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El Beleño
Elena Real.
¿SABÍAS QUE…
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hay multitud de plantas que desde tiempos ancestrales el hombre ha relacionado con la magia y la brujería?
Una de esas plantas se conoce con el nombre de "beleño" y se encuentra especialmente en piedras de muros antiguos y edificios históricos como el Castillo de Grisel.
El nombre de beleño deriva del latín Belenus, que era el dios galo al que se le consagró esta planta, estos pueblos guerreros envenenaban sus armas con los compuestos de esta planta. Ya los antiguos egipcios conocían el beleño y sus propiedades, al menos así queda recogido en el Papiro de Ebers, 1500 años a.C. Estos utilizaban el aceite de beleño para el alumbrado. Homero describió algunas bebidas mágicas en las que se utilizaba esta planta.
En otro orden de cosas, antes de ser descubierto el cloroformo, se utilizó esta planta para adormilar a los enfermos que iban a sufrir algún tipo de operación y, su uso más habitual conocido, era como analgésico para aliviar el dolor de muelas.
Magnifica mata de beleño en flor en la rampa de subida al Castillo de Grisel. ELENA REAL

Aparece por sus propiedades en libros antiguos de Cervantes, como en La Galatea: “tú has quitado la fuerza al beleño, con que el amor ingrato adormecía a mi virtud doliente”; o en Viaje del Parnaso: “cuya corona era de ramos de beleño santo”. Quién sabe si algún día aparecerá nombrada en algún libro del escritor borjano, Luis Zueco.
A día de hoy podemos contemplar esta magnífica planta entre los sillares de las murallas del castillo. Sorprende que haya

Otra mata de beleño entre los sillares de la muralla exterior del Castillo de Grisel. ELENA REAL
brotado de forma natural solo entre esta estructura medieval, y que no se prodigue en otras zonas cercanas, ni siquiera dentro del propio castillo. Quizá, quién sabe, sus semillas estuvieran todavía ocultas entre algunos de sus estratos. Y con la restauración del castillo, al mover piedras y trasladar materiales, esas semillas salieran de nuevo a la luz, después de muchos años y hayan encontrado donde germinar y proliferar.
Está claro que su función actual queda muy alejada de los usos de antaño, pero su estampa nos evoca tiempos pasados que a buen seguro se vivieron entre los muros de la fortaleza de Grisel. ●
