25 minute read

El modelo agroexportador en la Patagonia. El caso de la fruticultura en al Alto Valle rionegrino

Para investigar y ampliar…

Si la oligarquía constituía un porcentaje ínfimo de la sociedad argentina, ¿cómo vivían los sectores populares y las clases medias?

Advertisement

En el video se menciona a un grupo que asiste al puerto de Buenos Aires a denunciar la humillación que sufren los indígenas al ser trasladados luego de la “Conquista del Desierto”. ¿Quiénes crees que eran? ¿Por qué se les llama “anarquistas”? Se propone ver la película “La Patagonia rebelde” (1974) que expone acontecimientos reales que sucedieron entre 1920 y 1921 en Santa Cruz. Muestra las condiciones de vida y las ideas de campesinos y sectores populares, como así también el posicionamiento de la oligarquía terrateniente al respecto y los conflictos suscitados.

El modelo agroexportador en la Patagonia. El caso de la fruticultura en al Alto Valle rionegrino

La presentación del tema se realiza exhibiendo la línea de tiempo e invitando a identificar que el desarrollo de la fruticultura en el Alto Valle sucede a la “Conquista del Desierto” y se superpone con la etapa final del modelo agroexportador. Existe diversidad de cartografía que representa esta zona y que permite interrogar: ¿qué aspectos se identifican? ¿Qué diferencias se observa en la representación del Alto Valle del rio Negro en cada recurso cartográfico?

Fuente: Echeverría y Capuz. (2010).

Fuente: Imagen satelital Landsat, CONAE (2010).

Fuente: Imagen satelital Google Earth (2010).

Luego se da lugar a un recurso informativo para lo cual se ofrece como ejemplo un extracto del capítulo VIII de Bandieri (2011), teniendo en cuenta los siguientes aspectos antes de la lectura:

La progresiva ocupación del espacio patagónico por parte de población “blanca”. Los procesos de inmigración y colonización en la Patagonia, especialmente en el Alto Valle. Las características que asumió la ocupación del espacio, con diferentes actividades económicas y desigual distribución de la población en los valles, la meseta, la cordillera y la costa. El papel del ferrocarril respecto al establecimiento de la población y el desarrollo de actividades económicas, a través de los circuitos productivos y flujos y la dinamización de determinados lugares por sobre otros.

La ocupación del espacio patagónico después de la conquista militar

LA OCUPACIÓN DE LOS VALLES NORPATAGÓNICOS

En el norte patagónico, las primeras instalaciones de población tuvieron un carácter netamente defensivo. Primero Guardia Mitre en 1862 y General Conesa en 1869, más tarde los fuertes de Choele Choel y General Roca, fundados respectivamente en mayo y septiembre de 1879, fueron puntos de avanzada y consolidación de la frontera contra el indio.

(…) En la zona de labranza del valle superior del río Colorado, ubicada en el área colindante con La Pampa, alrededor de las colonias rionegrinas de Catriel y Peñas Blancas, los primeros cultivos datan de principios de siglo con la radicación de una familia inglesa (…). Durante algunos años fue significativa la producción de forrajeras. (…) En el valle medio del mismo río — Colonias Julia y Echarren en el departamento rionegrino de Pichi Mahuida—, la producción se orientó tempranamente hacia el frutal. (…) En el valle medio, la isla de Choele Choel, (…) grupos de galeses provenientes de Chubut, como ya dijimos, se establecieron en el área por iniciativa del gobernador rionegrino José Eugenio Tello. En las inmediaciones se desarrolló otro sector de chacras en las localidades de Chimpay, Belisle, Darwin y General Conesa. Los primeros cultivos de forrajeras habrían coincidido con la llegada de los colonos galeses en 1898; poco después se construyeron las primeras obras de riego, todavía muy rudimentarias. Mucho más adelante, avanzado el siglo XX, también el cultivo de alfalfa, característico del área, derivó hacia la fruticultura, la horticultura y la vid. (…)

INMIGRACIÓN Y COLONIZACIÓN EN EL ALTO VALLE DEL RÍO NEGRO

Si bien la definitiva conformación frutícola del Alto Valle, como luego veremos, constituyó un proceso gradual que culminó recién alrededor del año 1930, fue sobre todo a principios del siglo XX cuando se iniciaron las obras de riego y los primeros ensayos agrícolas en la región, vinculados inicialmente con el cultivo de alfalfa. De tal manera, también corresponde a esta misma etapa el proceso de subdivisión de la tierra y la conformación de las primeras colonias, ya fuera por iniciativa oficial o privada (…). El problema del aislamiento quedó finalmente resuelto cuando la empresa británica del Ferrocarril del Sud prolongó el tendido de líneas férreas desde Bahía Blanca hasta la confluencia de los ríos Neuquén y Limay en 1899. (…) De esa manera surgieron, a partir de las obras de irrigación financiadas por la misma empresa en el valle inferior del río Neuquén- dique Ingeniero Ballester-, en dirección oeste-este, una serie de colonias ubicadas cada siete

kilómetros, unidas por el ferrocarril, que entre "La Picaza" -luego Cinco Saltos- y Chichinales dieron su fisonomía característica al Alto Valle.(…)

EL ROL DE LAS COMUNICACIONES

Siendo la ganadería extensiva la actividad económica más significativa en superficie en el conjunto patagónico, el desarrollo de centros urbanos fue una necesidad poco sentida. La orientación de la producción hacia los mercados externos favoreció el surgimiento de un número importante de puertos sobre el Atlántico que extendieron su influencia hasta la zona cordillerana, transformándose en la base de la organización social del espacio patagónico (…). El ferrocarril, pese a las limitaciones de su tendido, cumplió sin embargo un rol muy importante en el dilatado sur patagónico en cuanto a la disminución de las distancias y al abaratamiento de los fletes, al reemplazar a los carros y chatas que antes hacían el recorrido entre el interior y la costa, permitiendo el transporte de pasajeros, lanas, animales en pie, producción agrícola de las colonias y productos perecederos de tambos y chacras vecinas. Tuvo también un papel fundamental en el traslado de petróleo crudo y en la posibilidad de movilizar a los trabajadores entre los distintos campamentos. De esa manera dinamizó la vida de las estaciones intermedias, convirtiéndose en un elemento central a la hora de marcar rasgos esenciales de poblamiento en algunas áreas del interior de la meseta patagónica. De ahí que su actual abandono sea una situación socialmente muy sentida (…) En el caso del Alto Valle del río Negro, el tendido de la línea férrea desde Bahía Blanca a Neuquén sobre fines de siglo fue, como dijimos, un elemento esencial a la hora de definir más adelante la actividad frutícola dominante.

EL POBLAMIENTO

La explotación ganadera extensiva,

con predominancia ovina, fue entonces la actividad orientadora del proceso de poblamiento en la mayor parte de los territorios patagónicos, hecho que le confirió al conjunto espacial las características fisonómicas que todavía hoy mantiene: grandes espacios distribuidos entre pocos establecimientos ganaderos, vacíos importantes de población y escasos valles irrigables, más densamente poblados, destinados a la agricultura intensiva. Un débil sistema de centros independientes entre sí y conectados con la ciudad de Buenos Aires caracterizó en general al área costera, que recogía la importante producción ovina del interior patagónico, en tanto que la zona más austral del continente y algunas áreas andinas del norte patagónico, productoras de vacunos, mantenían una profusa vinculación con centros y puertos del sur chileno. Mientras incipientes ciudades se desarrollaban en los puertos, (…) las

poblaciones del interior mostraban escaso desarrollo.

(…) Una excepción interesante la constituyó el Alto Valle del río Negro, donde con el correr de los años se produjo un particular fenómeno de metropolización por el cual los distintos centros de población, muy cercanos entre sí, se fueron especializando en servicios y funciones determinadas. La ciudad-puerto de Bahía Blanca, ubicada en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, se convirtió durante mucho tiempo en punto de enlace entre este sector norpatagónico y el resto del país, brindando sus servicios a una amplia zona de influencia, rol que en la actualidad cumple la ciudad de Neuquén.

(…) A partir de 1850, mientras la población total del país se duplicó, la de la Patagonia se quintuplicó, aunque ese crecimiento se concentró en determinadas áreas andinas y en los pocos oasis de riego ubicados en los valles de los ríos. No afectó mayormente a las inmensas mesetas patagónicas, donde la actividad dominante sigue siendo la cría extensiva del ovino.

Después de la lectura se socializa la información pertinente de acuerdo con la consigna

orientadora, destacando

cómo ya poblaciones con fines defensivos,

antes de la “Conquista del Desierto” la población “blanca” fundó y luego del genocidio y expropiación de los Pueblos Originarios, algunas de estas localidades comenzaron a crecer (por ejemplo General Roca). Se pregunta por qué los valles –y especialmente el Alto Valle rionegrino- atrajeron población y concentraron el desarrollo agrícola. En este marco, el glosario se amplía con los conceptos de “condiciones ambientales”, “recursos naturales”, “circuito productivo” y “flujos”, contextualizando las definiciones en el estudio de caso.

En esta instancia, se recuerda la referencia que hace Hudson sobre la “región de las Manzanas”. Cabe aclarar que, como señala Bandieri (2011 ) durante el siglo XVIII tuvieron lugar expediciones de misioneros que partían desde Chile y se adentraban en territorio araucano, hasta la zona del Nahuel Huapi, introduciendo importantes cantidades de ganado y posiblemente también el cultivo del manzano silvestre, ya extendido en la cordillera chilena donde llegó de la mano de conquistadores españoles. Tal es así que “a la notable propagación de estas especies en estado silvestre, que actualmente y todavía se observan en la zona cordillerana sur de Neuquén, se debe la denominación de «Gobernación de las Manzanas» con que se conoció la zona en épocas del cacique Valentín Sayhueque” (Ibíd, 58-59) 8 .

Si bien la localización de la “región de las Manzanas” tiene como epicentro la actual provincia de Neuquén, esta referencia es útil para entender que las condiciones naturales se mostraron propicias para este cultivo desde el momento de su introducción, lo que se vio confirmado más tarde en el Alto

8 Sobre Sayhuque, puede consultarse: Vezub, J. E. (2009). Valentín Saygüeque y la Gobernación Indígena de las Manzanas. Poder y etnicidad en la Patagonia septentrional (1860-1881). Buenos Aires: Prometeo.

Valle del río Negro. Más allá de las condiciones naturales, es pertinente profundizar en el proceso de desarrollo de la fruticultura en el Alto Valle, atendiendo a los factores que lo favorecieron y la manera en que tuvo lugar.

La relectura del texto permite

identificar la presencia de inmigración y reconocer las características que asumió la ocupación del espacio y la distribución de la población, en las distintas regiones mencionadas en la consigna orientadora. También hace posible revisar lo que el texto expresa en torno a la “metropolización” del Alto Valle del río Negro. Para especificar y ampliar este proceso de urbanización, se ofrece el siguiente fragmento:

El surgimiento de los centros de población en el territorio rionegrino –a excepción de Viedma- estuvo relacionado con el movimiento comercial generado inicialmente como consecuencia de las actividades militares y posteriormente por la producción regional que activó el comercio, el transporte y los servicios. Por otra parte, las obras de riego en los valles rionegrinos se transformaron en polo de atracción de la población, siendo el alto valle una de las zonas más urbanizadas en las que sobresalieron entre otras Roca, Allen, Cipolletti, y Regina entre 1895-1914. Otro proceso se dio alrededor de los “almacenes de ramos generales”, o los apeaderos del ferrocarril, ubicados en puntos estratégicos, en donde solía aglutinarse la población y posteriormente se instalaban algunos instituciones (policía, juzgado de paz, eventualmente escuelas).

Fuente: Moldes, B. y. Entraigas, J.R (2007, p. 21)

En este proceso, es importante el análisis del papel del ferrocarril y la reflexión

sobre las consecuencias que tuvo este medio de transporte (y su efecto sobre el desarrollo de las actividades productivas) en las desigualdades que se observan aún hoy en la ocupación del espacio y el dinamismo socioeconómico de determinadas regiones por sobre otras.

Al espacial” glosario se añaden los términos de “urbanización”, “crecimiento de ciudades” y “rugosidad (de Milton Santos). Asimismo, es pertinente ubicar en la línea de tiempo el período

aproximado en el que se desarrollaron la agricultura y la fruticultura en el Alto Valle rionegrino.

En el marco de la socialización, es oportuno identificar los indicadores que se abordaron en la actividad anterior y que permiten analizar la evolución de la región Patagónica –y especialmente el Alto Valle del río Negro- tras la “Conquista del Desierto”. Sin embargo, es fundamental aclarar que si bien estos indicadores se pueden enunciar por separado, su potencialidad para el análisis se evidencia al integrarlos en el marco de una estrecha interrelación. Entre ellos se destacan los siguientes:

Evolución de la propiedad de la tierra. Inicio y desarrollo de actividades de producción primaria.

Inmigración y distribución de la población. El papel del ferrocarril en relación con las actividades productivas, la ocupación del espacio y la distribución de la población. Circuitos productivos, flujos y rugosidad espacial.

En tal sentido, es importante que se comprenda que después de la “Conquista del Desierto” la gran propiedad rápidamente se extendió por la Patagonia y que gracias al temor que el gobierno nacional tenía ante las supuestas pretensiones de Chile sobre esta región, se aceleró el tendido de líneas férreas mediante contratos que beneficiaron a las empresas ferroviarias (de capital británico). El ferrocarril puso en valor las tierras que atravesó, por lo que los grandes propietarios optaron generalmente por lotear, obteniendo grandes ganancias. Este loteo y la promoción que las empresas inglesas hicieron de una fruticultura con pequeños y medianos propietarios (mediante inversiones en estudios y tecnologías, asesoramiento técnico, venta de frutales a crédito, entre otras medidas) dio lugar a la pequeña explotación familiar y al creciente desarrollo de la fruticultura a costa de los cultivos anuales (como la alfalfa). Así el pequeño propietario se convirtió en actor principal de la sociedad del Alto Valle, al tiempo que las empresas inglesas de ferrocarril y otros rubros (vinculados a la comercialización de la fruta) fueron los principales beneficiarios de este desarrollo, muchas veces a costa del productor.

En definitiva, el papel del Estado y del capital inglés en la ocupación y el poblamiento del territorio, el desarrollo de vías de comunicación y transporte, la promoción de producciones primario exportadoras de origen rural adecuadas a las condiciones ambientales de la región y la consolidación de un circuito productivo, entre otros aspectos, son fundamentales para explicar el desarrollo del modelo agroexportador en el Alto Valle del río Negro y sus consecuencias sociales, espaciales, económicas y culturales.

En esta instancia, se puede optar por profundizar el análisis de las cuestiones abordadas en la actividad anterior, retomando algunos de los aspectos principales de los procesos observados y presentando datos y ejemplos específicos del Alto Valle rionegrino. Para tal fin, se puede recuperar la consigna orientadora propuesta para el texto de Bandieri y trasladarla -con el mismo propósito- a la lectura de textos complementarios, como el que se ofrece a continuación:

II –EL PROCESO DE EXPANSIÓN DE LA FRONTERA HASTA EL ALTO VALLE DEL RÍO NEGRO

“El proceso de expansión territorial hacia el sur se desarrolló durante la primera mitad del siglo XIX con pequeños y paulatinos avances conforme se iba desplazando y eliminando a

las poblaciones indígenas. Sin embargo, en 1879, un una única campaña militar conocida como la conquista del desierto se extendió la frontera militar (…). Las cuestiones geopolíticas y, concretamente, asegurar la soberanía de la Patagonia ante las pretensiones chilenas, fue la clave que condujo a la rápida expansión de la frontera militar. (…) La justificación de la conquista se basaba también en la necesidad de acabar con las incursiones indígenas sobre la zona de frontera y ampliar el territorio de la república para colonizarlo y aumentar las rentas de la nación. A los argumentos declarados, se añade el siempre interés fiscal por la venta de la tierra. La conquista contó con el decidido apoyo de los estancieros agrupados en la Sociedad Rural Argentina (…). Tras la campaña militar se desarrolló un proceso de expansión agrícola (1880-1900) (…). No obstante (…) al avance de la de la frontera militar siguió una rápida enajenación de la tierra conquistada en un proceso que significó el nacimiento de una estructura de tenencia de la tierra caracterizada por la gran propiedad, y la consolidación del grupo de poder de los estancieros, que mantuvo durante todo el siglo XIX y parte del siglo XX una notable influencia en el gobierno de Buenos Aires.

(…) La rápida enajenación de la tierra pública se dio también en el Alto valle del río Negro donde, a pesar de que en 1882 el Estado había fundado la colonia agrícola General Roca, la titularidad estatal de las tierras pasó a manos particulares en menos de 20 años, formándose grandes latifundios sin que se produjera su transformación agrícola. (…) El escaso éxito de la colonización es atribuible al nulo interés de los adjudicatarios de las tierras en ponerlas en cultivo, aunque no deben ser desdeñados los argumentos que justifican su fracaso inicial por la precariedad de la infraestructura de riego y la falta de comunicación con los centros de consumo y de distribución nacionales. Este último problema se resolvió en 1889 al inaugurarse la línea férrea Neuquén-Bahía Blanca, de importancia decisiva en el desarrollo agropecuario de la zona, no sólo por el hecho de establecer una comunicación fluida con el litoral, sino por la aparición en el área de la empresa de capital británico Gran Ferrocarril del Sud.

Las cuestiones geopolíticas y, más concretamente, las supuestas pretensiones territoriales de Chile sobre la Patagonia fueron de nuevo fundamentales para la rapidísima construcción de una línea de ferrocarril que, en otras circunstancias, difícilmente se habría completado (…) La compañía británica recibió finalmente amplios beneficios fiscales por la construcción de la línea férrea.

La llegada del ferrocarril revalorizó enormemente las tierras del Alto Valle, que empezaron a

ser codiciadas por capitalistas porteños tanto con intereses especulativos, como para emprender su cultivo. Pero el ferrocarril no podía por sí solo ser la locomotora del desarrollo agrícola del Alto Valle; la escasa experiencia de la colonia vallesana demostraba que no sería posible generar agricultura en la zona sin la construcción de infraestructura de riego y la regulación de las crecidas del Negro. Precisamente la inauguración de la línea, el 1 de junio de 1899, coincidió con una gran avenida del río Negro, que destruyó el pueblo de General Roca, la escasa agricultura implantada en el valle y su precaria infraestructura de riego.

1. LA POLÍTICA DE FOMENTO DE TERRITORIOS NACIONALES

La transformación en regadío del conjunto del Alto Valle se concibió como parte de un proyecto global conocido como la política de Fomento de los Territorios Nacionales (…) y pretendía incorporar zonas extrapampeanas del país a la producción, fomentando la pequeña propiedad con el objetivo de crear una clase de modestos propietarios rurales que poblaran el interior del país. (…) El proyecto, concretado en dos leyes (Ley Nº 5.559 de 11 de septiembre de 1908 y Ley Nº 6.546 de 1909), tenía como instrumentos básicos el ferrocarril y la política hidráulica.(…) Bajo el amparo de estas leyes el Estado firmó un contrato en 1910 con Gran Ferrocarril del Sud, por el cual la empresa se comprometía a realizar las obras definitivas de riego del Alto Valle. Se trataba de una gran operación hidráulica basada en los estudios realizados en 1899 por el ingeniero italiano César Cipolletti (…), que proponía regular el río Neuquén construyendo un puente dique que sirviera para desviar sus avenidas extraordinarias a una cuenca natural (cuenca Vidal o lago Pellegrini) (…). Las obras de riego comenzaron en 1916 (…) hasta que en 1921 la compañía del ferrocarril entregó las infraestructuras básicas al Estado, si bien la llegada del riego a las distintas zonas del Alto Valle se demoró hasta mediados de la década de los cuarenta.

III - LA SUBDIVISIÓN DE LA PROPIEDAD

El objetivo formal de la política agraria de los sucesivos gobiernos argentinos fue el fomento de la pequeña propiedad rural; sin embargo, en el Alto Valle como en otras muchas regiones del país, la estructura de la propiedad se caracterizaba en 1900 por el dominio absoluto de la gran propiedad, resultado del proceso de enajenación de la tierra pública que siguió a la conquista. La fragmentación de la propiedad que se observó durante las décadas siguientes no fue resultado de una estrategia estatal de reparto de la tierra pública, sino que debe atribuirse fundamentalmente a la llegada del regadío y al gran aumento del precio de la tierra que conllevó. De hecho, la subdivisión de las grandes propiedades fue paralela al

avance de las obras de riego (…) Así ocurrió en el bajo Neuquén y más concretamente en las tierras que actualmente conforman el ejido de Cinco Saltos, dotadas de riego desde principios de la década de los diez. La propiedad del actual ejido había sido concedida al Coronel Enrique Godoy en aplicación de la Ley de Premios Militares (Ley 1.628). Godoy vendió sus tierras y estas pasaron por diversas manos hasta que en 1910 la compañía Tierras del Sud, creada por el Gran Ferrocarril del Sud, se hizo con ellas. La empresa británica pretendía dar tráfico a la línea Neuquén- Bahía Blanca para lo cual emprendió una estrategia basada en el fomento de la pequeña propiedad y en la implantación de la fruticultura como cultivo principal. En 1913, Tierras del Sud funda la colonia La Picasa y comienza a vender lotes con una superficie de entre 5 y 20 hectáreas a un precio de 600 pesos la hectárea (Gallego de Lomban; pág. 108). La comparación entre el precio de venta de la hectárea, y los 2,50 pesos/ha al que el Estado había enajenado tierras muy poco tiempo atrás en el Alto Valle da idea del gran beneficio obtenido por la empresa. (…) La colonia fu un éxito absoluto (…) El actual ejido de Cipolletti fue otra de las zonas donde primero se subdividió la propiedad; prácticamente la totalidad del ejido pertenecía al Coronel Fernández Oro desde 1 891, fecha en la que compró 40.538 has pagando 0,6 pesos la hectárea (Martínez de Golra; 1990, pág. 49).En una de sus tierras fundó la colonia La Lucinda, construyó una precaria infraestructura de riego (…) y fue enajenando paulatinamente lotes a 1.000 pesos la hectárea (Soldano; 1923, pág. 308). (…) El actual ejido de Cte. Cordero era también parte de un gran latifundio, cuyo origen se remonta a una concesión de 24.264 has que el gobierno de Buenos Aires otorgó a fines del siglo pasado al Contralmirante Bartolomé Leónidas Cordero en compensación por sueldos atrasados y en reconocimiento de sus servicios militares. Las posesiones de los herederos de Cordero permanecieron indivisas y sin cultivar hasta la década de los treinta, momento en el que las propiedades comenzaron a ser vendidas directamente al os colonos en lotes con tamaños generalmente inferiores a 15 has. (…) De los ejemplos descritos (…) se desprende que fueron los grandes propietarios los beneficiarios de las inversiones en obras de regadío. Estos terratenientes, surgidos durante el proceso de enajenación de la tierra pública posterior a la conquista del desierto (1879- 1900), habían obtenido la tierra, bien gratuitamente (…) o bien abonando por ella precios ridículos, y se encontraron con que el Estado pagaba unas obras de riego que multiplicaban el valor de sus posesiones. (…) IV - EL DESARROLLO AGRÍCOLA DEL ALTO VALLE

El fraccionamiento de las grandes propiedades del Alto Valle supuso la aparición de la pequeña explotación familiar, que durante las décadas siguientes posibilitó el desarrollo rural y el crecimiento regional. El tan mentado pequeño propietario rural se fue convirtiendo en el principal actor social del Alto Valle (…) pero tuvo que sufrir unas duras condiciones de acceso a la propiedad.(…) Gran parte de los colonos, provenientes de España e Italia o del interior argentino, no disponían de capital suficiente (…) por lo que debieron endeudarse, a través de créditos de colonización, y completar sus ingresos con empleos temporarios como peones. Si no conseguían buenas cosechas durante los primeros años y no eran capaces de abonar sus deudas, lo que ocurrió en muchos casos, debían abandonar la tierra.

El paisaje de los tres valles fue progresivamente transformado por los colonos, que comenzaron cultivando alfalfa para asegurarse una cosecha anual y hacer frente a las deudas contraídas. Si con este cultivo los nuevos propietarios conseguían ir abonando la propiedad, en los siguientes años se podían permitir dedicar parte de la explotación a cultivos no anuales que les proporcionasen mayores rendimientos. De hecho, el progreso de la pequeña explotación no fue consecuencia de los cultivos anuales sino de la implementación de la fruticultura, que comenzó a extenderse a partir de la década de los 30 por las zonas de más antigua parcelación del Alto Valle situadas en el bajo Neuquén. En estas áreas, los chacareros (…) que habían conseguido pagar sus deudas eran ya capaces de dedicar parte de sus chacras a la plantación del manzano y el peral, renunciando a parte de la cosecha anual de la alfalfa.

Las plantaciones arbóreas requerían una alta intensidad de mano de obra y capital para el manejo dela explotación, por lo que los pequeños propietarios se vieron obligados a implicar a toda la familia en el trabajo de la chacra para eliminar los costes de la mano de obra externa; solo así era posible obtener altos beneficios (…). La expansión de la fruticultura tuvo como principal impulsor al pequeño propietario y el trabajo familiar, si bien hay que destacar de nuevo el papel desempeñado por el Gran Ferrocarril del Sud, ya que ejerció una labor fundamental en el fomento del cultivo del frutal a través de su filial Argentine Fruit Distributors. Esta empresa impulsó primero la actividad investigadora y más tarde creó viveros, vendió plantas a crédito a los productores e instauró un servicio de apoyo técnico a las explotaciones. La compañía británica, que había comenzado fomentando la pequeña propiedad, emprendió un decidido apoyo a la fruticultura con el objetivo de aumentar las cargas y hacer rentable la línea férrea Neuquén –Bahía Blanca. El Ferrocarril del Sud acometió, además, la extensión de una red de

estaciones por la zona regada del Alto Valle asegurándose de esta forma el monopolio en el transporte de la fruta. (…) La producción del Alto Valle, al igual que había ocurrido con los productos pampeanos, se dirigió fundamentalmente al mercado externo y, hasta la Segunda Guerra Mundial, casi exclusivamente a Europa, debido a los altos precios que se pagaban en el hemisferio Norte por la posibilidad de consumir frutas fuera de temporada.

Durante las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta la economía frutícola se fue paulatinamente industrializando, de forma que las labores posteriores a la producción (clasificación, transporte y comercialización) fueron cobrando cada vez más importancia. Esas actividades tenían un enorme valor añadido con respecto a un precio de producción que se fue reduciendo paulatinamente a una proporción cada vez menor respecto al precio final de venta.

La pequeña explotación claramente dominante en la estructura del Alto Valle (…) tuvo que asumir no sólo los riesgos de la producción sino también los de la comercialización, ya que el precio de la fruta se fijaba una vez se había vendido la mercancía, de forma que las empresas de comercialización se evitaban cualquier contingencia.

AFD se convirtió en la gran beneficiaria del proceso de industrialización frutícola pro cuanto monopolizaba el transporte y pasó a controlar las labores de posproducción (…). Fuente: Fernández Muñoz, S. (1996). Colonización, regadío y dinámica fluvial en la Patagonia argentina. El Alto Valle del Río Negro. Ería, Vol. 39-40, pp. 33-49.

Otros recursos que pueden presentarse para dar cuenta de la distribución de la población, el desarrollo de la producción primaria en los campos y chacras de Río Negro, el papel del ferrocarril y la inmigración, entre otras cuestiones, son los siguientes:

Cuadro estadístico que expresa la presencia de inmigrantes en Rio Negro y su procedencia: principalmente chilenos, italianos y españoles.

Fuente: Moldes, B. y Entraigas, J. (2007, p. 108).

Cuadro que muestra cómo después de 1879 las nuevas áreas ocupadas tras la expropiación del indígena crecieron con una intensidad mayor a las áreas de antigua ocupación. Se destaca el Dto. Gral. Roca como epicentro del Alto Valle rionegrino.

Fuente: Moldes, B. y Entraigas, J. (2007, p. 90).

Mapa que muestra la construcción y extensión de las líneas férreas del Ferrocarril del Sud y del Ferrocarril Línea Sud y la fundación de localidades acompañando su tendido.

Fuente: Ferrero, A. y Zenobi, V. (1993, p. 52).

Mapas de puntos en los que se da cuenta de la evolución de la desigual distribución de la población urbana en la provincia de Río Negro. Si bien abarcan la segunda mitad del siglo XX y sólo se muestra la población que habita en localidades con más de 1.000 habitantes (cada punto son 1.000 habitantes), la concentración poblacional en la zona del Alto Valle del río Negro se expresa con claridad y puede entenderse como continuidad de un proceso iniciado sobre fines del siglo anterior.

This article is from: