Dossier «Los malos jefes»

Los malos jefes Cómo progresar a pesar de ellos utilizando

Dossier de Prensa

la inteligencia emocional

Albert Alegre Josep Maria Galí

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Los malos jefes

Cómo progresar a pesar de ellos utilizando

la inteligencia emocional

Los autores Albert Alegre Rosselló es licenciado en Ciencias de la Educación, Ciencias Empresariales y Ciencias Económicas, y doctor en Desarrollo Humano por el Virginia Polytechnic Institute and State University (Virginia Tech, Blacksburg, EE.UU.). Es profesor titular de la East Stroudsburg University, en el Departamento de Educación Infantil y Primaria. Ha trabajado como consejero de administración en diferentes empresas. Es experto en inteligencia emocional, campo al que ha dedicado más de diez años de estudio, investigación, publicaciones, enseñanza y consultoría.

Josep Maria Galí es presidente de Retail Support Mkt, empresa dedicada a proveer servicios al pequeño comercio. Es experto en el análisis de conductas de consumo y en la definición de estrategias empresariales y de política pública derivadas del conocimiento del fenómeno del consumo. Con más de veinticinco años de actividad de investigación, docencia en ESADE y consultoría (AXIS Consultants), ha trabajado en proyectos de prospectiva del consumo con especial énfasis en el fenómeno de consumo sostenible y en la aplicación de políticas de responsabilidad empresarial en el campo comercial y del marketing. Ha publicado como coautor Marketing de sostenibilidad. Una perspectiva global.

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El jefe es un ser imperfecto, un saco de virtudes y defectos. Este libro analiza cómo los malos jefes tratan a sus subordinados, estructura cuáles son los perfiles más corrientes de jefes disfuncionales y cómo su actitud incide en sus trabajadores, en la organización y en la competitividad de la empresa. También ofrece ideas para lidiar con ellos de forma positiva a través de la inteligencia emocional y poder progresar profesionalmente.

Los autores destacan cinco tipos de jefes disfuncionales: • • • • •

El ausente.

El omnipresente.

El protector.

El frívolo.

El perverso.

Cada capítulo está dedicado a uno de ellos. Comienzan con un caso real y a continuación se describe el perfil de cada tipo de jefe, el impacto que éste tiene en la empresa y en sus subordinados para pasar a explicar cómo hay que actuar ante ellos desde la inteligencia emocional. Los capítulos finalizan descubriendo qué ocurrió en esos casos reales que desarrollan al principio.

Pero el libro también deja espacio para explicar cómo es un buen jefe y un buen empleado cuya suma forma un buen trabajo en equipo.

Para poder hacer frente a estos jefes disfuncionales a través de la inteligencia emocional debemos saber de qué se trata y que se compone de cuatro facetas: • Capacidad de percibir las emociones.

• Capacidad de utilizar la información emocional para tomar decisiones.

• Capacidad para entender las emociones.

• Capacidad de regular las propias emociones para estimular el crecimiento intelectual y emocional de uno mismo. edicionespiramide.es

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El jefe ausente A menudo el jefe se ausenta de forma inconsciente. Simplemente, cuando los problemas vienen él no está, o está enfocado en otros problemas de mucha menor importancia. Otras veces su ausencia no es física sino mental.

• • • •

Ocupa el puesto pero no ejerce, y cuando lo hace no salen las cosas bien porque no está informado.

Sus ausencias responden al miedo, especialmente al de las relaciones con las demás personas.

La empresa se adapta a sus ausencias y son los trabajadores los que compensan su trabajo.

Evita temas con los que no se siente cómodo.

Impacto en los trabajadores: • •

•

Muchos pierden la motivación para trabajar.

El jefe traslada las responsabilidades en uno de ellos que piensa que de esa manera conseguirá una recompensa, pero cuando parece que ésta va a llegar, vuelve el jefe ausente.

En otras ocasiones el subordinado aprende a ausentarse como el jefe.

Habilidades de la inteligencia emocional a poner en marcha: • • •

La autoconciencia emocional.

La capacidad de empatía.

La asertividad.

El jefe omnipresente ¿Tiene usted un jefe omnipresente? Apague el móvil a las ocho de la tarde y no lo encienda hasta las ocho de la mañana. Si no lo hace, se expone a que le llame a cualquier hora de la noche y le cuente una historia para no dormir.

• • • • • • •

Tiene una enorme inseguridad interna.

Falta de confianza en sí mismo.

Necesita estar en todas partes y en todo momento.

Está obsesionado con la información.

Se rodea de chivatos sedientos de recompensa.

Siempre espera que pase algo malo.

Nada puede decidirse sin su aprobación.

Impacto en los trabajadores: • • • • •

El desgaste emocional y profesional.

Mina la creatividad.

Se producen procesos de autoselección: unos aguantan y otros no.

Unos renuncian a la posibilidad de promoción y las mentes brillantes abandonan.

Mina la creatividad.

Habilidades de la inteligencia emocional a poner en marcha: • • •

Entender los sentimientos de los demás.

Orientación al servicio.

Adaptabilidad.

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El jefe perverso

El jefe protector No deja que sus subordinados corran riesgos, y cuando algo sale mal tapa sus errores como si no hubieran ocurrido. Siempre tiene una palabra amable para todo el mundo, pero los elogios no se corresponden con la realidad del trabajo realizado.

• • • •

Huye de las decisiones dolorosas.

Ansía que sus empelados le quieran.

No se enfrenta a los trabajadores incompetentes.

Necesita elogios.

Impacto en los trabajadores: • El jefe perverso es alguien que tiene como finalidad consciente o inconsciente convertir a los demás en piezas de su juego estratégico y utilizar su poder para anular su voluntad y lograr su total y absoluta obediencia, sin tomar en consideración el dato psicológico y moral que esta acción causa a sus subordinados: mobbing laboral. Sus características son: • • • • • • • • •

• • •

Tres opciones: marcharse, pervertirse o anularse.

Ansiedad, depresión, taquicardias.

Estrés insoportable.

Anulación completa de la personalidad.

Habilidades de la inteligencia emocional a poner en marcha: • •

• •

Es un lobo con piel de cordero.

Resulta imprevisible.

Le vale todo con tal de conseguir sus fines.

Necesita compulsivamente tener más información que nadie.

Es incapaz de delegar.

Tiene desconfianza infinita hacia sus subordinados y la creencia de que él (o ella) es el mejor.

Adolece de incapacidad para sentir el dolor propio y ajeno.

Las relaciones humanas auténticas y de intimidad le suponen una carga que le desvía de su camino hacia el triunfo personal.

Se inventa un problema para tensar a la organización.

Impacto en los trabajadores: •

•

Ineficacia de las tareas y falta de competitividad.

Falta de creatividad, innovación, iniciativa y progreso.

Mientras nadie cuestiona al padre que protege, todo va bien.

No hay lucha de poderes, pero realmente las puertas de la promoción están cerradas.

Habilidades de la inteligencia emocional a poner en marcha: • • • • •

Conciencia social.

Conciencia política.

Autorregulación.

Honradez y fiabilidad.

Compromiso.

Autoconocimiento emocional.

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El jefe frívolo Es la causa de graves problemas de competitividad.

La frivolidad es una actitud enraizada en un cierto perfil de personalidad o en un tipo de aprendizaje superficial, vacío de cualquier implicación emocional profunda.

• • •

La empresa le importa poco.

La empresa es algo diferente a él.

Cree que la empresa debe funcionar sin su im-

plicación emocional y cognitiva.

• Solo se preocupa de su satisfacción personal.

• La empresa es un juguete para él.

• Delega la gestión en los trabajadores.

Combate su aburrimiento generando ideas, desafortunadamente casi siempre impracticables y nocivas, pero que le resultan divertidas.

•

Es caprichoso e infantil.

El frívolo incapaz

El frívolo por carácter

Suele ser alguien que, como dice el refrán, “no ha roto un plato en su vida”. Son personas normales sin ningún tipo de neurosis o desequilibrio emocional, pero cuando los pones a dirigir son un auténtico peligro público.

Ponga ciento cincuenta gramos de inteligencia cognitiva, cincuenta más de formación, doscientos de soberbia, cien más de necesidad de aprobación, cien de incapacidad de sentir el ridículo, cien de capacidad de manipulación, cien de inconsciencia, una pizca de humor y otra de egocentrismo. Lo pone al horno y ya tiene usted un frívolo completo.

• • • •

Puesto heredado o se ha vendido muy bien sin ser competente.

Tiene ideas simplistas sobre las motivaciones de sus trabajadores.

Siempre ha de tener a alguien por debajo con un mínimo de responsabilidad.

No son propietarios de la empresa y no suelen durar mucho.

• • •

Es inteligente.

Suele tener un grado de conciencia de las propias actitudes bastante más alto que el tipo anterior.

Tiene un fiel escudero del que espera una dedicación absoluta porque él tiene otras responsabilidades que atender.

Impacto en los trabajadores: • •

No condiciona ningún tipo de respuesta pautada, cada uno responde como es y como puede.

Algunos subordinados suplen al jefe por voluntad propia, otros maquinan para echarlo.

Habilidades de la inteligencia emocional a poner en marcha: •

Capacidad de comunicación y empatía.

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El buen jefe

El buen empleado

Es capaz de establecer objetivos que compatibilizan el progreso de la empresa con las necesidades individuales de los miembros de su equipo. Todo el mundo participa, pero el líder lidera:

También hay subordinados ausentes, omnipresentes, protectores, frívolos y perversos. Pero el buen trabajador:

• • • • • • • •

Da una importancia máxima a las relaciones con sus empleados.

Transmite ideas e integran las de los empleados con las propias, los implica.

Obtiene un mayor grado de compromiso y mayores niveles de efectividad.

Otorga atención individualizada.

Gran capacidad para la empatía.

Promueve la creatividad y las ideas innovadoras.

El buen líder convierte a sus colaboradores en agentes del cambio.

Es flexible y abierto al diálogo.

Habilidades de la inteligencia emocional a poner en marcha: • • • • •

• • •

Es trabajador.

Piensa en el bien común.

Es leal, honesto y disciplinado.

Sin embargo, el mundo está lleno de personas trabajadoras y honestas que no han llegado al lugar que ellas soñaban con llegar. Ahí es donde la inteligencia emocional tiene un papel muy importante.

Un subordinado emocionalmente inteligente goza de empatía y autoconciencia emocional: • • • • •

Sabe decir que no cuando algo no le corresponde.

Conoce sus habilidades y defectos.

Es seguro de sí mismo.

Controla las emociones.

Tiene deseo de mejora continua y de aprendizaje.

Carisma.

Autoconciendia emocional.

Empatía.

Autoconfianza.

Madurez emocional con alto grado de autoconocimiento

Nuestro triunfo laboral está influido por muchos factores, incluyendo el jefe que nos ha tocado, la situación de la empresa y el mercado, las oportunidades que se presentan, la formación y los recursos de los que se dispone. Pero el factor más importante es lo que hacemos nosotros mismos.

Con inteligencia emocional podemos superar muchos obstáculos, crear redes de apoyo, aprovechar mejor las oportunidades y, en definitiva, obtener un mayor triunfo del que hubiéramos conseguido de otra forma.

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15,50 x 23,00 Páginas: 136 Precio: 11,00 € ISBN: 978-84-368-3595-3

Para más información o concertar una entrevista con los autores: Laura Galán Ediciones Pirámide Comunicación y Prensa C/ Juan Ignacio Luca de Tena, 15 28027 Madrid 91 393 87 98 lgalan@anaya.es

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