EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°830-CHICLAYO, 19 DE MAYO DE 2017-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡49 AÑOS SIRVIENDO A MIS HERMANOS!
Eran los primeros meses del año de mil novecientos sesenta y ocho, y sin imaginarme, comenzaba a caminar bajo los ideales de una nueva vocación de servicio y un nuevo estilo de vida que, cambió por completo, mi vocación inicial. Creo que nací para servir. Desde muy pequeño, en mi tierra natal de Santa Cruz (Cajamarca), mi madre me inculcó los valores de servicio, en especial, en la iglesia de mi pueblo, y a los siete años, me convertí en un pequeño monaguillo que cada año iba creciendo con ese espíritu de acolitar, cuantas misas hubieran todos los días de la semana, del mes y del año. Cuando tenía diez años de edad, llegaba a mi pueblo, el recordado Padre Juan Tomis Stack, conjuntamente con otros tres Sacerdotes más que, para mi pequeño pueblo, fue una novedad y un milagro del Señor. Lo que pasaba era que, de esa tierra cruceña, surgían muchas vocaciones sacerdotales y religiosas, y el Señor Obispo de Chiclayo, de ese entonces, quería agradecer la bondad espiritual de mi pueblo, enviando a cuatro sacerdotes y seguir promoviendo más vocaciones sacerdotales y religiosos. Unos años después, conjuntamente con otros compañeros de mi infancia, el Padre Juan Tomis decide llevarnos al Seminario Menor de San Carlos y San Marcelo de la ciudad de Trujillo, para estudiar la secundaria, en el indicado Seminario Trujillano. Luego de culminar mis estudios de secundaria en Trujillo, vuelvo a Chiclayo al Seminario Santo Toribio de Mogrobejo e inicio mis estudios de Filosofía con miras a llevar adelante mi vocación sacerdotal. Estando en el Seminario de Chiclayo, el Padre Juan es cambiado a ésta ciudad con la misión de formar una nueva Parroquia, y así fue, y hace surgir la Parroquia San Juan María Vianney en el lado oeste de la ciudad de la amistad (Satélite). En sus inicios, la nueva Parroquia del Padre Juan, no tenía Casa Parroquial, y peor aún, un Templo donde hacer sus misas. Vivía en una casa alquilada, y en la cochera de la casa, hacía sus primeras misas. Una buena mañana, seguramente de marzo o abril de 1968, en casa del Padre Juan que fungía de Casa Parroquial, se encontraban el Padre Juan y su gran amigo Francisco Pezo conversando sobre nuevos proyectos de su flamante Parroquia. En medio de la conversación, se escucha que alguien toca la puerta y sale el Padre Juan atender, Francisco escucha una conversación rara, entre el Padre Juan y el visitante, y lo hace pasar a su casa y sigue la conversación, Francisco, por su lado, no entendía ni pisca alguna de lo que conversaban (hablaban en inglés). En eso, el Padre Juan, con la inteligencia que lo caracterizaba, se da cuenta y vuelve hablar en castellano y, al visitante, lo presenta a Francisco, era el Señor John Abba, Voluntario Scout Británico que había llegado de Lima, mandado por el Señor Daniel Oscar Tagata, a formar Grupos Scouts. La idea era excelente, justo un programa nuevo para los niños y jóvenes y para una Parroquia que recién se iniciaba. Al instante el Padre Juan y el amigo Francisco, aceptaron el reto, y el Señor Abba solicitaba, al Padre Juan, jóvenes para iniciar las primeras charlas scouts y prepararlos como dirigentes. El Padre Juan, inmediatamente piensa en el Seminario de Chiclayo, acercándose para ofrecer a los futuros sacerdotes, un programa nuevo para que trabajaran con la niñez y juventud. Así fue, y a los pocos días, el suscrito y otros compañeros del seminario, iniciábamos las charlas scouts, sin presagiar que sería el inicio de un nuevo estilo en mi vida que, hasta el día de hoy, lo continuo y que no me arrepiento jamás, al contrario, me da, me ha dado y me dará, grandes satisfacciones de servir. EL DIRECTOR