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CARRIE FISHER
from CROMA magazine 2
Solo ha sido positivo”, dice Carrie Fisher con un brillo en la mirada. “Me lo pasé realmente bien haciendo La guerra de las galaxias, Era muy joven y consegui ser la única chica de una fantasía sólo-para-chicos, jeso fue divertido En las cuatro décadas tras el estreno de Una mieva esperanza, Fisher se ha mantenido, discutiblemente, como la más consistentemente entusiasta acerca de su tiempo en aquella galaxia muy, muy lejana, incluso si lo ha hecho adoptando una postura cada vez más sardónica hacia la franquicia que la convirtió en estrella.
Desde el principio, dice, le impactaron las posibilidades de la visión de George Lucas, “Recuerdo que lei el guión en voz alta con un amigo, Miguel Ferrer, que luego se hizo actor. Se leía de maravilla. Los dos queríamos hacer de Han Solo porque era el mejor papel. No podía imaginarme cómo iban a conseguir rodar aquello, [pero] desde luego quería formar parte si lo lograban”.
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Como revela Fisher, distó mucho de ser una experiencia fácil para la joven de 19 años contratada para encarnar a la princesa más batalladora de la pantalla. “Cuando consegui el papel me dijeron que tenía que perder unos siete kilos, así que pensé: Como no los pierda, me despi- den!”. No paraba de pensar que se darían cuenta de que se habían equivocado, así que me mantuve muy callada, ¡lo que para quien me conoce sabe que es increible!”.
Y en cuanto a las ahora legendarias ensaimadas espaciales de Leia, un apunte: “Cuando [George Lucas] me dijo ‘vamos a ponerte ese peinado horrible’, aprendí a quererlo. ¿Qué opinas de esto?”, me preguntaban; ¿Te gusta?”. Yo decía: ¡Es fantásti- co!”. Y por eso existe ese peinado. Yo hacía todo lo que me decian porque seguía pensando que iban a darse cuenta de lo que habían hecho y me iban a despedir”.
Tras un breve besito de “buena suerte”en los labios de Luke antes de columpiarse a un lugar seguro en Una nueva esperanza, Leia se besuqueó tanto con su entonces desconocido hermano en la pantalla como con su rival amoroso Han en el Imperio contraataca. Fisher tiene ideas muy particulares acerca de todo aquel roce de labios.
“Bueno, Harrison siempre ha dicho que no le gustan los besos en el cine”, nos dice. Y continua: “Es raro. Es besarse por dinero, y hay algo un poco más extremo que eso que tiene un nombre... Yo prefiero y disfruto mucho mas ver a otra gente besarse en el cine. Encadenados [Notoious, el thriller de Alfred Hotchcock de 1946] tiene el mejor beso de la pantalla, porque entonces solían tener un limite sobre cuanto podías alargar un beso, que eran unos 18 segundos, asi que no pararon de romperlo a base de hablar y volver a besarse; es fantastico.
