vida
Octubre 2018 AÑO LV N°511
de la Iglesia Evangélica Valdense de Montevideo y Libertad En su sexagésimo sexto aniversario y Quincuagésimo año de la dedicación del Templo “Quien tenga sed, venga y beba gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22,17)
L a L e y d e G é n e ro La Iglesia debería opinar Hace unos 53 años, recibí un padre acompañando un adolescente que se manifestaba homosexual, este padre no podía admitir que su hijo se manifestara con esa postura, porque era una vergüenza para la familia. Corría la década de 1960, yo estaba haciendo mis primeras armas en mi actividad profesional, y nosotros bebíamos de la literatura de las escuelas de Estados Unidos y sobre todo de la escuela francesa. Dicho padre me pidió que tratara “la enfermedad” de su hijo; traté de hacer lo poco que se sabía, en ese momento para intentar cambiar la postura de ese adolescente. Obviamente el adolescente no cambió, y como la familia no admitía un “enfermo” con esas características dentro el grupo familiar, terminaron expulsándolo de la casa. El joven se fue a la Argentina, vivió un corto período allá, pero tampoco fue aceptado en esa nueva sociedad, por lo cual volvió a Montevideo. Poco tiempo después me entero que ese joven, menor de veinte años se había suicidado Esa experiencia me marcó profundamente,
porque no supe y no pude ayudar a ese adolescente. Actualmente, se está discutiendo en el parlamento, la ley de género, para ayudar a estas personas, a transitar por la vida con todas las garantías frente a una sociedad que todavía los discrimina. Es el Estado el que debe tutelar los derechos de estas personas, con los instrumentos de asesoramiento legal y psicológico, para tomar una correcta definición. Algunas personas, y sobre todo Iglesias se han manifestado en contra de la ley, porque argumentan que son solamente los padres que deben tener autoridad para decidir sobre el presente y futuro de esa persona, fundamentalmente si se trata de un menor de edad que quiere llegar incluso a la cirugía para amputarse una parte del cuerpo. Sostengo que a veces los padres, no existen, o si existen, están en franca oposición con el implicado, por eso considero que es el estado que debe decidir con el correcto y objetivo asesoramiento en perfecta sintonía con la persona implicada.