Battlefields vol. 2: Querido Billy (Aleta)

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Querido Billy: Nunca me preguntaste que te contara toda la historia de lo que ocurriĂł tras Singapur, y hasta ahora no he querido contĂĄrselo ni a ti ni a nadie. Ahora lo hago porque te quiero. Quiero que puedas comprenderme, y comprender las cosas que he hecho.

Primero nos violaron. Luego nos llevaron a los bajĂ­os y nos apuntaron con ametralladoras.


Intentamos salir antes de la rendición, tratando de llegar a Java en un yate a motor. Pertenecía a uno de los médicos del hospital donde trabajámos como enfermeras. Los japoneses de la cañonera que nos atrapó dispararon a la tripulación, nos llevaron a bordo de su barco y hundieron el nuestro.

El viaje a la isla más cercana tardó cerca de una hora.

¡por el amor del cielo, chiquilla! ¡recobra la compostura!

¡recordad que sois británicas! ¡si no hay nada que podáis hacer, al menos comportaos con dignidad!

dios bendito, margaret. ¿y ahora qué importa eso...?

importa, julia.

ahora importa más que cualquier otra cosa en el mundo.


Escuché cómo daban la orden, creyendo que yo no reconocería las palabras. Por el tono, igual podrían estar pidiendo fuego, pero el sonido de las armas al quitarles el seguro era bastante claro. Un simple pensamiento cruzó de modo sombrío por mi mente:

¿Esto es todo lo que consigo?


Esto es todo lo que consigo.

Esto es todo lo que hay.

¿Tengo una vida para que sencillamente sea robada? ¿Y por quién, y con qué derecho? ¿No fue bastante lo que nos hicieron antes?

Y de esa persistente y sencilla idea han devenido tres años y medio de tortura.


esta sigue viva.

¡cristo! ¿cómo demonios puede...?

¿cuánto tiempo habrá estado tirada ahí?

no lo sé. dios bendito.

oh, echadme una mano, muchachos. ¡tiene una herida grave...!

¡agua! ¡rápido! ¡traed agua!


¿qué hacemos con las otras, joe? ¿las enterramos?

oh, maldita sea. ve tan rápido como puedas.

no podemos quedarnos por aquí. si los zeros nos sobrevuelan por casualidad, estamos listos.

se supone que estamos buscando supervivientes, y no...


Todavía no estoy segura de cómo llegué a Calcuta. La herida se infectó y estuve delirando durante un tiempo, pero recuerdo que el hospital fue evacuado con bastante pánico. Los japoneses avanzaron muy rápidamente aquellos primeros seis meses.

No soportaba la idea de que aquello me persiguiera durante toda la vida, de ser algo a lo que la gente apenas se atreviese a mirar. Todo el mundo yendo con pies de plomo cerca de la chica que no solo había sido abusada... lo que significaba ser desterrada de todo lo que se considera decente... sino que encima habían sido orientales . Podía ser vengada con fervor entusiasta. Pero no tocada.

Le conté a todo el mundo que solo me habían disparado.

Nadie lo sabía, así que nadie me consintió en nada lo más mínimo. Lo que en ocasiones me detenía en seco. Después de todo, había una guerra en marcha.

es hora de que hagas algo útil, querida.

Para cuando recobré la consciencia nos habían echado de Birmania. Retuvimos India, Australia y partes de China, la última gracias a Chiang Kai Shek y los americanos. No fue un buen negocio.

¿mm...?

ya no tienes nada mal, así que voy a darte el alta. me han dicho que eras enfermera.

ah... sí...

bien. nos hacen falta enfermeras.

asunto resuelto, entonces.


Era hora de que hiciera algo útil. Lo que en cierto modo era verdad. No me hice enfermera por ningún sentido del deber. Lo hice porque era una manera sencilla y barata de visitar el Este. El primo de una amiga encontró una vacante para mí en un hospital en Singapur, y allá fui.

Aun así me esforcé para cumplir con mi parte. Lo que significaba un montón de sangre y orinales, y sonrisas alegres, y ser la madre de muchos jóvenes que estaban lejos de casa. Y luchar a cada segundo con las ganas de gritar hasta echar los muros abajo.

A menudo me rendía en privado, pero en las guardias o en la calle aquello habría sido impensable. ¿Por qué está llorando esa mujer? Oh, recibió un balazo japonés, al parecer. ¿De veras? Bueno, lo siento mucho por ella, pero en caso de que no se haya dado cuenta, últimamente eso sucede a menudo. Y entonces, por supuesto, me rompería, y chillaría, y aullaría, y le diría a todo al que le importase lo que sucedió realmente. Y aquello habría sido mi final.

No había nadie con quien pudiese hablar de las cosas que nunca me abandonaban.

La sensación del agua contra mis tobillos. La línea perfecta del horizonte, separando el mar turquesa del cielo azul. El impacto tan fuerte justo bajo mis costillas.

Todo lo demás.


no me refiero de modo oficial. no enfermera-loque-ponga-en-miexpediente. me refiero a cómo la llama la gente.

hola...

vaya, hola. ¿quién es usted?

hmh.

me llamo carrie. carrie sutton.

billy wedgewood.

me alegro de conocerte, carrie. ¿juegas?

¿perdone?

se han llevado a mi amigo para cambiarle el agua o algo así. pero tú pareces estar sin nada que hacer.

¡le puedo asegurar que no soy de esa clase de...!

el turno de tarde no empieza hasta dentro de un par de horas, no me tomarás el pelo. ¿qué tal una partida?

dí que sí.


no lo tengo, ¿verdad? la agilidad mental nunca fue mi fuerte.

...oh, billy, querido. de verdad que no tienes remedio.

¿y por qué estás aquí? no recuerdo haberte visto antes de hoy...

oh, solo un poco de tripa suelta. pruebas y cosas.

de hecho, creo que ya es hora de tomar mi medicina...

¿te has vuelto loco...?

¡no puedes hacer eso aquí, va completamente contra las normas! ¡ni siquiera deberías tener esa cosa!

me temo que si sigues usando ese tono, tendré que convertirme en el teniente de aviación wedgewood, y eso sería una pena. ¿quieres un trago?

vas a hacer que me disparen...

me arrojaré entre el pelotón de fusilamiento y tú.

Y de repente me di cuenta: No había pensado en mi sufrimiento durante cerca de dos minutos enteros.


Fuiste gentil en todo momento, Billy. Incluso mientras flirteabas, no te lanzaste como un lobo. Hasta aquella primera tarde no habría podido imaginar que intentases algo.

Creo que fue la noche siguiente, mucho después de que los turnos hubiesen terminado, que averigué lo que realmente te pasaba. ...y justo cuando les dije a mike y jacko que saltaran, el estúpido motor arranca de nuevo y la vieja cometa está como nueva.

bueno, y qué más podía hacer que volver a la pista. ahora solo, claro está.

de lo que quedaba de él. nos cargamos un montón de barcazas de desembarco, pero cuando los cazas japos llegaron, fue un sálvese quien pueda.

¿perdió contacto con el resto de su escuadrón?

“así que volví.”

“lo que no sabía era lo lejos que los muy cabrones habían avanzado en java.”


supongo que no hay ninguna posibilidad de tener una taza de té...

¿hola?

“debería haber unos treinta o cuarenta muchachos allí. personal de tierra, control de operación y su equipo, el doctor y el resto del personal de la estación médica.”

“pero no obtuve ninguna respuesta.”

oh, demonios.

no estoy armado. a menos que contéis el blenheim, supongo. a lo que estáis más que invitados.

no sé de qué os podría servir este viejo trasto...


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