EPIFANÍA (SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD) I. APERTURA Preludio Saludo. El Señor nos recibe y nos llama a servirlo. Su presencia nos ilumina. Su palabra nos libera. Su amor nos renueva. Amén. Canto Salmo 96: 3, 7-8, 10. Oración: Te exaltamos, Señor, porque tú eres el Dios nuestro. Alabamos tu nombre glorioso, por cuanto has hecho para nosotros cosas maravillosas. Enviaste a tu Hijo en la oscuridad de nuestra historia y en él manifestaste la gloria entre todas las gentes. Haz que hoy todavía se revele a cada uno de nosotros como Salvador del mundo, por medio de la predicación del Evangelio y el poder del Espíritu Santo. Amén. Canto Confesión de pecado: Jesús se dirigió otra vez a la gente, diciendo: —Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad. Juan 8: 12. Esta palabra viene dirigida a nosotros, pidiéndonos confesar al Padre nuestras culpas de no haber reconocido al Cristo, la luz que vino del Padre, y haber impedido, con nuestra desobediencia, que otros lo reconocieran. Confesión silenciosa Oración: Señor, tú eres la luz que quiere iluminar al mundo entero. Pero nosotros a veces la tapamos para quienes tienen necesidad de tu luz. Nuestra solidaridad es muy débil, y por eso, cuando la gente oye hablar de tu paz, no nos cree. ¿Será que hemos alejado mucho tu paz de nosotros? Invocamos, Señor, tu perdón; invocamos tu paz. Vuelve a dárnosla cada día, a recordárnosla cada día, para que podamos realmente vivirla, y de esa forma trasmitir tu luz. Amén. Canto Anuncio del perdón: Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo, por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados. Colosenses 1: 13-14. El Señor nos da su perdón y nos conduce por el camino de la paz. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA Oración: Señor, con tu palabra nos has dado la luz, y el corazón del ser humano ha escuchado tu voz. Por medio de tu palabra nos has dado la luz, y en tu Hijo nos ha sido revelado el esplendor de tu gloria y de tu justicia. Te rogamos: eleva nuestros corazones hacia ti y vuélvelos capaces de acoger plenamente tu palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Amén. Lectura bíblica Predicación Canto Confesión de fe