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12. El bohío de mis abuelos paternos

EL BOHIO DE MIS ABUELOS PATERNOS.

El Bohío de mis abuelos paternos estaba localizado en la calle Juan Pablo Duarte con el número 85 en la comunidad de Nizao, Provincia Peravia, República Dominicana. Ese Bohío fue construido en su parte frontal, trasera y laterales de tablas hechas del árbol de cana y cobijado además de ramas de esa mata o sea, que su techo era de canas. Tenía colocada Cinco (5) puertas la estructura de ese Bohío, dispuestas de la siguientes maneras: Dos (2) en el frente, Dos (2) en la parte trasera y una (1) en el lateral izquierdo; también poseía Dos (2) ventanas de abertura doble, una colocada en el frente derecho y la otra en la parte de atrás colocada también en el lado derecho, además de esas, una ventana más pero de una sola hoja estaba situada en la pared derecha del Bohío....

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La cerradura tanto de las puertas como de las ventanas eran fuertes aldabas de hierro dispuestas para asegurar el hermetismo del bohío en el momento que eso se requería. Una fuerte viga de madera había colocada en el medio parte superior interna del Bohío para protegerlo de los frecuentes huracanes y tormentas tropicales en esa zona Sur.

En el interior de la edificación había además una división de tablas de cana colocada casi en el centro del Bohío construida de Norte a Sur y viceversa, con una puerta abierta que comunicaba el espacio grande de la sala con el aposento o dormitorio. Existía otra división del mismo material con una altura aproximada a los Tres

(3) pies colocada Oeste, Este y viceversa, de forma que descansaba en la pared construida también casi en medio del Bohío; en esa última división había un pasamanos y otra puerta abierta libre de obstáculo, que comunicaba la sala con el comedor y del comedor se salía a la cocina, construida en el patio como era costumbre en ese tiempo.

Ahí en el Pasamanos posaba un recipiente de cristal transparente lleno de agua, de donde salía una mata bejuco de adorno que se extendía todo el derredor de la pared hasta alcanzar y rodear un cuadro de La Virgen De La Altagracia, colocado en ese lugar de el interior del Bohío.

Una calzada de piedra poseía en la parte frontal el Bohío de mis abuelos paternos. Las paredes de tablas de cana, por fuera y por dentro estaban bien entabicadas o empañetadas con un material hecho de excrementos de vacas, cal para blanquear y caliche al cual se le llama tabique. Para preparar el tabique se acudía con un cubo o cualquier envase a un establo o potrero, a buscar las heces fecales frescas de las vacas para luego mezclarlas con caliche que siempre ha sido abundante en Nizao. Para blanquear se usaba cal fabricada en los hornos de ese material que eran muy comunes camino a Santana.

Una vez con los materiales a manos, se preparaba la mezcla para entabicar el Bohío que por cierto, quedaba muy bonito; parecido a las casas empañetadas con cemento de hoy en día. La pintura consistía en almagra que se compraba del color al gusto de los demandantes y donde los más comunes eran los colores: rojos, blancos, rosados,

verdes y amarillos; bien hermoso lucía el Bohío de mis abuelos paternos, cada vez que era entabicado y pintado con almagra roja. Había que tener el cuidado de no rosar su cuerpo o su ropa con el Bohío recién entabicado y pintado con almagra, pues de suceder eso, inmediatamente la persona quedaba sucia de tabique y del color de la almagra que siempre estaban dispuestas para ensuciar, sin importar que estuviera seco en la pared.

Para cubrir e impedir la vista de los visitantes o de cualquier curioso al aposento del Bohío, el espacio de la puerta era cubierto con una cortina hecha de papel Bon, pegada cuidadosamente con almidón de yuca. Esa cortina cubría el espacio de la puerta y cuando se deseaba tenerla abierta, se enrollaba la misma en forma de papel papiro en un pedazo de palo de los Dos (2) que poseía pegados en cada extremo. Se enrollaba la cortina hacia arriba, luego se amarraba sostenida con un hilo amarrado en la parte superior para así dejarla abierta y para cerrarla se soltaba el enrollado que caía automáticamente con el peso del palo pegado en el extremo de abajo.

El mobiliario de el Bohío de mis abuelos paternos consistía en : un sencillo y pequeño juego de muebles de caoba de Tres (3) piezas forrados de pana en sus asientos y espaldares, Dos (2) mecedoras, Tres (3) sillas forradas de cohollos de palma en la parte de sentarse. Había una mesita de centro y una lateral encima de la cual había un florero cuyas flores se exhibían en un jarro. Un pequeño saliente de madera en forma de L yacía clavado en un espacio del Bohío y era en ese lugar donde se colocaba la lámpara de tubo de cristal que iluminaba en horas de la noche. Se destacaba alojado de la pared el sucio negro del humo que salía de ese utensilio, existía también otra lámpara humeante o humeadora que se usaba con más frecuencia en la cocina y para moverse en el interior durante la noche en busca de cualquier objeto.

Un poco más abajo de la lámpara de tubo, había colocado un pequeño triángulo de madera color caoba y ese instrumento era la sombrerera que utilizaban los visitantes para colocar sus sombreros, pues era costumbre cuando un caballero llegaba a un hogar, quitarse el sombrero, colocarlo en la sombrerera si había en ese lugar y sino existía se quedaba con el mismo en las manos.

En el aposento había Cuatro (4) camas, Dos (2) de las llamadas Cama Semi con espaldares de caoba pura y Dos (2) Camas Colombinas; en esas camas, se dormía el descanso familiar de ese hogar compuesto por un número que se podría decir considerable de personas. Próximo a la cabecera de una de esas Camas Semi, había colocado un Baúl donde se guardaba ropas y otros objetos. Un tamaño aproximado a Dos pies y medio (2 1/2) de largo con una altura de Un pie y medio (1 1/2) tenía ese baúl el cual estaba forrado de una delgada capa de metal.

A los pocos años de haberse instalado la energía eléctrica en la comunidad, encima de la mesita lateral de la sala, un Radio Phillips reposaba en ese lugar del Bohío y de donde se escuchaban las escasas emisoras que había en el país pero mayormente Radio Santo Domingo “La Voz Dominicana”.

Para colocar los útiles de uso en la comida de visitantes especiales, había dispuesto en un extremo del comedor, un utensilio de madera al cual se le llama arcantadera; exhibidora de platos de lozas, vasos de cristal, cucharas, tenedores etc......... Al lado de la arcantadera estaba colocada una mesa especial con una abertura grande en el medio donde había alojada una tinaja de barro, llena de agua fresca para tomar; obviamente no existían las útiles neveras en ese tiempo, pero sí las famosas tinajas fabricadas de barro para conservar el agua fresca de tomar.

El suelo o piso del Bohío de mis abuelos paternos era de tierra que se acondicionaba de una manera especial y delicada; se nivelaba éste cual si fueran los actuales pisos de cemento, se mantenía constantemente limpio ya que muy a menudo era barrido y trapeado.

La cocina de ese Bohío, estaba localizada en el patio a unos Dos (2) metros, era una pequeña enramada construida de tallos de coco, techada de canas y suelo natural de tierra. En el interior de la cocina había una mesa de tamaño considerable, a la cual llamaban el fogón, muy bien construido de fuertes astillas de palos, tierra caliche; sostenido por Cuatro (4) pequeños horcones bien fuertes. En la superficie era que se encendía el fuego en las leñas colocadas en Tres (3) piedras redondas que sostenían la hoya de barro en la cual se cocinaba.

Debajo de la mesa fogón siempre había una carga de leñas almacenada que era la que se usaba a diario como combustible en el encendido que se hacía para cocinar los alimentos. Resultaba muchas veces difícil la tarea de prender un fogón en temporadas húmedas, cuando no se poseía un poco de gas kerosene para iniciar esa tarea, ya que las barañas de cocos, yaguas o cualquier hierva estaban mojadas.

En el interior de esa cocina había un espacio con clavos colocados de una forma que sostenían las jigüeras, morros de higüeros; recipientes utilizados para servir la comida el primero y el segundo, donde se guardaban las especias, azúcar, sal, ajo, pimienta, orégano etc. Se destacaban en ese espacio un colador de café hecho de tela Macario, una cafetera, un cucharón de madera y un guayo donde se guayaba el maíz, cocos y otros productos de cocinar.

Existió siempre en el Bohío una jigüera grande o sartén, que se usaba para limpiar el arroz sacándole los granos que quedaban sin pelar cuando estaba siendo majado en el pilón, se limpiaba además en esa jigüera grande los guandules y las habichuelas antes de ser hervidos.Un pilón y Cuatro (4) palos de madera a los cuales se le llamaba manos de pilón, también estaba presente en el Bohío para majar o moler los granos de cocinar. Así también una batea de madera, utilizada para lavar con agua y jabón de cuaba las pocas ropas del hogar. Recostada en un rincón se resaltaba una escoba, garantía de la limpieza del Bohío, la cocina y el gran patio de ese lugar nuestro.

Se podía observar también, alojado en un rincón de la cocina un Molino, utilizado para fabricar la harina de maíz; uno de los principales productos alimenticios del hogar. El Molino consistía en Dos (2) Ruedas de piedras con un tamaño aproximado a Un pies y

Medio (1 1/2) con casi una pulgada de grueso, en una de esas ruedas de piedra había un hoyo redondo donde se colocaba un palo de unos Siete (7) pies de largo que era amarrado en el extremo de arrima con una soga de cabuya que a la vez se fijaba en un pequeño extremo de un rincón de la casa o cocina. Para moler el maíz y obtener la harina, se agarraba el palo colocado en el hoyo dispuesto en la rueda de arriba del molino, se le echaba el maíz en el centro de la rueda y finalmente se comenzaba a batir dándole vuelta con el palo y la harina de maíz iba saliendo, quedando almacenada en una lona que había colocada debajo de el Molino.

Había una Barrica o tinaco que se utilizaba como depósito del agua de cocinar, fregar, trapear el suelo y lavar o sea; el agua del aseo del hogar se mantenía en esa barrica de madera, que estaba asegurada por Dos (2) correas metálicas en forma de círculo. Esa barrica de agua estaba situada en una esquina fuera del bohío, de una forma que un caño o cauce, hecho de yagua colocado en un corto extremo de arriba del bohío, cuando llovía, el agua que caía en esa parte del tejado de cana iba directamente al cauce de yagua, en él se deslizaba hasta caer en la barrica en forma de cascada y ahí quedaba depositada, con cierto grado de limpieza porque había un saco de cabuya en forma de colador en la entrada o abertura de la barrica.

La puerta lateral izquierdo del Bohío era una salida que comunicaba directamente al jardín del mismo. Esos jardines eran plantados en espacio al lado de la mayoría de los bohíos existentes anteriormente. Poblado de muchas y variadas flores, matas o árboles de adornos tales como: rosas rojas, blancas, rosadas, lirios, flor, del sol, azucenas, margaritas, jazmín, gallego el fino, gallego el gordo; las plantas medicinales abundaban alrededor 46

del bohío en ellas: alpazote, Juana La Blanca, limoncillo (no la fruta), limón, naranja de las cuales se usaban las hojas para el té medicinal y de aroma casero.

En la primavera, manadas de mariposas amarillas y doradas hacían un festín disfrutando del néctar de las flores en ese jardín del Bohío de mis abuelos paternos, mientras que los guijarros, abejas, abejones y los zumbadores las acompañaban en esa suculenta fiesta.

La Letrina o sanitario perteneciente al Bohío situado en el patio a una distancia de unos Seis (6) metros de la cocina. Esa letrina construida de tablas de canas, era un local pequeños de unos Dos (2) metros cuadrados, techado de canas; el suelo o piso era un profundo hoyo techado de pequeños horcones, tablas de cana y un cajón de madera donde se sentaban o se abajaban a hacer sus necesidades o a evacuar las personas, llevando siempre en las manos para limpiarse: un pedazo de papel de envolver, un pedazo de cartón, papel Listín (periódico) como le decían, un pedazo de palo, hoja verde o una tusa.

Había letrinas o sanitarios en la comunidad y en ese tiempo que al entrar a ellas, inmediatamente se percibía que los horcones o palos que las sostenían, brillaban por todos lados con el color que le daba el excremento o heces fecales de las personas que se limpiaban en ellos porque no encontraban ni siquiera un pedazo de papel para limpiarse el trasero! qué tiempos tan maravillosos aquellos!

Justamente al frente del Bohío de mis abuelos paternos había Dos (2) matas o árboles de almendras playeras, cuyas ramas se encontraban en el aire y chocaban al son de las frescas brisas, se comunicaban una con la otra cual puente aéreo danzando al murmullo del viento. Esas Dos (2) matas cubrían de sombra un buen espacio de ese frente, donde en horas de reposo acudían personas vecinas a charlar, jugar dominó, jugar barajas y refrescarse de esa brisa fresca que allí se sentía.

Un patio bien amplio había en el espacio trasero de ese Bohío, el cual estaba poblado por Tres (3)matas de mangos, Una (1) mata de roble, Una (1) de uvas playeras, Una (1) mata de uvas parras, Una (1) mata de naranjas agrias, Una (1) mata de limón , Una (1) mata de jobos

Una (1) mata de mamón que junta con Una (1) mata de limoncillos y Una (1) mata de anacahuitas; unos colindantes deshonestos se apoderaron de ellas.

En la parte exterior Oeste del Bohío estaba trazado un caminito que conducía desde la parte Norte situada en la calle Juan Pablo Duarte, hasta la parte Sur que terminaba en la calle Ramón Matías Mella. Comenzaba en el Noroeste del Bohío y seguía el caminito atravesando el patio del Bohío de mis abuelos, luego cruzando un pequeño puente de madera construido encima de un caño que había en la parte atrás, continuaba alcanzando el patio de Uno (1) de los hijos de mis abuelos paternos (mi tío) hasta que finalmente llegar a la calle Ramón Matías Mella que era realmente donde terminaba y comenzaba el tránsito del caminito descrito.

Los fuertes huracanes y tormentas tropicales que azotaron a Nizao en Noventa (90) años, no pudieron derribar el Bohío de mis abuelos paternos que cobijó el sentir el arrullo de mi madre, mi infancia, mi adolescencia, la infancia y adolescencia de mis hermanos, de mi padre, de mis tíos; lugar donde convivieron su luna de miel y toda su vida matrimonial mis abuelos paternos, que de seguro hoy están juntos con mis padres y el Creador allá en el cielo.

Los últimos bohíos de nizao y la primera casa construida de dos (2) niveles en ese pueblo.

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