo. Dos años después, ante una epidemia de paperas, compró a Da. Teresa Arias Velasques, viuda de Don Pedro Bazán, la Estancia del Conventillo, desde la laguna hasta la cumbre del cerro nevado, por 350 pesos. La reducción se instaló en el casco de la estancia, y en seis meses se construyó un pueblo con 107 casas «[..] que formaban una plaza de quinientos en cuadro...» con una iglesia de ladrillo y tejas. Se reorganizó la carpintería, la curtiduría, y montó un obraje con telares, para fabricar lienzos de algodón. El cultivo de trigo y de maíz constituían actividades complementarias, destinadas al consumo. La Reducción y la Hacienda de Guazán de la Compañía, establecida en Catamarca, al otro lado de la sierra, complementaban sus actividades. Sin embargo, ante las constantes deserciones indígenas, en 1754 la reducción abandonó El Conventillo, para retornar a las márgenes del Salado.
agradeciMieNto
Al Arqueólogo Sergio Fabián Cano, por la lectura de la primera parte de este trabajo.
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Memorial histórico-genealógico de Tucumán
Justino terán Molina
omo corresponde y en mérito al gran honor que me confirieron al proponerme y designarme como Miembro de Número de esta prestigiosa entidad, integrada por estudiosos sobresalientes de nuestra historia tucumana; tengo un sano orgullo de agradecer formal y solemnemente este nombramiento.1
Ante esta distinción, debo confesarles que para mí es una gran responsabilidad que no sólo produce que uno profundice más sus estudios, sino que abarque y consolide otros y que sus archivos se encuentren en buen estado de conservación y actualizados. Partiendo de esta formulación, nos ha llevado a preguntarnos cuál era el tema a preparar y exponer en este acreditado auditorio. Ante esto, debo confesarles que de un tiempo a esta parte, ya en forma personal o telefónicamente, tuve varios pedidos de consultas de distinta índole, como la fecha de construcción del entonces Teatro Odeón y ampliaciones, los colores de la bandera de Belgrano, sobre la descendencia de Dolores Helguero, un casamiento en Tafí Viejo en 1890, el porqué del nombre de tal calle, etc.
1 Conferencia de incorporación como Miembro de Número a la Junta de Estudios Históricos (30-06-12). El autor es abogado, genealogista, escritor, historiador y conferencista.
Creo que en todos pude superar el trance, salvo éste último, el del nombre de la calle, que era tan extraño que seguramente era el nombre de la madrina de algún concejal. Como verán de todo tipo y les habrá pasado a Uds., imposible de eludir, por cuanto suponen que uno es la memoria viviente y omnisciente y que es un servicio social, y estamos compelidos a responder en forma acertada y contundente.
Ante esto, y como toda actividad que se precie de tal, no podemos alejarnos de la lógica que indica que hay que especializarse y considerando mi participación en la genealogía en Tucumán y mi afinidad por su historia —es más, ésta me llevo a profundizarla—; es por ello que vengo aquí a exponer bajo el título Memorial histórico-genealógico de Tucumán. Con algunos subtítulos como: I) Introducción II) Fuentes III) Génesis, desarrollo y actualidad, IV) Particularidades de algunos archivos.
En sí, la historia de las investigaciones sociales en Tucumán a través de sus fuentes, sus entidades, sus trabajos genealógicos, sus estudiosos, sus aportes y revelar algunas particularidades de algunos archivos o repositorios, que son afines tantos a historiadores, genealogistas, sociólogos, etc., es decir investigadores en general.
i. introducción
Pero, desde un principio aclarar que desde mi particular visión, en cuanto a la génesis y desarrollo de la genealogía en sí, en el orden nacional.
Rápidamente, antes solo se pensaba en investigar exclusivamente sobre genealogía familiar —conquistadores, pacificadores, primeros pobladores, etc.— de las llamadas las primeras familias o fundacionales. Luego se extendieron estos estudios a familias expectantes o de cierta posición. Pero aclarando que esto no es que era privativo de alguna clase social, sino que los interesados surgían de una cierta élite, por cuanto lógicamente se tenía más datos, documentación
o información, por cuanto sus antepasados habían ocupado cargos de prestigio, dentro de la esfera social, cultural, militar, gubernamental y económica.
Pero en el paso de los años, comenzamos a ver una genealogía de tipo institucional, con la creación de entidades y organizarse en forma más reglamentada. Luego la genealogía tiene manifestaciones que exceden lo meramente familiar e institucional, constituyéndose en un referente cultural. Luego se pone al servicio de lo interdisciplinario, siempre con
fuertes bases en la Historia, (medicina, psicología, sociología, economía, etc.) y así llegamos a la genealogía académica (Congresos, Jornadas, etc.) para desembocar en la Genealogía universitaria. Esto iniciado aquí en Tucumán, con la Diplomatura Universitaria en Genealogía y Heráldica, cuya idea, proyecto y Coordinación Académica estuvo a mi cargo, y que creamos conjuntamente con la Universidad de San Pablo-T. De allí, que comenzamos creando bases para las Investigaciones en Historia Social.
En sí, Estudio de las redes sociales y su incidencia cultural, política, económica y sociológica en la historia regional y nacional, dominando las técnicas de investigación y métodos expositivos. Su interdisciplinariedad.
Desde otro punto de vista, la Genealogía para los Mormones es una cuestión religiosa, para la Realeza una cuestión sucesoria, para algunos los genealogistas son los «husmeadores» de lo ajeno, para otros «buscadores» de grandezas, o que están envueltos en frivolidades; y bueno lo que antes era un pasatiempo, luego un metier, posteriormente una pasión, hoy como hemos visto tiene el sello académico universitario, logrando su reconocimiento como ciencia y como toda ciencia que se precie de tal, puede ser bien o mal utilizada.
Dando comienzo, el estudio realizado ha sido en las fuentes que excedieron el ámbito local, pero por supuesto circunscripto a Tucumán y de algún modo reflejar la Historia Social tucumana. Con ello también poder indagar y conocer los distintos movimientos migratorios, su procedencia e inserción, en consecuencia: las redes sociales entretejidas a través de los siglos. En definitiva este trabajo sería una Historia Genealógica de Tucumán, ya sea en el itinerario de sus familias o realidad social, o también como toda actividad genealógica, desde el punto de vista cultural, institucional y académico.
Desde Ibatín (de paso recordar que en 2015 se cumplirán 450 años, lo que deberíamos comenzar a prepararnos para su festejo), donde ya vemos no solo españoles —de tan diversas regiones como su idiosincrasia: talaveranos, asturianos, vascos, etc.—, y por supuesto aborígenes y algunos americanos
(de otras ciudades de la región), y también apellidos de origen portugués, italiano, irlandés, flamenco, etc.
Y así transcurriendo los años, a estos se fueron sumando de distinta procedencia, también de Europa y algunos ya nombrados, como ser italianos, españoles, portugueses, irlandeses, a los que incorporan alemanes, franceses, ingleses y ucranianos; y de Asia y África, como árabes, judíos, indios y rusos y lógicamente —aunque de manera forzosa—, los esclavos negros (tomando esta acepción en sentido lato), como ser de Angola, Congo, Mozambique, etc. Todos ellos, no solo traen sus costumbres, lenguaje y tradiciones, sino su religión (católicos, protestantes, judíos e islámicos). Todo un vasto panorama para investigar en profundidad, para lo que es necesario tener un una buena base y estudio.
En definitiva, es acercarnos a las Fuentes GenealógicasHistóricas. Tucumán, donde encontraremos todo lo referido a sus fuentes documentales, bibliográficas y referencias fundamentales para desarrollar, conocer e investigar una familia tucumana, por lo que conoceremos estos y otros puntos afines a la materia, no sin antes advertir que de alguna manera, tendrá una expansión y conexión genealógica hacia el noroeste, dando como colofón y una mejor visión y realce. Nuestras investigaciones determinaron publicaciones de más de 450 familias o apellidos, siendo las más predominantes unas 140 familias. Estos tipos de investigaciones conlleven más de 50.000 personas mencionadas e incluye una recopilación bibliográfica cercana a mas de 800, incluyendo sobre migraciones, inmigrantes, sobre historia de Tucumán y diccionarios, entre los que encontramos de tipo biográficos, históricos, toponímicos, etimológicos, etc., que son útiles en el momento de cualquier tipo de investigación, no solo genealógica. Todo en base a 344 autores.
En definitiva, ahí vemos que estos estudios, hoy académicos, deviene obligatoriamente en bases científicas y de gran utilidad que veremos en adelante.
ii. Fuentes GenealóGicas-históricas en relación a tucuMán
1.— Bibliografía (en sentido amplio y cantidad) en sus aspectos genealógicos-históricos: a) Apellidos o en su caso familias tucumanas estudiadas (450). b) Migraciones en general (10). c) Migraciones en particular: Árabes (2), Armenios (1), Alemanes (1), Británicos (1), Criollos (23), Croatas (1), Españoles (19), Franceses (4), Holandeses (1), Indígenas (10), Ingleses (7), Irlandeses (3), Italianos (3), Judíos (2), Negros (5), Norteamericanos (2), Suizos (2) y Vascos (7). d) Para la historia de Tucumán (y aportes en general) (71). e) Diccionarios o enciclopedias (biográficas, históricas, geográficos, bibliográficos, toponímicos, etc.) (47). f) Guías y álbumes (20). g) Guías sociales y biográficas (36). h) Manuales, Descripciones, Memorias y Crónicas (10).
2.— Fuentes Documentales.
Archivos: a) Histórico de Tucumán; b) General de Tucumán; c) Eclesiásticos: Parroquias (50, siendo las más antiguas 30), Catedralicios (2), Obispado (2), Conventuales o Monásticos, Cofradías, Órdenes Religiosas; d) Cementerios públicos y privados; e) Particulares; f) Mormones; g) Padrones; h) Judicial; i) Legislativo; j) Registro Nacional Civil de las Personas y Delegaciones; k) Municipales y Comunales; l) Juzgados Federales. Secretaría Electoral; m) Archivos Escolares.
3.— Bibliotecas públicas (30 entre las más voluminosas) y privadas (10).
4.— Hemerotecas (10).
5.— Otras entidades (universidades, centros, institutos, etc.) (85).
iii) Génesis. desarrollo. actualidad
Así comenzamos y acorde ya lo dijera Alfredo Díaz de Molina, Vicepresidente del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas —pionero de las entidades genealógicas del país— en su Revista Genealogía N° 14 de 1965, evocando el 25 aniversario del Instituto, sobre los aportes de distintos estudiosos del país, escasos en esos años de 1940, como los «precursores argentinos de una ciencia histórica», mencionando para Tucumán a José Ignacio Garmendia.
En apretada síntesis, y según lo registrado y tal lo confirmamos con la bibliografía, tenemos como primeros interesados o que escribieron sobre genealogías tucumanas, al Gral. José Ignacio Garmendia con su «Un Libro de Familia» y «Documentos confirmatorios de hidalguía y blasón. Familias de Ortiz y Zárate-Vera de Aragón-Garmendia-Alurralde-Suárez y Lastra», de 1892 y 1896, respectivamente; llegando a 1920 con el libro «La Ciudad Arribeña» de Julio P. Ávila, en donde vemos interesantes apuntes genealógicos. Como verán podríamos decir que el primer genealogista sobre familias de Tucumán es Garmendia, aunque hijo de tucumanos, era porteño. En cambio, siguiendo a Ventura Murga, a Julio P. Ávila, lo consideraríamos el primer genealogista tucumano.
Pero hete aquí, que si bien no publicó nada al respecto o al menos no se conoce, anteriormente a las fechas arriba indicadas, podemos decir que Juan Bautista Alberdi era un interesado por su genealogía familiar, tal lo consigna su amplia correspondencia, en especial con el doctor Miguel Moisés Aráoz, Obispo de Berissa (y de paso comentarles sobre la genial pintura que se encuentra en el Museo de Arte Sacro y donado recientemente por la Sra. Carmen Aráoz Sal de Ezcurra Santillán), y tomando como base «algunos papeles privados» y por supuesto referente a su linaje materno, los Aráoz. Veamos, en el sucesorio de Salvador Alberdi (1822), se detallaba una importante biblioteca, de donde surge el «Atlas GeográficoHistórico-Cronológico y Genealógico de todo el mundo», de A. LE SAGE. los que nos lleva a deducir la más que segura lectura
de sus páginas por parte de nuestro comprovinciano y de allí ingresar a ese mundo de la genealogía, ya desde su niñez. ¿Qué era este Atlas? Gracias a la valiosa herramienta de Internet, la encontramos clasificada en una Biblioteca de Colombia y otra en la Universidad de Harvard, y de donde extrajimos que hubo diversas publicaciones: la de 1813 editada en Firenze (Florencia), y otras como ser la edición francesa y la alemana entre 1824 y 1828.
El autor, conde de Las Cases y marqués de la Caussade, biógrafo de Napoleón I, a quien acompañó en su destierro en Santa Elena, seguramente era una persona de mucha ilustración, vastos conocimientos y cultura, por la profusión de la temática. Fue una obra muy ponderada en su época.
Ahora, dentro de la biblioteca del mismo Juan B. Alberdi, también encontramos el «Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia de España» de Joaquín Escriche, el que contiene no solo temas jurídicos, sino que se suma instituciones de carácter histórico, sobre nobleza, derecho indiano, órdenes de caballería, Constitución monárquica de España, etc.


Agregamos este dato, por considerar que esta obra tiene tal riqueza, que se extiende a temas afines o vinculantes a las investigaciones históricas-genealógicas.
Y como colofón esto, el 17 de julio de 1878, Alberdi, entonces residente en Normandía, recibía una correspondencia del caballero Giovanni Batista de Crollalanza por la cual se le informaba que había sido elegido miembro de la Academie Heráldique et Genealógique Italienne. (Este dato proporcionado por el Dr. Félix Montilla Zavalía, a quién agradecemos). La Academia era una importante corporación cultural italiana que había sido fundada en enero de 1873 como una asociación dedicada al estudio científico de la heráldica y la genealogía, como disciplinas auxiliares de la historia.
Así que ahora sumamos a Alberdi, en este cuadro del «Primer genealogista tucumano». Y prácticamente en el bicentenario de la primera obra genealógica en Tucumán.
Ahora bien, en cuanto al disparador y pasión por las investigaciones genealógicas lo constituye sin lugar a duda alguna, los 6 tomos del «Nobiliario del antiguo Virreynato del Río de la Plata» de Carlos Calvo, en los años 1924, 1936/1943, en donde encontramos numerosos linajes tucumanos. Según memoriosos, desde esta provincia recibió ayuda de Isaac Matienzo y Nicanor Rodríguez del Busto, por lo que bien podemos asegurar que eran conocedores o estudiosos de las familias tucumanas.
Si bien de Catamarca, tenemos a «Familias Vallistas» de Manuel Soria en 1906, pero con genealogías como Molina, Maubecín (o Mauvezín), Correa, Terán, Avellaneda, Castro, Cisneros, González, Espeche, Herrera, de la Vega, entre otros e interesan a Tucumán por su posterior raigambre en nuestra provincia.
Así llegamos a 1936, cuando se publica «Dr. Benjamín Paz. Centenario de su natalicio 1836-1936», donde incluye la genealogía de ese apellido y descendencia del matrimonio formado por D. Manuel Paz y Da. Dorotea Terán Alurralde. Aunque sin mayores datos, es un muy buen vestigio sobre el interés por la genealogía o el apego por la historia familiar.
Luego vemos a Miguel Martínez Gálvez, en la Revista El Hogar y entre 1942 y 1948 y luego de 1960 a 1963, bajo el título de «Orígenes y linajes argentinos», con genealogías Alurralde, Colombres, Usandivaras, Toledo Pimentel, etc.
Este movimiento de estudiar e interesarse por la genealogía, tiene su mayor impulso allá por 1940, con la fundación del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas en Buenos Aires, y concentrar o motivar una pléyade de futuros genealogistas y con una gran producción, además de Carlos Calvo, encontramos a Miguel Martínez Gálvez, Fermín Arenas Luque, Raúl Molina, Enrique de Gandía, Jorge Serrano Redonnet, entre otros. En forma individual, y también entre otros: en Córdoba a Carlos de Lazcano Colodrero, Carlos Luque Colombres y Luis Martínez Villada; en Catamarca a Manuel Soria, Cornelio Sánchez Oviedo, Luis Molinari; en Santiago del Estero a Andrés Figueroa; en Salta a Atenor Peñalva Torino, Atilio Cornejo, Agustín de Escalada Iriondo; en Jujuy a Teodoro Sánchez de Bustamante, Jorge Zenarruza, Estas menciones son a sólo efecto de lanzar una rápida mirada sobre este mundo que se acrecentaba y además buena parte del contenido de sus publicaciones abarcaban familias tucumanas, como ya lo dijimos.
El comienzo de una nueva etapa institucional, se da en 1972, cuando se funda en Córdoba otro importante Centro, con Ignacio Tejerina Carreras, Antonio Buscá-Sust Figueroa, Alejandro Moyano Aliaga y Prudencio Bustos Argañaráz; a los que se les suma importantes grupo de investigadores, provocando un notorio movimiento, desde el centro de país y que extendió regionalmente el interés por los estudios genealógicos. También esta mención es válida dado que muchas de sus genealogías se entrelazan con las de Tucumán.
Volviendo al tema local, nuestro acervo comienza a enriquecerse con publicaciones de Roberto Zavalía Matienzo, Ventura Murga, Carlos Reyes Gajardo, Carlos Páez de la Torre (h), Miguel Alfredo Nougués, sin olvidarnos de Zaira Vera con su importante «Hombres y Siglos» en 1977, que de alguna manera inició a varios miembros del Centro de Genealogía en este camino de la investigación.
También hay investigadores como Eduardo Frías Silva y Rafael de la Fuente, los ya nombrados Isaac Matienzo y Nicanor Rodríguez del Busto, a los que se les suma Rafael Padilla y Borbón, que si bien no publican, se les conoce interesantes trabajos y recopilaciones. Estos dos últimos eran Miembros Correspondientes del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, en esa época. Si bien no constituían un grupo organizado, pero suponemos que se conocían y se hacían consultas al respecto.
Y así llegamos a la década siguiente, en los 80, donde Ventura Murga, Carlos Páez de la Torre (h), Jorge Corominas, Justino Terán, Máximo Méndez y José Posse, fundamos el Centro de Estudios Genealógicos de Tucumán, el 18 de Julio de 1987. Recientemente cumplieron su 25 aniversario, con un gran almuerzo en el Jockey Club de Tucumán, donde con gran concurrencia estuvieron Miembros, familiares, amigos, entidades culturales, históricas, hispánicas, institucionales, museológicas, académicas, periodísticas, tradicionalistas y también genealógicas de otras provincias.
centro de estudios GenealóGicos de tucuMán
En mérito a la brevedad, organizamos: – La «I Muestra Heráldica de la Provincia», referidas a blasones de familias tucumanas a cargo del heraldista Luis Mc Garrell. – Jornadas Genealógicas y Heráldicas en el XV aniversario del Centro de Estudios Genealógicos en 2002. II Muestra Heráldica. – Ha publicado 5 Boletines y tres publicaciones especiales, con reconocimiento local y nacional. – En el 2003, el programa radial «La Genealogía en Tucumán», primero y único en su género en el país. – I y II Congresos Nacionales de Genealogía y Heráldica, en el 2004 y 2005, con la III y IV Muestras Heráldicas, I y II
Feria de Libro y Reunión Anual de la Federación Argentina de Genealogía. – Ventura Murga, principal referente de la genealogía en Tucumán, ha sido reelegido como Presidente desde la fundación del Centro, participando de todo quehacer genealógico desde hace más de 50 años. – El Centro ha sido elegido dos veces para presidir la Federación Argentina de Genealogía y Heráldica, Ventura Murga para los períodos 2000-2002 y Justino Terán, 2006-2008. – Los que fueron sus primeros Miembros: Dr. Eduardo Frías Silva, la Sra. Zaira Vera, el Sr. Rafael de la Fuente y el Dr. Agustín de Escalada Iriondo y sus Miembros Correspondientes por Bs. As. como el Dr. Miguel Alfredo Nougués y el Dr. Jorge C. Zenarruza, que por sus investigaciones y lazos familiares, se encontraban vinculados a nuestra Provincia. Luego, se sumaron caracterizados Miembros, como Cecil Cisneros, José Mundet, Jorge Iramain (h), Héctor Kaufman, Celia Avellaneda de Ibarreche, Leandro Plaza, Luis Raúl Castro, Inés Rougés de Mirande, Elena Albaca de Fares, Mercedes Colombres, Josefina Matienzo, Juana Vergés Roca de Conde, Fray Alberto Saguier Fonrouge O.P, Gerardo Flores Ivaldi, R. P. José María Fontán Gamarra y Agustín Peña. Todo ello sin olvidarnos de Guillermo Beckmann, Soledad Terán de Matheus, Marcela Llimós de Tomás, Juan de Irala Hernández, César Colombres, Elba Miotti de Garber, Carmen Aráoz Sal de Ezcurra, Teresa Pacheco y Luz María Padilla de Viaña, los que participaron y participan con gentil entusiasmo en las reuniones y acontecimientos del Centro. Años más tarde se designaron Miembros a Raúl Cossio, Ricardo Amicone, Inés Peña de Sherriff, Teresa Piossek Prebisch, Marcelo Zelarayán, Carolina Mena Saravia, Martín Augier, Jean Guy LeBlanc, Manuel García Fernández, Enrique Sancho Miñano, o interesados como María Elena Salas de Resoagli, Daniel Erimbaue o colaboradores como Félix Montilla Zavalía, etc., además de los Miembros Correspondientes que tienen en el país y del extranjero.
– Resumiendo: El Centro fue manantial y señero para la creación de otros centros genealógicos de la región, de investigaciones genealógicas, de formación de genealogistas y de la difusión de la genealogía en su verdadera acepción.
otras actividades GenealóGicas en tucuMán
– En forma permanente el Centro de Historia Familiar de los Mormones. – En el año 2000, se crea en Tucumán el Archivo Genealógico y Heráldico, fundado por los investigadores Jorge Corominas, Celia Avellaneda de Ibarreche y Justino Terán. – El 18 de abril de 2003, he fundado el Ateneo del Barco y Nuevo Maestrazgo de Santiago, grupo Yahoo, prácticamente entre los primeros del país en su género. – Publicación «Familias Tucumanas» en una revista de cable, desde noviembre de 1995, con casi 200 familias, de Carlos Páez de la Torre (h) en base a investigaciones propias, las que proporcionan principalmente investigadores y genealogistas como ser: Ventura Murga, Jorge Corominas, también trabajos de Justino Terán, Diego Herrera Vegas, Jorge Iramain (h), Máximo Méndez, Inés Rougés de Mirande, Eduardo Lemme, Leandro Plaza Navamuel, entre otros, y las que extrae de publicaciones genealógicas. – El 18 de Julio de 2006 en la ciudad de San Miguel de Tucumán, he fundado la Escuela Argentina de Genealogía «Dr. Carlos Luque Colombres», conjuntamente con el I° CursoTaller «Ier. Programa Teórico-Práctico de las Investigaciones Genealógicas». – En los ciclos académicos 2009-2010, dado mi idea, proyecto y docencia, se ha creado la Diplomatura Universitaria en Genealogía y Heráldica, en la Universidad de San Pablo-T, con mi Coordinación Académica, con un cuerpo de prestigiosos Docentes integrados por Miembros de la Academia Nacional de la Historia, de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán,
Historiadores, Hispanistas, Heraldistas, Archiveros, etc., además de reconocidos genealogistas, locales, nacionales, y un Canadiense y otro Español. – El 4 de diciembre de 2010, se fundó en Tucumán la Asociación de Diplomados Universitarios en Genealogía y Heráldica de la República Argentina con la primera camada de egresados, pronto a publicar su primera Revista. – En forma particular, y sin pertenecer a instituciones o al mundo de la genealogía en sí, varios autores publicaron sobre familias tucumanas, con más que interesantes genealogías, ya sea en libros o páginas de internet. (familias Méndez, Viaña, Critto, Correa, García, etc.). También en publicaciones de otras provincias pero sobre familias tucumanas.
Todo esto es en forma generalizada. De allí he comenzado también a trabajar en un Diccionario Biblio-Biográfico de Historiadores y Genealogistas de Tucumán.
Por ello, y como portal de entrada en la segunda fase de esta conferencia, quería trasmitir lo que a través de la genealogía receptamos —y lo tomamos como nuestra misión—, esperando que sea útil, como siempre lo pretendimos, y poder lograr que a muchos les llegue un cierto apego por lo nuestro, envueltos en ese silencioso cántico fascinante de sagas de personas que alguna vez vivieron y nos legaron —con sus virtudes y falencias—, lo que hoy conllevamos como identidad histórica en nuestra querida provincia. De alguna manera ellos «reviven» por nosotros y nosotros vivimos gracias a ellos.
Y ahora bien, tomaremos unos archivos, repositorios o fuentes, que tal vez no fueron todavía trabajados o estudiados, y si lo fueron, entendemos que no tuvieron la debida investigación que se merecen. Nuestra tarea ahora es tratar de impulsar, incentivar o promocionar los mismos, y en definitiva entusiasmar su estudio o relevamiento, pero también que sea utilizado como referencia para trabajos de todo investigador.
iv. Particularidades de Fuentes útiles Para investiGaciones
a) Fuentes Escolares b) Fuentes Eclesiásticas c) Archivos y/o bibliotecas Particulares.
a) Fuentes escolares: 1) Archivo Documental: Libros de Actas, de Actos, Registro y legajos de alumnos, de docentes, de personal Directivo, administrativo y de ordenanza, Calificaciones, Matrículas, egresados, etc. y también por que no Libros de Centros de alumnos, de Ex-alumnos (caso Alumnos del Monserrat, de Concepción del Uruguay, etc.) de Cooperadoras, Certificados de estudios, etc. Cambios de denominación del Colegio (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). Y porque no, a los amigos arquitectos, sobre temas edilicios y máximes que muchos establecimientos son centenarios, para ver tipos de construcción, modificaciones, etc. Estos establecimientos ya merecen un libro sobre alumnos egresados de los mismos. Varios colegios y escuelas de Tucumán superaron los cien años y podemos encontrar en sus repositorios valioso material histórico para biografías, genealogías, trayectoria de sus otrora alumnos y de la localidad misma. 2) Archivo Gráfico y Audiovisual: imágenes, fotos, videos, planos, artículos en revistas y diarios, grabaciones, retratos, pinturas y mapotecas. 3) Bibliotecas: Existen en Tucumán, dentro de Colegios, Escuelas e Institutos, bibliotecas que no han sido debidamente investigadas y muchas con gran repertorio que ayudan y proporcionan datos importantes para nuestras investigaciones.
A propósito de todo lo dicho, vemos que el Decreto N° 119/14 del 28 de enero de 1982, dicta el Reglamento de las Escuelas Primarias de Tucumán, determinando en su Art. 38: Cada escuela llevará los siguientes registros y estados: 1. De la Dirección.
1.1. Archivo de leyes, reglamentos, boletines y circulares de la superioridad. 1.2, Registro de notas remitidas y recibidas. 1.3. Registro de visitas de supervisión. 1.4. Libro de inventario, movimiento y rendimiento de la biblioteca. 1.5. Registro de Inventario, altas y bajas de bienes patrimoniales. 1.6. Libro de pagos del personal y resúmenes de cuentas de bancos. 1 .7. Archivo (de legajos de personal) 1.8. Registro de asistencia, licencias e inasistencias del personal. 1.9. Registro de notificaciones de interinatos, suplencias y titularidades. 1.10. Registro de circulares internas al personal (Notificaciones y comunicaciones). 1.11. Libro de actas de reuniones de personal y de actos escolares. 1.12, Registro de observaciones de clases. 1.13, Registro de asesoramiento pedagógico del director a los docentes. 1.14, Registro de planillas de Estadística de la Nación y partes mensuales. 1.15. Registro de matrículas, pases y retiro de alumnos. 1.16. Registro de planillas de Promoción y repitentes. 1.17. 1ibro de actas de reuniones peri escolares. 1.18: Libro de caja de las asociaciones peri escolares. 1.19, Libro de inventario de cooperadora. 1.20. Archivo de planillas de seguro escolar. 1.21. Registro de certificados de salario familiar. 1.22. Registro de rendición de cuentas de comedor escolar y copa de leche. 1.23. Libro histórico de la escuela. 1.24. Actas de reuniones de padres. 1.25. Planeamiento a nivel escuela.
libro histórico de la escuela
Desde ya decimos que es una reliquia que las escuelas conservan, por lo menos aquéllas de pequeñas localidades, que no llegan a ser pueblos, siendo el principal y tal vez el único repositorio o base de datos e información. Herramienta valiosa para todo investigador, y de lo que conozco no tengo referencia de su buen y debido uso.
Este Libro se debe a una iniciativa del Dr. Juan B. Terán en 1931, durante su presidencia del Consejo Nacional de Educación (noviembre 1930 – febrero de 1932), en base a una idea de un señor Antonio Barberis, inspector de las Escuelas. Según la Resolución era a los fines de asentar las noticias que el personal pueda recoger, acerca de «hombres y acontecimientos notables de la localidad, de su pasado, que sean dignos de recordación y de enseñanza, en cualquier orden de la vida civil o militar», debiendo contener «citas de las fuentes de información que se reputen serias —documentos, copias de actas, declaraciones de contemporáneos, etcétera—».
Se destacaba que la redacción y asentamiento de datos, a cargo de los directores —por ello en algunas localidades o comunas se lo conoce como Libro del Director— tuvieran «meditación, seriedad y prudencia», para asegurar su probidad. Algunos casos: – Escuela N° 215 Nuestra. Sra. de la Merced» Alto de Anfama en la sierras del Aconquija, viaje del entonces treintañero Leopoldo Lugones, suponemos cuando era Inspector General Nacional dependiente del Consejo Nacional de Educación, en dicho libro se encuentra no solo su estadía, sino que describe las peripecias para llegar, lo hermoso del lugar, lo que asentaba como algo asombroso y aventurero. – Escuela N° 100 ubicada en zona rural en Los Laureles, Famaillá, guarda dos hojas de los entonces gigantes árboles, de allí su nombre y cuyo bosque hoy no está. – Escuela N° 104 de Neuquén acta labrada en el año 1960, cuando tuvo lugar, luego del Terremoto de Valdivia, la erupción del Cordón Caulle a lo largo de su flanco sur. El do-
mingo 22 de mayo a las 16 hs. Un prolongado sismo sacudió a toda la región, el mismo que destruyó en la vecina República de Chile, las poblaciones situadas en esta latitud. Y describe los destrozos y la clausura del establecimiento. Lo importante era la descripción directa y expresa de los movimientos sísmicos, la erupción de los volcanes próximos, la lluvia de ceniza, lava y piedras. Luego unos pocos alumnos y el personal docente concurrieron a la plaza se izó la Bandera y hubo algunos discursos de las autoridades, bajo una fría llovizna de ceniza. En sí, demostrativo de que no sólo eran cuestiones escolares, sino hechos que pasaban en la localidad, además más que ilustrativos de una situación que tal vez para esa fecha, eran los únicos registros, para esa zona, de tal fenómeno.
b) Fuentes eclesiásticas:
Destacamos que el Concilio de Trento en 1562 dispuso el registro de la administración de los bautismos, matrimonios, confirmaciones, defunciones (llamados también libros sacramentales, los que tienen mayores datos, y muy conocidos por los genealogistas), pero también vemos que coexisten en muchos casos los de Fábrica, Comunión (cumplimiento Pascual), Ex-comunión y Cofradías. Como verán repositorio inagotable de información. 1) Libros de Fábrica: desarrollo de la vida parroquial y fuente de gran riqueza en datos. Porqué lo de Fábrica, por cuanto significaba construcción y luego en tiempo del Papa Gregorio I se lo tomó como la masa de bienes afectada al sostenimiento de la iglesia. Ese término siguió para denominar al Libro de Fábrica, pero a) también tiene sus fines espirituales como los de registro de Misas (emolumentos de las mismas y quiénes las encargaban y para quienes), Capellanías, Censos, etc., b) de administración -movimiento económico diario, adquisición de cálices, retratos, imágenes, construcción de retablos, edificaciones, etc. en definitiva el patrimonio de la iglesia. 2) Libro de Confirmaciones, en el caso de Tucumán desde 1864 y sin índices. En ellos encontramos nombres, apellido,
filiación, edad, origen, padrinos, padres, etc. Como dato vemos, que el Obispo o Arzobispo, en ese tiempo, era el único que podía administrar dicho sacramento, por lo tanto allí vemos que eran cientos de confirmados, de edades que iban de pequeñitos a adolescentes y jóvenes, y que duraba varios días esta ceremonia, por el gran número de confirmados. 3) Libro de Comunión y ex-comunión. El primero para registrar la administración de dicho sacramento, aunque sea una vez por año, preferentemente en Pascua. Si bien en Tucumán todavía no se encontró este tipo de libro, hay en otros lugares del planeta y sirve para aquéllos que ya investigan en forma ascendente allende los mares. El de ex-comunión, tampoco tenemos noticias, pero es un buen dato para cuando nos encontremos con alguno. 4) Archivos Conventuales y/o de Órdenes (Monasterios y Abadías): Legajos de los sacerdotes, necrologías, algunos retratos, oficios, libros de estudios, actas de los Capítulos (provinciales, conventuales, etc), libros de Fábrica, de administración, etc. 5) Archivos de Cofradías: Son escasos los trabajos sobre las Cofradías, ya sea en su plano de fundación y organización, como los datos o información histórica y genealógica que se puede extraer de ellos. (de paso un recuerdo para el Prof. Angel Núñez Molina, especialista y miembro de muchas de ellas en Tucumán). Podríamos mencionar las cofradías de la Merced, de San Francisco, del Sagrado Corazón de Jesús, etc.
6) Libros de Benefactores o de Donantes y de donaciones, o de limosnas.
c) Archivos y/o bibliotecas particulares: 1) Trabajos de investigación, en donde hubo un estudio y expuesto los resultados. 2) Fondos documentales o trabajos de nuestra autoría y los de terceros 3) Documentos originales y a que su vez se subdividen en propios y ajenos.
– Propios, cuando son originados por el interesado o realizados bajo su gestión. – Ajenos, pertenecientes a Archivos Oficiales o expedientes relacionados. 4) Partidas extendidas de los originales, en lo referido a las Parroquiales. – Copias certificadas de los originales, ya sea judiciales, notariales, etc. 5) Copias manuscritas de los originales 6) Fotocopias certificadas y las que no lo fueron. 7) En su caso, libros de familia o biblias familiares, apuntes, cartas, álbumes, etc. 8) Bibliografía (también su sentido amplio) propia y ajena, donde se incluye libros, folletos, boletines, revistas, etc. Incluso, he llegado a encontrar apuntes u hojas, aclaratorias o ampliatorias del texto del libro, en obras ajenas. 9) Retratos, fotos, copias, etc., Postales, estampillas, tarjetas, etc. 10) Mapas, medallas, ex-libris, tarjetas personales, etc. 11) Respaldo digital, Disquettes, CD, los mismos archivos de la computadora, etc.
Con ciertos ejemplos, veremos la importancia del resguardo de estos repositorios históricos-genealógicos de tipo privado, en donde hay sorpresas sobre su destino: 1) Caso Baúl Rafael de la Fuente, guardaba en un baúl importante documentación (libros, transcripciones de archivo parroquiales, árboles genealógicos, etc.), gracias a su familiar Josefina Matienzo, fueron recuperados. 2) Las Heras primera cuadra, otrora domicilio de un importante hombre público de Tucumán, familiares depositaron literalmente en la vereda cientos de libros y amigos revolvían no solo para ellos, sino para donarlos a bibliotecas o universidades. 3) Los destinos de los archivos de Roberto Zavalía Matienzo, Manuel Lizondo Borda y de Eduardo Frías Silva. O tal vez del historiador y genealogista Jorge Zenarruza que el Archivo
de Jujuy no quiso recibir su importante fondo documental y bibliográfico. 4) Los documentos que encontré y salve literalmente del fuego sobre el Mayorazgo de Huasán (además de árboles genealógicos de Molina y Wilde). 5) Pero el más demostrativo de lo que estamos hablando es sobre los libros de Julio Storni, que allá por los 80, se los vendía en grupos de diez, con distintos temas.
Contrariamente, otros como en el caso de: 1) Ernesto Padilla, sus libros fueron al Lillo, su archivo documental al Museo Histórico y sus muebles a dos museos. 2) Y de otros lugares, vemos la genealogista catamarqueña, Elsa Andrada de Bosch, sus archivos fueron resguardados y algunos publicados post Morten. El genealogista porteño, Carlos Jáuregui Rueda ya ha previsto un fondo Documental administrado por sus hijas.
Todo esto para demostrar la importancia de los archivos de cada uno de nosotros, proceder a su organización, publicar rápidamente nuestras investigaciones (aunque falte el dato de la confirmación de la abuela María de las Llagas o el bisabuelo Emerciano) y dejar claramente quién será el encargado de cumplir nuestra voluntad.
Aunque no parezca, nuestras propias bibliotecas o archivos tienen la impronta nuestra y son tan importantes como los públicos. Hay bastantes historiadores y genealogistas con fondos para resguardar, para que mañana, como dice el Padre José María Fontán Gamarra, no sirvan estos papeles para envolver pescados o terminen diseminados.
Y ya finalizando podríamos decir que los que hacen de periodistas de su propia familia, los que hacen «nacer» nuevamente y dan «vida» a sus antecesores o los de una comunidad y los que escriben contrariamente al dicho «Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia», por cuanto todos existieron, y creyendo en que son verdaderos investigadores de la historia, y no simples mensajeros de meros datos o buscadores de frivolidades o transmisores de arcanos familiares; aunque pocos en el país, a ellos mi modesto homenaje, por cuanto de
alguna manera son revitalizadores de nuestras tradiciones y solidifican las raíces mismas de la argentinidad. De una argentinidad, que exige mayor dedicación e impulso para no caer en abismos insondables y rescatar esta nacionalidad, a través de nuestra historia. Y todo ello enriqueciendo a nuestra Patria Chica, de una Tucumanidad, que debe ser reconocida, como en este caso a través de su historia genealógica, las distintas migraciones, sus personalidades y su acervo cultural.
«La genealogía es el saber de la procedencia y el de la emergencia»
iGnacio teJerina carreras

2015-2017
Año 2015
Mes de abril.— Día 7: El Arzobispado invitó a participar en la Comisión de Enlace para organizar la celebración del Bicentenario de la Independencia. Fue designada representante de la Junta la Prof. Elena Perilli de Colombres Garmendia. Mes de abril: Carta de lectores en La Gaceta, fijando posición respecto las opiniones de Ricardo Foster sobre la fecha de la Declaración Independencia Nacional, firmada por Lic. Teresa Piossek Prebisch y Prof. Elena Perilli de Colombres Garmendia.
Mes de mayo.— Día 21: Presentación de la RevistA 14 de lA JuntA a cargo de la Prof. Elena Perilli de Colombres Garmendia y de la Sra. Sara Peña de Bascary en Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo. Día 27: La Municipalidad capitalina Declaró de inteRés CultuRAl MuniCipAl a la Junta de Estudios Históricos de Tucumán
Mes de julio.— Día 21: Ante desafortunados cambios museográficos en la Casa Histórica, la Junta difundió un crítico Comunicado. Tuvo repercusión y apoyo. Por medios y redes sociales expresó su opinión.
Mes de agosto.— Día 15: El Dr. Carlos Páez de la Torre (h) publicó una nota en La Gaceta titulada Demasiados carteles y muy pocos objetos antiguos en la Casa Histórica, sobre el tema museografía Casa Histórica.
Mes de septiembre.— Día 15: Se incorporó a la Junta, como Miembro de Número, la Dra. Gabriela Tío Vallejo con la conferencia Tucumán entre las reformas borbónicas y el orden constitucional. Acto en el Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo.
Mes de noviembre.— Día 13: Se incorpora a la Junta como Miembro Correspondiente en Catamarca, el Mgr. Marcelo Gershani Oviedo con la conferencia El linaje troncal Aguirre – Villarroel en la elite dirigente catamarqueña siglos XVII a XIX. Acto en el Centro Cultural Alberto Rougés de la F.M.L
Mes de diciembre.— Día 14: la Sra. Pte. Lic. Teresa Piossek Prebisch, en nombre de la Junta, se dirigió al Intendente German Alfaro reiterando el proyecto, elevado en 2014, para la Creación de un Parque Botánico del bicentenario en Campo Norte.
Año 2016
Mes de enero.— La Junta se dirigió a autoridades nacionales poniendo a consideración un proyecto de homenaje a la celebración del Bicentenario de la Independencia con la construcción de un anexo (imprescindible) para el Museo Casa Histórica de la Independencia.
Mes de mayo.— Día 19: Se realizó el Congreso por el Bicentenario de la Academia Nacional de la Historia en Tucumán. La Junta participó, con mesa panel Tucumán en época de la Independencia integrada por Dra. Irene García de Saltor, Dra. Gabriela Tío Vallejo, Arq. Alberto Nicolini, Prof., Ele-
na Perilli de Colombres Garmendia y moderador el Dr. Pedro León Cornet. La Junta realizó un agasajo a los académicos en el Centro Cultural Alberto Rougés. Día 20: participó en otra mesa panel, de ese Congreso, el Dr. Carlos Páez de la Torre (h).
Mes de junio.— Día 4: Carta de Lectores en La Gaceta felicitando a la Legislatura por Res. Sobre Campo Norte. Día
11: 50 Años de lA JuntA de estudios HistóRiCos de tuCuMán. Reunión de camaradería. Publicación especial en Facebook con fotografías.
Mes de julio: Bicentenario de la Independencia.— Los miembros de Número de la Junta participaron en los festejos conmemorativos, con conferencias, mesas paneles, escritos, asistencias a Congresos, entrevistas televisivas, etc.
Mes de agosto.— Carta de Lectores en La Gaceta agradeciendo apoyo, en Editorial, a la propuesta de la Junta de crear un Parque Botánico en Parque Norte. Día 24: Conferencia del Dr. Carlos Páez de la Torre (h) Rostros de San Martin en Centro Cultural Alberto Rougés de la FML
Mes de septiembre.— Día 18: conferencia del Dr. Carlos Páez de la Torre (h) Rostros de Sarmiento en el Centro Cultural «Alberto Rougés» de la Fundación Miguel Lillo. Día 14: Se presentó al Intendente proyecto del Dr. Pedro León Cornet para una Junta de Nomenclatura para denominación de las calles.
Mes de octubre.— Día 6: La Junta felicita a la Junta de Catamarca por el Congreso por el Bicentenario de la Independencia. Representó a la Junta, en el mismo, la Prof. Elena Perilli de Colombres Garmendia.
Año 2017
Mes de enero.— Día 11: Carta de Lectores por el Crucifijo de la Casa Histórica que fue desplazado del salón de la Jura, firmada por Teresa Piossek Prebisch, Elena Perilli de Colombres Garmendia y Sara Peña de Bascary. Por los medios se insistió y se el crucifijo fue restituido.
Mes de marzo.— Día 3: Nota del Dr. Christofer Müller de La Biblioteca del Instituto Ibero-americano de Berlín. Ofreció publicar digitalizados los 14 números de la Revista de la Junta.
Mes de abril.— Acciones de los arquitectos Alberto Nicolini y Marta Beatriz Silva para evitar la demolición de Casa Succar y bregando para que la Municipalidad la expropie, lo que finalmente ocurrió.
Mes de mayo.— Día 18: Carta de Lectores en La Gaceta de la Sra. Presidente Lic. Teresa Piossek Prebisch elogiando a la Fundación Miguel Lillo por la creación del Museo Histórico Dr. Miguel Lillo y su tiempo implementado por Sara Peña de Bascary. Día 29: Se entregaron libros donados al ISES, 600 títulos y al Centro Cultural Alberto Rougés tomos de Biblioteca de Mayo. Día 30: Conferencia del Dr. Carlos Páez de la Torre (h) Nicolás Avellaneda: sus rostros, su gente, su tiempo en el Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo. Desde el mes de mayo en se intensificó la actividad en Facebook de la Junta.
Mes de septiembre.— Día 30: En Asamblea General se renueva Comisión Directiva: Presidente Teresa Piossek Prebisch, Vice Presidente Elena Perilli de Colombres Garmendia, Secretario Félix Montilla Zavalía, Prosecretario Justino Terán Molina, Tesorera Marta Beatriz Silva, Protesorero Ventura Murga, Vocales: Sara Peña de Bascary, Alberto Nicolini, Nélida Beatriz Robledo, Revisora de Cuentas: Lucia Piossek Prebisch y Carlos
Páez de la Torre (h). Fueron designados Miembros de Número a la Dra. Sara Graciela Amenta y el Dr. Florencio Gilberto Aceñolaza.
Mes de noviembre.— Día 30: Se incorpora a la Junta el Dr. Florencio G. Aceñolaza con la conferencia: Abel Peirano y el desarrollo de la minería en el noroeste. En el Centro Cultural Alberto Rougés.
Mes de diciembre.— Entra en prensa la Revista Nº 15 de la Junta de Estudios Históricos con 11 trabajos de investigación histórica.
Actividades de algunos Miembros de Número de la Junta de Estudios Históricos
2015-2017
Félix AlbeRto MontillA ZAvAlíA
Cargos: – Nombrado profesor titular de la asignatura: «Derecho Canónico y Derecho Público Eclesiástico» en la Facultad de Derecho de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino de Tucumán. – En la Asamblea General Ordinaria del 30 de septiembre de 2017 de la Junta de Estudios Históricos fue elegido Secretario de la Comisión Directiva por el período 2017-2021. – Magister en Derecho Judicial por la Universidad Austral (2017).
Publicaciones: – Autor del libro Nociones Fundamentales de Derecho Público Eclesiástico (ISBN 978-987-16625-8-6). – Autor del libro Nociones Fundamentales de Derecho Canónico (ISBN 978-987-16627-8-4). – Autor, junto a Marta Inés Zavalía y Hernán Eduardo Frías Silva, del libro José Frías Silva. Su vida. Su obra (18631933) (ISBN 978-987-42240-7-1).
Publicó diversos trabajos jurídicos e históricos; entre otros: – «Ley 27.134. La Bandera Nacional de la libertad civil» (El Derecho. Derecho Constitucional, Volumen: 2015). – «La magistratura Judicial ante las intervenciones federales» (La Ley, volumen 2015-B). – «La suspensión de los magistrados judiciales sujetos a jurado de enjuiciamiento». (El Derecho. Derecho Constitucional, volumen 2017). – «La reelección de los legisladores en la letra de la Constitución de Tucumán y en la interpretación jurisprudencial» (La Ley, volumen 2016-C). – «La subjetividad de la iglesia Católica en el derecho argentino conforme al Código Civil y Comercial» (El Derecho, volumen 259). – «El cómputo del inicio y la finalización del período constitucional del mandato del presidente y del vicepresidente de la Nación Argentina» (El Derecho. Derecho Constitucional, Volumen 2016). – «Prescripción de la acción por reparación civil por daños causados por delitos de lesa humanidad (1976/1983)» (La Ley, volumen 2017-A). – Artículos y notas diversos sobre historia, entre ellos sobre la Compañía de Jesús en Tucumán. En: Revista Yerba Buena. – Colaboración con notas e imágenes de temas históricos en la cuenta de Facebook de la Junta de Estudios Históricos.
sARA peñA de bAsCARy
— 2015 —
Enero-febrero. Organización y diagramación de la Revista Nº 14 de la Junta de Estudios Históricos. Co-edición con Elena Perilli de Colombres Garmendia.
Mayo. «Federico Schickendantz. Un científico investigador y vehemente». Publicado en Revista Nº 14 de la Junta de
Estudios Históricos. Mayo 21: Presentación de la Revista Nº 14 con la Prof. Perilli de Colombres Garmendia en el Centro Cultural Alberto Rougés.
Julio 18. Entrevista en La Gaceta: «Casa Histórica. Su restauración despertó polémica» [Por desaciertos museográficos].
Julio 24. Carta de lectores en La Gaceta por cambios museográficos en la Casa Histórica, con Teresa Piossek Prebisch y Elena Perilli de Colombres Garmendia.
Agosto 21. Designada Asesora ad honorem de la Fundación Miguel Lillo en todo lo atinente a la puesta en marcha del Museo Histórico de la Institución, Res. 118/15 de la Comisión Asesora Vitalicia.
Septiembre 8. Artículo en La Gaceta: «Curiosa Historia de una copia original del Acta de la Independencia de 1816».
Agosto-diciembre: investigación histórica, relevamiento objetos, y registro patrimonio del Museo Histórico. Dr. Miguel Lillo y su tiempo. Proyecto diseño museográfico.
— 2016 —
Enero 14. Nota a autoridades nacionales con Teresa Piossek Prebisch y Elena Perilli, solicitando se construya un anexo a la Casa Histórica de la Independencia como homenaje al Bicentenario.
Febrero a octubre. Implementación del Museo Histórico Dr. Miguel Lillo con más de 460 objetos que se localizaron y /o donaron en ocho salas.
Abril 8. «Rescatan un mapa realizado por un Lillo adolescente». Nota en La Gaceta.
Mayo a junio 6. Investigación, relevamiento, video y diseño museográfico exposición Ignacio Baz, «Más allá de los Retratos la Historia». Para el Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo.
Julio. [Actividades por el Bicentenario] Administradora de la cuenta de Facebook de la Junta; publicó numerosas notas con imágenes sobre el Bicentenario.
Septiembre 30. Se suspende hasta el 2016 el armado del Museo Lillo.
Octubre-noviembre. Diagramación del Boletín digital Historia y Cultura Nº 2 del Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo.
Octubre. «El cura Miguel Martin Laguna y una reliquia de San Francisco Solano», publicado en el citado Boletín.
Diciembre. Carta de Lectores en La Gaceta. Crítica sobre el «Crucifijo retirado del Salón de la Jura» con Teresa Piossek Prebisch y Elena Perilli de Colombres Garmendia. Publicaciones en Facebook sobre este tema.
— 2017 —
Enero. Se continúa reclamo por tema patrimonio Casa Histórica. El crucifijo fue restituido al Salón de la Jura.
Febrero-abril. Se reanuda armado del Museo Histórico Dr. Miguel Lillo y su tiempo. Detalles finales. Videos para el mismo: «Los naturalistas», «La casa de Lillo» y «Los Libros del sabio». Texto para folleto.
Mayo 4. Inauguración del Museo Histórico Dr. Miguel Lillo y su tiempo. Entrevistas en: La Gaceta, televisión y en Tuc. 200 años de historia.
Mayo 5. Designación: Asesora Consulta ad honorem en Historia y Museología Histórica en el Museo Histórico Dr. Miguel Lillo y su tiempo. Res. 030/2017 Comisión Asesora Vitalicia de la Fundación Miguel Lillo.
Julio. Colaboración al historiador Julio Folkenand: digitalizó Manuscrito 62. Libro de Consultas de la Compañía de Jesús. Inicia transcripción del mismo, en colaboración con este historiador, para su edición
Agosto. «Notas de Schickendantz, Lillo y Correa, para una inédita Memoria Descriptiva de Tucumán, en 1888». Para Boletín Digital Historia y Cultura Nº 3 del Centro Cultural Alberto Rougés.
Septiembre-octubre. «Vida cotidiana en Tucumán (18451880). Recuerdos de familia de Delfina Gallo Terán». Para Revista Nº 15 de la Junta de Estudios Históricos.
Noviembre-diciembre. Armado, organización y producción editorial de la Revista Nº 15 de la Junta con 11 trabajos de
investigación histórica. Co-edición con Elena Perilli de Colombres Garmendia.
elenA peRilli de ColoMbRes GARMendiA
— 2015 —
Organizó y coordinó las X Jornadas sobre La Generación del Centenario y su proyección en el NOA, participó con el trabajo «Lillo, Venturi y otros colectores. Una amistad poco conocida». Presentó la Revista Nº 15 de Junta de Estudios Históricos Tucumán. En mesa panel por proximidad del Bicentenario Independencia participó con el trabajo «Bicentenario 1816. Revisitando la Independencia».
Miembro activo en «Jornadas 1816. Tucumán en la Independencia Argentina Dos siglos después»; UNSTA y Red de Estudios Históricos]. Conferencias: «El clero en la Independencia Argentina»; Arzobispado de Tucumán y «El 9 de Julio a través de la Historia»; Academia de Ciencias Jurídicas, Sociales y Políticas de Tucumán.
— 2016 —
Por el Bicentenario del Congreso de Tucumán realizó numerosas acciones. Coordinó y dirigió la edición de la Colección del Bicentenario (11 tomos), reediciones de libros agotados y compilaciones textos. Ed. Fundación Miguel Lillo, presentada en Tucumán, Buenos Aires y Catamarca.
Trabajos publicados: «La celebración del Primer Centenario en 1916», e-book Red de Estudios Históricos Tucumán. «Una visita ilustre: Clemenceau en Tucumán», Anuario Extraordinario Academia Ciencias Jurídicas, Sociales y Políticas. «Revisitando la Independencia 1810-1816», Revista Digital Historia para todos. «Los festejos del Centenario en Tucumán 1916», Revista Todo es Historia. «Hombres del Norte en el Congreso de Tucumán», Congreso Academia Nacional de la Historia. «Tucumán en el siglo XIX», Libro homenaje Federación Económica Tucumán.
Difusión historia en medios: programa televisión «Tucumán doscientos años de Historia»; «Los juegos de la Cultura», Radio Universidad y en programa de Emilse Nieva. Guión histórico, cuatro capítulos, para la serie «Manuel Belgrano», Canal Encuentro.
Panelista: en Santiago del Estero con «Protagonismo del Norte en la guerra de la Independencia»; Municipalidad de Santiago del Estero y Facultad de Humanidades. Integró mesa panel «Tucumán en la época de la Independencia», Academia Nacional de la Historia – Ente Bicentenario. «Notas sobre la correspondencia de Juan Dalma», Boletín Historia y Cultura Nº 2 del Centro Rougés de la Fundación Miguel Lillo. Colaboró en la exposición «Más allá del retrato, la Historia», de Ignacio Baz, retratos Siglo XIX, Centro Cultural Rougés.
Conferencias: «Mujeres protagonistas en la Historia de Tucumán» Federación Económica Tucumán. «Una familia singular en la Declaración de la Independencia: Los Laguna de Tucumán»; en Las Tacanas, Tafí del Valle, «Notas sobre el epistolario de Juan Dalma» en Centro de Estudios Juan Dalma.
— 2017 —
Miembro activo en Coloquio Internacional: «Modernidad, colonialidad y escritura en América Latina», Instituto Estudios Latinoamericanos Facultad Filosofía y Letras con: «La Casa de la Soberanía; y Tucumán en la historia del cura Miguel Martin Laguna», en XLVII Congreso de Cultura Hispánica. Disertante en Congreso Nacional Literatura Argentina.
Publicó: «Lillo Venturi y otros colectores», en X Actas sobre la Generación del Centenario.
Presentó libros: Historia de la ganadería en la Argentina, de Bernabé Alzabé, y X Actas sobre la Generación del Centenario y su proyección en el NOA.
Panelista en «Naturaleza y Humanismo», Centro de Estudios Dalma con: «Misión y visión del Centro de Estudios Juan Dalma».
Distinciones: designada miembro correspondiente de la Academia Güemesiana, de Salta.
teResA piossek pRebisCH
— 2015 — – Participación en las Jornadas 1816. Tucumán en la Independencia. Dos siglos después realizadas los días 11,12 y 13 de agosto de 2015 en el Auditorium de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, organizadas por el Museo Casa Histórica de la Independencia e Instituto de Investigaciones Históricas Prof. Manuel García Soriano, de la UNSTA. – Abril 21. Carta de lectores en La Gaceta, fijando posición respecto las opiniones de Ricardo Foster sobre fecha de la Declaración Independencia Nacional, firmada con Prof. Elena Perilli de Colombres Garmendia – Mes de julio. Día 21. Ante desafortunados cambios museográficos en Casa Histórica, la Junta difundió un crítico Comunicado por mail firmado con Elena Perilli de Colombres Garmendia y Sara Peña de Bascary. – Día 24 de julio. Carta de lectores en La Gaceta por los desacertados cambios museográficos en Casa Histórica. Firmada con Elena Perilli de Colombres Garmendia y Sara Peña de Bascary – Mes de diciembre. El día 14, como Presidente de la Junta, se dirigió al Intendente German Alfaro reiterando el proyecto, elevado en 2014, para la Creación de un Parque Botánico del bicentenario en Campo Norte.
— 2016 — – Enero 10. Nota a autoridades nacionales con Elena Perilli de Colombres Garmendia y Sara Peña de Bascary solicitando se construya un anexo a Casa Histórica de la Independencia como homenaje al Bicentenario. – Discurso con motivo del Día Internacional de la Mujer en el año del Bicentenario, celebrado por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán el 12 de marzo de 2016. – 9 de julio de 1816, título de la conferencia pronunciada en el Museo Casa Histórica de la Independencia a pedido del Arzobispado, el día del aniversario de la fecha patria.
– Con motivo de Bicentenario: entrevistas en medios de prensa, radio y televisión, entre ellos el Programa Tuc 200 años de Historia. – Designada Mujer Destacada por la Municipalidad de Tucumán en 2016.
— 2017 — – Mes de diciembre: Carta de Lectores en La Gaceta. Crítica sobre el «Crucifijo retirado del Salón de la Jura» firmada con Elena Perilli de Colombres Garmendia y Sara Peña de Bascary. La imagen fue restituida. – Asesora y Disertante en el XLVII Congreso de Institutos de Cultura Hispánica de Argentina y Países Hermanos, Hispanoamérica en su cultura, historia y genealogía. La Argentina Fundacional desde la ciudad de Barco al Bicentenario, realizado entre el 29 de junio y 1 de julio de 2017. – Reelegida como presidente de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán en la Asamblea General Ordinaria realizada el 30 de septiembre. – El 21 de agosto de 2017. Incorporación como miembro correspondiente por Tucumán de la Academia Güemesiana de Salta, el 19 de octubre de 2017, con la disertación titulada La gran revolución de la conquista. – Durante el año 2017 colaboró con notas especiales en la página de Facebook de La Junta de Estudios Históricos.
Justino teRán MolinA
Designaciones: – Miembro de Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta. 2017. – Miembro Correspondiente del Instituto Güemesiano de Salta. 2015. – Miembro de la Comisión Nacional de Conmemoración del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Capítulo Tucumán. 2014/15.
– Presidente Honorario del Instituto Tucumano de Cultura Hispánica. 2015. – Miembro Fundador y Redactor de los Estatutos de la Confederación Argentina de Institutos de Cultura Hispánica. 2015.
Publicaciones propias: – Libro Los congresales de Tucumán. Su Genealogía y descendencia, Coautor, Inst. Argentino de Cs. Genealógicas y Jockey Club. Bs. As. 2016. – «Los Prebisch». Genealogías Argentinas, Revista N° 6. Bs As. 2015.
Congresos, conferencias o disertaciones: – Presidente Ejecutivo en «XLVII Congreso de Institutos de Cultura Hispánica de Argentina y Países Hermanos.». Tucumán. 29-06 al 2-7 de 2017. Disertación: «Hispanoamérica en su cultura, historia y genealogía. La Argentina Fundacional desde la Ciudad de Barco al Bicentenario». – Conferencias: «La Historia Social y Genealógica de Hispanoamérica. La generación del Bicentenario». III Jornadas de Historia de la Familia y Genealogía de Catamarca. Junio de 2017. – «Misceláneas sobre fecha de nacimiento y monumentos de San Martín». Círculo de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas. Liceo «Gral. Gregorio Aráoz de Lamadrid». Tucumán. 2016. – Organizador «Jornadas V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús». Disertación «Santa Teresa de Jesús». Centro Rougés. Tuc. 2015. – «XLV Congreso Nacional de Institutos de Cultura Hispánica de la República Argentina». Disertante. Salta. Agosto de 2015. – Presidente, organizador y disertante de las «I Jornadas Regionales Ciudades Fundacionales. Tucumán». 29 al 31 de mayo de 2015. Tucumán. – Prólogo del libro Santa Teresa de Jesús en Familia, de R. P. Fernando María Cornet (Sasari- Italia). 2015. Publicación
donada a Bibliotecas del Vaticano, Casa del Rey de España y Casa de Borbón y Dos Sicilias.
Presentación de Libros de otros autores: – Santa Teresa de Jesús en familia, del R. P. Fernando Cornet. En el Cabildo de Salta. Salta. Agosto de 2015. – Emilio Terán Frías. Hombre del Centenario, de Enrique Fermín González. En el Archivo Histórico de Tucumán. Octubre de 2016. – Los Congresales de Tucumán. Su genealogía y descendencia. XLVII Congreso de Institutos de Cultura Hispánica de Argentina y Países Hermanos. Tucumán. 30 de junio 2017.
Reportajes: – «La Genealogía en Tucumán. La investigación y su aporte cultural». Reportaje radial FM. Academia Belgrano. 2017. – «La Argentinidad como reflejo de Hispanoamérica. Aportes culturales de España y confluencia étnica y cultural», diario La Gaceta. Junio de 2017.
CARlos páeZ de lA toRRe (H)
— 2015 —
Cargos: – Renuncia como miembro de la Comisión Asesora Vitalicia de la Fundación Miguel Lillo, a la cual pertenecía desde 2013.
Publicaciones: – Todo el año, de lunes a sábado, la columna «Apenas ayer», y los domingos, la página «De Memoria», en el diario La Gaceta.
— 2016 —
Cargos: – Asesor consulto de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. – Vocal del Ente Bicentenario Tucumán.
Publicaciones: – Todo el año, de lunes a sábado, la columna «Apenas ayer», y los domingos, la página «De Memoria», en el diario La Gaceta. – Como vocal del Ente Bicentenario, autor de la propuesta de la publicación (concretada en 2017) de los 32 tomos de las colecciones «Historias temáticas de Tucumán. Siglos XIX y XX» e «Historias de los Municipios de Tucumán. Siglos XIX y XX». Total: 32 tomos, todos los cuales llevan un «Prólogo» con su firma. – Prólogos y estudios preliminares (que son de su autoría, aunque llevan —con su consentimiento— la firma «Comisión Asesora Fundación Lillo»), en todos los libros que, con el nombre «Colección del Bicentenario», editó, distribuidos en 11 tomos, la Fundación Miguel Lillo, Tucumán, 2016, a saber: Ensayo histórico sobre el Tucumán, por Paul Groussac; La ciudad arribeña, por Julio P. Ávila; Geografía general de la provincia de Tucumán, por Antonio M. Correa; Breve historia de Tucumán. Del siglo XVI al siglo XX, por Manuel Lizondo Borda; Provincia de Tucumán, por Arsenio Granillo; Historia del descubrimiento del Tucumán, El Tucumán del siglo XVI, El Tucumán colonial, Historia de la República de Tucumán y Tucumán en 1810, todos por Ricardo Jaimes Freyre; Fruto vedado, por Paul Groussac; Chavela, por Jorge Söhle; Fruto sin flor, por Juan B. Terán; Tucumán antiguo, por Julio López Mañán; la recopilación Las sesiones del Congreso y la antología Miradas sobre Tucumán. De esta última realizó, además, la investigación y selección de textos. – No firmado, el Suplemento especial de ocho páginas «Crónica histórica del periodismo tucumano», en: La Gaceta, Tucumán, 19 de septiembre de 2016.
– El Congreso de la Independencia. Antes, durante y después (en colaboración con Sebastián Rosso) (Ed. La Gaceta de Tucumán, 2016). – Noticia biográfica sobre Zenón J. Santillán (Ed. Ciudad Histórica. Municipalidad de San Miguel de Tucumán, 2016). – «Situación y aporte de Tucumán en el proceso revolucionario 1810-1816», en: Anuario del Bicentenario (Academia de Ciencias Morales, Políticas y Jurídicas de Tucumán, Tucumán, 2016). – «1916-2016. Cien años de política vernácula», en: Tucumán Bicentenario (Federación Económica de Tucumán, Tucumán, 2016). - «Pedro Miguel Aráoz», «José Ignacio Thames» y «José Mariano Serrano» (este último en conjunto con Juan Isidro Quesada) en Los congresales de Tucumán. Su genealogía y descendencia (Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas y Jockey Club de Buenos Aires, Bs. As. 2016). – «Miguel Campero, un gobernante de ley», en: Todo es Historia, N° 588, julio 2016 (Bs. As, 2016).
— 2017 —
Publicaciones: – Todo el año, de lunes a sábado, la columna «Apenas ayer», y los domingos, la página «De Memoria», en el diario La Gaceta.
340 Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán Nº 15 – Dic. 2017