PÁGINA VALDENSE
Movimiento Juvenil Valdense | Año XIX | Julio 2018 | conexionesvaldense@gmail.com
Editorial
¡Ya estamos en julio! Y han pasado muchas cosas. Entre tantas estuvo el encuentro de mujeres «Brujas de ayer y de hoy», sobre el que Paula nos cuenta en la nota principal, pero además en la vida de los movimientos sociales, con la media sanción en Argentina del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, al cual suscribimos apoyándonos también en la declaración de la Comunión de Iglesias de la Reforma, órgano conformado por la Iglesia Valdense. La declaratoria -a la cual incentivamos su lectura- argumenta que el rol de las iglesias en un Estado laico no debe ser el imponer una moral y ética concreta sobre el conjunto de la sociedad, sino abogar para que lo que prime en el debate público sea lo mandatado por el pueblo y lo orientado hacia el bien común, visión que al obtener la media sanción terminó primando. ¡Esperamos encontrarles en el próximo número!
Brujas de ayer y de hoy Encuentro intergeneracional de mujeres, «Brujas de ayer y de hoy». Y esa fue otra de las tantas iniciativas que surgen, que motivan y que nos hemos permitido poner en práctica. Un mensaje tan solo fue suficiente para unirnos a una idea sentida y necesaria. Muchos se cuestionarán: «¿Brujas?» Si. Brujas fueron llamadas las mujeres Valdenses hace más de 500 años, mujeres libres, sabias, rebeldes, mujeres de fe. Habitando hoy como mujeres tantos sentires y dolores, había una necesidad de acompañamiento, de intercambio de ideas, de abrazos sanadores, de ser, hoy, nosotras lucha y esperanza, porque las Brujas del pasado viven en cada una de nosotras.
El Parque XVII de febrero fue el lugar que el día viernes 8 de junio hasta el día domingo 10 del corriente año, nos permitió encontrarnos con nuestras hermanas, para juntas embarcarnos en tres días de reflexión, diálogo, y ante todo comprensión sobre lo que, como mujeres, sentimos y vivimos acerca de las estructuras que habitamos. Reflexionamos juntas sobre lo que hoy necesitamos para nuestras comunidades, porque somos mujeres en transformación, en búsqueda de liberación de toda violencia y opresión. Que los espacios nos encuentren y la naturaleza nos invite a reflexionar, no hicimos manifestación de la palabra solo escuchamos, escuchamos el llamado de la naturaleza, escuchamos la invitación a caminar, seguimos los pasos de quienes nos guiaban, nos mantuvimos unidas cuando lo necesitábamos y nos distanciamos pidiendo espacio cuando nuestro cuerpo lo exigía. Nos detuvimos un instante para escuchar aquella voz que decía «Mujer, ser en tensión y en posibilidad… en los caminos, en la guerra y en la paz… mujeres de silencios y de miedo… mujer eso soy, eso eres, un ser de posibilidad». No solo oímos, también observamos, y le hicimos a nuestro interior aquella pregunta que nuestros ojos visualizaron: ¿me siento mujer? Ahí cuando creíamos que nos habíamos perdido entre tanta incertidumbre volvimos a escuchar otra voz que manifestaba «...de la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos toda la atropellada ruta de nuestras vidas deberían pavimentar de flores para celebrarnos...flores del que se protege del mal pensamiento obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo...» Sin permitirnos hablar seguimos camino, entre tanta naturaleza volvimos a visualizar a lo lejos tres palabras: ¿duele ser mujer? Más de una de nosotras exigíamos respuestas 9
pero no las teníamos. Culminamos nuestro recorrido con peso, peso de tantas preguntas, pesos de tantas lecturas, de tanta escucha pero desafiándonos a nosotras porque «siempre hay tiempo para un sueño». Tres días intensos en donde aprendimos en conjunto a escuchar, a que nos escuchen, a escucharnos, a sentir en el silencio lo que por dentro nos habita. Comprendernos, porque lo que nos incentiva al encuentro es esa brecha entre nuestras acciones y lo que nos permitimos pensar, historias distintas, vivencias diversas, momentos de vida distintos, pero no nos distancia sino que nos ha unido para encontrar en la otra respuestas, acompañamiento, esperanza. Y es difícil poner en palabras lo vivido; textos y preguntas que nos ponen a prueba, que nos invitan a reflexionar, que nos sensibilizan, y nos mueven todo el cimiento de nuestras vidas. Momentos de charlas entre un tecito y un abrazo sobre cómo nos sentimos y hacia dónde queremos ir. Nuevas formas de entender la Biblia, un acercamiento a lo que en momentos nos encuentra alejadas, momentos de canto y de celebración. Todo junto en tan solo tres días, tres días que nos alejaron de nuestra rutina permitiéndonos un momento para nosotras. Un momento para permitirnos cuestionar, un momento para «(...) dejar de ser menos y de ser las suficientes, de ser bastantes, de ser todas a contra viento y contra de lo que nos oprime desde adentro. ¡Tiempo de ser UNA, fuertes!» Paula Félix Larzábal
Jóvenes de Montevideo