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Guadalcanal volvió a disfrutar de una plena Romería de Septiembre

Redacción

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Hay despedidas que duelen, que amargan, que entristecen. Y luego hay otras que, aunque apenan, merecen su pertinente celebración. Este pasado sábado Guadalcanal despidió a su Patrona. La Virgen de Guaditoca puso, como cada septiembre, rumbo a su Ermita. Allá, en la Vega del Encinar permanecerá durante siete largos meses. El otoño y el invierno la abrigarán y la primavera nos la devolverá de nuevo, como cada mes de abril, resplandeciente. A las ocho de la mañana, como dicta la tradición, la Virgen asomó por la puerta de la capilla del Convento del Espíritu Santo. Envuelta en un mágico silencio que nadie se atrevió a romper, se volvió a su pueblo para dedicar una última mirada y entre vivas se volvió para emprender un nuevo camino de vuelta. Un camino que le llevó, a hombros de hermanos, fieles y devotos, a recorrer cada una de las siete cruces que en días como este se cubren de oraciones, canciones y buenos deseos. Siete cruces que completaron un camino bendito que desembocó en su Ermita al borde del mediodía. Una vez ubicada en el altar se celebró la tradicional Misa de Romeros. La jornada transcurrió con total normalidad, sin incidentes reseñables y alargándose la fiesta hasta la madrugada gracias a la música del grupo Agustele y de Dj Dávila. Ahora tan solo queda aguardar pacientes hasta que llegue una nueva primavera. Entretanto, soñaremos que ya está aquí abril.

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Uno de los aspectos más significativos de esta Romería de Septiembre fue el traje de pastora que lució la Virgen. Acostumbrados a verla en este día de rojo, el atuendo elegido para esta nueva romería fue el de color blanco. Un traje que ha sido recuperado para la ocasión, según hizo público la misma hermandad, siguiendo el mismo diseño del que tiene, confeccionado prácticamente de nuevo dado su estado de deterioro. Con este mismo modelo, ha sido la hermana de la corporación, Felisa Gordón Guerrero quien ha realizado el nuevo traje, conservándose los galones dorados y parte del flecaje de la esclavina anterior. El importe ha sido donado completamente por otro hermano, Miguel Ángel León Morán, quien curiosamente donase en su día el mismo. Además, la imagen de nuestra Patrona estrenó un nuevo corpiño de brocado en seda de colores. Complementó su atuendo el cayado de plata y la pamela estrenada en la romería de Abril de 2022.

De blanco impoluto

Labores de saneamiento previo en el entorno de la ermita

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Si la Romería fue un completo disfrute de hermanos, devotos y vecinos en general fue, en parte, gracias al trabajo previo realizado en los aledaño de la Ermita. Así, se procedió al desbrozado y allanado de los aledaños del Santuario, eliminando toda la maleza y pastos que han brotado desde su último saneamiento. Resultó de vital importancia en este trabajo la labor de Fernando Espino Gordón, Luis Gordillo Rivero, Andrés Ruiz Méndez y José María Prieto Ortega.

La Virgen de Guaditoca volvió a realizar la procesión de la subida tres años después

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Y si especial fue la Romería, no menos lo fue “la subida”. Un procesión siempre mágica, sobria, esplendorosa. Tres años después no perdió un ápice de su hermosura. Lejos del momento triste que supone despedirla de su Parroquia, donde ha residido durante los últimos cinco meses, la procesión de subida a la capilla del Convento del Espíritu Santo resultó de lo más festiva. Ya fuera por el tiempo que hacía que no se veía esta procesión (a causa de la consabida pandemia), por la tradición que supone la misma o simplemente porque el guadalcanalense cofrade disfruta con cada salida procesional, lo cierto es que la Plaza de España se fue llenando poco a poco de personas entusiasmadas por ver de nuevo a la Patrona de Guadalcanal en la calle. Una hora antes, las inmediaciones de la Iglesia de Santa María de la Asunción era un hervidero de costaleros que se preparaban, músicos que acudían y miradas inquietas contando los minutos para que la Virgen saliera. Fue a las nueve de la noche, tras un incesante repique de campanas cuando el paso asomó a la plaza y

de nuevo el tiempo se paró. Golpes sordos de martillo y el paso se elevó al cielo. Se hizo la música y Ntra. Sra. de Guaditoca emprendió su marcha hacia el primero de sus destinos. Con paso firme, decidido, pero sin perder la clase. Fue de nuevo una procesión sencilla pero a la vez elegante, sabiendo conjugar lo que supone un traslado y lo que para Guadalcanal es una procesión en toda regla. Es la pena de verla marchar y la alegría de contar los días para volverla a ver. Siempre en el horizonte el Espíritu Santo, la Virgen llegó a la capilla y entonces el tiempo se volvió a parar, esta vez durante una hora, el tiempo de cambiar de reina a pastora. Y entonces volvió a empezar todo. Una noche velándola, un camino por andar, siete meses en su Ermita y a soñar con un nuevo abril.

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