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Las cosas de Porri (III)
by Jose Angel
En la final del Trofeo de Ferias de Guadalcanal del año 1987 nos enfrentábamos al potentísimo Cazalla y Porri realizó uno de los mejores partidos que yo le recuerdo pues además de intervenir mucho y bien en el desarrollo del juego fue el autor de los cuatro chicharitos que le endosamos al equipo de El Moro. Hasta donde alcanza mi memoria creo que ha sido el único jugador local capaz de hacer semejante proeza en una final de ferias. Pues bien, cuando quedaban un par de minutos para la conclusión del encuentro le sustituí, con la intención de que el público le rindiera una gran ovación y así agradecerle su gran derroche de facultades. ¡Cómo se puso el gachón conmigo! Me decía que por qué coño le cambiaba, que si la tenía tomada con él, yo que sé la cantidad de burradas que me soltó. Menos mal que al rato, cuando nos estábamos tomando la tradicional copa en la caseta “Al-Andalus” le expliqué todo esto y ya lo comprendió perfectamente; la razón que me dio era que no sabía el tiempo que quedaba y que lo único que quería era meter más goles.
En el verano de 1989 disputábamos un trofeo en Granja de Torrehermosa y cuando se estaban vistiendo los jugadores me llega Porri y me dice “Viejo, dame una venda que tengo un tobillo un poco chungo”. Le di la venda y no le presté más atención pues me dediqué a los menesteres propios de preparar el partido. Aproximadamente media hora después, una vez que el personal ya hubo calentado y con el encuentro a punto de comenzar, se me acerca corriendo el inefable Porri y me espeta: “Quillo, dile al árbitro que no empiece todavía”. Al preguntarle qué sucedía, me largó: “Nada, que me he vendado el pie que no me duele y ahora tengo que hacerlo de nuevo”.
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