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Dr. Gallego: “Sería útil encontrar un biomarcador sanguí

Dr. Jaime Gállego: “Sería muy útil encontrar un biomarcador sanguíneo del glioblastoma para simplificar su seguimiento”

El glioblastoma es el tumor cerebral primario maligno más agresivo y frecuente en el adulto. Las investigaciones sobre esta enfermedad se encaminan a poder controlar la enfermedad y mejorar su pronóstico. Para ello, la búsqueda de un biomarcador del glioblastoma puede ser clave. Un estudio de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) busca biomarcadores sanguíneos del glioblastoma, como método diagnóstico menos invasivo y que permita desarrollar nuevas estrategias que faciliten su diagnóstico. El coordinador del Área de Neuro-oncología de la CUN, el Dr. Jaime Gállego, quien lidera el estudio, explica a iSanidad la importancia de contar con un biomarcador del glioblastoma.

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¿Qué supone para la práctica clínica encontrar un biomarcador sanguíneo del glioblastoma?

Un biomarcador en sí mismo puede tener diferentes utilidades. Por ejemplo, de diagnóstico de la enfermedad, utilidad pronóstica que nos permita saber cómo va a evolucionar la enfermedad en el paciente y utilidad de predicción de respuesta a los tratamientos. Con estas funcionalidades, en glioblastoma ya existen algunos biomarcadores, pero la mayoría requieren el estudio de tejido tumoral. Son biomarcadores moleculares que se obtienen del estudio de la propia pieza tumoral obtenida mediante cirugía. También existen biomarcadores de imagen, sobre todo de resonancia

magnética. Para la práctica clínica sería un gran avance encontrar un biomarcador con estas funcionalidades.

¿Puede ayudar a facilitar el diagnóstico y aplicar tratamientos personalizados a los pacientes?

Es cierto que encontrar un biomarcador diagnóstico en glioblastoma sería de gran utilidad, pero no hay que olvidar que la cirugía es necesaria en esta patología tumoral. Es un pilar fundamental del tratamiento. Por tanto, en la mayoría de casos, tener un biomarcador diagnóstico no va a evitar realizar después una cirugía. Si esto es así, al final el diagnóstico lo vamos a tener mediante el estudio de la muestra extirpada quirúrgicamente. La utilidad de un biomarcador diagnóstico sí puede ser muy útil en aquellos pacientes que no son candidatos a cirugía. Otra utilidad importante es monitorizar la evolución de la enfermedad.

La incidencia aproximada cada año es de entre 3 y 5 casos por cada 100.000 habitantes. Es una enfermedad poco frecuente pero extremadamente relevante por su gravedad

En su investigación hablan de las microvesículas de células tumorales en sangre, ¿qué función tienen exactamente?

Son vesículas muy pequeñas que liberan todas las células del organismo y es un medio de comunicación intercelular. Es decir, las células se comunican entre si liberando sustancias y también vesículas. Se ha demostrado que las células tumorales tienen mayor capacidad de secretar vesículas que las células normales. Son células mucho más activas. Estas microvesículas contienen material genético, proteínas o moléculas de la propia célula tumoral. Ese contenido que se excreta en estas microvesículas tiene otras células receptoras. El objetivo de esas microvesículas, en el caso de los tumores, es facilitar la proliferación de las células tumorales y aumentar la invasividad del tumor. También facilitan la diseminación a distancia o la metástasis. Incluso pueden contribuir a frenar la respuesta inmune propia del organismo frente al tumor.

El glioblastoma es el tumor cerebral primario maligno más agresivo y frecuente en el adulto, ¿cuál es su incidencia en España y en el mundo?

Dentro de los gliomas, el tumor más frecuente y agresivo es el glioblastoma. No deja de ser una enfermedad rara por su incidencia y prevalencia global. Los estudios de incidencia a los que más hacemos referencia son los que se realizan en Estados Unidos. En la población europea y en España se asume que la incidencia es muy similar a estos registros estadounidenses. En este sentido, la incidencia aproximada cada año es de entre 3 y 5 casos por cada 100.000 habitantes.

¿Hacia dónde se dirigen los nuevos tratamientos para el glioblastoma, ¿qué papel tiene la inmunote-

rapia en este tipo de tumor?

Este es uno de los tumores en los que quizá se han producido menos avances. A día de hoy, el tratamiento estándar consiste en la combinación de cirugía y radioterapia y quimioterapia. Este tratamiento se utiliza desde 2005. Con el mismo tratamiento de hace 15 años conseguimos mejores resultados. Sobre hacia dónde se dirigen, ha habido mucha investigación sobre terapias diana aunque ninguna de estas ha demostrado con firmeza un beneficio claro. Otra línea de investigación es la inmunoterapia, que en este campo se desarrolla más lentamente que en otros tumores.

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