CAFAM
Recreación, Centros de Vacaciones
Prohibido copiar, registrar o transmitir este libro en la forma o el medio que fuere, sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o cualquier otro. Este es un libro de referencia para el uso interno del grupo de Recreación Centros de Vacaciones.
Derechos reservados: Recreación Centros de Vacaciones.
Impreso en Colombia. 2010
Bienvenido a “Cafalandia Encantada”. Este es el libro de historias de la Ciudad de la Fantasía. En estas páginas encontraras todos los aspectos de cada uno de los lugares y personajes que hacen parte de la mitología propia de Cafalandia, y que hacen parte tanto de los mini musicales, como de las actividades del quehacer diario de nuestra labor como mensajeros de su Majestad el Rey Areck.
Además de la historia propia de cada personaje, encontraras aspectos sobre su forma de ser, su carácter y su aspecto físico que te ayudaran a realizar una mejor caracterización de los mismos. También encontraras información valiosa sobre los lugares y edificaciones que conforman la ciudad, sobre su historia fantástica y su trasfondo del mundo real.
Ten en cuenta que este libro es del grupo para el grupo, por lo que su información solo debe ser manejada dentro del mismo. No siendo más, sumérgete en este mundo de fantasía e imaginación que hace parte de “Cafalandia Encantada”.
Cordialmente
Al representar cualquier personaje de Cafalandia se deben tener en cuenta algunas cosas:
1. Se debe conocer al personaje al cual se va a representar, su forma de ser, su carácter, su historia y su papel en la mitología de Cafalandia.
2. Su disfraz no solo debe ser el que es, sino también debe estar muy bien presentado, desde la cabeza a los pies y con muy buen aspecto y colorido para llamar la atención de los niños.
3. El maquillaje es esencial, pues de éste depende la imagen del personaje que se está proyectando, y por tanto la credibilidad del mismo ante los niños.
4. Desde el mismo momento que se está colocando el disfraz, se está transformando en el personaje y ha dejado el recreador en otro lado. Debe sentirlo, pues no solo se pone un traje sino que se está introduciendo en el alma del personaje.
5. No se debe disfrazar ni quitar el disfraz en presencia de niños, pues eso sería matarles la fantasía.
6. Al disfrazarse se debe tener cuidado de no tener ninguna prenda diferente a ese disfraz, ni tampoco dar pie a que lo identifiquen como recreador disfrazado, sino que es el personaje quien a veces se viste de recreador.
7. Del disfraz depende mucho la credibilidad que pueda tener éste ante los niños y de él depende en parte el éxito de la actividad, pues está motivando la imaginación de los niños, haciendo que se concentren y canalicen en la actividad.
8. Los ademanes, la forma de hablar, actuar y moverse también son indispensables al personificar un personaje de Cafalandia.
Somos tan libres como lo quiera la imaginación y reconocer que en cada uno de nosotros aún existe un niño, no nos hace menos hombres.
Por el amor que en nuestros corazones despierta la dulce sonrisa de un niño, por todos los sueños construidos que hemos logrado convertir en realidad. Por la mirada de aquel con quien hemos compartido ya una parte de nuestra vida. Por haber tenido la oportunidad de dar todo cuanto podemos, tan solo a cambio de la felicidad de otros...
Por ti Cafalandia, que eres el lugar más hermoso del mundo, que guardas en tus castillos y rincones, los deseos y alegrías de miles de niños, para quienes se han despertado las hadas, los fantasmas y el Rey, que duermen en su Imaginación.
Por lo anterior y por el amor inmenso que nos motiva a estar aquí… prometemos guardar como preciado tesoro, cada instante vivido en este pequeño mundo.
Prometemos no dejar de sentir jamás las emociones más profundas despertadas en este bello lugar.
Prometemos que a través del tiempo seremos reflejo de todo lo aprendido con ustedes, pero por encima de todo… prometemos no dejar apagar la llama, aquella que nos anima a vivir la fantasía del niño que llevamos dentro.
Se abren las puertas de la alegría, surgen las hadas antes dormidas, en una mano con su varita, brillan estrellas de fantasía.
Cafalandia, Cafalandia, con castillos y murallas, surgen frágiles princesas, hay dragones y fantasmas, la corona es de azúcar, dice el As de corazones; canta, canta con amor dice el Rey de la nación.
El cielo es dulce, los sueños crecen, y en una torre viven los duendes, en cada luna llega un pirata que nos saluda luego se marcha.
Cafalandia, Cafalandia, con castillos y murallas, surgen frágiles princesas, hay dragones y fantasmas, la corona es de azúcar, dice el As de corazones; canta, canta con amor dice el Rey de la nación.
Cafalandia, Cafalandia, con castillos y murallas, surgen frágiles princesas, hay dragones y fantasmas, la corona es de azúcar, dice el As de corazones; canta, canta con amor dice el Rey de la nación.
Hace millones de años, en ese lugar llamado Tierra, habitado por muchos seres grandes y pequeños, se empezó a concentrar una extraña y mágica energía. Esta energía era capaz de hacer cosas que nunca nadie habría podido realizar y que ningún adulto había podido crear, pensar o soñar. Esta energía siempre había existido, pero nunca antes se había acumulado tanto de ella, era conocida y llamada por todos los dioses del Universo como “Imaginación”. ¡Sí! Imaginación. Escuchaste bien.
Ese día, se concentró mucha imaginación, mucha, pero muchísima imaginación, pues era toda la imaginación de todos los niños que existían en la Tierra. Y esto alegró mucho no solo a los dioses sino al Universo entero. Entonces los dioses decidieron buscar un lugar, pero no era un lugar común y corriente, debía ser el lugar más especial y hermoso del mundo entero, para dejar allí aquella imaginación, para que creciera y creciera, y todos los niños hicieran realidad sus sueños.
Duraron muchos años buscando ese lugar, el lugar perfecto para construir La Ciudad de la Fantasía, así como también buscaron habitantes para ella. Pero la búsqueda no fue nada fácil. Buscaron y buscaron hasta que por fin hallaron los personajes más fantásticos y buenos: personajes que solo en la imaginación de los niños se podían encontrar. Cuando se escogió el lugar para la ciudad de la fantasía, el lugar donde se concentraría toda la imaginación, se buscó un paraíso completo: con lagos, un gran mar, y un extenso bosque que la naturaleza había aportado.
Aquella imaginación se condensó en miles de estrellas, que los dioses formaron una a una. Estas eran brillantes, con muchas puntas y las más hermosas del firmamento. Luego de escogerse el lugar, éstas miles de estrellas cayeron sobre la tierra, una sobre la otra, y formaban una montaña resplandeciente, que poco a poco se convirtió en un hermoso palacio de color azul. Algunas estrellas cayeron sobre otros confines de éste hermoso lugar: algunas sobre el gran mar que había allí, volviéndolo así mágico.
Luego se formó lo que sería el puente de la verdad, que comunica la isla del guardián del mar con la ciudad. Otras de esas hermosas estrellas formaron el puente frente al Castillo Azul, el puente más especial de la ciudad, pues es el puente de la imaginación y cada vez que van allí los personajes de la ciudad olos niños, exploran su imaginación y si son lo suficientemente fuertes, convierten sus sueños en realidad.
Luego de esta resplandeciente y magnífica lluvia de estrellas, símbolo de la inmensa alegría de los dioses al ver por fin un sitio para la imaginación, se
vio un gran rayo, un rayo de amor a la derecha del hermoso palacio azul, que formo una casa rosada, y de ella rebozaba el amor en grandes cantidades, que se quedó en cada lugar de esta ciudad. Esa casa sería el reino y símbolo del amor y la fraternidad.
Ya estaba así terminada la Ciudad de la Fantasía, pero a los dioses les inquietaba algo, era una gran preocupación, pues con la ocupación que les trajo la formación de la Ciudad de la Fantasía, se les había olvidado lo más importante: ¿Quién la gobernaría? Esta fue otra tarea más pesada que la anterior.
Luego de mucho tiempo de búsqueda, encontraron a Areck. Areck era un rey que gobernaba su nación con sabiduría y con justicia, siendo él y su pueblo regocijo de sus dioses. Areck solía pasearse por los jardines de su casa a la hora de la brisa, mientras que los niños salían a su encuentro y le preguntaban muchas cosas.
Areck fue el elegido por los dioses. Entonces una noche cayó en un profundo sueño y escucho una voz que le decía: “...Areck, eres un rey bueno y justo, no despertarás de este sueño jamás y en él serás llevado a un nuevo lugar donde serás Rey de la Ciudad de la Fantasía. Gobernarás los sueños y la imaginación de los niños y no habrá para ti nada imposible”. Asustado, Areck, saltó de su lecho y vio como una muchedumbre de niños venían de todos los confines de la tierra, lo rodeaban y le hacían cantos de amor, mientras Areck entraba a su nuevo palacio hecho de estrellas. Areck y los dioses se encontraban felices por aquella ciudad y por lo que ella significaría para los niños y para la fantasía del mundo.
Se preparó una gran fiesta de inauguración de la Ciudad de la Fantasía, todo estaba dispuesto, las invitaciones, la comida, la bebida y todo lo que allí se necesitara. Fueron invitados los Reyes, Príncipes, Monarcas y Gobernantes de todos los mundos de la tierra, no solo de los de fantasía, sino los de naturaleza también.
Cuando iba a comenzar la fiesta, se abrió la tierra cerca al Castillo Azul, todos se asustaron, algunos corrieron, otros gritaron, pero otros se acercaron a ver, y dicen que lo que allí vieron fue agua, mucha agua, lo describían como un gran mar, y de allí salieron unas diminutas criaturas que crecían y crecían asombrosamente. Luego salió de allí el Rey de las Aguas y Mares Subterráneos, ofreciéndole a Areck un regalo para la Ciudad de la Fantasía. Sacó unas algas, que sopló y crecieron dando forma a la estructura del carrusel y esos animalitos que salieron primero, se convirtieron en hermosos corceles que al ver esta estructura se organizaron allí... El fabuloso regalo de ese Rey era un carrusel, que sería solamente para niños. Luego ese hoyo de la tierra se cerraría para ubicarse allí el hermoso regalo. Pero dicen que no se
cerró por completo y que hay un ingreso al mar subterráneo de la ciudad por el centro del carrusel. Areck estaba feliz por este bello obsequio del Rey de las Aguas y Mares Subterráneos.
Inicio la fiesta y llegaban más invitados, todos con presentes para el reino: varitas mágicas para las hadas, vestidos nuevos para las muñecas, cristales de sueños, ollas para las brujas y muchas más cosas para esta nueva Ciudad de la Fantasía. El Rey de los Dulces trajo de regalo una gran cantidad de azúcar, para endulzar la ciudad. El Rey Areck, estaba agradecido con todos los regalos, más estaba desconcertado con el azúcar, pues no sabía qué hacer con esa cantidad. La fiesta fue muy linda, todo estaba impregnado de imaginación, sueños, fantasía y amor... Todos los invitados partieron a sus respectivos reinos con un nuevo mensaje de aliento para el mundo, pues ahora había una nueva ciudad, una ciudad muy especial, una ciudad de fantasía, donde ocurren cosas increíbles y todos los sueños pueden convertirse en realidad.
Luego de la fiesta, el Rey Areck hizo una reunión con sus consejeros, para hallarle un buen destino al azúcar. “Regarla por toda la ciudad”, proponía uno. “Endulzar el mar de las historias”, decía el otro. Y al As de Corazones se le ocurrió la mejor de las ideas: “Construyamos una corona con todo esa azúcar, en el centro de la ciudad, para que en ella habite toda la corte”. Todos estuvieron de acuerdo e iniciaron su construcción.
Luego de mucho tiempo de tranquilidad en la Ciudad de la Fantasía, ocurrió algo muy extraño, llegaron unos personajes en barcos, con un singular atuendo, uno de sus ojos estaba cubierto con un parche, sus pantalones eran anchos, sus chalecos eran de varios colores y las pañoletas que llevaban en la cabeza también lo eran, llevaban un arete, pero lo que aterrorizaba a todos era que gritaban ferozmente, diciendo que estaban dispuestos a invadir la ciudad. El Rey Areck al ver esta situación y pensando en el bienestar de todos en la ciudad, decide hablar con ellos y hacerlos parte de ésta, dándoles un espacio y construyéndoles un castillo donde ellos pudieran habitar, muy cercano al mar de las historias, un Castillo de Piratas, donde también se refugian fantasmas en los túneles y laberintos secretos que hay allí. Con éste Castillo también se construyó un puente frente a él: es muy oscuro y de color de la bruma. Y toda la Ciudad de la Fantasía regresó a la normalidad.
Una noche, en la Ciudad de la Fantasía, se escuchó más fuerte el sonido que venía inquietando a los personajes de la ciudad durante varios días, pero nadie sabía de dónde provenía. Aquella noche se oía el sonido de unas tamboras y unas palabras en un lenguaje desconocido. Areck hizo una comisión con los personajes más valientes, para hallar a los responsables de éstos extraños sonidos. Duraron días y días en la búsqueda sin encontrar respuesta, estos sonidos se hacían cada vez más intensos, hasta que por fin fueron halladas unas piedras de colores, muy pesadas por cierto. Todo parecía indicar que era de ellas de donde provenía el sonido, pero esto era ilógico
para todos. Al pirata Pipe, que era el presidente de la comisión de búsqueda, se le ocurrió levantar una de las piedras, con la gran sorpresa de ver a unos seres similares a los humanos, con la gran diferencia que ellos tenían la cara pintada, plumas en la cabeza y unos trajes muy diminutos, bailaban alrededor de una fogata al ritmo de los tambores y pronunciaban varias veces esa extraña palabra: “Ao, Ao”. Esos seres al notar la presencia de los personajes, corrieron asustados a esconderse a otras piedras. Pipe alcanzó a atrapar uno de ellos y lo llevó ante el Rey Areck. En el Castillo Azul es indagado ese ser por la corte del Rey, temiendo otra posible invasión como la de los piratas. Después de concluir que eran seres completamente inofensivos, que siempre habían habitado ese hermoso lugar y que se hacían llamar “Indios de la tribu Tukimoki”, hicieron participar al Rey y a los demás personajes de la gran fiesta que estaban realizando. Areck complacido decide hacerlos parte de la Ciudad de la Fantasía, los nombró Tribu Real y dejó que ellos siguieran viviendo en el bosque encantado. Pero construyeron un puente que permite el fácil acceso al bosque encantado y a la Ciudad de la Fantasía, para que todos los personajes pudieran visitarlos.
En una ocasión, la muñequita Juanita, preocupada y triste, había perdido el camino para regresar a su casa y llegó a aquel bosque. Caminaba y seguía perdida. Cansada, se sentó a la sombra de un gran árbol, el más viejo y grande de los que allí se encontraban y de pronto sintió una voz que le preguntaba el porqué de su llanto, y ella sin sospechar de donde provenía esa voz, respondió. Luego todo se tornó brumoso y aquella muñequita no podía ver nada y cuando se despejó ya estaba de nuevo en su casa. Asombrada por lo sucedido se lo comentó al Rey de la Ciudad, quien fue al bosque a comprobar lo sucedido. Cuando llegó a ese sitio todos los árboles que allí se encontraban le hicieron la venia y lo saludaron, el Rey al ver esto les preguntó el porqué de esa magia y el bosque respondió: “La Naturaleza es muy sabia, para mortales sin imaginación y amor a la naturaleza, somos simplemente árboles, un bosque más. Pero solo aquel que tenga viva su imaginación y su amor a la vida, encontrará en nosotros la magia de lo existente y las respuestas de la vida”. Y es por ello que es el Bosque Encantado.
Un día en la Ciudad de la Fantasía, reinaba la armonía y la tranquilidad de siempre, pero esta fue interrumpida pues llego a la ciudad un monstruo muy feo. Al verlo los personajes se escondieron en sus casas cerrando puertas y ventanas. El monstruo, Cocurgo, se puso muy triste al ver lo ocurrido y empezó a llorar muy fuerte. El Rey que se encontraba descansando en su lecho, se levanto al oír aquel llanto y se sorprendió al ver aquel ser pequeño y triste. No era un niño y estaba en la puerta de su castillo. Areck bajó, abrió las puertas y conversó con él. El monstruo era bebe y estaba buscando a su padre, pero lo único que había encontrado hasta el momento era rechazo de todo aquel que lo veía, pues no tenía donde vivir tranquilamente sin molestar a nadie con su presencia. Areck convocó a todos los personajes, presento a Cocurgo, y puso a tarea a todos de buscarle un lugar en la ciudad para
vivir. Buscaron y buscaron pero no encontraron un lugar adecuado para él. Cocurgo, muy triste y antes de despedirse, se fue a uno de los lugares más solitarios de la ciudad y empezó a llorar. Lloró tanto que sus lágrimas formaron una laguna. Asombrados todos los personajes le permitieron vivir allí con el compromiso de no asustar a los niños.
En una noche de luna llena, con el cielo despejado e iluminado por todas las estrellas del firmamento, se encontraban reunidas las cinco brujas. “Tráiganme el caldero”, gritaba Fórbida. Brujilda corría buscando su libro de pócimas; mientras tanto Bertilda asustada preguntaba que iban a hacer. Clarilda presentía que esta vez no funcionarían las cosas, pues la posición de la luna se lo indicaba, y Berrugosa ayudaba a Fórbida sin saber lo que esta se proponía. Aquella noche las brujas intentaban realizar un viaje sin usar sus escobas. Harían un hechizo mágico que a Fórbida le habían enseñado años anteriores: Un viaje al pasado. Decidieron ir a la Prehistoria, pues de aquella época no tenían mucha información y querían saber si existían brujas en ese tiempo. Todo estaba preparado, los ingredientes, el caldero... pero Fórbida no recordaba muy bien las palabras de la fórmula mágica, más no le hallo importancia e inicio el hechizo. El ambiente se cubrió de una extraña bruma y luego todo quedó para ellas normal. Las brujas desilusionadas, después de varios intentos, desistieron de su viaje y se marcharon a dormir.
Al otro día se despertaron por los gritos de los personajes de la ciudad, salieron para ver que ocurría y se dieron cuenta de que su pócima había funcionado en parte. Habían traído de la Prehistoria a un cavernícola. A pesar que nadie le entendía, parecía estar muy feliz en la ciudad. Areck, extrañado por esta situación, hace llamar las brujas, estas explican lo sucedido y se comprometen a regresarlo a la Prehistoria para conservar la normalidad del reino. Hacen varios intentos, pero todos fallidos. El Rey se dio cuenta que las brujas no podían hacer nada y que el curioso personaje se encontraba feliz de encontrarse allí y decide dejarlo vivir en la Ciudad de la Fantasía.
En una mañana, que toda la Ciudad de la Fantasía se encontraba en total tranquilidad, Dillo, uno de los guardias de la ciudad, tomó a escondidas del Castillo Azul, el Libro de las Historias para leerlo junto al mar. Dillo en un descuido, dejó caer el libro al agua, lo buscó y lo buscó, pero no lo encontró. Asustado, Dillo le contó lo sucedido al Rey Areck, quién fue y le preguntó al mar por el libro de las historias y el mar le respondió: “Su Majestad, el libro quedará guardado por siempre en mis aguas, y todo aquel que quiera conocer algunas de las historias de la ciudad, se bañará en mis aguas y la encontrará”. El Rey quedó muy agradecido y lo llamó El Mar de las Historias. Sin embargo puso a la tarea a los mensajeros, que tenían más contacto con la imaginación, para que recopilaran todas las historias en un libro llamado Cafalandia Encantada...
Y pasaron los días y muchas cosas sucedieron en la Ciudad de la Fantasía, mientras Cafalandia crecía y se hacía mayor.
A pesar de que la Nada había sido ya desterrada, algunos de los rincones oscuros de la Ciudad, quedaban aún impregnados de Nagma, aquella sustancia que quedaba oculta en los lugares donde la Nada había estado. Esta sustancia invisible y deliciosamente perfumada, podía permanecer oculta por muchísimos años sin causar mal a alguno de los personajes de la fantasía. Sin embargo, por razones misteriosas, de vez en cuando el Nagma se veía reactivado en su proceso maligno, adquiría movimiento propio y lograba ponerse en contacto con los habitantes, induciendo en ellos la maldad.
Sucedió por aquellos días, que se acercaba la fecha en que Cafalandia cumplía 15 millones de años, desde aquel día en que fue creada por la Naturaleza, entrando así en el esplendor de su juventud, y siendo más bella que nunca. Durante todos estos años había sabido defender a la Ciudad, de las garras de la Nada, pues a través de sus sueños hacía realidad a cada uno de los personajes evitando que cayeran en el olvido.
Se celebraban también los cumpleaños de Areck, Rey de la Fantasía. Cumplía 30 millones de años, desde el día que los dioses lo llamaron por medio de ese sueño, del que no despertará jamás, y le dieron a él su trono. Desde entonces gobernaba la imaginación y los sueños, y no había para él nada imposible.
Areck decidió celebrar éste acontecimiento con una gran fiesta en el palacio, a la cual fue invitado de honor el Príncipe de Corazones, gobernante del reino del amor, y quien por aquellas épocas, profesaba un inmenso amor por Cafalandia, amor que guardaba en lo más profundo de su corazón.
La noticia del Gran Baile se difundió rápidamente por toda la Ciudad. Mensajeros del Rey recorrían todas las calles, y desde las esquinas proclamaban a cuatro vientos, el día y la hora de aquella importante festividad. “!Preparaos pueblo de la fantasía! ¡Qué vuestras hadas luzcan más bellas, y que vuestros duendes alumbren más claro aquel día! ¡Alistad ropajes, fantasmas y dragones! Lucid vuestras mejores joyas y turbantes, brujas y hechiceras, Que aquel día siete, a la media noche, bailareis y danzareis hasta el cansancio...”
Muy cerca del Castillo Azul, debajo de un oscuro y tenebroso puente, habitaban de manera espléndida cinco duendes diminutos, quienes desde hacía muchos años venían sufriendo los efectos del Nagma que se escondía en su casa. Ellos eran: Cora, Icolos, Físceles, Aldor y Abullón. La Nada había logrado infundir en ellos el mal, expresado de diferentes formas: Cora era la portadora de la vanidad, Abullón de la pereza, Icolos del olvido, Físceles de la codicia y Aldor, del capricho. Vivían en una mansión subterránea, rodeados de todo tipo de lujos y comodidades. Vestían los mejores sastres, llevaban en su cuerpo las más
exóticas joyas, y comían los más exclusivos manjares. Su riqueza era producto de sus intrigas y acciones mezquinas, a la vez que la Nada controlaba su desvarío.
Una noche del bosque, mientras observaba la luna, el Príncipe de Corazones fue encontrado por Aldor e Icolos, lanzando a las estrellas pensamientos de Cafalandia, las cuales subían juguetonas por las ramas de los árboles hasta llegar al cielo. Al ver los pensamientos y darse cuenta que éstos provenían del Príncipe, comprendieron su profundo amor por la princesa, y su firme decisión de enamorarla y casarse con ella.
Este hecho no era ni mucho menos bueno para los planes de la Nada, pues si llegara a suceder dicho matrimonio, el mal desaparecería por completo del mundo de la Fantasía y sería muy difícil volver a entrar en él. Cayendo en cuenta de esto, Icolos y Aldor corrieron presurosos a su guarida y le contaron todo a sus amigos. Reunidos, confabularon un plan tenebroso para evitar este amor entre ellos, plan que se llevaría a cabo precisamente en la noche del Gran Baile.
Toda la sociedad de la Ciudad emprendió sus preparativos para aquella importante noche. Fábricas inmensas de vestidos de fantasía fueron abiertas en todos los reinos. Trajes de seda de oriente, joyas de oro y brillantes, telas y velos de luz, y una inmensa variedad de sombreros y zapatos como nadie había visto jamás. Mercaderes de perfumes, plumas, tapices y pieles, ocupaban las esquinas de las plazas ofreciendo sus productos, mientras el pueblo de la fantasía, en medio de festejos, adquiría modas y atuendos, según sus deseos.
Florecieron enormemente los jardines, y las casa escondidas bajo los árboles, eran pintadas de colores, y sus techos reparados por la misma gente. La calle principal de la Ciudad empezaba a ser decorada con árboles frutales y fuentes luminosas. Inmensas banderas de todos los reinos eran colgadas desde altísimos mástiles, enmarcando la entrada del Castillo Azul.
Entretanto, en la guarida del puente de las travesuras, también se estaba llevando a cabo preparativos para aquel baile. Esparcidos por todo el suelo de la casa, en medio de un gran desorden, aparecían hermosos trajes y adornos brillantes, que los duendes de la maldad se disputaban para vestir. Al mismo tiempo que otros preparaban pociones y hechizos para evitar el amor de Cafalandia y el Príncipe de Corazones, cuando se miraran por primera vez en aquella noche.
Y llegó por fin la noche del Gran Baile. Duendes y Fantasmas llenaron por completo los salones del palacio. Grandes grupos de brujas y adivinas se reunían en los rincones para discutir sobre los nuevos brebajes, que muchas de ellas habían conocido en sus viajes a reinos de oriente, y que ahora tenían la oportunidad de intercambiar. Amenas conversaciones y alegres bailes se desarrollaban en cada uno de los salones, entre el pueblo y la Princesa
Cafalandia, en la espera de la llegada del Príncipe de Corazones y de todo su pueblo. Se reservó en el Castillo Azul un inmenso salón para el pueblo del amor, salón que fue decorado con tapices y cortinas rosados, y lámparas enormes de dorada y brillante luz. Una gran puerta comunicaba al vestíbulo, el cual a su vez se comunicaba con el salón del pueblo de la Fantasía, y por otro lado con el trono del Rey Areck. Este vestíbulo permanecía oscuro todo el tiempo; una luz tenue venida del piso, proyectaba sombras indescifrables sobre los muros de piedra, y un aroma embrujador se sentía en el aire, producido por la sustancia del mal, esparcida por todo aquel lugar.
Sin embargo los invitados al Gran Baile no mostraban interés en entrar al vestíbulo misterioso; la expectativa más bien se centraba en la llegada del Príncipe de Corazones, e iniciar el intercambio social con su pueblo, de quien se decía poseía los secretos del amor eterno.
Cerca de una inmensa columna del salón, se encontraban los duendes malignos, sentados en un inmenso sofá negro. La satisfacción de la venganza se veía en sus rostros mientras esperaban el momento de dar el toque final a su plan, el cual, de salir bien, les daría el poder sobre el mundo de la fantasía, y su destrucción sería inminente. Sonaron pronto las trompetas desde lo más alto del Castillo Azul, anunciando la llegada del pueblo del amor. A lo lejos se veía una gran muchedumbre de gente, quienes al son de cánticos y festejos se acercaban al palacio del Rey. Venían entre ellos duendes de cristal, hadas de amor y estrellas de sueño, acompañadas por libélulas doradas, gnomos de dos mil años, y cupidos de rosada piel. A la cabeza del desfile venía el Príncipe de Corazones montado en su caballo de Ágata, portando un inmenso estandarte blanco, y su espada del Amor.
Las gentes se agolparon sobre las ventanas del Castillo, que daban hacia los jardines principales, para presenciar la entrada del reino vecino. Se abrieron entonces las enormes puertas de madera de la gran fachada frontal, y bajaron del cielo las formas de la Naturaleza que dieron poder y vida a Cafalandia: el sol, el viento, la tierra, la lluvia y la fantasía, quienes acompañaron al Príncipe hacia el interior del Castillo Azul.
Todo el cortejo se dirigió hacia el salón del amor, en el cual se dio comienzo a un gran baile. Al sol de una música celestial todas las gentes se mezclaron unos con otros formando una inmensa muchedumbre que bailaba acompasada y alegre. En ese preciso instante, Cora y Fisceles sufrieron una extraña transformación: Cora, portadora de la vanidad, se convirtió en una hermosa doncella semejante a Cafalandia, y Fisceles, portador de la codicia, se convirtió en un elegante y apuesto príncipe, similar al Príncipe de Corazones. Se sucedieron entonces dos inesperados encuentros entre Cafalandia y el Príncipe, en ambos salones del palacio, y en forma simultánea.
Los perfumes y vaivenes de Cora lograron cautivar al Príncipe, quien admiraba su belleza embelesada. Sin embargo, cuando estaba a punto de confesarle a
ella su amor eterno, las manos de Cora cubrieron sus labios, impidiéndolo, y llevándolo, por el contrario hacia el vestíbulo, lugar en el cual, según ella, podrían estar más tranquilos. Mientras tanto Fisceles, suplantando al Príncipe, lograba conquistar el amor de Cafalandia con galanterías y susurros los cuales alcanzaron su corazón, y permanecieron bailando y bailando por un largo rato hasta que Cafalandia sintió cansancio, y expresó su deseo de sentarse, lo cual aprovechó Fisceles para llevarla hasta el vestíbulo.
La fiesta continuaba cada vez más amena y bulliciosa; muchos de los personajes, saturados de bailar, satisfechos de comer y embriagados de beber, buscaban cómodos lugares para recostarse y presenciar el espectáculo de los Bailes de la Fantasía que se anunciaban para esa hora. Nadie se percataba de lo que sucedía, nadie se daba cuenta del engaño en que caía tanto Cafalandia como el Príncipe, pero lo peor de todo era que nadie podía ver el inmenso peligro que corría el mundo de la fantasía, si Cora y Fisceles logran suplantarlos para siempre.
Cora y el Príncipe se encontraban ya en el vestíbulo, mientras que Fisceles y Cafalandia caminaban hacia él. Al entrar, se apagaron sorpresivamente las luces de la Ciudad, reinando oscuridad total. Los pueblos asustados se cuestionaban acerca de lo que estaba pasando, y corrieron presurosos a esconderse, pero de pronto, en medio de relámpagos y centellas, apareció Areck, Rey de la Fantasía, quien enfurecido cerró herméticamente las puertas del vestíbulo transformándolo en una diminuta caja de marfil, que tomó entre sus manos. Luego restableció la normalidad en los salones del palacio y se dirigió a su pueblo así:
“Cerca, muy cerca de nosotros ha estado la maldad. A punto de robarle su rostro a nuestra niña y su figura al príncipe del amor. Pero no os asustéis, pueblo de la fantasía, porque vuestro Rey os ha salvado, y enviará este marfil muy lejos, a un lugar del cual no podrá salir, y reinará por siempre la fantasía.”
Sonaron de nuevo las trompetas. Cada rincón se llenó esplendorosamente de luz, mientras que aparecía Cafalandia de la mano del Príncipe de Corazones, quienes eran recibidos en medio de gritos de júbilo.
Gracias a esa caja de marfil, en donde Areck reunía toda su bondad y todo su amor, los duendes pudieron ser liberados de las garras del Nagma. Sin embargo, La Nada había invadido tanto su corazón, que no pudieron volver a ser como antes. Cada uno de los duendes quedo con un defecto que lo acompañaría por el resto de su vida, en parte como lección para todos los personajes de fantasía:
“No descuidéis vuestras cosas ni vuestros haberes. Velad por los rebaños y las plantas. Que nunca cierren vuestros ojos vigilantes... Porque cuando menos lo penséis, la Nada puede estar de vuestro lado…”
VERDAD MITOLÓGICA
“...Miles de estrellas del firmamento caían sobre la tierra una sobre otra, y formaba un gran montaña resplandeciente que poco a poco se convertía en un precioso palacio de color azul…”
Fue la primera construcción de Cafalandia, es también el símbolo de la ciudad y de la fantasía. Desde aquí se gobierna toda la ciudad, los sueños y deseos de todos los niños, pues la magia de éste hermoso castillo llega a nuestra imaginación y puede convertir en realidad todos nuestros sueños y fantasías.
El Castillo Azul es un duplicado a menor escala del castillo azul de Walt Disney World ubicado en Orlando, Florida, EEUU. Esto como complemento a la ciudadela infantil ideada en los inicios del Centro de Vacaciones de Cafam en Melgar, para dar un toque mágico y de ilusión a la que sería Cafalandia la ciudad de la fantasía.
El Castillo Azul consta de tres plantas, cinco recintos principales (comedor real, la cocina, el salón del amor, el camerino, y la habitación del Rey), también diecisiete torres, tres baños para damas y uno para caballeros, sólo una entrada principal y dos tarimas.
El Rey Areck es un rey muy sabio e inteligente, conoce todos los secretos de la ciudad y por tanto a cada uno de sus personajes, sus decisiones las toma con sabiduría por el bien de la ciudad. A pesar de ser humano, el Rey ya olvido los sentimientos de odio y rencor, pues nunca en la ciudad de la fantasía se le ha visto así. Ama los niños y a sus inquietudes. Es serio y disfruta la alegría como el sentimiento más especial sobre la tierra.
Areck era un Rey que gobernaba su nación con sabiduría y con justicia, siendo él y su pueblo objeto de regocijo de los dioses. Areck solía pasearse por los jardines de su casa a la hora de la brisa, mientras que los niños salían a su encuentro y le preguntaban muchas cosas.
Una noche Areck cayó en un profundo sueño y escuchó una voz que le decía: “...Areck eres un rey bueno y justo, no despertarás de este sueño jamás y en el serás llevado a un nuevo lugar en donde serás Rey de la Ciudad de la Fantasía; gobernarás los sueños y la imaginación de los niños y no habrá para ti nada imposible”.
Asustado Areck salto de su lecho y vio como una muchedumbre de niños que venían de todos los confines de la tierra, lo rodeaban y le hacían cantos de amor, mientras que Areck entraba en su nuevo palacio hecho de estrellas…
El Rey Areck, como un personaje mortal en un sueño, posee el don de la eternidad, eso quiere decir que aunque pase y pase el tiempo en la Ciudad de la Fantasía, Areck nunca morirá.
Es un rey bueno y justo con su pueblo y con los mortales. Gobernante de la Ciudad de la Fantasía y padre de Cafalandia. Su mayor objetivo es cumplir todos sueños de los niños por medio de su ciudad, pues de ellos depende que Cafalandia viva por siempre. Combate a la Nada, para que desaparezca por siempre. Habita en el Castillo Azul y permite que a su casa entren todos los niños.
Es amigo de todos los personajes de la ciudad, buenos y no tan buenos, pequeños ograndes, lindos o feos, conocidos o desconocidos, en fin es amigo de todos los personajes que habitan en tu imaginación, pues donde viven es en la imaginación de cada niño y no en Cafalandia, pues en Cafalandia es donde se hacen realidad y los podemos ver solamente allí.
Su experiencia y su edad mortal se ven reflejados en sus blancos cabellos, y en su espesa barba. Sus ojos son profundos y oscuros como la noche, pero a la vez transparentes como el agua, dejando ver en ellos el amor que lleva dentro sí. A pesar que no es grande de estatura, es grande en amor y siempre lleva con él una gran barriga, donde dicen que allí guarda su corazón.
Su traje lo conforma una camisa y una falda de época medieval, del color de la fortaleza y el valor. Lleva también un chaleco dorado con tres botones, pues cada uno de ellos representa una virtud diferente. Tiene también una gran capa en dorado y vinotinto, que significa el poder y la soberanía.
Y en su cabeza lleva una corona de fantasía que le da el poder de gobernar la ciudad, pues la mayor fantasía de la ciudad está concentrada en su castillo y en su corona, la cual es asechada por la Nada para acabar con la ciudad.
FORMA DE SER
La Princesa Cafalandia es un personaje que hace de puente entre la Ciudad de la Fantasía y el mundo real, a través de la imaginación de los niños. Es curiosa, traviesa, inocente, le gusta jugar y tiene todas las características de un niño mortal de su edad. Está en proceso de educación, de la cual se hace cargo el bufón del reino.
Tiene la facultad de convertir todos los sueños en realidad, se alimenta de la imaginación de los niños. Sabe cómo combatir la maldad y no tiene poderes mágicos, pues su única arma es su fantasía. Es también, la eterna enamorada del Príncipe de Corazones, gobernante del mundo del amor.
La Princesa Cafalandia habita en el Castillo Azul, con su padre, el Rey Areck y los demás personajes de este lugar. Le gusta cantar y bailar, y por ello en la Ciudad de la Fantasía se presentan para todos los mortales diferentes bailes y canciones
Esta hermosa niña tiene un dulce rostro con los ojos más grandes y hermosos que jamás alguien haya visto, su nariz es pequeña y sus labios son de un rojo puro como el de las rosas. Sus cabellos oscuros y rizados caen en remolinos sobre sus hombros, confundiéndose con su dorado vestido.
Su cuerpo es delgado y blanco como el marfil, y sobre sus vestidos se descubre su cuerpo de niña casi mujer. Cafalandia tiene unos pies diminutos y unas pequeñas
Sus vestidos son dorados como la luz del sol, y su falda en forma de nubes doradas y grandes como el universo la cubre casi en su totalidad, pues llega al piso en señal de su contacto con el
Una diadema de perlas lleva en su cabeza, que termina en una brillante estrella que ilumina todos los rincones. Sus zapatillas son plateadas como la luna.
La Princesa Cafalandia posee un carácter de niña, con grandes impulsos y deseos. Sus estados de ánimo van desde la felicidad absoluta a una gran tristeza. No esconde sus sentimientos, siendo así un personaje muy sincero, y su mayor pasatiempo es jugar con los niños. Ni siquiera cuando la Nada o el Nagma invaden la ciudad se enoja, pues ella sabe cómo combatirlos.
La ciudad de la Fantasía se veía atacada por la Nada, ya que nunca sus personajes eran imaginados, y poco a poco quedaban envueltos en la oscuridad. La Nada sembraba el terror por todos los rincones, destruyendo los lugares y las gentes, hasta casi acabar con todo. Junto con Areck Rey de la fantasía, brujas, magos y hechiceros, concluyeron que cada uno de los habitantes de la Ciudad tenía oficios especiales, pero ninguno tenía el poder de defender a la ciudad de los enemigos, y que por esta razón la Nada estaba destruyéndolo todo con facilidad.
Subió entonces Areck a la torre más alta de su castillo y habló así a la Naturaleza: “...Tú, que tienes el poder de regir también el mundo de la fantasía, así como lo haces con el mundo de los mortales, busca entre ellos un guerrero bravo y capaz de vencer a la Nada, pues los mortales poseen el don de la imaginación y con este don pueden sacarnos de la oscuridad. Los llaman niños, son muy inquietos y curiosos, indefensos como el aire, sinceros como el agua y alegres como el sol. Son capaces de imaginar cualquier cosa, y forman por esto parte del mundo de la fantasía. Tú Naturaleza, crea para mí pueblo un ejército hecho de niños”.
Se abrieron entonces las nubes del cielo y apareció el Sol. Llevaba en sus manos dos copas de fuego en las que impregnaba de luz todos los rincones. Lanzó toda su energía hacia la cima de una montaña, dando luz y calor al lugar, lo cual infundiría el espíritu y el amor en el nuevo soldado, y dibujaría en su rostro los ojos más grandes y hermosos, que jamás alguien haya visto.
Se convulsionaron luego los cielos y apareció el viento. Sus ojos eran tan brillantes, como la luz, y su cuerpo etéreo estaba desnudo y era visible. Solo se podía ver cuando las nubes trataban de cubrir su desnudez, pero se escabullía fácilmente empujándolas en todas direcciones, y esculpiendo en ellas una figura de humano, a quien con un soplo, dio vida animada y voluntad a sus movimientos.
Se juntaron después las nubes y apareció la lluvia. Cintas infinitas de plata que pendían de su cuerpo, acariciaban suavemente la faz de la tierra, derramando sobre ella el alma, a través de la cual le otorgaba los sentimientos al nuevo ser. Se estremeció el mundo y apareció la tierra. Sus vestidos eran completamente negros, verdes eran sus manos y sus cabellos infinitamente largos, y dorados como el trigo. Le otorgó el bien al nuevo soldado, y con él, el amor por la vida y el respeto por el mundo.
Finalmente apareció la fantasía. Vestidos blancos de miles de sedas, cubrían su cuerpo, y ojos profundos y bellos adornaban su rostro. Envolvió su figura de infante y le otorgó el bien más preciado del universo: LA IMAGINACIÓN.
Sobre la cima de la montaña nació CAFALANDIA. Un hermoso vestido hecho de velos azules y blancos cubría su delicado cuerpo de niña. Sus cabellos oscuros y rizados caían en remolinos sobre sus hombros confundiéndose con los velos que hacían la larga cola de su vestido. Una diadema de perlas llevaba en su cabeza, que terminaba en una brillante estrella que iluminaba todos los rincones. Luego de muchos años, el mundo de los mortales bautizó a la ciudad de la fantasía con el nombre de CAFALANDIA, en honor a aquella niña…
Sus vestidos son verdes como la esperanza, los árboles ola hierba, en velos que al viento se mueven en señal de libertad. Cubierto de hermosas flores de diferentes colores, animales marinos y terrestres, estrellas, nubes y todo lo que imaginas cuando piensas en Naturaleza.
Sus cabellos son largos y del color de la tierra, y sus ojos del color del cielo. Lleva puesta una corona de plata, que el cielo le obsequió en el momento que salió de la Tierra, pero que nosotros solo podemos ver como una corona de flores. Sus pies van descalzos y sus manos libres como ella. Se mueve como las olas y es poderosa como la tormenta… así es ella, así es la Madre Naturaleza.
Naturaleza es un personaje muy sabio y por lo tanto silencioso y pensativo. Ella habla metafóricamente para que la interpretación dependa de cada quien y no de ella.
El desamor, el daño a la vida y a la imaginación, producen una reacción muy fuerte en su carácter: truenos y torbellinos acompañan su enojo. Quiere mucho a los niños, pues ve en ellos el futuro de la vida y del mundo.
Hace millones de años, cuando no existía nada, nació el universo y con él las cosas más hermosas que nunca antes se habían visto. Pero para que esto sucediera, de algún lugar tenía que salir todo lo que se estaba formando: la energía que produjo éste gran nacimiento provenía de la energía acumulada de la eternidad, de la energía acumulada por los dioses, los dioses del universo.
Cuando se formó éste mundo, el mundo que está a nuestro alrededor, se formaron muchas cosas: las montañas, el cielo, las nubes, el sol… Pero a los dioses les preocupaba algo y sentían que al mundo le faltaba algo para ser completo y no querían dejarlo sin terminar como los otros mundos que habían formado: Venus, Marte, Júpiter, y otros que según su dios creador, llevaban su nombre.
El gran dios Tierra quiso en compañía de todos los dioses crear el mejor mundo, y a ésta obra le pusieron todo el amor que en sus almas de dioses contenían, y le pusieron tanto amor a ésta creación que le dieron alma propia al mundo.
Un día cualquiera, en un lugar cualquiera, de ese hermoso mundo, en el momento que el sol brillaba con toda su fuerza y el cielo estaba despejado, salió ella, tan hermosa como la aurora y esplendorosa como el amanecer: era ella, el alma de ese mundo del dios Tierra… Hermosos velos verdes dibujaban su silueta y una corona de plata hecha con estrellas del universo reposaba en su cabeza. ¡Era muy hermosa! En su rostro reflejaba todo lo que le hacía falta a ese nuevo mundo: VIDA.
En el momento que esa nueva diosa producto del amor infinito salió del centro de la tierra, el mundo se iba cubriendo de aguas, flores, de plantas y animales, de amor y vida. Todo esto era completamente novedoso para el universo, pues ningún universo, ni parauniverso, ni mundo que allí existiera tuvo, tenía o tendrá tanta vida y amor reunidos en una hermosa creación. Aquella nueva diosa se hacía llamar Naturaleza.
Naturaleza no era como los otros dioses: a ella no le gustaba permanecer en el cielo. A ella le gustaba estar en el nuevo mundo y jugar con los arroyuelos, volar con las aves, comer frutos de los árboles y jugar con todos los animales. Naturaleza era diferente.
Viendo ésta situación los dioses se reunieron en el cielo a un concejo extraordinario y decidieron dejarla como diosa protectora de este mundo llamado Tierra.
Naturaleza es un personaje ecuánime, justo y muy sabio. Es el personaje más antiguo del mundo, es el alma de la Tierra y es por ello que Naturaleza conoce todos sus secretos.
La Madre Naturaleza es la única que sabe interpretar y entender el lenguaje de todos los animales de la tierra, del sonido del mar y del viento, escucha la música de alas y de arroyos, y ve en la noche la más hermosa sinfonía.
Naturaleza fue la que vio en Areck la justicia y la bondad, virtudes que le dieron a Areck la oportunidad de gobernar la Ciudad de la Fantasía. Debido a la sabiduría de Naturaleza Areck sigue todos sus consejos… y cada día se estrechan más los lazos de amistad que hay entre los dos desde el nacimiento de la Princesa Cafalandia.
El atuendo de Európolis consta de una túnica, un tanto colorida, típico de su personalidad. Utiliza también unas medias negras y baletas del mismo color, eso sí, bien limpiecitas. Todo el tiempo se la pasa perfumado, con la línea de perfumes “CK” (Cafalandia Klein).
Suele pintarse un lunar en el pómulo derecho, según él se ve más atractivo. Se pinta de color dorado los párpados, se hecha pestañina y se delinea los ojos. Su boca va pintada de rojo, y su sonrisa es tenue, y cada vez que se ríe se coloca la mano derecha en la boca.
Hace mucho tiempo, en el mundo de los mortales, había un niño muy triste. A medida que fue creciendo ese niño, su tristeza y su soledad, lo fueron convirtiendo en una persona soñadora. El motivo de la tristeza de aquel niño era el rechazo y las burlas de sus amigos hacia él, pues se fueron manifestando ciertas expresiones de niña, ya que ese era su deseo y por ello se comportaba de una manera no normal ante los ojos de los demás.
Cuando pasó el tiempo y no podía ocultar más su tendencia, se aisló por completo de los que se hacían llamar sus amigos, y empezó a soñar e imaginar. Un día, ya siendo él un adulto, visitó la Ciudad de la Fantasía y le agradó mucho. Le gustó tanto, que de ahí en adelante, cada vez que imaginaba, lo hacía con ese sitio. Esa fantasía tan grande producida por su imaginación lo convirtió en un personaje de fantasía. Puede que su cuerpo mortal haya muerto, pero él seguirá vivo, siempre y cuando la imaginación no muera.
Como el lugar con el que siempre había soñado era la Ciudad de la Fantasía, allí llegó… Cuando lo vieron todos lo miraban y hablaban entre ellos, pues no sabían de quien se trataba. Tampoco sabían cómo había hecho para llegar sin entrar por la puerta, sino de pronto aparecer de un momento a otro. Pensaron que podría tratarse de un mago.
Cuando saludó: “Ay, hola. Soy Európolis” (nombre que se inventó en una ocasión imaginado, pues ese no era el real), todos quedaron aún más extrañados, pues no sabían si era hombre por su apariencia o mujer por su forma de moverse y hablar, y lo saludaron sin dejarle de mirar.
En ese momento apareció el Rey Areck para ver lo que estaba sucediendo y vio a Európolis que le dijo: “Ay hombre hermoso, esos colores no te combinan para nada (Refiriéndose a su vestimenta)… Ay perdón, hola soy Európolis” extendiéndole la mano para saludarlo. El Rey se miró su vestido, lo saludó y lo invitó a su castillo para hablar con él. Európolis le contó su triste historia, acompañada de unas lagrimas. El Rey Areck lo invitó a vivir en adelante en Cafalandia.
Európolis con el paso del tiempo, se hizo amigo de todos, brujas y fantasmas, piratas, indios y duendes, quien con su personalidad y honestidad, y porque no decirlo, su buen gusto para la moda se hizo acreedor de su confianza, también la del Rey, convirtiéndose de ésta manera en su consejero…
Európolis es un personaje con amaneramientos femeninos y de gran ternura. Es un poco alborotado, y el único promotor y por ende el realizador de los diferentes eventos de la Ciudad. Algo que lo caracteriza muy bien es su sinceridad, aunque a veces no sabe decir las cosas. Le encanta la música romántica y es quien acolita a la Princesa Cafalandia en sus encuentros con el Príncipe de Corazones. También es muy amigo del chisme, pues no ocurre nada en la ciudad sin que él se entere.
El carácter de Európolis es muy variable, ya que es demasiado expresivo con sus sentimientos. Cuando se enoja Európolis grita y patalea, y en ocasiones ni habla. Cuando está feliz, brinca, salta y hasta baila. Cuando tiene miedo demuestra pánico. Cuando está triste, es la depresión total. Y así con todas sus sensaciones. Entonces se lo da a conocer a todos y Cafalandia por completo está con él.
CARÁCTER
El carácter del Bufón es de una persona muy sumisa, obedece todo cuanto dice su majestad. Aunque en ocasiones no tiene control pues no puede controlar su exaltación, ni sus saltos. Es un personaje con mucha paciencia, por ello se le fue recomendada la educación de la Princesa, pues no es una tarea fácil, ya que ella es un poco traviesa.
En la época de grandes monarquías, había un rey, que era muy malo y amargado. Este rey tenía a su servicio un bufón muy juguetón, pero ni él lo hacía reír. Ese bufón era muy juguetón porque era tan solo un niño, que se la pasaba corriendo y saltando de un lado para otro.
Cierto día el rey de esa comarca murió. Sólo ese día el Bufón entendió que tan importante era ser feliz y hacer feliz a los demás. Pero ese rey nunca sonrió y tampoco supo hacer feliz a alguien, por ello murió.
En una ocasión, años atrás, conociendo otros reinos, el Bufón había conocido a Areck cuando era mortal, un Rey bueno y justo, quien al conocer al Bufón y su alegría, lo invitó a pertenecer a su reino. El Bufón no aceptó por la lealtad que le tenía a su Rey, aunque no fuera feliz allí, y eso lo hizo una persona muy admirada por Areck.
En la soledad y tristeza en la que se encontraba el Bufón, luego de la muerte de su Rey, se acordó de Areck pero no sabía dónde podría encontrarse pues ya era el Rey de la Ciudad de la Fantasía.
En una noche de luna llena, cuando el cielo estaba completamente despejado, el Bufón alzó su cabeza y pidió con mucho amor a aquella estrella que más iluminaba en el cielo, para poder volver a ver a Areck. Esa estrella a la que pidió ese deseo el Bufón, se trataba nada más y nada menos de Estrellita, la hadita de los deseos, quien luego de escucharlo y de consultarle a Areck, le cumplió su sueño.
De esa manera llegó el Bufón a la Ciudad de la Fantasía, para convertirse en el Bufón del reino de Cafalandia, donde con su alegría se ganó el cariño de todos y cada uno de los habitantes de la ciudad.
El Bufón es un personaje muy alegre, extrovertido y saltarín. Cuando está demasiado exaltado, puede ser de alegría o miedo, el Bufón tartamudea. Es el encargado de la buena presentación de su majestad, de alegrar al reino y de la educación de la Princesa Cafalandia. Cuando habla se mueve y salta de un lado para otro sin control. En sus ratos libres le gusta molestar a Rostio, pues su manera de hablar le causa mucha gracia. Otra de sus labores es la de estar pendiente de los duendes, para evitar parte de sus pilatunas.
El traje del Bufón consta de unos bombachos cortos verdes con amarillo en sus pliegues, una camisa verde de manga larga con botones amarillos y sus mangas terminan en puntas y cascabeles, que suenan por todo el reino, cuando va saltando por ahí el Bufón. Sus medias son verdes y tiene zapatillas negras. En la cabeza lleva un gorrito de puntas, de color verde y amarillo, también tiene cascabeles. Su rostro se lo pinta de verde y amarillo, en forma de figuras geométricas, predominando los rombos.
En la Ciudad de la Fantasía quien se encargaba de la cocina era Brujilda, pero no a todos le agradaba su sazón, pues en ocasiones confundía los libros de cocina con el de pócimas mágicas. Por poco la Ciudad de la Fantasía muere un día por intoxicación. Entonces su majestad el Rey Areck, convocó a la corte real para hallar una solución definitiva a esa situación.
En esa reunión decidieron iniciar una búsqueda por el mundo mortal, la cual emprendieron. Buscaron por todos los lugares, países y ciudades, grandes o pequeñas, hasta que por fin llegaron a un lugar muy especial. En ese país una niña muy desobediente, hija de un agricultor, nunca colaboraba con las labores de su padre, hasta que un día se perdió toda la cosecha y durante mucho tiempo tuvieron que aguantar hambre. ZUCAINA arrepentida por su descuido, se prometió reparar ese daño, entonces aprendió a cocinar.
Le ponía tanto empeño y tanto amor a sus platos, que luego se convirtió en la mejor cocinera de ese pequeño país. Pero lo más importante no era lo que cocinaba, sino lo que lograba con ello. Zucaina hizo que todo el país volviera a interesarse por sus campos y por cultivar para comer. Al Rey Areck le sorprendió mucho lo que ella hacía, entonces cuando cayó la noche, aprovecharon para hablarle e invitarle a la Ciudad de la Fantasía, por medio de su sueño. Zucaina aceptó sin condicionamientos. Entonces de ésta manera llegó a Cafalandia, donde la nombraron: La Cocinera Real.
Zucaina es una cocinera humilde y sencilla: le gusta mucho servirle a su majestad con sus platos preferidos y en ocasiones darle gusto a los personajes golosos de la Ciudad. Le está enseñando a cocinar a Brujilda, por si de pronto le llega a pasar algo a ella. Es muy amiga de Rostio, quien es su compañero. En sus ratos libres le gusta observar como los niños se divierten en Cafalandia, o probar nuevas recetas en la cocina para así sorprender a todos.
CARÁCTER
Zucaina posee un carácter sumiso, pues no se atreve ni siquiera a enojarse con alguien. Es también muy soñadora y piensa que algún día llegará su príncipe azul. Es un poco introvertida, por ello no se atreve a jugar con los niños. Zucaina es muy responsable y ordenada, y la cocina la mantiene muy bien arreglada.
El vestido de Zucaina es de color negro, con delantal, cuello y bordes de las mangas en color blanco. Usa zapatillas negras, más bien planas. Su cabello largo lo mantiene recogido en una moña. Sus mejillas son rosadas y sus labios rojos. Su mirada es bastante expresiva, pues se le ve la sinceridad por la transparencia de sus ojos claros.
En un país de Europa, llamado Francia, había un gran panadero, apetecido por todos los de buen comer. En una ocasión tuvieron que cerrar el restaurant y ROSTIO se quedó sin empleo; por ello casi se lanza desde la torre Eiffel, pues según él no había otra alternativa.
Estaba a punto de hacerlo, cuando de pronto escuchó una vocecita a su oído, más no veía a nadie, pues se trataba de Campanita. Esa vocecita lo hizo desistir de su decisión. Entonces fue llevado al gran palacio: El Castillo Azul, donde de ahí en adelante trabajaría al lado de Zucaina. Rostio siempre está haciendo exquisitos postres, pues es su distracción favorita.
Rostio es un muy buen panadero y de muy buena educación, aproximadamente sabe cinco idiomas, pero a la vez es muy sencillo. Conoce todos los postres que existen y también la receta del Kapush (bebida de Cafalandia que consta de 2 medidas de agua por 1 de gaseosa de limón). Se nota bastante su acento francés y sus modales. El no puede permitir que ningún personaje deje de comer o probar sus postres en el día, por eso no le importa dónde estén, porque allá llega con la comida. Es el profesor de glamour y culinaria de la Princesa Cafalandia.
RASGOS FÍSICOS
Rostio es alto y un poco moreno. Siempre viste con pantalón y camisa blanca, en la cabeza lleva un gorro blanco alto. Sus zapatos son negros y siempre están brillantes. Tiene un largo y delgado bigote, al que le arregla los extremos, para que tome una forma hacia arriba.
El carácter de Rostio es algo especial, pues nunca se enoja por nada, pero tampoco es muy común verlo sonreír. Estima a todos los personajes de la Ciudad y no tiene preferencia por alguno. Cuando algo no sale bien en la cocina, tiende a hacer un escándalo mayor de lo que debería.
HISTORIA
Con esa lluvia de estrellas que cayó en la Ciudad de la Fantasía, cuando se formó el Castillo Azul, cayeron dos estrellitas muy especiales, que serían los guardias de aquel reino en formación. Una de ellas se convirtió en GUARD, un guardia serio y responsable, pues sobre él recae la seguridad de la ciudad. Cuando hizo su aparición Guard, los dioses del Universo lo bautizaron y le enseñaron la misión que cumpliría de ahí en adelante: defender los niños, la ciudad, el Castillo, a su majestad y a cada uno de los habitantes de Cafalandia, y por ende la fantasía y la imaginación. Misión que aceptó fielmente Guard.
Cuando llegó su majestad el Rey Areck a la ciudad, luego de ser llamado por medio de un sueño eterno, Guard le dio la bienvenida y lo ubicó en su trono, para luego convertirse en la mano derecha del Rey. Para defender la Ciudad, a Guard no le dieron poderes, sino una lanza y mucho valor.
FORMA DE SER
Guard es un guardia muy serio, en muy pocas ocasiones se le ve sonriendo, a no ser por las gracias del Bufón y las travesuras de algunos personajes. Siempre se le ve firme en su lugar y a determinadas horas hace un corto recorrido por la Ciudad, para ver que todo esté completamente normal. Le gusta tomar Kapush en compañía de su amigo y compañero Dillo. Sabe tocar muy bien la trompeta, que se toca para anunciar la aparición de su majestad el Rey Areck. Es uno de los personajes más responsables del reino.
CARÁCTER
Guard es de un carácter muy fuerte y no se deja intimidar para nada, ni por la maldad. Siempre está dispuesto a luchar. Pero como en Cafalandia ya pasó de moda la violencia, dejó su arma y ahora solo lo acompaña su valor. Debido a su responsabilidad, es el encargado directo de la seguridad de Cafalandia.
A Guard normalmente se le ve con su armadura de color rojo puesta y ubicado a la derecha del trono del Rey, en el primer piso del Castillo Azul. Pero en otras ocasiones se le ve sin ella y con una túnica puesta. Esa túnica es de color rojo y lleva diseñada la flor de Lis, flor símbolo del reino, y con medias y zapatillas negras. Cuando va a anunciar la presencia de su majestad, lleva con él una larga trompeta, adornada con la bandera del reino.
… La otra de las estrellitas que cayeron en el firmamento que formaron el Castillo Azul, y que más tarde serían los guardias del reino, al caer al suelo, lo hizo con mucha fuerza. Tanta fue la fuerza, que se desportilló una punta. Por esa caída DILLO sufre de la memoria. Los dioses también encargaron la misma tarea que a Guard, pero en ocasiones se le olvida. Cuando le entregaron su valor, se le perdió. Su lanza, a diferencia de la de Guard, está rota en la punta y es más corta. No la ha arreglado porque le da pereza tanto trabajo.
Su nombre Dillo significa: Di (golpe) y llo (lluvia), en el idioma de Cafalandia, o sea, golpe en la lluvia. Así lo bautizaron los dioses del Universo.
El carácter de Dillo es el de un niño, pues no sabe manejar muy bien sus sentimientos. Se enoja cuando alguien (Guard) le recuerda sus deberes. Es despistado y perezoso, sin embargo, no duda en apoyar a cualquiera que esté en dificultades.
Dillo es un guardia algo tonto, olvidadizo y torpe. Le encanta tomar Kapush y fue quien indujo a Guard a beberlo. Se la pasa jugando con los duendes, dejando a un lado sus deberes, por ello no tiene la misma responsabilidad de Guard ni la confianza de su majestad el Rey Areck. Es muy soñador y perezoso. No aprendió a tocar bien la trompeta y a veces desafina cuando van a presentar al Rey. Dillo está enamorado de Brujilda y le encantan sus pócimas.
A Dillo también se le ve con su armadura puesta, pero no tan frecuentemente como a Guard. Más bien solo cuando está de guardia en el Castillo Azul. Su armadura es idéntica a la de Guard, solo que es de color gris. Normalmente se le ve es con su túnica verde, donde tiene dibujada la flor de Lis. Sus medias y zapatillas también son negras.
Está conformado por cinco símbolos:
- La forma de escudo, representa la defensa de la Fantasía, la preservación de los sueños.
- El león representa el poder del Rey Areck como gobernador de la imaginación.
- Las flores de Liz representa las diferentes construcciones que conforman Cafalandia, en cuyos rincones habitan todos los seres de la fantasía.
- La corona representa la luz que ha iluminado siempre los sueños de los niños, para que en ellos no haya temores ni peligros.
- Las armas de los guardias son símbolo de la soberanía ejercida sobre Cafalandia, como reino eterno e inquebrantable de la imaginación.
“… Luego de formarse el Castillo Azul con la lluvia de estrellas, se vio un rayo de amor a la derecha de éste, dando lugar a una hermosa Casa Rosada que se convertiría dentro del reino en el símbolo de amor y fraternidad”.
La Casa Rosada es el lugar donde son resueltos los problemas que surgen en la ciudad y donde se concentra todo el amor y la alegría de Cafalandia.
La Casa Rosada fue la primera construcción de Cafalandia e inicialmente fue llamada la estación del tren, evocando una que se encuentra en Estados Unidos. En ella hallamos un centro interactivo para los niños, donde ellos tendrán la oportunidad de dibujar, pintar, trabajar con plastilina, también hay títeres, salón de televisión para ver diferentes cuentos, sala de computo en donde tienen acceso a diferentes juegos de computador y finalmente una pequeña ciudad donde se les enseñan las señales de tránsito.
La Casa Rosada posee treinta y tres ventanas, tiene dos entradas, dos pisos, tiene cinco salones (salón de manualidades, salón de televisión, la ciudad, sala de cómputo y salón de arma todo), diez baños y una arenera.
Este personaje, muy querido por todos, nació de la credibilidad de los hombres mortales que aún sueñan en regalarle una rosa, un poema, dedicar una canción o simplemente hacerle una pequeña serenata diurna o nocturna, a esa mujer amada. El nace, sin lugar a dudas, del corazón de todos aquellos soñadores que nunca se han atrevido a nada, pero que tal vez en alguna oportunidad lo han intentado.
El amor es un sentimiento muy grande y muy fuerte, fue por ello que se condensó con tal fuerza, que con un rayo de amor formó la Casa Rosada. Pero del corazón de los hombres no solo nace el amor, sino también la esperanza de realizar ese amor que llevan dentro, y esa fuerza dio lugar a que se personalizara en un gran ser, un príncipe, que defenderá el amor y la justicia. Nuestro príncipe llegó a la Ciudad de la Fantasía simultáneamente con la Casa Rosada, y como su misión es defender los buenos corazones de los hombres, se hace llamar Príncipe de Corazones…
El Príncipe de Corazones al ser el defensor de los buenos sentimientos de los corazones de los hombres, siempre se le verá dispuesto a luchar. Es el eterno enamorado de la Princesa Cafalandia pues ha sido cautivado por su bondad y por su inocencia, y es muy bien correspondido.
El Príncipe de Corazones pertenece a la Corte Real y es un muy buen amigo de su majestad el Rey Areck. Su personalidad y carisma es único: le gusta jugar con los niños y aprovecha su inocencia para inculcar en ellos los buenos sentimientos. Fue uno de los invitados más especiales al Gran Baile, que se celebró para festejar los quince millones de años de la Princesa y desde ese día se juraron amor eterno.
El Príncipe de Corazones es de mediana estatura, pero con gran porte y elegancia. Es todo un caballero, y como tal así viste. Como los caballeros de la edad media, pero no los de las cruzadas, sino como los caballeros galantes de esa época.
Su traje es gris (que significa la fortaleza y el coraje de un buen combatiente) y rosa (que significa el amor y los buenos sentimientos, pero cabe anotar que también porque su reino es de ese color). Lleva unas zapatillas y medias negras, porta un gorro tipo boina del mismo color de su traje con una pluma. Ese gorrito se lo quita con una venia en signo de galantería cada vez que se encuentra con una dama. También usa una capa plateada en simbolismo de armadura contra los malos sentimientos. Y en su rostro a veces se le ve un corazón.
El Príncipe de Corazones es un personaje sencillo y humilde, es muy difícil verlo enojado, por lo menos nadie en la ciudad lo ha visto así. Es muy alegre y en ocasiones ególatra. El Príncipe de Corazones siempre tiene un detalle para alguien de buen corazón: una canción, unas bellas palabras o una flor. Bueno y de por sí canta muy bien.
Cuando la Princesa Cafalandia cumplió diez millones de años de estar en la Ciudad de la Fantasía, y todavía era una pequeña que le gustaba jugar como las niñas de diez años mortales, todos los personajes se preguntaban qué regalarle a la linda princesita… Fue la Madre Naturaleza quién dio con el regalo ideal. Una acompañante para la princesa: una muñeca, que con los poderes de los personajes de la Ciudad en ocasiones toma vida, así la princesita tendría con quien jugar y compartir sus travesuras.
La Madre Naturaleza viajó hasta el mundo de los juguetes, para traer esa muñequita: era de trapo con costuras de oro, vestido de estrellas y moños carmín.
La Princesa Cafalandia estaba muy feliz con ese regalo, y con muchos juegos se celebró el cumpleaños de la princesa con su nueva amiguita. Pero la muñequita no hablaba, entonces luego que se fueron todos de la fiesta, la princesa miró al cielo y le pidió a Estrellita, su hadita de los deseos, que su muñequita pudiera hablar. Luego se escuchó una dulce melodía y la princesa se sorprendió cuando su muñequita la saludó y le dijo su nombre: JUANITA. Entonces así se quedó e hizo muy feliz a la princesa y desde ese momento habita en la Casa Rosada.
Juanita es la muñequita más juguetona de todo el reino, por ello es la que vemos con mayor frecuencia en las diferentes actividades de Cafalandia con los niños. Le gusta cantar, aunque no lo hace muy bien. Es súper extrovertida, siempre se le ve saltando o corriendo de un lado para otro. Su voz es como la de una niña y también es muy preguntona.
CARÁCTER
Esta muñequita a pesar de lo traviesa es muy responsable y ordenada, por ser la mayor de todas las muñequitas. Cuida siempre de su buena presentación personal y la de los niños. Nunca se enoja con los niños y siempre es la que está en primera fila para combatir la maldad. Se la lleva muy bien con el Príncipe de Corazones.
Juanita es una muñequita que siempre viste con un vestidito de colores y debajo un pequeño pantalón, ya que el vestido es muy cortó. Lleva unos moños rojos en sus zapatos y otro en la cabeza. Adorna su rostro con unas mejillas sonrojadas y unas largas pestañas que cubren sus expresivos ojos. Siempre lleva medias y tenis blancos pues le gusta mucho correr de un lado a otro.
RASGOS FÍSICOS
Pepita es gordita y pequeña. Su vestido es bastante colorido, lleno de pepitas de colores. Lleva siempre medias y tenis adornados con un par de moños azules. Su rostro es redondito lleno de pecas, es de largas pestañas y labios rojos. Su cabello es largo, oscuro y ondulado, y va adornado por un gran moño de color amarillo.
En un tiempo muy lejano, en el Reino del Dulce había un dulce muy glotón. Un buen día comió y comió hasta que estalló y de él salieron miles y miles de pepitas de todos los colores, sabores y tamaños, que se distribuyeron por todo el universo, en todos y cada uno de los planetas.
Pero todos esos pedacitos murieron menos el que cayó en la Tierra. Después de mucho tiempo, una noche de luna llena, una noche de truenos y tormentas, en la que se celebraba la cuarta congregación de hadas mágicas, el pedacito de dulce que sobrevivió se elevó en el firmamento y empezó a dar giros y vueltas y a iluminar el lugar donde se encontraban las hadas. Como esto causó gran sorpresa, decidieron capturarlo y pensaron qué podrían hacer con ella, después de meditarlo el hada de los humanos decidió darle vida pero en forma de muñeca y bautizarla con el nombre de PEPITA.
Pero esto no fue todo, el hada más vanidosa movió su varita y le dio ciertos atributos. Como originalmente era un pedacito redondo, el hada no tuvo que pensar en su tamaño porque ya era gordita y pequeña. Le puso unos ojos muy grandes y un cabello largo y crespo. Luego el hada cocinera le salpicó su carita de pequeñas góticas de chocolate y roció sus labios de dulce de cereza. Pero había que ponerle un vestido como a todas las muñecas, así que el hada modista diseñó un vestidillo lleno de bolitas de colores.
Ya tenían lista a Pepita, cuando se fijaron que estaba muy despeinada, entonces llamaron un hada francesa estilista, quién le colocó un par de moños que hacían juego con su vestido. La última en participar fue el hada de los sentimientos, quien le introdujo la alegría, glotonería y dulzura en su corazón, pero como no todo puede ser bueno la hicieron un poco egoísta (por eso no le gusta compartir sus dulces).
Todas las haditas estaban felices por lo que habían hecho, pero al terminar la reunión ninguna podía hacerse cargo de ella. Entonces llamaron a Estrellita, una hadita de la Ciudad de la Fantasía que cumple los deseos, para que les ayudara a definir qué hacer con esa muñequita. Estrellita le preguntó a Pepita dónde le gustaría vivir y ella respondió que quería ir a un lugar donde encontrara más amiguitas muñecas que tuvieran vida. Por eso ahora vive en Cafalandia, pues Estrellita la llevó a vivir a la Casa Rosada con las demás muñecas. También es llamada Dulce, porque la Pepita que la creo viene del reino del dulce.
FORMA DE SER
Pepita es una muñequita un poco introvertida, le gusta jugar pero le dan miedo los niños pues cree que se pueden burlar de ella. Es demasiado glotona y no le gusta compartir sus dulces, y tal vez por su mismo estado físico es muy perezosa, por eso nunca la verás corriendo. Es muy amiga de Rostió pues la complace es sus gustos con exquisitos manjares y postres. No le gusta bailar, pero no lo hace tan mal, aunque a veces se equivoca.
Pepita es una muñeca muy llorona, pues cualquier cosa que pase la pone sentimental, por ejemplo cuando la Nada ataca Cafalandia, Pepita se pone a llorar. Es la muñeca que menos juega porque le dan miedo los niños. La verdad su carácter no es tan fuerte pues se deja convencer de cualquier cosa por cualquier personaje.
Corazón es una muñequita de mediana estatura, cabello liso y largo. Siempre va vestida con colores muy llamativos, con predominancia del rojo, pues de ese color era la flor que se encontró. Tiene medias y tenis adornados de un par de moños rojos. Sus ojos son muy hermosos y con largas pestañas. En sus mejillas tiene pintados dos corazones y sus labios son rojos. Su cabello va adornado por un gran moño rojo, que le recoge el cabello en una cola.
Era invierno. Estaba nevando, ya los árboles no tenían hojas, los animalitos del bosque se estaban muriendo de frío, los conejillos corrían a buscar abrigo, las focas quedaron atrapadas en las aguas congeladas. Solo una florecilla silvestre sobrevivió sin mayores dificultades: era la flor más bella, nunca antes vista. Era una florecita roja, muy roja, estaba formada por muchos pétalos en forma de corazón. La única y verdadera razón por la que aquella flor no moría, era porque tenía atrapada dentro de sí una pequeña duendecilla, tan pequeña que ni el ojo humano podría verla. La razón por la que estaba atrapada allí era porque en tiempo de verano, el sol emitió muchos rayos de amor y uno de ellos cayó en aquella flor, por eso tenía vida y resplandor propio, sin importar el invierno por el que estaba pasando.
Un buen día una muñeca se escapó de una bruja muy mala, pero llegó a ese bosque frío y su tristeza no cambió porque allí ya no había nadie, ni animales, ni muñecas, ni personas. Caminó y caminó, cuando desde lejos vio esa florecita roja muy bella y se alegró, y se alegro aún más cuando escuchó que esa florecita le hablaba, la muñequita se hizo su amiga e hicieron un pacto. La duendecilla que habitaba dentro de la flor no podía hacer nada por su bosque, ya que era muy pequeña, pero si le daba su alma a la muñeca podía volver feliz a la muñeca y salvar el bosque.
Entonces la duendecilla puso unas condiciones para que el pacto funcionara: la muñeca debería tener el corazón limpio y bueno, así que tenía que dejar cualquier rencor que tuviera sobre la bruja mala. También tendría que ser muy inteligente y sobre todo muy alegre. Estaría encargada de resolver los problemas que se presentaran en el mundo.
Como a la muñeca le pareció esto fantástico aceptó, así la duendecilla se introdujo por uno de los poros de la muñeca y así la muñeca quedó convertida en Corazón, la muñeca del amor. Desde ese mismo momento Corazón empezó a tocar a todos y cada uno de los animalitos, flores, árboles y ríos del bosque y a llenarlos de su calor. En dos días el bosque estaba vivo de nuevo, y como su misión ya había terminado, el sol la recogió y luego la llevó a un mundo de fantasía llamado Cafalandia, la colocó allí para que resolviera todos los problemas relacionados con el amor.
La primera persona que la vio fue el Príncipe de Corazones y como le pareció tan buena, la adoptó como su prima. Desde ese mismo día, Corazón es el centro del amor y plantea las estrategias para que su primo pueda conquistar su eterna enamorada, la Princesa Cafalandia…
Corazón es una muñequita muy buena, pero como se la pasa ocupada resolviendo los problemas del amor, no tiene tiempo para jugar con los niños. Es una muñequita muy inteligente y muy buena, y un poco aplomada. Es una de las mayores colaboradoras del Reino y como le encantan los animales, es muy amiga de la Madre Naturaleza. Le encanta bailar y cantar y es uno de los personajes que lo hace mejor. Conoce muchos juegos que les enseña a los niños.
CARÁCTER
Corazón como es una muñeca muy inteligente, resuelve todos los problemas rápidamente y con cabeza fría. No se deja intimidar por la maldad, pero tampoco se enoja. Es alegre y muy pensativa. Corazón es la representante de las muñecas ante el concejo y debido a su inteligencia es una de las asesoras del Reino.
Un día salieron a pasear la Princesa Cafalandia y el rey Areck por la laguna encantada. Estando allí las aguas de la laguna llevaron hasta los pies de la Princesa una muñeca de trapo terriblemente destrozada. La Princesa conmovida por aquella muñequita, junto con el Rey, la llevó hasta el Castillo Azul para que Európolis cosiera sus vestidos y arreglara su cabello. Luego la dejaron secar por seis días y seis noches, hasta que quedó completamente seco su frágil cuerpecito.
Así, después de un día completo, Európolis hizo la presentación de su obra de arte: la nueva muñequita de la Casa Rosada, una hermosa niña de largas trenzas, de sonrojadas mejillas y piel de suave tersura, vestidos decorados con millones de corazones, que amablemente regaló el Príncipe de Corazones.
Toda la ciudad estaba a la expectativa de la nueva amiguita de la Princesa Cafalandia… Ese día todos los habitantes del reino aplaudieron y dieron vivas por aquella niñita que rescataron de las aguas de la Laguna Encantada. Pero como ella todavía no tenía nombre, se pusieron en la tarea de encontrarle uno que le viniese bien a su pícara personalidad. Así que esa noche se levantó nuestra muñequita y en puntillas se acercó a la cocina donde estaban los panecillos, dulces y chocolates más deliciosos de toda la comarca, hechos por Zucaina, y empezó a comerlos, hasta que sus costuras se rompieron. Rostió luego de escuchar algunos en la cocina bajó espantado y preocupado por los dulces de Zucaina, pensando que Pepita se los hubiera acabado, cuando encontró a una muñequita de gorda pancita... y desde allí la nombraron PANZI. Y como a Panzi le gustaron tanto los pastelillos de Zucaina, cada vez que los preparan Európolis debe alistar aguja e hilo para remendar con suaves puntadas la pancita de Panzi.
Panzi es una muñeca muy pícara, le encantan las travesuras y jugar a las escondidas. Es buena cómplice de los niños y le gusta mucho jugar con ellos. Cada vez que realiza una pilatuna, culpa a otro personaje o a alguna muñeca, siendo así en ocasiones mentirosa. Todo lo hace a espaldas de Guar y Dillo. Es una muñequita muy juguetona y muy alegre, no sabe ni bailar ni cantar, pero hace de todo. Cuando anda con su vestido descocido es porque ha estado comiéndose los panecillos de Zucaina.
Panzi es de un carácter muy variable, pues en ocasiones se le encuentra tan enojada, que nadie se la aguanta y en la mayoría de casos sin motivo. O a veces está tan alegre, que contagia a cualquiera. Muchos dicen que esos cambios de carácter dependen del éxito de sus travesuras. Se la pasa jugando con los niños por toda Cafalandia.
Esta muñequita no es muy bonita, además que siempre anda mal arreglada, que si no fuera por Európolis permanecería peor de cuando la encontraron. Sus medias y tenis siempre están sucios, pues siempre se la pasa en los charcos de Cafalandia. Sus vestidos son de varios colores y no le combinan para nada con sus bombachos. Lleva moños en sus zapatos y otro en la cabeza. Tiene también pestañas largas y sus mejillas y labios rojos.
Durante toda su infancia, la Princesa Cafalandia, recibió muchos juguetes, grandes y pequeños, bonitos y feos, de todos tipos, formas, sabores y colores. Un día cualquiera, a una hora cualquiera, la Princesa Cafalandia abrió su baúl de los recuerdos, y encontró toda clase de objetos extraños. Empezó a sacarlos uno a uno, y cada vez que sacaba algo, cerraba sus ojos y traía los recuerdos de ese objeto. Luego de un rato, en el fondo del baúl, encontró una muñequita de trapo, tan vieja como el olvido, pero estaba sucia, descosida y fea. La Princesa trató de recordar cómo era esa muñeca nueva, de dónde salió y que tanto le gustaba, pero por más que trataba de recordar, no podía, esa muñeca no le traía ningún recuerdo. Entonces llamó a Európolis para que la arreglara, tal como había hecho con Panzi, para ver si viéndola limpia y bonita podría recordar algo. Luego de ese arduo trabajo, Európolis por fin terminó esa tarea que le puso la Princesa, y fue a mostrársela, pero la Princesa no recordaba nada acerca de esa muñeca. Muy triste se puso a llorar, la Princesa, y una lágrima de cristal brillaba mientras bajaba por el rostro de Cafalandia y cayó sobre la muñeca. Con aquella lágrima de tristeza la muñeca despertó, abrió sus ojos y le sonrió a Cafalandia. Resulta que la Princesa había sido atacada por el olvido hace muchísimos años, haciendo que se olvidara de Solecito, su muñeca preferida, y la guardo en su baúl de los recuerdos. Solecito había sido un regalo muy especial por parte de su padre el Rey Areck, el mismo día del nacimiento de la Princesa, cuando nació de la tierra y derrotó a la Nada. Por eso esa muñeca era tan especial para Cafalandia. Y a partir de ese momento Solecito entró a pertenecer a las muñecas del reino y se fue a vivir a la Casa Rosada, y es la mejor amiga y confidente de la Princesa Cafalandia.
Solecito es una muñeca muy tierna, por ello es la encargada de mantener la ternura y la delicadeza en la Ciudad de la Fantasía. Es la que les corrige el vocabulario a las demás muñequitas de la Ciudad y esta siempre pendiente de todos los detalles. Cuando va a jugar con los niños, prefiere cantarles rondas y canciones, para no tener que ensuciarse jugando. Es la muñequita que pinta y siempre lo hace con los niños. Le encanta el Carrusel y el tren de la Fantasía.
Solecito a pesar de sus grandes habilidades artísticas, no le gusta la complejidad. Es descomplicada y desordenada, pues por andar pendiente de su buena presentación personal descuida todo. A ella todo, hasta las invasiones de la Nada, le causa risa. Nunca se pone de mal genio y es la mejor amiga de la Princesa Cafalandia.
Como ya se había mencionado, Solecito cuida mucho su presentación personal, sus vestidos con encajes y color pastel permanecen siempre muy pulcros. Su tenis y medias son completamente blancos, adornados con moñitos también de color pastel siempre muy limpios. Su rostro es como de porcelana, de ojos azules y cabello rubio, sus mejillas son rosadas y sus labios rojos. Siempre lleva un peinado de dos colitas sostenidas con un par de moños del mismo color de su vestido.
“Luego de estar constituida la Ciudad de la Fantasía, a Cafalandia llegaron unos extraños personajes en barcos, con singular atuendo: uno de sus ojos estaba cubierto por un parche, pantalones anchos, chalecos, pañoletas en la cabeza, aretes y gritaban ferozmente, dispuestos a invadir la ciudad.
El Rey Areck al ver ésta situación y pensando en el bienestar de todos en la Ciudad, decide hacerlos parte de la Ciudad de la Fantasía, dándoles un espacio y construyéndoles un castillo donde ellos pudieran habitar, muy cercano al mar de las historias, pues a estos personajes les gusta mucho aventurar en la mar…”
Lo conocemos también como el Castillo Negro o Casa de Pipe, además que es el lugar predilecto por las brujas para descansar. En ese Castillo fuera de encontrar los piratas, tenemos que aquí habita Manuelo, un fantasmita muy singular.
El Castillo de San Felipe está hecho como replica a menor escala del Castillo de San Felipe de Barajas, encontrado en Cartagena de Indias, ubicado en la costa Atlántica Colombiana. Fue el último castillo en construirse en Cafalandia. La idea inicial era encontrar en la ciudadela infantil un toque de misterio y patriotismo.
EL Castillo de San Felipe tiene dos entradas, ocho plantas o niveles, nueve puertas, nueve cañones, dos baños, siete habitaciones y un balcón.
Hace mucho tiempo, en la época de vikingos y bucaneros, había un niño muy soñador. Él quería tener su propio barco y vivir sus propias aventuras, conquistando castillos y atravesando los siete mares. Ese niño deseaba tanto eso, que de pronto se vio allí hecho todo un pirata. Nadie sabe si se condenso ese sueño en una realidad o si él todavía está soñando. Ese niño se llama Felipe y en la casa le decían Pipe de cariño, por eso éste gran pirata soñador se hace llamar el PIRATA PIPE.
Cuando éste niño se convirtió en pirata, tuvo que enfrentarse a fuertes bucaneros para poder conseguir un gran barco, Pipe luchó y luchó hasta que por fin lo logró, consiguió uno de los mejores barcos del mundo. Y en ese barco viajó por muchos países, donde conoció sus demás amigos piratas, con quienes llegó a Cafalandia, luego de muchas aventuras.
Pipe es un pirata muy valiente, pero su comportamiento en ocasiones es de un niño, pues de todas maneras él todavía es un niño soñador. Pipe es el dueño del Castillo, por ello su nombre. Además que es el jefe de todos los piratas, pues es el más justo y ecuánime de todos. A veces es medio loco y manifiesta estar en otra época, pero de todas formas es muy querido por todos los personajes de la Ciudad. Pipe también fue quien comandó el bloque de búsqueda de aquellos sonidos, cuando fueron hallados los indios Tukimoki.
El carácter de Pipe es muy variable, pues en ocasiones demuestra furia como cualquier luchador y otras veces se le ve saltando y jugando alegremente con los niños. Es muy justo al tomar una decisión, pues siempre busca la mejor solución para todos.
Pipe es un pirata de mediana estatura y un poco flaco, ya que es muy activo. Siempre viste de una camisa de manga corta de colores tierra y bombacho largo de color café y zapatillas negras. Tiene también un cinturón en el que porta su espada. Tiene un arete en la oreja izquierda y una pañoleta en la cabeza. No tiene señales de barba, ya que es un niño todavía.
Hace mucho tiempo en época de piratas, había muchos barcos en la mar, pues no existía ni el coche, ni el avión. En cada barco de esos viajaba mucha gente, entre ellos cocineros y marineros que limpiaban la cubierta y alzaban las velas. En un barco de esos viajaba un niño muy pequeño, que viajaba con su hermano que era un marinero. A éste pobre chiquillo también le tocaba colaborar en el barco o no le daban de comer. Un día ese barco fue atacado por piratas. Mientras ese ataque, el pequeño aprovecho para meterse en el barco pirata sin ser visto y se escondió. De pronto dejó de escuchar los sonidos del ataque y notó que el barco se estaba moviendo, entonces decidió asomarse y vio el otro barco muy lejos, y volvió a refugiarse.
Luego de un largo rato fue descubierto, pues allí le había cogido el sueño. Casi que lo echan por la borda, pero desistieron y dejaron que permaneciera con ellos. Ese niño creció y creció hasta convertirse en un gran pirata y se hacía llamar MORGAN. En una de sus aventuras se encontró con Pipe, quien había sido su amigo en la infancia y al cual se unió en busca de grandes tesoros y aventuras.
Morgan es un pirata muy feroz, es el que permanece más enojado de todos los piratas, él está encargado de la primera planta del Castillo y de la vigilancia de supuestas invasiones al Castillo. Odia los niños, pero juega con ellos cuando se trata de fabulosas aventuras de piratas en el gran mar de las historias. El es un pirata muy vanidoso pues cree ser el mejor pirata del mundo, asunto que no le discuten los otros piratas para evitar un conflicto. Como no es muy amigo del cuento de la realeza o de otros personajes, casi nunca sale del Castillo, y que si no fuera por los demás piratas y Manuelo, Morgan no tendría amigos en Cafalandia. Todas las mañanas muy temprano sale a trotar y le da cuatro vueltas al Castillo, por si ve algunos invasores acercándose.
Morgan es el pirata con el carácter más fuerte, pues fuera que siempre permanece enojado, es demasiado terco y no le halla la razón ni al Rey Areck. En ocasiones se le ve cantando cuando está limpiando los cañones del Castillo pues siempre está pensando en un posible ataque o invasión, pero en sí Morgan de alegría está muy escaso.
El aspecto físico de Morgan es de todo un pirata feroz. Lleva una camisa de manga larga y un chaleco encima. También tiene un pantalón bombacho de color café y unas botas altas. Su espada es la más grande y brillante de todas. Su cabello es largo y tiene un sombrero negro con una calavera pintada en su frente. Tiene dos aretes en la oreja izquierda y uno en la derecha.