UNA MIRADA CRISTIANA A LA REALIDAD ACTUAL
Iglesias Evangélicas Valdenses de: COLONIA - COSMOPOLITA - ROSARIO - TARARIRAS - VALDENSE
VALDENSES EN EL MUNDO Páginas 2 y 3
DIACONIA Y CAMBIO SOCIAL Página 4
PRODUCE LA TIERRA Página 5
MIEMBROS ELECTORES Página 7
¿POR QUÉ CANTAMOS? Página 9
BIBLIA: PUENTES EN TIEMPOS DE MUROS Página 11
BOLETÍN
AÑO IV - Nº 94 abril 2017
NO HAY DERECHO A LLAMARLO PRIVILEGIO “Ser migrante es un privilegio, no un derecho”. Se lo dijo recién el presidente de los Estados Unidos a la canciller alemana. Lo dijo para ella y para el mundo. Yo estaba en el mundo este 11 de marzo. Acababa de pasar al papel la conversación que está al otro lado de esta página en la que Salvatore me cuenta las condiciones en las que llegan muchos privilegiados africanos al hospital Garibaldi de Catania después de meses de caminata, hambre, cárcel, violencia, gomones que se hunden en el Mediterráneo y gente que lucra con su desgracia. Están desnutridos en la cama de un hospital. Otros no llegaron. Capaz que ése es el privilegio. Crecí escuchando a León Gieco que cantaba: “desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente.” Ahora ya no está desahuciado, es titular del privilegio de estar vivo. Por supuesto que ante semejante cinismo me rechinan los dientes. Pero más
todavía me preocupa que en algunos oídos suene como discurso si no razonable, por lo menos con aspiraciones de justificación. Quien lo dice no es un multimillonario excéntrico, aislado y sin auditorio. Mal que nos pese representa un pensamiento y una for ma de entender nuestro ser en el mundo mucho más difundido de lo que a veces quisiéramos. Más todavía, una comprensión de la vida que amenaza con convencernos que es la correcta. Y la única correcta. En el mismo diálogo se definió como “un comerciante justo”. Y otra vez sentí la dentera. Porque otra vez sentí cerca la amenaza del discurso que quiere convencernos de que gobernar es ante todo comerciar bien. Y comerciar bien es defender a los míos
de los ajenos. En ese discurso el prójimo es por lo menos competidor cuando no directamente enemigo. Y gana adeptos convenciéndolos de que lo que tienen es ganancia merecida que deben defender a toda costa de los obligados a la mendicidad. Aún el don de la vida pasa a ser un privilegio que algunos merecen, otros más o menos y otros decididamente no. Un comerciante, por justo que sea, tiene como objetivo legítimo el mantenimiento de su comercio. Cuando el Señor da al ser humano recién creado la responsabilidad de “gobernar” el mundo, le pone como objetivo el mantenimiento de la vida que él ha creado. El comercio es un medio, y si cuida de esa vida es legítimo, pero si se vuelve el objetivo del acto de gobernar, pierde toda legitimidad. Ser migrante es un derecho que nos dio quien nos creó con libertad. Llamar privilegio a lo que para muchos es una necesidad acuciante es una muestra de arrogancia que no deberíamos permitirnos.
COMPARTIMOS ESTA EDICIÓN CON: Equipo deredacción: Carlos Negrin, ArielCharbonnier, OscarGeymonat Colaboran: AndreaBaridon, Carlos Delmonte, Enzo Falcón, JorgeMalán, ElisabethLindemberg
Diagramación: GabrielaDiCenso, AnaPaula Negrín Correo Electrónico: cuestiondefe@adinet.com.uy Impresión: SAUCEDEL PLATAS.A.