CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO I. APERTURA Preludio Saludo: Gracia a ustedes y paz del Dios nuestro y del Señor Jesucristo. La obra del Creador es visible: respondemos con alabanza. El ejemplo de Cristo es evidente: respondemos con obediencia. El viento del Espíritu Santo sopla: respondemos con alegría. Amén. Canto Textos de apertura: “Yo enviaré de lo alto mi victoria, como rocío del cielo y lluvia de las nubes, y la tierra la recibirá; como fruto producirá la salvació y a su lado florecerá la justicia.” Isaías 45:8 María dijo: “Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa; porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas. ¡Santo es su nombre! Dios tiene siempre misericordia de quienes lo reverencian. Actuó con todo su poder: deshizo los planes de los orgullosos, derribó a los reyes de sus tronos y puso en alto a los humildes. Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Ayudó al pueblo de Israel, su siervo, y no se olvidó de tratarlo con misericordia. Así lo había prometido a nuestros antepasados, a Abraham y a sus futuros descendientes.” Lucas 1:46-55. Oración: Gracias, Dios nuestro, porque en Jesucristo ocurren, verdaderamente, grandes cosas: la vida se afirma, la injusticia se combate, el sufrimiento cambia, la muerte pierde su potencia destructiva. ¡Qué noticia maravillosa nos das hoy! ¡Qué anuncio de alegría nos propones! Confiamos en ti, nos alegramos en tu presencia, esperamos que tu Reino se cumpla. Que toda la tierra te bendiga. Que toda criatura cante tu gloria. Alabado seas, Dios nuestro. Amén. Canto Confesión de pecado: Nos preparamos para confesar nuestro pecado. Dice el Señor: “Si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi Padre que está en el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo.” Hermanos y hermanas: esta Palabra del Señor Jesús nos interpela sobre nuestra vida de creyentes. Que cada uno, cada una ore, en un coloquio franco y abierto con Dios. Confesión silenciosa Oración: Señor, miramos nuestras jornadas: ¡cuántas veces, por conveniencia nuestra, hemos callado! ¡Cuántas veces, por indolencia, no nos expusimos para testimoniar tu verdad! ¡Cuántas veces, por presunción, no hemos practicado el amor, ni buscado la justicia ni hemos hecho la paz! Nuestras acciones no han sido gestos transparentes de proclamación. Ven a nosotros/as, que caiga la máscara de piedad fingida que nos hemos construido, en la cual escondemos nuestro propio pecado. Para nosotros/as, nos es difícil admitir de haberte negado. Y, además, sabemos que Tú vienes a nuestro encuentro y nos aceptas así como somos, y con la fuerza de tu perdón quieres llevarnos a que podamos reconocerte como nuestro único Señor y Salvador. En esto, tu perdón, que no conoce límites ni fronteras, confiamos. Y, por tanto, te pedimos que no nos abandones. Por Jesucristo, muerto por nuestro pecado y resucitado para nuestra justificación. Amén. Canto Anuncio del perdón: Escuchamos el anuncio de la Gracia: Texto de Tito 3:3-7. “ Porque antes también nosotros éramos insensatos y rebeldes; andábamos perdidos y éramos esclavos de toda clase de deseos y placeres. Vivíamos en maldad y envidia, odiados y odiándonos unos a otros. Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, y, sin
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