JUEVES SANTO I. APERTURA Preludio Saludo: Nuestra ayuda proviene del nombre de Dios Padre, quien nos ha creado; del Señor Jesucristo quien dio su vida por nosotros; del Espíritu Santo, quien nos renueva. Amén. Canto Textos de apertura: Salmo 116:1,6,10-13,18-19. Oración: Señor, nuestro Dios, estamos aquí para alabar tu bondad y tu misericordia. Tú viniste a nosotros en Jesucristo para hacernos partícipes de la vida eterna. A través de Él nos recibiste, nos salvaste y nos has dado la posibilidad de comunicarnos contigo. Delante de este misterio y milagro no podemos que adorarte y alabarte. Señor Jesús, mediante tu Espíritu nos invitas a tu mesa. Quédate con nosotros como lo hiciste con tus discípulos en aquella última noche; danos el pan de la vida y la copa de la salvación. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA Oración: Dios nuestro, tú nos ha llamado para ser discípulos de tu Hijo. Nos preparamos para recibir tu Palabra, pero sabemos que somos incapaces si Tú no vienes a darnos, la posibilidad de encontrarte. Guíanos con tu Espíritu y ábrenos el camino que nos conduzca a tí para que veamos con nuestros propios ojos tu luz que vino al mundo, y así podamos comprender siempre mejor el significado de tu venida entre nosotros. Amén. Lectura bíblica (Antes de la lectura): Escuchemos la Palabra de Dios (sigue la indicación del texto. (Luego de la lectura): Oh Dios, santifícanos en la verdad: tu palabra es verdad. Interludio Predicación Canto III. CENA DEL SEÑOR Oración: Señor, queremos recordar lo que hiciste por nosotros pecadores, en la vida y la muerte de tu Hijo Jesucristo. Haz que podamos comprender en la fe cómo su muerte en la cruz nos reeconcilió contigo y nos hizo nuevas criaturas. Institución: Lucas 22:14-20. Meditación: Durante la última cena todos los discípulos estaban reunidos con Jesús: Judas lo traicionó; Pedro lo negó; Tomás, más adelante, dudó; y todos los demás lo abandonaron. Jesús cenó con ellos. Y también a nosotros nos ofrece su cena. Estamos invitados y bienvenidos a pesar, o mejor, justamente por qué, en cada uno de nosotros hay algo de aquellos discípulos: con nuestro actuar lo traicionamos, como Judas; el lugar de dar testimonio de Él, lo negamos, como Pedro; en lugar de poner nuestra confianza en Él, dudamos, como Tomás; cuando Él demuestra de ser diferente de como lo imaginamos, lo abandonamos, como hicieron todos los otros. Jesús nos ofrece su cena, justamente porque tenemos necesidad de su perdón. Tenemos necesidad de que nos reintegre a la comunión con Dios y con los demás seres humanos. Tenemos necesidad de estar reunidos con Él para poder perdonarnos unos a otros y comenzar así a saborear la alegría del reino de Dios. Oración: Dios nuestro, en aquella última noche con sus discípulos, Jesús les dio a ellos el pan y la copa, señales del don de su vida. Nosotros, esta noche, realizamos los mismos gestos, anunciamos que el don de su vida es nuestra vida. Nos humillamos por el hecho de haber respondido con ingratitud el inmenso don de tu amor. Señor ¡ten piedad de nosotros! Haz que, en el compartir la cena a la que Jesús nos invita, podamos sentirnos bienvenidos, perdonados y renovados por la reconciliación que Él realizó con su muerte.