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Historia

La ruta del “Hwah Ping”

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Escribe Sergio Carrasco

En setiembre de 1921 atracó en el muelle del Callao procedente de Hong Kong, tras 45 días de viaje, el vapor “Hwah Ping”, de 7,650 toneladas, nave rentada al gobierno chino por la naviera Chungwha Navigation Co. Ltd. La embarcación para pasajeros no provenía directamente de astillero alguno. Había sido construida en Trieste en 1896 y en ese momento estaba avaluada en 115,688 libras esterlinas. Hasta el año anterior a su llegada al Perú cubría la ruta Sídney-Sandakan-Manila-Hong Con el vapor del mismo nombre operó la primera (y única) línea naviera que los inmigrantes chinos fundaron en el país, apuntando a la creación de un circuito comercial Sudamérica-Asia en el Pacífico sur.

Arriba, nave insignia de la Chungwha Navigation Co. Ltd. e, izquierda, celebración a bordo con motivo del inicio de operaciones.

Accionistas de la naviera: Santiago Escudero Whu, presidente del directorio, Ezequiel Chan Kan, vicepresidente, y Jo San Jon. Tenían además otras empresas comerciales de venta local, así como de importación y exportación.

Kong como parte de la flota de la China-Australia Mail Steamship Line, de propiedad de miembros de la colonia china de Sídney que también alquilaban la nave. Hasta 1917 –cuando pasó a manos del gobierno chino en Shanghái, y seguidamente fue rebautizada y destinada al comercio transpacífico– surcaba aguas oceánicas como parte de la reserva naval austríaca bajo el nombre de “Bohemia”. Como fuese, el acontecimiento del inicio de operaciones basado en nuestro país fue considerado el “más alto exponente del progreso asiático en el Perú”.

De 397 pies de eslora (unos 121 metros), el vapor estaba debidamente equipado para trasladar 250 pasajeros: 36 en primera clase, 72 en segunda y 142 en tercera. Si bien el trayecto era extenso –servía la ruta Hong Kong-Valparaíso, con diversas paradas intermedias, Callao incluido–, una gruesa cantidad de las personas hacía el viaje de Hong Kong a Perú y viceversa. Cuando menos, en el primer año de operación. Así se deduce de un reporte del Ministerio de Relaciones Exteriores, que da cuenta de un viaje realizado por el “Hwah Ping” en 1921 en el que de venida trajo más de un centenar de pasajeros, en su mayor parte antiguos residentes en nuestro país, y partió de retorno a Hong Kong con más de doscientos viajantes.

El flujo de pasajeros de ida se explica en buena cuenta por la intensa actividad comercial entre una y otra orilla del Pacífico, especialmente Callao y Hong Kong, con su hinterland en el delta del río Perla, y por el hecho de que, hasta 1937, los inmigrantes chinos establecidos en el país y que tenían una posición acomodada todavía enviaban a China a sus mujeres y sus hijos para que estos recibieran esmerada educación china, porque la oferta educativa en Lima no

satisfacía las expectativas de los pudientes pater familia. El colegio secundario Chungwha recién se estableció en 1924 y el San Man (San Min, en mandarín), un año más tarde, este último ligado a los Tres Principios de Sun Yat-sen (originario de Cantón y presidente efímero de la República China en 1911 y, luego, presidente de dos gobiernos rebeldes, en su provincia de nacimiento, huérfanos de apoyo internacional): nacionalismo, democracia y seguridad social.

Fundada por un grupo de prominentes miembros de la colonia china en Lima, la Chungwha Navigation Co. Ltd. fue constituida el 2 de mayo de 1921, mediante escritura pública ante el notario Max Menéndez, con un capital social de 100 mil libras peruanas. Reunía en su directorio a las cabezas de diversos negocios de la comunidad china en Lima: Santiago Escudero Whu (Pow On y Co., establecida en 1897), presidente; Ezequiel Chan Kan (Hop On Wing y Co., creada en 1893), vicepresidente; Aurelio Powsan Chia (Pow Long Co., instituida en 1889); Lui Sun Wai (Kuong Wo Yuen y Co.); Jo San Jon (Cheng Hop & Co., fundada en 1900); Carlos Chin Panam (Sociedad Pariache, dedicada a la producción de algodón); Alberto Geng (Geng Hermanos), Pedro Koosau (Kong Fat Long y Co.), Fon Sang King (Wing On Chong y Co., establecida en 1872, con accionistas basados en Hong Kong) y Arnaldo de Almeida, abogado sanmarquino en calidad de director consultor. Tenía a su cargo la gerencia Isidro Hauyon (Kuang Chong y Co.), a quien, cuando viajaba a Hong Kong por razones de trabajo, reemplazaba en dicha función el vicepresidente. Además, tenía pequeños accionistas entre miembros de la comunidad china en ultramar como Ng Wai Chong. Una nota publicada en “El Comercio” en octubre de 1921, bajo el título de “La Colonia China

Un mar de intereses

Los accionistas de la línea naviera no solamente se dedicaban al comercio.

Diversos eran los intereses económicos de los pujantes empresarios de la colonia china –integrantes de la segunda ola migratoria– que se embarcaron en el establecimiento de una línea naviera en nuestro país. Aurelio Powsan Chia inició sus negocios en el rubro del comercio, específicamente la venta de abarrotes al por mayor y la importación de mercaderías de oriente, en particular, sedería de Japón y China. Extendió luego sus actividades a la producción de algodón y azúcar para lo cual adquirió un puñado de haciendas cercanas a Lima. Fue, asimismo, director de la compañía de seguros La Unión y, en el plano gremial, presidió la Cámara de Comercio

China. Santiago Escudero Whu, de padres cantoneses y nacido en San Francisco, California, tenía también intereses en el sector agrícola, contando para ello con haciendas en Chancay, Chiclayo, Chimbote y Supe, además de comerciales, y era socio en La Unión, que aseguraba edificios y mercaderías contra incendios, así como embarques y cascos de buque contra riesgos marítimos. A su vez, Ezequiel Chan Kan no solamente era principal propietario de una compañía exportadora e importadora de envergadura, sino también propietario de haciendas en los valles de Chancay y Supe, en las que se producía algodón. en el Perú”, señala que el capital de la empresa “ha sido cubierto en su mayor parte por el comercio de esa nacionalidad en nuestra plaza, viniendo después el capital de otras naciones de América y Oriente”.

Todos ellos estaban vinculados, por su encumbrada posición en sus respectivas actividades, en los círculos comerciales (de venta

Aurelio Powsan Chia, miembro del directorio de la Chungwha Navigation Co., era destacado hombre de negocios de la comunidad con intereses en el comercio y la agricultura.

local, pero también de importación y exportación), agrícolas y financieros, así como por el hecho de ser, algunos de ellos cuando menos, Santiago Escudero Whu y Aurelio Powsan Chia (Xie Baoshan, en hakka) entre otros, hakkas de Zhongzhan y Taishan, quienes solían enrolar asociados y empleados de sus condados de origen y, por tanto, hablantes del mismo dialecto.

Sentado al centro, J. Hervic, capitán del vapor de 7,650 toneladas, "Hwah Ping" y, en torno, su tripulación.

Zhongzhan es el nombre de un condado en el delta del río Perla, en Guangdong, al norte de Macao, conocido como Xianshan hasta 1924. Taishan, conocido como Xinning hasta la década de 1930, era, junto con Eiping, Kaiping y Xinhui, parte de Siyi (Cuatro Condados). Hakka denomina un dialecto y, por extensión, a la población que lo hablaba, la misma que se encontraba asentada principalmente en Guangdong, Fujian, Jiangxi, Guangxi, Sichuan, Hunan, Zhejiang, Hainan y Guizhou; si bien era originaria del norte de China, a sus integrantes se les consideraba “familias de alojados” (kejia, 客家). Mientras en Zhongzhan había conflictiva diferencia entre sus habitantes por estos asuntos lingüísticos, Taishan era más homogéneo. Un estudio de Adam McKeown (Chinese Migrant Networks and Cultural Change: Peru, Chicago, and Hawaii 1900-1936) estima en 15 % cuando menos el porcentaje de hakka entre los inmigrantes chinos que se establecieron en Estados Unidos, Hawái y Perú. Los hakka, por lo demás, se distinguían no solamente por su dialecto sino también por sus costumbres, entre ellas la de no vendar los pies de las mujeres.

En Lima, los inmigrantes hakka fundaron la más que centenaria Sociedad Tungshing (Tong Sing, Tong Sheng pronunciado en mandarín), también denominada Sociedad Hakka, que como tal integró la Sociedad Central de la Beneficencia China. (Tong Sing significa ‘prosperar juntos’). Los hakka establecidos en Perú se propusieron constituir la sociedad en 1889, pero fue recién un par de años después cuando consiguieron reunir 20,000 yuanes, monto que destinaron a la adquisición de un espacioso terreno en el jirón Huanta del centro de Lima y construyeron en él un conjunto de departamentos de acogida y un templo a la usanza china. Fue ahí donde encontraron cobijo muchos de los hakka de Zhongzhan a su arribo al Perú.

Ya establecidos, muchos de los inmigrantes hakka procedentes del condado de Zhongzhan habían instalado a parte de su familia en Macao y Hong Kong desde la década de 1920, cuando se incrementó de manera sustancial, allá, el número de niños y niñas chino-peruanos en colegios secundarios católicos y protestantes.

Pero la naviera no solamente trasladaba pasajeros de y hacia el Callao. Su nave también embarcaba y desembarcaba pasajeros en otros puntos de su ruta, como Tahití, Nueva Zelanda (Wellington, Auckland), Australia (Sídney), donde las redes de comercio de procedencia cantonesa eran florecientes desde mediados del siglo XIX, sumándose a otras redes comerciales chinas activas, cuya prosperidad se remontaba al siglo XVI.

La Chungwha Navigation Co. Ltd. era, pues, la nave insignia mediante la cual los timoneles del comercio cantonés establecidos en Lima intentaron articular en el Pacífico sur un circuito comercial que vinculara Sudamérica directamente con Asia en circunstancias en las que el transporte marítimo euroamericano y japonés dominaba las trajinadas aguas del Pacífico.

Pero el intento tuvo corta duración

El primer tropiezo surgió a poco de iniciadas las operaciones de la naviera. Una epidemia de bubónica desatada en Lima tuvo entre sus focos al Barrio Chino, provocando restricciones de la inmigración y su suspensión temporal, prolongándose a lo largo de casi dos años, hasta 1924.

El impulso a la expansión de los circuitos comerciales chinos en América del Sur y el Caribe, parcialmente promovido por la Ley de Exclusión China de 1882 en Estados Unidos (que, al suspender la inmigración de trabajadores del gigante asiático por una década, generó un período de tensión entre los gobiernos de ese país y de China), llegó a su fin tras la implementación de otra prohibición temporal de la migración en 1925 en Perú y llevó al colapso a la Chungwha Navigation Co. Ltd.

Por su parte, el “Hwah Ping” fue posteriormente fletado a distintas compañías navieras (la Ming Sing S.S. Co. Ltd. la última de ellas, al parecer) y, luego, rebautizado como “Pu An” y provisto de un cañón para proyectiles de tres pulgadas, alistado como buque de transporte naval. Desmantelado en 1934, regresó a Shanghái para ser hundido malamente en el río Huang Pu, como embarcación de bloqueo, el 14 de agosto de 1937.

“Cuando mi bisabuelo muere, mi abuelo corta con la comunidad china, con sus tradiciones. No sabemos por qué”.

Pata de León

Proyecto de investigación escénico-audiovisual, de corte documental, de Lucero Medina Hú, aborda la migración china al Perú.

Lucero Medina Hú contó con el asesoramiento de Patricia Castro Obando, quien, además de ser su profesora en un taller de escritura, la ayudó a buscar y encontrar información.

Escribe: Teresina Muñoz Nájar

Lucero Medina Hú encuentra otra mirada para abordar la migración china al Perú y explora, a través de una serie de historias y biografías de chinos y tusanes, las relaciones entre la herencia culinaria, la memoria y la identidad nacional.

“Mi mamá –dice Lucero– me contó que mi abuelo, además de músico, era ebanista y muy conocido por tallar a mano un detalle muy particular de mesas y sillas: las patas de león. Esa historia la dejé ir hasta que un día ella y yo nos encontramos con la danza del león. Entonces recordó las veces que su abuelo chino la llevó a Capón a ver a los leones, y me preguntó si no sentía algo en el corazón al verlos. Le dije que sí mientras miraba los pies de los bailarines saltando enérgicamente al son de los platillos, el gong y los tambores. Así debió sonar el abrirse camino en una nueva tierra, pensé, así debió sentirse, como bailan las patas de ese león y hacen retumbar el suelo de Lima”.

“Los tusanes no solo comparten con nosotros historias sino también objetos (fotos, recuerdos), elementos con los que armamos y escenificamos las historias”.

En las líneas precedentes, Lucero Medina Hú menciona no solo a su madre sino a dos de sus antepasados: su abuelo y su bisabuelo. Este último, Hu Chan Ki, llegó de Cantón a finales del siglo XIX, adoptó el nombre peruano de Ramón y contrajo matrimonio con María Espinoza, natural de Cerro de Pasco. “De esa unión nació un solo hijo, Luis Hú Espinoza. Luis se casó con Emma Vásquez y tuvieron 7 hijos, entre ellos, mi mamá: María Luisa Hú Vásquez”. El hecho es que gracias a los tres: el bisabuelo, el abuelo (ya fallecidos) y la mamá, Lucero desarrolla “Pata de León”, un proyecto de investigación escénico/audiovisual, de corte documental, que aborda la migración china al Perú desde la memoria culinaria de sus descendientes.

Pero ¿cómo y por qué nace este proyecto en el que se ha embarcado Lucero junto con el colectivo La Terminal, conformado, además, por Yolanda Rojas, Julio Beltrán y Patricia Díaz? Lucero, graduada en artes escénicas en la PUCP, luego de haber hecho un largo trabajo de colaboración con el grupo Yuyachkani y de haber asistido a su director en la obra “Discurso de promoción”, siguió, en 2017, un extenso curso de especialización en dramaturgia y teatro político, organizado por el Instituto Goethe y la Universidad del Pacífico: Teatro y Memoria. “Después de esa experiencia me enfoqué más en la escritura en escena y desarrollé ‘Carguyoc’ (mayordomo, en quechua), una obra que toca el tema de la

violencia política desde la mirada de los desplazamientos forzados”, dice. A partir del 2018 y ya habiendo formado el colectivo La Terminal, Lucero decidió ponerla en escena. “Carguyoc” se presentó en el Festival de Artes Escénicas de 2019 con bastante éxito y el grupo consideró interesante seguir investigando sobre la migración. Lucero, entonces, propone enfocarse, de una manera muy particular, en la migración china.

Es así que nace “Pata de León”, proyecto que ganó el premio Estímulos Económicos para la Cultura 2020 del Ministerio de Cultura y que, a pesar de la pandemia, el colectivo ya está desarrollando. Inclusive, en febrero pasado presentó el primer capítulo o serie en la cuarta edición del Festival de Creación

Escénica Contemporánea SÓTA-

NO 2, que organiza el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico.

“Desde chica –comenta Lucero– me he sentido muy inclinada por conocer el mundo oriental, la China… y a medida que fui creciendo entendí por qué sentía esa atracción sin haber tenido una crianza tusán. Y es que cuando mi bisabuelo muere, mi abuelo corta con la comunidad china, con sus tradiciones, con muchas cosas, no sabemos por qué. Luego, cuando comencé a investigar para el proyecto, encontré que hay muchos casos similares. A veces se corta por algo muy doloroso y otras porque se decide adoptar una sola identidad; en este caso, la peruana”. El hecho, sin embargo, es que el abuelo de Lucero nunca dejó de preparar comida china, por lo que el vínculo de ella con sus raíces siempre fue la cocina, aunque no haya tomado conciencia de ello sino hasta ahora.

“Entonces, lo que propusimos para sacar adelante ‘Pata de León’ fue hacer un seriado y emitir 10 capítulos a partir de octubre de este año. Vimos también que la pandemia no iba a terminar tan pronto y nos pusimos ciertas reglas para su creación”, cuenta. Una de ellas, nos dice Lucero, implica que cada integrante del colectivo transmita desde sus casas en vivo.

Considerando que “Pata de León” es, como se ha dicho, un proyecto de investigación escénico/audiovisual, de corte documental, que pretende ahondar sobre la migración china desde la memoria culinaria de los tusanes, la exploración en archivos deviene en un trabajo ineludible. “Afortunadamente, hemos encontrado muchos datos en revistas de 1900 que están en línea, en los archivos de Tusanaje y en los de la Asociación Peruano China (APCH), ambos en la web”. No obstante, una de las fuentes más importantes de Lucero es su propia madre. “Comencé a hablar con ella durante horas, a grabarla, y mi mamá empezó a recordar muchas cosas a través de la cocina: de recetas, de preparaciones, y con el paso de

La principal fuente de información fue la mamá de Lucero, quien, a través de la cocina, comenzó a recordar.

Si desea contar a los autores del proyecto sus historias de migración y memoria culinaria, pueden escribir a: laterminalcolectivo@gmail.com

los días su memoria se fue avivando y, de paso, yo fui aprendiendo a cocinar”.

A partir de esta experiencia Lucero, a más (y, además) de reconocerse como tusán, se interesó en las discusiones sobre lo que implica serlo: “El gran regalo que me está dando este proyecto es seguir generando respuestas sobre mi identidad y, al mismo tiempo, vínculos con esa memoria que, de un modo u otro, no puedo recuperar. Es decir, no puedo conversar con mi bisabuelo ni con mi abuelo, pero sí puedo sentarme y, a través de una pantalla, conversar con los bisabuelos y abuelos de los otros”. Lucero espera, además, que “Pata de León” espolee el interés de todos los peruanos, y no solo de los tusanes, por una migración que contribuyó a forjarnos como país y, asimismo, nos cuestione esos prejuicios que todavía arrastramos como son el racismo y la exclusión. ¡Enhorabuena, Lucero!

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