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3.3.3 La confianza como catalizador de los miedos
from Mi Pandemia
by Juan Rivera
Al 17 de febrero las medidas se han vuelto mas estrictas, se insiste mucho en no salir de casa, uso de mascarillas, lavado de manos, medir la temperatura, informar sobre síntomas, no realizar reuniones sociales y no compartir platos. Una medida que, lamentablemente, se demoró mucho en comprender la OMS era una ventilación adecuada. El 18 de febrero las medidas aumentan con la inclusión de vigilantes día y noche, lo que ha generado algunas detenciones por violar la cuarentena. Lele manifiesta que todo esto está bien, pues "lo hacen por nuestro bienestar", he ahí la confianza china en sus instituciones. Javier dice que el miedo inculcado con las nuevas medidas, contribuye a acatarlas y mantener el orden. El 19 de febrero se nota cierta tranquilidad en la calle de Lele, Javier hace alusión a una aplicación de Alibaba que en forma masiva obtuvo bajas calificaciones, con el propósito de elminarla de la red para evitar las clases en línea. En este mismo día se completa el chequeo de todos los cuidadanos de Wuhan, tarea descomunal pero lograda por el tesón chino. El aumento de los contagiados es cada día menor. Hago aquí un paréntesis, para hablar sobre la confianza como catalizador de los miedos, intervención motivada por la confianza del pueblo chino en sus instituciones.
3.3.3 La confianza como catalizador de los miedos
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Si tememos una posible inundación de nuestra vivienda por una fuga de acueducto, la presencia del fontanero aleja nuestros temores; tenemos confianza en su oficio. Si tememos un posible colapso estructural de nuestra vivienda, el buen juicio del ingeniero aleja nuestros temores; confiamos en su saber ingenieril.
Si tememos un fatal desenlace por una enfermedad en nuestro sistema biológico, la presencia del médico minimiza nuestros temores; confiamos en la medicina contemporánea. Pero, en el caso del coronavirus, a mi criterio, solo la confianza de los chinos en sus gobernantes y científicos alejó, en parte, el miedo, algo que no ocurrió en nuestros países. Sjöberg & Herber ([16], p.31) definen la "confianza social" como la confianza en la gente o en las organizaciones, considerando que ésta se constituye en un factor importante para tolerar o aceptar riesgos de tipo tecnológico. Sin embargo, a diferencia de los riesgos que puedan surgir de los objetos tecnológicos como los teléfonos móviles, el fenómeno del terrorismo (o del coronavirus) no es tarea fácil vincularlo a esta confianza social. Frente al primero, los actores sociales pueden demandar políticas públicas para su control y mitigación del riesgo, pueden "creer" o confiar en las evaluaciones científicas sobre el riesgo. Esta confianza ayuda, en muchos casos, a reducir los temores para el uso y distribución de las nuevas tecnologías. En el otro extremo, los papeles se invierten. El público espera de sus gobernantes acciones efectivas que permitan controlar problemas de tipo social, como el terrorismo o el desempleo, que escapa a su control y comprensión. Sin embargo, no es fácil "confiar" en las medidas tomadas, en tanto persistan o aumenten los efectos del problema. En los países de occidente, sabemos del cambio en la confianza hacia las acciones científicas, antes concebidas como generadoras de bienestar, luego de los eventos de la segunda guerra mundial. Sabemos de los primeros cuestionamientos a la infalibilidad de los científicos, de la desconfianza que empieza a germinar con los primeros impactos no deseados del uso y distribución de las nuevas tecnologías (Bophal, Chernóbil, Exxon Valdés, etc.) y, lo que es peor, sabemos de la cada vez más creciente sospecha de la posible corrupción de científicos y expertos:
"Experts see the public as misinformed, badly educated and highly emotional while the public suspects that experts know less than they claim and that they are corrupt due to their being hired by the industry or government" ([6], p.5). Las otrora investigaciones son reemplazadas por proyectos de investigación a los que se vinculan grupos de expertos que son financiados por grandes corporaciones con intereses básicamente económicos. Existen otras razones que generan desconfianza en los científicos. Una de ellas es la discrepancia entre ellos (científicos oficiales y no oficiales en el tema del cambio climático o, actualmente, en el tema del coronavirus). Otra de ellas se vincula estrechamente al mayor conocimiento que se tiene sobre los riesgos, propiciado por el fácil acceso a la información (Internet, medios de comunicación, bibliotecas electrónicas, redes sociales, etc.) y, por otra parte, la cada vez más evidente incertidumbre acerca de los efectos de algunas tecnologías (modificación genética, células madre, entre otras). Incertidumbre que se confunde con la incapacidad científica (Ibid, p.6). Una vinculación entre la confianza hacia los científicos y la percepción del riesgo tampoco presenta un modelo plausible. El modelo psicométrico de la percepción del riesgo intenta vincular la confianza como determinante del riesgo percibido, en tanto que a una mayor confianza existe un menor temor al riesgo y, en consecuencia, una percepción del fenómeno como de bajo riesgo ([17 , ] p.5). Sin embargo, lo que se logra verificar es una relación confianza – temor; de nuevo el fontanero elimina nuestros temores. Terminamos la historia de Javiertzo con el resumen de los videos realizados hasta el 11 de marzo de 2020.