Presencia Nº 54 Noviembre-Diciembre de 2016
“Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David, su siervo.” (Lucas 1: 68-69)
Estamos en fin de año, y los comercios ofrecen todo tipo de productos para consumir. Las vidrieras se tiñen de luces de colores, y Papá Noel se transforma en la figura estrella de la navidad. Ante el mandato social de consumir, respondemos con colas interminables en los negocios, viendo como la máquina registradora se engulle nuestro sueldo, y adquiriendo cosas que, ¿son realmente fundamentales para la vida? ¿Buscamos la felicidad perdida, detrás de cada producto que adquirimos, aunque sea efímera? ¿Y después… qué queda? ¿Qué nos queda? ¿Y qué pasa, si no podemos consumir aquello que deseamos? Muchas familias van a pasar la navidad con falta de trabajo y con casi nada para llevar a la mesa. ¡Cuánta frustración y dolor por no poder darle a los hijos una comida rica y un regalo de navidad! Y de este modo, la sociedad festeja navidad, dejando un vacío, y un trago amargo en la mayoría de la población. Pero aquel niño pobre, que nace en el establo, está lejos del bullicio de la ciudad, lejos de la compra/venta de los negocios, lejos de la superficialidad del mundo. Este niño pobre, que nace en la intemperie, el más débil entre los débiles, será la salvación del mundo, él traerá la vida plena para toda la creación. Hagamos el esfuerzo que, en esta navidad, dejemos de lado el ruido del mundo, el consumismo, las frustraciones, las peleas, y todo aquello que nos haga mal; y tengamos un tiempo de meditación, en silencio, y preguntémonos, ¿qué sentido tiene Jesús en nuestras vidas? ¿Qué esperanzas depositamos en este niñito que nace el establo? ¿qué cosa, desde el fondo de nuestro corazón, estamos dispuestos/as a ofrendarle a este bebé que será la luz de la humanidad? Si cada uno/a ponemos nuestro granito de arena, veremos que otra navidad es posible, la verdadera navidad, en donde una estrella brille en el cielo, y nos guíe hacia donde está nuestro salvador. Eduardo Obregón 1 - Presencia Valdense