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SALUD PARA TODOS ¿Cómo gestionar las emociones en tiempo de covid?

ABRIL 2022 • Pág 32 # 42 •

¿Cómo gestionar las emociones en tiempo de covid?

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En estos dos años que llevamos de pandemia por covid-19, mucho se ha investigado acerca de las consecuencias que el mismo ocasiona en la salud física de las personas. Pero a nivel emocional suceden un cúmulo de emociones y sentimientos.

Por Lic. Psic. Yannina Otero.

En un primer momento, cuando nos enteramos que tuvimos contacto con un caso positivo, la incertidumbre se apodera de nosotros. Decir dónde, cuándo y cómo me contagié puede ser un enigma. ¿Fue en el supermercado, en el hospital, en el trabajo? Cuando recibimos el diagnostico de covid, descubrimos sensaciones que, posiblemente, son desconocidas para la mayoría de las personas. El covid-19 es una enfermedad intensa emocionalmente. Se experimenta miedo y culpa, en primera instancia, aunque no son los mismos sentimientos que cuando la pandemia comenzó dado el alto porcentaje de personas vacunadas hoy en día. En los inicios, los comentarios que merealizabanlospacienteserancon respecto al miedo a la muerte, propia o de algún familiar, el temor al contagio y posibles consecuencias. Se estudiaban los efectos del virus a nivel biológico, pero en muy pocas situaciones se contenía a nivel emocional. Recuerdo el comentario de unconocidoen2020:“Queríadarme la cabeza contra la pared”, me dijo. Y escuchar eso encendió mis alarmas. ¿Qué estaba ocurriendo? Las encuestas muestran un aumento considerable en el número de adultos en Estados Unidos que

reportan síntomas de estrés, ansiedad, depresión e insomnio durante la pandemia, comparado con las encuestas previas a la pandemia. Comienzan a idearse una serie de cuestionamientos sobre con quiénes se ha tenido contacto y hay una vigilancia de los posibles síntomas. Nuestro cerebro no distingue lo que es real de lo que es imaginado; lo que pasa en nuestro cerebro, pasa en el cuerpo. Nuestro cerebro está programado para la alarma y para el miedo. Cuando nos enfrentamos a una emoción va a desencadenar una secuencia de acontecimientos biológicos que nos va a preparar para la acción. Si vamos caminando y de golpe nos encontramos con una serpiente, nuestro organismo va a experimentar una emoción, miedo, y a partir de la misma, reaccionará biológicamente. Ante una situación de amenaza, el individuopresentaunareacciónuniversal (síndrome general de adaptación)quesedescribeentresfases.La primera fase se denomina alarma y seactivandossistemas:elneuralyel neuroendocrino. La segunda fase es de resistencia, cuando el organismo prosigue con su adaptación a las demandas del medio. Y, la tercera fase es de agotamiento. Si las demandas se prologan en el tiempo, el individuo pierde sus recursos adaptativos con la posibilidad de aparición de trastornos psicofisiológicos. En estos casos, dentro de los múltiples cambios, va a producirse un aumento de una de las hormonas del estrés como es el cortisol, con el sabido dañoqueprovoca.Podemosasociar la palabra estrés al sufrimiento. Al malestar físico se suma el malestar emocional, nuestro cuerpo comienza a transitar la enfermedad, dolor físico, dificultad respiratoria, pero lo que más predomina es el miedo a cómo se puede desarrollar la enfermedad, a quiénes pudimos haber contagiado, sumado a lo que provoca el aislamiento. En esos momentos, nuestro cerebro puede ser nuestro mayor aliado o nuestro mayorenemigo.Amenudo,losdesafíos y las experiencias vitales estresantes posibilitan descubrir o potenciar fortalezas personales y modificar la

“No somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan”. Dr. Daniel López Rossetti

ABRIL 2022 • Pág 34 # 42 • visión de nosotros mismos, de los demás y del mundo. Cuando sucede un hecho traumático o un acontecimiento vital impactante, en la mayoría de los casos, ocurre una serie de etapas. Una primera fase que podríamos llamar de respuesta inmediata, caracterizada por emociones intensas y cierta pérdida de control. Una segunda fase, todavía aguda, donde se intenta asimilarlaexperienciatraumáticapero predomina una atención centrada en el suceso y sus consecuencias, con emociones intrusivas como la rabia, el miedo o la culpa, e ideas anticipatorias y de indefensión, y con desorganización del estilo de vida anterior.Estafasepuededurarhasta varios meses. Finalmente, se entra en la fase de integración y normalización del curso de la vida, sin que esta quede marcada o limitada por la experiencia acontecida. La vulnerabilidad al estrés y a las diversassituacionesdelavidaesexclusiva de cada persona. Factores biológicos y contextuales condicionan el grado de vulnerabilidad individual, que será mayor si nos enfrentamos a muchas fuentes de estrés al mismo tiempo como la incertidumbre de la enfermedad,lapérdidaderelaciones sociales significativas, el fallecimientodeunfamiliar,entreotras. No está en las mismas circunstancias una persona con contención familiar, donde el asilamiento puede ser vivido de manera más distendida (aunque allí afloran los temores de contagio a los seres queridos), a quien lo vive en completa soledad, que, aun sintiéndose mal, debe realizar las tareas de autocuidado. El proceso también es diferente si se tienen hijos a exclusivo cuidado de la persona enferma. Allí se agudizan lostemoresylasexigenciasanivelfísico,elnotrasladarlaincertidumbre a los niños para que vivan esa etapa con las menores secuelas posibles. Se pueden experimentar numerosos cambios de estado de ánimo duranteelconfinamiento:resignación, tristeza, agobio, actitud crítica, decaimiento, ansiedad y estrés, entre otras emociones. Otro aspecto a tener en cuenta es la convivencia; el pasar a estar compartiendo 24/7 puede ser positivo o conllevar a situaciones negativas en lainternafamiliar.Esodependeráde la fortaleza del núcleo íntimo, la comunicación que se establezca y los acuerdos y pactos inconscientes. La incertidumbre ante el futuro, las preocupaciones relacionadas con la enfermedad (más por las personas allegadas que por uno mismo) y el miedo a la pérdida de familiares sin poderdespedirse,estánentrelostemas en torno a los que se elaboran las narrativas. Pero, ¿qué hacer para poder sobrellevar el covid lo más saludablemente posible? Lo principal es mantener la calma, saber que es una enfermedad muy movilizadora, pero, hoy, con esquemas de vacunación, no se están viendo cuadros con la misma gravedad que en los inicios de la pandemia. Resignificar la cuarentena si los síntomas no son limitantes o si ya pasaron los días más complejos, tomarnos un tiempo para pensar en los objetivos que deseamos para nuestras vidas, en poder abrazar nuestros sueños. Loquehareflejadoestapandemiaes nuestra vulnerabilidad, dejando en claro que pueden acaecer acontecimientos que nos cambien el rumbo de lo que estaba predeterminado en nuestro proyecto de vida. Es necesario compartir con quienes amamos, disfrutar de las pequeñas cosas, eso sí, tenemos la difícil tarea de no volvernos hedonistas o narcisistas buscando el placer momentáneo. Los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a activar el sistemanerviosoparasimpáticoque controla la respuesta de relajación. El objetivo de la respiración profunda es enfocar la conciencia en la respiración, haciéndola más lenta y más profunda. Cuando respiras profundamente a través de tu nariz, tus pulmones se expanden por completo y tu estómago incrementa. Esto ayuda a reducir el ritmo cardíaco, lo que permite sentirte más tranquilo. Si bien debemos tener distanciamiento, este no es social; podemos interactuar a través de las redes sociales y otros canales virtuales, realizar actividades recreativas, leer, mirar televisión, jugar. En cuanto a las conductas dietéticas, el dormir es fundamental; nuestro organismo necesita recuperarse y eso se logra mediante el descanso. La alimentación debe ser balanceada y evitar el consumo de sustancias psicoactivas como alcohol y canabis. La técnica del mindfulness o conciencia plena es muy acertada en estos momentos, nos permite vivir en el presente dado que el futuro es incierto y produce mayor malestar e incertidumbre. La consulta con profesionales de salud mental está indicada para poder evaluar los efectos que, a nivel individual, puede haber provocado el tránsito por esta enfermedad.