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Repercusiones del confinamiento y Terapia Familiar Sistémica
© HALYNA
ANDREA BONILLA Y NEREA GONZALEZ REY
Psicóloga y coordinadora de Proyecto 3 Psicólogos
Aunque el grado de afectación por el confinamiento en los niños y adolescentes en general es muy variable, todos han perdido sus rutinas y esto puede desorientarles, hacer que se muestren más irritables y afectar al funcionamiento de toda la familia y su convivencia.
Los pequeños de la casa se han quedado sin el contacto con sus amigos, compañeros y profesores. El confinamiento no sólo tiene efectos inmediatos tanto en los niños y adolescentes como en sus familias, sino que a medio y largo plazo también tiene consecuencias. Nos hemos hecho más sedentarios, hemos cambiado la alimentación, nuestra forma de relacionarnos y nuestra forma de gestionar el estrés que esta situación ha supuesto para todos.
Si leemos las recomendaciones de los expertos para manejar mejor a los niños y adolescentes en esta situación, veremos que “la paciencia”, “la comprensión”, “el cariño”, “la escucha activa”, son siempre las claves. Sin embargo, la dinámica familiar ha estado expuesta a mucha incertidumbre y con ello a un estrés que ha impactado directamente sobre la forma de relacionarse entre los miembros de la familia. Llevar a cabo estas recomendaciones puede resultar muy difícil en algunos casos.
Hemos tenido que pasar más tiempo en familia, pero no ha sido volun

tario y en algunos casos este hecho puede ser clave para haberlo interpretado como “situación estresante” o “amenaza para la relación”. Ha supuesto una situación compleja más, a la que se expone una familia.
Cada vez más familias acuden a consulta con dudas y preocupaciones acerca del ambiente familiar en el que conviven: “No hay día que no haya una pelea”, “No sabe escuchar, sólo piensa en sí mismo/a”, “Cada vez que hay que decidir algo es un drama”, “Sólo sabe contestar mal...” . Y quizás la más frecuente de todas, si bien pocas veces se verbaliza: Esto que nos pasa, ¿es normal?. Pues bien, será importante recordar que todas las familias tienen conflictos, dudas y cuestiones, ya que se trata de un sistema complejo formado por individuos muy diferentes entre sí.
Las familias atraviesan por distintas etapas a lo largo del tiempo para adaptarse a los cambios sociales, políticos, culturales y económicos que se van sucediendo. Estas etapas se denominan Ciclo Vital Familiar, la cuarentena ha sido una más, y además una situación muy artificial y sobre la que hemos tenido poco control. Estas etapas van creciendo en complejidad a medida que sus miembros evolucionan; se caracterizan por pequeñas –y a veces no tan pequeñas– crisis que desestabilizan el equilibrio familiar. Dichas crisis son sanas y necesarias, ya que permiten a la familia transformarse y adaptarse a las nuevas demandas.
Sin embargo, el problema viene cuando una familia se queda atascada en una de esas etapas o crisis y no saben cómo solventarlo. Éste será un buen momento para acudir a terapia, donde el psicólogo/a realizará una labor de acompañamiento mientras la familia va construyendo por sí misma los cambios necesarios para mejorar el ambiente y/o las relaciones familiares.
En concreto, en la Terapia Familiar Sistémica se atiende tanto al individuo como a la pareja y familia, incluyendo a su vez otros subsistemas como el trabajo o las relaciones sociales. Se pondrá el foco siempre en que cada uno de los miembros puede ser parte del problema pero, principalmente, de la solución. Por tanto, los principales objetivos que se trabajan en la terapia familiar sistémica son: n Búsqueda de soluciones al conflicto a través de la adquisición de habilidades de comunicación y asertividad. n Aumentar el respeto de cada miembro como individuo, con sus deseos y sus necesidades, para mejorar el bienestar familiar. n Aumentar la compresión mutua y apoyo emocional a través del desarrollo de la inteligencia emocional y social. n Búsqueda de estrategias que ayuden a la familia a funcionar mejor en todos los niveles a través de apoyar y potenciar los recursos y capacidades que toda familia posee.
Así, se favorece la resolución de los conflictos familiares, evitando que éstos afecten al clima emocional familiar y su estabilidad, permitiendo a su vez que cada uno de sus miembros pueda alcanzar su objetivo de proyecto vital. M