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El gnosticismo: una espiritualidad desencarnada

que, por sí mismo salva, por ende, el que es gnóstico no acepta la fe pues esta es inferior al conocimiento, en cambio para él, la gnosis es un conocimiento mayor y de naturaleza perfecta.

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Ahora bien, siguiendo con las características mencionadas por Mauricio Beuchot, los gnósticos concebían a Dios como bueno pero alejado del universo, dualismo que oponía a Dios y al mundo; un Dios tan radicalmente separado que hacia concebir al mundo como lo contrario de él mismo. Sostenían que la materia es mala, la cual se identificaba con el demiurgo como un dios inferior, asociado al dios creador de los judíos. Así, nos dice Beuchot que los gnósticos pretendían incorporar a la doctrina cristiana ideas filosóficas y religiosas que estaban en el ambiente para poder explicar el mal y el sufrimiento. También hace mención que concebían una parte mala del hombre, su cuerpo, y otra buena, su alma, la cual proviene de arriba y está prisionera en la materia. Los gnósticos realizaban prácticas ascéticas para liberar el alma y devolverla a su origen, por ende, este mundo no tenía interés alguno para ellos. Por último, muy platónicamente recurrían a relatos míticos para explicar el estado de arrojamiento del yo en el mundo, su encarcelamiento en el cuerpo, así como la liberación para volver al mundo espiritual del cual nunca debió de haber salido.

Pero tengamos en claro, el cristianismo no se oponía al conocimiento, pues como afirma Étienne Gilson en su texto La filosofía en la Edad Media, con el cristianismo se encontrarían dos concepciones distintas del conocimiento accesible al cristiano: la que quiere ponerse en lugar de la fe y la que se somete a ella para escrutar su misterio. Y es justo la primera de ellas la característica propiamente dicha del gnosticismo.

El gnosticismo sigue vigente en la actualidad en prácticas vinculadas al conocimiento, sin embargo, la perfección de las personas no se mide por la cantidad de datos o conocimientos que acumulen, o por lo inteligente que estas puedan ser, sino más bien por su grado de caridad. El Papa Francisco habla del gnosticismo en la actualidad en la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, Sobre el llamado a la santidad en el mundo actual, afirmando en el numeral 40 lo siguiente: “El gnosticismo es una de las peores ideologías, ya que, al mismo tiempo que exalta indebidamente el conocimiento o una determinada experiencia, considera que su propia visión de la realidad es la perfección. Así, quizás sin advertirlo, esta ideología se alimenta a sí misma y se enceguece aún más. A veces se vuelve especialmente engañosa cuando se disfraza de una espiritualidad desencarnada. Porque el gnosticismo “por su propia naturaleza quiere domesticar el misterio”, tanto el misterio de Dios y de su gracia, como el misterio de la vida de los demás.”

Y es que los gnósticos quieren decir donde está Dios, o también pretenden afirmar donde no lo está, quieren tener todas las respuestas, y –como sigue afirmando su santidad– la religión tan sólo opera en favor de su beneficio propio pues está al servicio de sus elucubraciones psicológicas y mentales. Y es que deberá ser la sencillez y la caridad la característica de quien sabe mucho, y no la rigidez fría del conocimiento que no sabe aceptar al otro en sus diferencias y en sus debilidades. Un conocimiento que no está en favor de los demás, de los más necesitados, de quienes son mayormente débiles y que por ende no les comprende no es de mucha utilidad, sino que tan sólo deja al hombre encerrado en sí mismo y alejado de los demás. Un conocimiento que no reconoce sus límites, que pretende hacerlo provenir de su propia subjetividad como si fuera absoluta, no hace sino ensoberbecerse aún más, no tiene apertura, no cede al hecho de que no pueda comprenderlo todo. La raíz del mal está en sí mismo y no fuera de él.

¿De qué sirve el mucho saber si este no salva, sino se acerca al dolor y sufrimientos humanos? ¿De qué sirve el conocimiento pretensioso y narcisista que no salta a la realidad de los otros, de sus semejantes, que no sabe tocar su carne y su dolor?

CRUZ AMELIA VALENCIA VILLANUEVA Director General / Teléfono: (229) 9314571 / El Puerto Palabra de Veracruzano, Periódico, Periodicidad: Diaria, Editor Responsable: Cruz Amelia Valencia Villanueva, Edición: Erika de Monserrat López Barrientos; Diseño Editorial: Hugo Macías García / Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho del Autor: 04-2013-051509505400-101, Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido: 15,928. Domicilio de la Publicación y de Distribuidor: Xicoténcatl No. 29 Fracc. Faros, Veracruz, Veracruz, C.P. 91709. Imprenta: Editorial El Liberal del Sur, S.A. de C.V., Lázaro Cardenas 801 Col. Centro, Coatzacoalcos, Veracruz C.P. 96400, Distribuidor: Información y Difusión del Golfo, S. de RL de C.V. / Correo electrónico.

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