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Antecedentes investigativos
mediante procesos de autoeducación y heteroeducación, ya sean estos formales, no formales o informales. La intervención educativa exige respetar la condición de agente en el educando. La acción (cambio de estado que un sujeto hace que acaezca) del educador debe dar lugar a una acción del educando (que no tiene que ser intencionalmente educativa) y no sólo a un acontecimiento (cambios de estado que acaecen a un sujeto en una ocasión), tal como corresponde al análisis de procesos formales, no formales e informales de intervención (Touriñán, 1996).
La intervención educativa es contar con un sistema en el que ningún alumno se quede atrás, sino que los educadores sepan cómo proporcionar a estos niños que están experimentando dificultades, los recursos que necesitan para superar esas barreras y finalizar el curso habiendo alcanzado las metas marcadas en un inicio. Por lo tanto, la intervención educativa va a tener lugar siempre que un profesor observe que alguno de sus estudiantes está experimentando algún problema en el momento de adquirir unos determinados conocimientos o habilidades. Es entonces cuando el profesional deberá iniciar el protocolo para asistir al estudiante y promover su aprendizaje a través de herramientas a su medida (Gallardo, 1995).
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Una intervención educativa (o intervención académica) es un programa o un grupo de pasos específicos para ayudar a los niños en el área que necesiten. Los estudiantes pueden tener muchos tipos diferentes de necesidades. Las intervenciones educativas no son intervenciones conductuales. Se enfocan en lo
académico, es decir en asignaturas como lectura o matemáticas (Andrew, 2021).
Antecedentes investigativos
Tal como lo señala la UNESCO (2004)los primeros educadores de los niños son los padres y madres y, por lo tanto, el espacio de aprendizaje por excelencia es el hogar, seguido del barrio, comuna y ciudad. La escuela viene a "continuar y fortalecer con su conocimiento especializado lo que la familia ha iniciado y continúa realizando".
Sanders, G. y Sheldon, S. (2009) aportan datos sobre los beneficios que se obtienen en el rendimiento de los hijos en las diferentes materias escolares y en los distintos niveles de estudios. A modo de ejemplo, señalan que en educación infantil está muy claro el beneficio en alfabetización y aprendizaje de la lectura cuando en
casa los padres leen con los hijos y hay ambiente de lectura. En concreto, según los autores, aumenta el nivel de vocabulario, el lenguaje oral y las destrezas de comunicación, y se aprende a leer con mayor eficacia.
Martínez (1992) a partir de una revisión de estudios empíricos, concluía que todos ellos apuntaban «una idea común que engloba dos componentes relacionados: cuando los padres participan activamente en el centro escolar, los hijos incrementan su rendimiento académico y, además, el centro mejora su calidad educativa, por lo que se considera que estos son centros más eficaces en el desempeño de su labor formativa.
Grant y Ray (2013) indican que, dejando a un lado, por el momento, la cuestión de los efectos de la participación de los padres en la escuela, interesa destacar que dicha participación es considerada, desde hace décadas, como un factor o elemento de calidad educativa. En este sentido, la investigación disponible avala que las escuelas y los profesores más eficaces son aquellos que colaboran en gran medida con las familias; de ahí que la escuela ayude a las familias para que participen en la educación de los estudiantes y, a la vez, que los padres conozcan aspectos de la educación que recibe su hijo y de su conducta en la escuela para poder colaborar con esta.
Glasgow y Easton (1983) Indica que pese a que la relación familia-escuela debe ser trabajada como desafío de escuela, es preciso designar un rol de coordinador a cargo de la tarea de relación escuela y familia, para responsabilizarlo y hacer más duradera la colaboración entre los padres y la escuela. Los trabajadores sociales, en este sentido, por sus conocimientos, capacitación y habilidades pueden ser competentes para estas tareas, que incluirán la planificación e implementación de actividades y garantías de comunicación entre la escuela y la familia.
Touriñán (2001) manifiesta que la intervención educativa es la acción intencional para la realización de acciones que conducen al logro del desarrollo integral del educando con un carácter teleológico: existe un sujeto agente (educando-educador) existe el lenguaje propositivo (se realiza una acción para