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NAVEGAR AGUAS INQUIETAS ECONOMÍA MEXICANA

La economía mexicana tuvo un sólido inicio de año. El producto interno bruto (PIB) se aceleró sorpresivamente en los primeros tres meses del año, al registrar una tasa de crecimiento trimestral de 1.0%, superior a las observadas durante el 3T22 y el 4T22. Así mismo, la tasa de desocupación se colocó en 2.7%, su menor nivel desde 2005.

La información más reciente apunta hacia un desempeño económico menos sólido. En marzo, el Indicador Global de la Actividad Económica presentó una contracción mensual de 0.3%, la primera desde noviembre pasado, y las ventas minoristas prácticamente se estancaron a tasa mensual, después de retroceder 0.6% en febrero. Por otro lado, algunos indicadores económicos de opinión (tienden a ser más subjetivos), como la confianza empresarial y los pedidos manufactureros, mantuvieron un desempeño relativamente favorable en abril.

En los próximos trimestres es posible que la economía mexicana se enfríe con más claridad. En primer lugar, la inflación pese a desacelerarse continúa relativamente elevada, erosionando el poder adquisitivo de los hogares. En respuesta al alza en precios, el Banco de México elevó la tasa de interés de referencia en 725 puntos base en los últimos dos años, lo que restringirá más las decisiones de consumo de los hogares y de inversión de las empresas. En segundo lugar, se anticipa que los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, enfrenten una ligera recesión entre el tercer y el cuarto trimestre del año ante el apretamiento monetario de la Reserva Federal y la turbulencia en el sector bancario. En consecuencia, sería de esperarse en México un menor dinamismo en las exportaciones, la captación de remesas, e incluso, la llegada de turistas internacionales.

La coyuntura global también produjo oportunidades de desarrollo para el país, soportando su perspectiva económica de mediano plazo. La pandemia, la guerra en Ucrania y las disputas sino-americanas produjeron un fraccionamiento de la economía mundial. Este fenómeno llamado “nearshoring” busca reagrupar las cadenas de suministro para que estas se acerquen a los centros de consumo y reduzcan su dependencia de proveedores localizados en regiones lejanas y/o sujetas a diversas problemáticas (e. g. conflictos geopolíticos y comerciales). La proximidad geográfica con los Estados Unidos, la implementación del T-MEC (pese al surgimiento de algunas controversias), y una mano de obra competitiva sitúan a México en una posición privilegiada para aprovechar captaron 35.3 mil millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa, su mayor monto desde 2013. La industria que captó más inversiones fue la manufacturera, representando 36.0% del total. Así mismo, la inversión fija bruta en maquinaria y equipo ha crecido casi 30% contra niveles pre pandemia.

México puede hacer más para capitalizar dichas oportunidades. China alcanzó a representar un 21.6% de las importaciones estadounidenses en 2017. En el 2022, tras la guerra comercial que inició Donald Trump y continuó Joseph Biden, aunado a la pandemia, la participación de China cayó a 16.5%. De esos 5.1 puntos que China dejó en la mesa, México ganó solo 0.6, al pasar de 13.4 a 14.0%. El país obtendrá más beneficios en el futuro siempre y cuando ofrezca condiciones de seguridad pública y certidumbre jurídica, permita más inversiones en el sector energético para poder satisfacer la creciente demanda industrial y se expanda la infraestructura en comunicaciones (carreteras, puertos, etc.).